Por Art.M.
Hace unos días (del 19 al 22 de noviembre) se celebró en Acapulco la XXXVI Convención Internacional de Minería, que fue presentada por las empresas y los gobiernos, como un evento de reactivación económica para el puerto y, a la vez, un espacio que busca de promover una minería sostenible, próspera y comprometida socialmente.
El tema pendiente de esas instituciones es la devastación que generan las empresas en la extracción de minerales en el territorio. Una devastación que cuesta vidas y consume pueblos completos, por todos los efectos naturales y sociales que provoca.
Guerrero es un claro ejemplo de estas devastaciones a consecuencia de la minería, con pueblos arrasados de todas las maneras, pero la narrativa institucional que respalda el extractivismo en general, siempre está amparado en la metáfora de un desarrollo.
















