Abel (de 19 años) fue asesinado el pasado 29 de agosto; sus hermanos Héctor (28 años) y Martín (26) están desaparecidos desde hace tres años y ocho meses. Abel forma parte del Colectivo de Familiares en Búsqueda María Herrera
Texto: Margena de la O
Fotografía: Oscar Guerrero
Chilpancingo
Jessica llegó a Chilpancingo a vivir con una de sus tías a la colonia del PRI cuando salió de Acapulco huyendo de su anterior pareja porque “la golpeaba mucho”, alguna vez le dijo a una de sus vecinas de la colonia CNOP, sección B, ubicada al oriente de la ciudad, donde vivió hasta el sábado 17 de septiembre pasado con su hija y una nueva pareja.
La niña, que la vecina calcula no rebasa ni los tres años, es hija de su ex marido. Por esa violencia que vivió Jessica, y muy probable su hija, supo la misma vecina, que en su momento buscó ayuda en la Secretaría de Mujer (Semujer), pero nunca trascendió su petición, y por esa razón decidió huir de él, pero, al final, al parecer descubrió donde vivía en Chilpancingo.
Entre el 17 y 18 de septiembre, en los medios de comunicación circuló la noticia de que la noche de ese sábado una mujer de 31 años, de nombre Jessica, que vivía en la calle Caritino Maldonado de la colonia CNOP sección B, fue asesinada con arma blanca; la lesionaron del cuello y el tórax. Fue degollada.
El feminicidio de Jessica ocurrió en la casa donde vivía con su pareja y su hija. El agresor intentó quemar el cadáver y el lugar, pero el fuego no se propagó porque, supone la vecina, en el cuarto hay mucha humedad.
Lo que se lee en las noticias del hecho, sustentada en los reportes policiacos y de la Fiscalía General del Estado (FGE) es que el cadáver de la mujer tenía quemaduras, porque él o los agresores incendiaron su habitación. Los familiares o vecinos supieron del crimen porque entraron después de ver que salía humo del cuarto.
En la colonia se sabe que Jessica estaba en casa sólo con su hija. La vecina cree que la pequeña fue testigo del asesinato de su madre, pero desconoce por qué razón su pareja no estaba ahí.
Después de los hechos, la FGE sólo informó que abrió una carpeta de investigación contra quienes resulten responsables por el feminicidio en agravio de Jessica.
La Fiscalía nunca ofreció detalles de quién podría ser el autor del feminicidio, pero la vecina de Jessica, quien la escuchó contar del trato que le daba su ex pareja, ve en ese antecedente un indicio de la razón de su destino.
Jessica es una de las cinco mujeres que asesinaron en Guerrero entre el sábado 17 y el lunes 19 de septiembre. Cuatro de estos asesinatos ocurrieron en Acapulco (tres) y en Chilpancingo (uno) en menos de 24 horas.
Sólo en ese fin de semana ocurrieron la mitad de los asesinatos de mujeres documentados en septiembre, mes en el que asesinaron a 10, y el de Jessica fue el de las circunstancias y características más descarnadas, porque pone en evidencia la saña feminicida, con que las mujeres son castigadas sólo por el hecho de serlo.
Dentro del mismo fin de semana mataron a otras tres mujeres en circunstancias parecidas, hubo hijos presentes en la escena de sus crímenes. Entre la tarde y noche del domingo 18, dos mujeres jóvenes, porque en los reportes policiacos les calcularon unos 18 años, fueron asesinadas a balazos en la colonia La Mica de Acapulco; desde un vehículo les dispararon mientras caminaban sobre la esquina de las calles Cacahuates y Limones. Una de ellas llevaba un bebé de unos siete meses, a quien hirieron, pero se salvó porque los familiares llegaron y lo llevaron a un hospital.
Para la madrugada del lunes 19, es decir unas horas después, mataron en Marquelia a Kelly cuando dormía en su casa. En el reporte policiaco le calcularon unos 18 años. Tenía un hijo de pocos meses de nacido, quien estaba con ella.
A Kelly entraron hasta su casa a matarla.
Las víctimas del mes
En total, en septiembre asesinaron en Guerrero a 104 personas, 94 hombres y 10 mujeres. La mayoría son hombres, pero los crímenes de mujeres son destacados en el bloque anterior por los patrones de saña evidenciados en el contexto.
Este número de víctimas de septiembre es resultado de la documentación que lleva Amapola, periodismo transgresor sobre los asesinatos que son publicados a diario en los medios de comunicación locales. El saldo es mayor en comparación con el mes anterior, donde fueron documentados 92 víctimas de homicidios dolosos, cifra que corresponde a los números del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP); la dependencia difundió que este mes era el de menos homicidios en lo que iba del año.
El mes pasado, la dependencia reportaba una disminución de 36 casos en comparación con el mes de julio, donde documentaron 128 víctimas, pero en septiembre, en referencia al conteo de este medio, las estadísticas tuvieron un nuevo repunte, con 12 casos más. Aun así, en septiembre hay menos casos que en julio.
De los 30 días de septiembre sólo en dos no hubo víctimas, pero en otros casos, en un sólo día hubo hasta nueve víctimas, como ocurrió el 21, en seis hechos distintos asesinaron a ocho hombres y una mujer. En otros tres días diferentes del conteo hubo saldo de ocho víctimas, es decir, que tan sólo en cuatro días del mes, se contabilizaron 33 víctimas.
El mayor número de víctimas lo concentran tres municipios: Acapulco con 49, Iguala con 18, y Chilpancingo con seis. Juntos suman 73 casos, es decir, un 70.1 por ciento de la cifra total de víctimas de septiembre.
Los resultados de este conteo sostienen lo expuesto al principio de septiembre en este medio, acerca de que Acapulco ocupaba el quinto lugar de las 50 ciudades más violentas del país, aún con operaciones policiacas de por medio para disminuir delitos.
Esta coincidencia, el crecimiento del número de homicidios en lugares donde es reforzada la seguridad, apela a reflexionar la violencia de manera diferentes, es decir, sobre quienes la generan. En este reporte, Iguala es la segunda ciudad con más homicidios en Guerrero durante septiembre, aun cuando el alcalde David Gama Pérez informó a principios del mes que seguía en coordinación con el Ejército, la Marina y la Policía Estatal para la seguridad en su municipio, de acuerdo con lo que publicaron algunos medios.
En Iguala está fuera de funciones la Policía Municipal desde el 18 de marzo del 2021 para capacitación y aplicarles exámenes de confianza; es la segunda ocasión que desarman y sacan de funciones a los agentes municipales después de los hechos en que desaparecieron a normalistas de Ayotzinapa (26 de septiembre del 2014), donde se confirmó la participación de miembros de la corporación.
La confirmación de un crimen
Era 1 de septiembre cuando sus hermanos confirmaron que una parte del cadáver de Abel estaba en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo, el asunto complicado sería decírselo a su mamá, pero cuando llegaron a casa ya lo sabía, una vecina, que desconocen cómo lo supo, se lo contó.
Abel tenía 19 años, era hijo de Rosario, una mujer de unos 45 años que en total tuvo cinco hijos, pero ahora sólo dos están con ella. Abel fue asesinado y Héctor (de 28 años) y Martín (de 26) están desaparecidos desde hace tres años y ocho meses, es por esa razón que Gema Antúnez Flores, quien coordina el Colectivo de Familiares en Búsqueda María Herrera, conoció a Abel.
El joven formó parte de las actividades de búsqueda del colectivo, con el propósito de localizar a sus hermanos, a quienes se lo llevaron unos hombres que interceptaron el taxi en el que llegaban a su casa. Abel dejó de asistir a las búsquedas para trabajar y aportar para los gastos de su casa. Su madre trabajaba en el aseo de casas.
Lo que sabe Antúnez Flores de caso de Abel es que trabajaba en una tienda de conveniencia cerca de Petaquillas, el pueblo más cercano a la ciudad de Chilpancingo, y que el 29 de agosto salió de su casa, de la que sólo se mencionará que está cerca de una barranca, para ir a trabajar a la tienda, donde se sabe cubrió turnos hasta la noche.
Ella sabe, por lo que le han contado los familiares, que Abel salió de la tienda y se vio con su novia, porque fue ella quien después le hizo saber a la familia que estaban juntos cuando unos hombres de un carro los alcanzaron, los subieron al vehículo y se los llevaron, pero a ella la soltaron.
Los familiares no lo buscaron pronto porque pensaba que andaba con los amigos. Antúnez Flores describe a Abel como un joven tranquilo, quien trabajaba para mantener a su mamá que es diabética.
Cuando la novia avisó a una prima de Abel lo que les pasó y ésta le dijo a su mamá para que le contara a Rosario –la mamá de Abel no conoce a quien era novia de su hijo–, entonces sus otros dos hijos buscaron a Abel en hospitales, barandillas (cárcel municipal) y el Semefo, donde reconocieron un resto del cuerpo de su hermano.
De acuerdo con lo que está documentado en los medios de comunicación, a las 18:30 horas del 30 de agosto, policías municipales y ministeriales confirmaron el hallazgo de la cabeza de un hombre, en la colonia 4 de abril. La abandonaron dentro de una hielera.
Era Abel, pero los hermanos lo supieron hasta que lo reconocieron en el Semefo.
Cuando buscaban a su hermano, una vecina le dijo a Rosario que policías habían hallado una cabeza cercenada y que se trataba de Abel. Algunos medios de comunicación documentaron sin muchos detalles de la víctima y el hallazgo; algunos difundieron algunas imágenes del lugar dónde la localizaron y de los restos, sin que se distingan los rasgos, lo que hace poco probable su reconocimiento.
El énfasis en este apunte es porque Gema Antúnez explicó que la familia, al ampliar la denuncia hace unos días, pidió que en la investigación incluyeran todos estos elementos y llamaran a declarar a todas las personas que tienen información sobre la desaparición y asesinato de Abel.
Te pude interesar:
«Ya perdimos la confianza en este gobierno: madres y padres de los 43