En el 2021, Amapola, periodismo transgresor contó la historia del surgimiento de esta cafetería que daba cobijo a otros emprendimientos, hoy ya son una comunidad de mujeres que hacen bazares y que ofrecen talleres desde un espacio de autogestión
Texto y Foto: Beatriz García
Chilpancingo
Lunes 22 de septiembre del 2025
Selva Verde comenzó como una cafetería y viró a espacio de apoyo mutuo entre emprendedores y emprendedoras. En estos momentos es una comunidad de mujeres emprendedoras que hacen bazares y que ofrecen talleres en un nuevo espacio de autogestión.
En el 2021, Amapola, periodismo transgresor contó la historia de Selva Verde, que estaba ubicado en el fraccionamiento Villas Silvestre, en el andador Tulipanes número 8 (en la periferia de la ciudad) a cargo, como hasta ahora, de la psicóloga y repostera Martha Alicia Hernández Monroy.
En Villas Silvestre fue una pequeña cafetería verde: murales de ese color y las plantas colgaban del techo. Ofrecía café de la región y algunos preparados o mezclas de especias, además de postres saludables, por ejemplo, libres de gluten y sin azúcar.
El pequeño espacio también daba a productos de emprendedoras y emprendedores de diferentes partes del estado, tanto de comestibles, como de cosmética, ropa, entre otros. Ahí comenzaron a ofrecer algunos talleres y tardes de cine para niños.
Alicia nos recibió en un nuevo espacio que significa una evolución del proyecto, que ahora lleva de la mano con mujeres emprendedoras, productoras, artesanas, pintoras. Está ubicado en la calle Juan Ruiz de Alarcón, en el centro de la ciudad de Chilpancingo.
Cada sábado, en este espacio de autogestión, Alicia o alguna otra emprendedora abre las puertas del espacio para ofrecer los productos de la colectiva: playeras, bordados, artículos para gatos, productos de cosmética natural. En marzo del 2024 abrieron el nuevo espacio al impartir un primer taller de estampado o decoración con servilletas de papel, pero Selva Verde seguía como cafetería en Villas Silvestre.
Alicia narró que conforme fortalecían esta nueva versión del proyecto se sumaban más mujeres, lo que les permitió crear una red de apoyo y de fortalecimiento mutuo.
Con esos cambios observó que los talleres que impartían en este lugar del centro tenían convocatoria, y concluyó que era momento de cerrar el ciclo de Selva Verde como cafetería. Lo que sucedió en junio del año pasado.
Después planteó a las emprendedoras trasladarse al lugar de la avenida Juan Ruiz de Alarcón para hacer bazares e impartir talleres de manera periódica; juntas como una red, convirtieron el proyecto en una espacio de apoyo mutuo.
Comenzaron a impartir con más recurrencia los talleres de pintura, costura, bordados, pasta flexible, intervención de textiles, moda sustentable, crochet. Cuando realizan estos talleres monta un bazar grande, con al menos 15 emprendedoras durante tres o cinco días consecutivos. Solo los sábados que abren hay un estand con los productos que ofrece el colectivo.
Alicia continúa con la elaboración de sus postres, los hace por pedidos y también durante los bazares programados. Los anuncian en su página de Facebook (SELVA VERDE) e Intragram (selva_verde).
Esta satisfecha con este nuevo formato de emprendimiento, porque nota que los clientes sienten mayor confianza y las emprendedoras también están seguras. Por ejemplo, si las emprendedoras tienen que ir por sus hijas e hijos a la escuela, van sin problema o temor, porque alguna de sus compañeras queda a cargo de su negocio o hacen turnos por horarios.
Otro beneficio que ha observa en este modelo de red es que pueden ofrecer talleres los viernes de consejo técnico, es decir, los días que alumnos de educación básica no tienen clases, pero que las mamás o los papás que trabajan necesitan un espacio para dejar a sus hijas e hijos.
El próximo bazar agendado por estas emprendedoras es para noviembre, los detalles los difundirás en sus redes sociales.