Mujeres que luchan para vivir con dignidad

A través de su organización Diseños Celestiales, Rosa Mani Arias, lleva su programa a mujeres en rehabilitación de adicciones y en reclusión en el penal femenil, a quienes brindan herramientas para crear productos que puedan vender, generar ingresos y dar un giro a sus vidas.


Texto y Foto: Anabel Rojas/La verdad Juárez

Miércoles 6 de noviembre del 2024

Chilpancingo 


Ciudad Juárez– Es jueves por la tarde. La rutina se rompe en este lugar donde decenas de mujeres permanecen para tratar sus adicciones a las drogas. Durante un par de horas escuchan la experiencia de vida de otras mujeres, oran y, luego, con sus manos moldean globos con trozos de papel periódico, engrudo y con papel de china de distintos colores.

 

Trabajan en crear un globo aerostático que sirva de centro de mesa en alguna celebración. En otras ocasiones, su creatividad se convierte en esferas navideñas, veladoras y otros productos que trabajan de forma manual para amplían su creatividad y habilidades, vender, además de buscar dar un giro a su vida.

 

El objetivo es llegar a mujeres que se encuentran en condiciones altamente vulnerables y brindarles un poquito de alegría y de herramientas para crear productos que puedan vender y generar ingresos, dice Rosa Mani Arias, quien a través de su organización Diseños Celestiales lleva este programa de mujeres a mujeres en rehabilitación de las drogas.

 

Es una forma de ofrecer una vía para que, una vez rehabilitadas, puedan emprender, generar ingresos con lo que aprenden en el taller, donde se les ofrecen herramientas para aprovechar su segunda oportunidad, explica la mujer que también trabaja con mujeres recluidas en el penal femenil de la ciudad.



Esta tarde de octubre. Rosa Mani comparte con mujeres de Dame la Mano, un centro de rehabilitación en la ciudad. Ahí en el patio del lugar se reúnen más de 40 internas, todas visten de rosa.

 

Todas esperan con ansias los jueves, porque es el día en que el equipo de Diseños Celestiales las visita, rompiendo su monotonía, dice Marlet Jazmín Ramírez Pérez, de 30 años, quien desde marzo vive en el lugar. Actualmente ella está rehabilitada y ayuda en la recepción del centro.

 

Las mujeres escuchan atentamente el mensaje que ese día comparte Rosa Mani y otras mujeres que la acompañan.

 

Armada con una laptop y un celular, Rosa, de pie en el centro del lugar, les pregunta si conocen a Frida Kahlo, Marie Curie, Malala Yousafzai y la Madre Teresa de Calcuta; enseguida les muestra las fotos y les cuenta sus historias y por qué son mujeres valientes e importantes en la historia, y luego comenta que no son muy distintas a ellas.


Rosa Mani dirige la conversación ante mujeres de Dame la Mano


Marlet se suma con la lectura de una carta donde las mujeres en rehabilitación comparten la importancia de esta actividad en sus vidas: “A través de los talleres hemos aprendido a comprender la palabra de Dios de manera profunda y aplicable a nuestras vidas. Nos enseñan el poder transformador de ser mujeres, creadas con una esencia especial capaces de dar amor y construir un nuevo futuro sin importar las dificultades del pasado”.

 

Luego de la plática se dispersan entre las mesas instaladas para trabajar, donde se organizan en grupos que encabezan cada una de las mujeres que acompaña a Rosa Mani para trabajar con las internas.

 

Conversan, inflan globos, cortan trozos de papel periódico, también de papel de china de distintos colores, se aconsejan sobre cómo avanzar más rápido.



Rosa Mani, las guía, luego las observa. Dice que tiene cuatro años dando estos talleres, primero lo hizo en en albergues para migrantes, en ese momento había una concentración masiva de personas en movimiento en la ciudad. Luego en flujo migratorio bajo y volteo a otros lugares donde compartir con mujeres.

 

Ella es una trabajadora social originaria de la Ciudad de México, que hace ocho años llegó a esta frontera deportada de Estados Unidos, por el puente internacional Paso del Norte, por donde miles de personas son retornadas por el gobierno estadounidense.

 

Decidió instalarse en esta frontera, incluso sin conocer a nadie, dice y liuego reflexiona que en aquella madrugada del 2016 nadie le anticipó que con su trabajo tocaría la vida de otras personas.

 

Las visitas a los centros de rehabilitación en el penal femenil nacieron luego de que el año pasado comenzó a dar talleres en la colonia Revolución Mexicana, después los ofreció en la colonia Azteca. De ahí surgió el grupo que la acompaña, a quienes al terminar su curso les cuestionó “Ya aprendimos, ¿y ahora qué vamos a hacer?”, recuerda Rosa.

 

Luego les propuso “ir a esos sitios donde nadie va”. Así fue como comenzaron a dar el curso en el Cereso femenil en el que atienden a 25 mujeres.

 

El programa está diseñado para impartir dos horas de acompañamiento cada semana, durante dos meses. En el penal para mujeres se dan los martes; mientras que en Dame la Mano se hacen los jueves, donde atienden a 43 mujeres.

 

Las internas de Dame la Mano agradecen a las mujeres del equipo de Rosa Mani, porque dicen: “no solo han sido ejemplo de resiliencia y valentía, sino que también han contribuido con su talento, creatividad y trabajo en equipo. Gracias a ellas este proyecto sigue creciendo y brindando esperanza a muchas más mujeres en situación de vulnerabilidad”.



Las autoridades del Cereso lanzan la convocatoria, comenta Rosa, y se seleccionan de las primeras que se inscriben, el resto quedan en la lista de espera para cuando vuelvan a iniciar el taller.

 

Karolina Velázquez De Banda es parte del equipo de Diseños Celestiales y cuenta que su esposo trabaja desde hace tres meses con Rosa, por lo que supo del curso y decidió sumarse para compartir.

 

La primera tarde que sirvió, regresó y le contó a su esposo que en realidad sintió que había recibido mucho más de lo que dio, cuenta.

 

“Uno quiere venirse muy preparada, pero ellas, la verdad, son las que nos enseñan a nosotras…cuando platicas con ellas, pues te vas dando cuenta de que todo tiene un porqué, no, el porqué de la situación que ellas tomaron ese tipo de decisiones”, expresa Karolina, quien es la integrante más joven del equipo de Diseños Celestiales.

 

En el curso se abordan temas como “Nunca permitas que te digan que no puedes”, “La valentía” y “El esfuerzo”, que ayudan a las mujeres a impulsarse y reconocerse merecedoras de una nueva oportunidad para su vida, explica Rosa.

 

Marlet cuenta que casi todo el día escuchan temas relacionados con la palabra de Dios, pero Rosa da un poco más; aunque también habla de Dios, aterriza los temas a la realidad humana, lo que permite que las mujeres se identifiquen y sientan que pueden hacer cambios en su vida.

 

Ella lo perdió todo: su matrimonio, su casa y sus hijas, tras consumir sustancias durante dos años, pero ahora está limpia y sigue los pasos necesarios para recuperar lo más valioso para ella: sus hijas, con quienes aún no puede encontrarse.

 

Por esto prefiere ir lento esta vez. Aprovecha la oportunidad para aprender de los talleres de Rosa, para que cuando salga, tenga la manera de producir y mejorar su economía.

 

“Aquí dentro no me falta nada, tengo un techo donde dormir, tres comidas al día, tengo un baño, una cama, o sea, prácticamente todo para sobrevivir”, comenta Marlet, quien ha sido ejemplo para otras compañeras que también han decidido esperar un poco más para salir, e igualmente realizan la estancia extendida.

 

La directora de Dame la Mano, Dulce María González Soto, dice que cuando terminan su rehabilitación de su adicción a las drogas, algunas mujeres deciden quedarse en un período de estancia extendida, durante el cual sirven en el centro y tienen salidas esporádicas para ir integrándose poco a poco a la realidad, como es el caso de Marlet.



En su experiencia, muchas personas critican a quienes deciden quedarse, tachándolas de no afrontar su realidad; sin embargo, Dulce cree que aceptar que necesitan más tiempo es ya un acto de valentía, y reconoce que, en última instancia, la lucha de estas mujeres no está ni dentro ni fuera del centro, sino en sus propias mentes.

 

“Es como un poquito minimizar la valentía de las que estamos aquí, luchando día a día … la valentía de afrontar mis miedos, inseguridades, mis adicciones en un ambiente controlado, pues estoy siendo valiente, la mayoría de las personas (fuera del centro) nada más viven su vida sin afrontar todos sus conflictos”, afirma González Soto, quien se rehabilitó de una adicción hace años.

 

Entre las manualidades que se enseñan durante los dos meses del taller está la creación de esferas navideñas, tejas decorativas, veladoras, cuadros de madera, rosas eternas entre otros productos. Estos se venden a la comunidad, y las ganancias se reparten en un 50 por ciento para el programa, con el fin de seguir comprando materiales para los siguientes talleres, y el otro 50 para las internas que los fabricaron.

 

Al finalizar las ocho semanas, se hace una graduación en la que visten togas y birretes. Y, sobre todo, las mujeres reconocen que en sus manos tienen una herramienta para su futuro.



Son 13 las mujeres que colaboran en Diseños Celestiales. Juntas preparan el material para cada clase, teniendo cuidado de lo que se ingresa, ya que cada centro tiene reglas sobre lo que pueden meter.

 

Los materiales hasta ahora han sido financiados por Rosa Mani o por donadores de la sociedad civil, la mayoría de las personas que en el pasado fueron ayudados por ella mientras servía en los refugios para personas en situación de movilidad o miembros de la comunidad LGBT.

 

“Ahorita te estoy contando y tengo la piel chinita. El sembrar, o sea, siembras, sí, no sabes, tú no sabes lo que estás haciendo hoy, tú no sabes cuándo una de esas mujeres se voltea y te diga, sabes que cambiaste mi vida, cambiaste mi vida, vamos a cambiar más vidas”, comparte Rosa.

 

Al finalizar la jornada, las mujeres forman un círculo con sus brazos entrelazados mientras entonan una canción que termina en una lluvia de abrazos y, luego, un hasta la próxima.

 

El deseo de quienes integran Diseños Celestiales es continuar apoyando a las mujeres de Ciudad Juárez y hacer que el proyecto sea autosustentable, para no depender de donaciones. Por ello, invitan a la comunidad a que, si alguien quiere contribuir con el equipo, puede comprar alguno de los productos creados en estos talleres, comunicándose a la página de Facebook Diseños Celestiales para obtener más información.

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