Quieren justicia no paliativos por eso padres y madres de los 43 no están en el padrón de víctimas de la CEAV
Texto: Amapola periodismo
Fotografía: José Luis de la Cruz
26 de septiembre de 2021
Chilpancingo
Los padres y las madres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa que hoy cumplen siete años buscando a sus hijos renunciaron a estar en un padrón de víctimas de la violencia con el que tendrían acceso a servicios de salud, además de otros beneficios, porque recibirían del Estado paliativos y su lucha es por justicia.
“Las madres y los padres asumieron la posición de no limitar a una dádiva su exigencia de justicia”, declaró José Filiberto Vázquez Florencio, director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello.
Indicó que en los hechos las madres y padres han postergado la atención de su salud por la búsqueda de sus hijos.
La consecuencia de esta decisión ha sido una factura alta para el mismo movimiento: dos padres y una madre ya murieron por enfermedad.
Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodríguez Bello, fue la primera. Falleció de cáncer el 5 de febrero del 2018 en Omeapa, municipio de Tixtla, de donde era originaria.
Por la madre de Everardo, Vázquez Florencio decidió crear el Centro de Derechos de las Víctimas.
Las madres y padres tienen la atención de salud como cualquier otra persona en este país, acuden a los centros a pedir atención.
El gobierno federal propuso un enlace en la Secretaría de Salud para que tuviera contacto con las madres y los padres en caso de requerir atención médica urgente.
Ese enlace es la única diferencia entre los progenitores de los 43 normalistas desaparecidos y cualquier otro ciudadano a pesar de que por su actividad están sujetos a constante estrés emocional y por ello proclives a enfermarse.
Aparte de Minerva Bello murieron también Saúl Bruno Bello, padre de Saúl Bruno García, quien falleció de covid el pasado 22 de agosto, en Los Magueyitos, municipio de Tecoanapa, en la región de la Costa Chica. Tenía varios padecimientos: diabetes y también enfermo de los pulmones y los riñones.
El otro padre que falleció es Bernardo Campos Santos, progenitor de José Angel Campos Cantor, quien padecía de la diabetes y se le habían amputado tres dedos del pie. Cuando Bernardo Campos falleció estaba internado en el Hospital de Nutrición de la Ciudad de México.
Vázquez Florencio, quien es clérigo y acompañó el movimiento de los 43, compartió que Bernardo o El tío Venado como le decían de caiño, nunca decayó su ánimo de que se recuperaría y que saldría del hospital para continuar con la búsqueda de su hijo. Vázquez Florencio recuerda al Tío Venado como una persona optimista.
El clérigo apoya la decisión de las madres y padres de no estar integrados al padrón de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) porque este órgano no cumple el papel de proporcionar un acompañamiento integral a las personas afectadas por la violencia.
“Una despensa, una cantidad mensual y atención a la salud son paliativos si lo que están exigiendo es justicia”.
Las ilustraciones tienen el crédito en la parte inferior y fueron retomadas desde este perfil