Este perfil fue elaborado por Reporteras en Guardia, un colectivo independiente y sin filiación política conformado por más de 100 periodistas, editoras y realizadoras de 24 estados de México y de su capital, entre ellos Guerrero, con la finalidad de realizar las historias de las y los periodistas asesinados y desaparecidos del año 2000 mil al 2019
Texto: Paulina Martínez/Reporteras en Guardia
19 de marzo del 2020
Autlán de Navarro, 1991-2017
Asesinado con arma de fuego.
Ningún detenido.
En la plaza del centro de Autlán, bajo el calor húmedo de la costa sur de Jalisco, un niño de 6 años se convirtió en voceador del semanario El Costeño. De cada nueva edición, el pequeño Jonathan Rodríguez Córdoba vendía hasta 200 ejemplares.
Ya de adulto, siguió colaborando junto con sus hermanos Sarahí y David en la publicación dirigida por sus padres, Héctor y Sonia. Lo mismo vendía El Costeño que visitaba a anunciantes y lectores, y si se necesitaba a alguien que atendiera a la prensa, también lo hacía.
La tarde del lunes 15 de mayo de 2017, Jonathan fue asesinado; tenía 26 años. El auto en el que viajaba acompañado de su madre fue atacado por un grupo armado. Sonia sobrevivió, pero aún tiene una bala alojada en la columna. El vehículo recibió 25 impactos.
Tres días antes de la agresión, el viernes 12 de mayo, Sonia fue informada por la Policía Federal de una llamada anónima en la que amenazaban de muerte a sus hijos. Le dijeron que tenían identificado el automóvil que usaban Jonathan y David.
Héctor relató a Artículo 19 que el domingo vio a una camioneta negra rondar y finalmente estacionarse frente a su casa, después de que una patrulla municipal les señaló el lugar. Ese domingo acudieron con el alcalde Fabricio Corona para denunciar el hecho, y al día siguiente ocurrió el ataque.
Jonathan era abogado; en la mañana trabajaba en el Juzgado Municipal como notificador, en el área de Seguridad Pública, y en la tarde se encargaba en El Costeño de la fuente policiaca. Su última investigación, sobre agentes locales involucrados en la delincuencia organizada, no llegó a publicarse por la falta de un testimonio concluyente.
“Sentía mucha impotencia por el sistema de justicia, (Jonathan) sabía que no contábamos con la Policía Municipal”, recuerda Sonia.
Su trabajo como notificador, su labor como reportero y los problemas que tenía con su novia fueron las líneas de investigación seguidas tras su asesinato. Hasta la fecha, no hay detenidos. La carpeta 754/2017 de la Fiscalía General del Estado de Jalisco sigue abierta.
Todos en su familia pensaban que Jonathan sería veterinario: “Llevaba animales a su casa para cuidarlos”, cuenta Sarahí. Pero desde niño también acompañaba a sus papás para aprender el oficio de periodista.
Practicaba taekwondo con sus hermanos, jugaba futbol y tenía una moto. Su familia lo describe como hiperactivo e impaciente.
Disfrutaba ir a la playa con sus amigos, le gustaban las fiestas y la música de banda, recuerda Omar, amigo de Jonathan desde la infancia.
“No le tenía miedo a nada, era muy enamorado el cabrón, muy noviero”, refiere su amigo. “No discriminaba a nadie, era muy popular”.
Sonia, diseñadora gráfica, y Héctor, ingeniero, decidieron fundar El Costeño hace 25 años, después de colaborar en un periódico de la región llamado La Voz, donde se iniciaron en el periodismo.
El semanario, que cubre las regiones Sierra de Amula y Costa Sur, contiene información de política, salud, deporte, entretenimiento y seguridad pública. Se vende a 7 pesos el ejemplar y se sostiene con la publicidad de empresas de la zona y de instituciones oficiales.
Autlán forma parte de la Costa Sur, considerada una de las regiones más peligrosas del estado por la presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación. Es también uno de los nueve municipios del llamado “cinturón rojo” de la desaparición en la entidad.
El 21 de marzo de 2018, la Comisión Estatal de Derechos Humanos emitió la recomendación 3/2018 en la que señalaba que Autlán con 56 casos, La Huerta con 47, y Cihuatlán con 41, registraban entre 2008 y 2017 el mayor número de desapariciones en la región.
Después de la muerte de Jonathan, en Autlán se preguntaban si El Costeño seguiría publicándose. Su familia considera que el mejor homenaje que pueden brindarle es continuar informando. “Vamos a hacer que valga la pena estar vivo”, asegura su madre.
Tras el atentado, el semanario permaneció cerrado un mes, mientras Sonia se recuperaba. Seis de sus trabajadores renunciaron, incluido el impresor.
Actualmente, el semanario continúa con su labor informativa. No han recibido nuevas amenazas, pero su sede en Autlán es vigilada de manera permanente por policías municipales y estatales.
Este trabajo fue elaborado por el equipo de Reporteras en Guardia y lo reproducimos con su autorización