t-integrantes-FUNPEG-conferencia-denuncia.jpg: Chilpancingo, Guerrero 26 de septiembre del 2014//Integrantes del FUNPEG, en conferencia de prensa denunciaron los hechos, por la represión que sufrieron los normalistas de la normal rural de Ayotzinapa, en la ciudad de Iguala, donde hay un estudiante muerto, uno herido y 20 detenidos, declararon. Foto: Jessica Torres Barrera

El Comité Estudiantil era una coladera de información durante la lucha por los 43

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Texto: Amapola Periodismo

Foto: Jessica Torres Barrera

Este texto fue publicado el 11 de septiembre de 2022

Chilpancingo


Lo primero que supe cuando ingresé a la Normal Rural de Ayotzinapa fue la palabra infiltrado, porque cuando llegas es lo primero que te informan los integrantes del Comité Ejecutivo Estudiantil. Te hablan de sucesos que ocurrieron en otras generaciones para saber qué hacer si identificamos a alguno.

En mi época la infiltración tuvo sentido hasta que pasó la desaparición de 43 de nuestros compañeros.

En mi generación (2013-2017), el secretario general de la dirigencia estudiantil de Ayotzinapa fue David Flores Maldonado, a quien apodaban La Parka.

Supimos que había estudiantes que pasaban información a gente del gobierno, quizá porque eran de su familia. Bueno, yo tenía unos amigos en el Congreso del Estado y en el Palacio de Gobierno, y no por eso les avisaba o les informaba lo que ocurría en la escuela.

Durante el movimiento inmediato para exigir la presentación con vida de los 43 ocurría algo curioso: al llegar a los lugares donde se harían las protestas ya estaba lleno de policías antimotines. Con eso nos dimos cuenta que desde el mismo Comité Ejecutivo Estudiantil alguien pasaba información.

El Comité avisaba sobre una actividad, por ejemplo, que marcharíamos, y nos indicaban que apagáramos los celulares o los pusiéramos en modo avión, pero nada de eso servía, porque cuando llegábamos al lugar de donde saldríamos o concluiríamos ya había policías.

Me acordé de El Pepino, un compañero que era de la generación de los 43, sobrino de un empleado de Casa Guerrero, residencia oficial del gobernador en turno, que se salió de la Normal después de lo que pasó en Iguala, porque según él tenía mucha presión.

Provenía de Acapulco, pero dijo que se iría a Puebla. Su comportamiento antes del 26 de septiembre de 2014 era normal. Se encargaba de la relación con las organizaciones sociales, por su encomienda en la cartera de Relaciones Exteriores. Después se comportó raro. Lo veíamos en restaurantes y nos pasó por la mente de que era policía. Cuando se retiró nunca más supimos de él, bloqueó sus redes sociales.

Es el único que recuerdo como sospechoso, pero al igual que él pudo haber varios. Después de la desaparición de los 43 muchos estudiantes de primer año desertaron por temor.

Antes de la noche de Iguala los representantes de la normales rurales tuvieron una asamblea nacional en Amilcingo, Morelos, para planear la marcha del 2 de octubre de 2014.

Cuando llegaron nuestros representantes nos informaron que Ayotzinapa tenía que cooperar con los camiones para que todos los normalistas rurales comisionados asistieran a la marcha en la Ciudad de México.

Algunos miembros de la base estudiantil opinaron que debían reconsiderarlo porque era inviable que los estudiantes de nuevo ingreso consiguieran 15 autobuses, pues, ellos apenas tenían unos días de ingresar y los de segundo y tercero no podían porque andaba en prácticas, pero el secretario general y el secretario de Comunicación, a quien conocíamos como El Marquelia, estaban alegres y dijeron que sí se podía, porque, además, era un encargo de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), la máxima congregación del normalismo rural.

Esto implicaba que todas las comisiones del resto de normales rurales del país llegarían a Ayotzinapa para salir hacia la Ciudad de México.

En realidad esta decisión la tomó La Parka, porque así era él. Tomaba las decisiones y luego avisaba a la base estudiantil.

Desde que llegó a la Normal se perfiló para secretario general del Comité Ejecutivo Estudiantil. Primero se ganó a los estudiantes de Costa Grande, de donde es originario. Los invitaba a tomar o les dejaba meter cervezas; rompían las reglas. Todos ellos consiguieron la expulsión de Ángel Cegueda, el anterior secretario general.


Fotografía: Jessica Torres Barrera

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