Las aguas negras que corren a cielo abierto por el encauzamiento provocan malos olores e incluso enfermedades, denunciaron los vecinos que viven en las márgenes de esta obra
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Amílcar Juárez
22 de marzo del 2022
Chilpancingo
El encauzamiento del Río Huacapa que se ha convertido en desagüe de aguas negras y que en el 2013 sufrió daños por el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel no ha tenido un tratamiento adecuado de sus descargas y funciona parcialmente.
La planta tratadora de aguas residuales localizada en Petaquillas fue puesta en marcha en el 2011 durante el gobierno del perredista Zeferino Torreblanca Galindo.
La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (CAPACH) informó que esta planta fue construida para una capacidad de tratar 250 litros de aguas residuales por segundo. Llegan a través de 24 barrancas de Chilpancingo.
Pero hasta el momento dicha planta que es administrada por la Comisión de Agua, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG) no funciona al cien por ciento, dijeron los de CAPACH.
Las aguas negras que corren a cielo abierto por el encauzamiento provocan malos olores e incluso enfermedades, denunciaron los vecinos que viven en las márgenes de esta obra.
Ana quien tiene su vivienda entre las calles Moisés Guevara y el Paseo Alejandro Cervantes, señala que el río siempre ha generado olores fétidos que se agudizan en los meses de abril y mayo por las intensas oleadas de calor.
Los colonos de la Juan N. Álvarez, que se ubica sobre el encauzamiento, aprendieron a convivir con la situación, pues reconocen que no pueden hacer más.
“Aunque nosotros quisiéramos hacer algo no podemos, el gobierno es el que tiene la maquinaria y el dinero para desazolvar el río cada temporada”, reclamó Ana.
Chilpancingo da el 83 por ciento de las aguas negras al Huacapa
De acuerdo con la tesis académica La Gestión del Saneamiento en la Cuenca del Río Huacapa-Río Azul, que realizó el estudiante del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTG) Armando Catalán Castro, Chilpancingo aporta el 83% de las aguas residuales descargadas en el Río Huacapa, el resto lo hacen las comunidades pequeñas como Amojileca y Petaquillas.
Estas aguas sucias van a desembocar al Río Azul que se ubica en el municipio de Quechultenango.
De acuerdo con este estudio académico la condición topográfica de Chilpancingo sirvió para que el cauce del Río Huacapa fuera utilizado como receptor natural de aguas residuales que generan los pobladores.
Esas condiciones convirtieron al río Huacapa en un canal a cielo abierto de aguas residuales, lo que genera los olores fétidos que afectan a 40 colonias que están asentadas en sus márgenes.
Algunos vecinos de estos asentamientos humanos recuerdan que antes el río Huacapa era un espacio libre de agua negras, y fue por el crecimiento de la ciudad que se comenzó a verter las aguas residuales.
“Yo he vivido toda mi vida aquí y recuerdo que antes en el Huacapa no era de agua negras, salíamos y lavábamos ropa y nos bañábamos”, recuerda Ana.
Desde que encauzaron el Huacapa las familias que viven en sus márgenes sufren los malos olores, y de acuerdo con un informe realizado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), provoca daños a la salud.
“El río Huacapa presenta serios problemas de contaminación, teniendo en esta zona un foco de infección muy fuerte que afecta principalmente a niños, y adultos mayores”, dice la tesis del estudiante Armando Catalán Castro.
El encauzamiento del Huacapa tiene siete kilómetros que inician en la colonia de la San Rafael Norte y concluye en el Fraccionamiento La Cinca.