Dos días antes de su asesinato, el alcalde se dedicó a buscar a la gobernadora para plantearle el tema de su seguridad después del crimen de su secretario general, pero Evelyn Salgado Pineda nunca le tomó las llamadas
Texto: Marlén Castro y Margena de la O
Chilpancingo
Miércoles 11 de diciembre del 2024
Segunda de dos partes
Gran parte del viernes 4 de octubre, dos días antes de su asesinato, Alejandro lo dedicó a entablar comunicación con la gobernadora, la morenista Evelyn Salgado Pineda, para plantearle el tema de su seguridad, revelaron fuentes cercanas al alcalde.
“Pero, la gobernadora nunca le tomó la llamada”, dijo una de ellas.
La escena viralizada de la cabeza de Alejandro Arcos sobre el toldo de su propia camioneta aporta elementos de un asesinato de otra índole y fortalece la idea de las motivaciones políticas, consumada por criminales.
El empresario Pioquinto Damián Huato y el sacerdote Filiberto Velázquez coinciden en que la decapitación del alcalde pareciera “hecha con bisturí”, porque la forma en que dejaron expuesta la cabeza, si bien es una imagen cruenta porque existe la intención clara de exhibirlo, es limpia. No hay sangre regada por todos lados, como deja el crimen organizado a sus víctimas para enviar mensajes a contrarios.
La de Alejandro, una campaña política, con respaldo ardillo
“Ser alcalde no era su sueño principal, pero era la forma de llegar a él”, afirmó su amigo el abogado Valentín Sandoval Montiel.
Por eso, Alejandro se empeñó en ser presidente municipal. Compitió en 2021, como parte de la alianza PRI-PRD. Lo derrotó Norma Otilia Hernández Martínez, de Morena-PT, por 13,586 votos. Tres años después, en la contienda de 2024, se volvió su aliada y en gran parte, artífice de su triunfo, después de que, a ella, en su partido, le negaran la reelección en la alcaldía y la candidatura al Senado.
Arcos Catalán pertenecía al PRD y, de acuerdo con el convenio de coalición suscrito entre PRI y PRD, para la contienda del 2024, le tocaba a un priista y quien se anotó fue Bonifacio Montúfar Mendoza.
Bonifacio Montúfar no era cualquier adversario. Bonifacio y sus hermanos Erit y Abel tienen historia en las fuerzas policíacas de Guerrero y en varios episodios de violencia a nivel estatal y local. Son originarios de la región de Tierra Caliente y militantes del PRI. Bonifacio Montúfar fue director de la Policía Municipal cuando Héctor Astudillo Flores, exsenador y exgobernador, era el alcalde de Chilpancingo, en los años 2009-2011. Esa fue la época en que aparecieron las primeras personas asesinadas desmembradas y decapitadas en la ciudad, como el hecho que ocurrió el 11 de diciembre del 2009, cuando en la entrada de una secundaria céntrica aparecieron los cadáveres de cuatro hombres desmembrados, poco antes del inicio de clases, a la vista de estudiantes, madres, padres y personal docente.
Erit Montúfar Mendoza fue director de la Policía Judicial, ahora Policía Ministerial, en los gobiernos de René Juárez Cisneros y Zeferino Torreblanca Galindo, entre 1999 y 2011. En el gobierno de Héctor Astudillo Flores, Erit Montúfar fue el titular de la Delegación de Gobernación y Bonifacio director del Instituto de la Policía Auxiliar (IPAE), cargos a los que renunciaron en 2019, en medio de señalamientos públicos contra su familia de planear varios crímenes en la región de Tierra Caliente. A Abel Montúfar Mendoza, alcalde con licencia de Coyuca de Catalán, municipio de la región de Tierra Caliente y candidato a diputado local, lo asesinaron en mayo del 2018. Los rumores de que los Montúfar formaban parte de un grupo del crimen organizado no se cesaron con el asesinato del alcalde con licencia.
En 2023, Bonifacio Montúfar reapareció en la escena política, como un fuerte aspirante a ser candidato del PRI a la alcaldía en la capital. Del lado del PRD, ya se mencionaba de nuevo a Alejandro Arcos, pero se descartaba su participación porque ya había sido candidato en 2021.
Sin embargo, en marzo del 2024, las dirigencias partidistas acordaron definir al candidato mediante una encuesta para que compitiera por la alcaldía el aspirante mejor posicionado.
La encuesta se realizó entre el 24 y 27 y se anunció el 29 de marzo. Los resultados no se dieron a conocer públicamente sólo se informó que Alejandro Arcos había ganó la encuesta y, en segundo lugar, quedó Bonifacio Montúfar. El 1 de abril, Bonifacio emitió un comunicado en el que alegó que los resultados de la encuesta fueron manipulados y que insultaban la inteligencia de la ciudadanía.
Los partidos de la coalición, en la que ya estaba sumado el PAN, llamaron a Bonifacio Montúfar, a la estructura del PRI y a la dirigencia estatal a unirse al proyecto.
En medio del disgusto de las bases priistas, Alejandro Arcos, quien inició en ese partido su carrera política, arrancó su campaña para sentarse en la alcaldía.
El 20 de abril del 2024, en la alameda Granados Maldonado, inició su campaña política. Su principal adversario era Jorge Salgado Parra, ahora de Morena, antes del PRI y también del PRD, quien tampoco tenía el apoyo de las bases de ese partido, porque lo consideraban una imposición del senador Félix Salgado Macedonio, padre de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.
El día del arranque, Alejandro Arcos pidió ser evaluado por la ciudadanía conforme a los ideales del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, adversario de las cupulas partidistas que postulaban a Alejandro. Lo que dijo generó un silencio incómodo entre la concurrencia. No aplaudieron, no vitorearon, no corearon ninguna consigna.
Al lado de Alejandro Arcos estuvo Magdalena Hernández Martínez, hermana de Norma Otilia Hernández Martínez, la alcaldesa de ese entonces y a quien Morena no respaldó para la reelección. En esa ocasión, Alejandro Arcos levantó la mano de Magdalena Hernández y dijo: “la alianza será con los ciudadanos, más allá de las ideologías partidistas”.
La presencia de la hermana de Norma Otilia Hernández en sus actos de campaña fue leída como el respaldo de la entonces alcaldesa de Morena al candidato de la coalición PRI-PRD-PAN y no al de su partido.
Norma Otilia Hernández se distanció de Morena, mejor dicho, de la gobernadora Evelyn Salgado y de su padre Félix Salgado, cuando se difundió un video en el que aparecía con uno de los hermanos líderes del grupo del crimen organizado Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez, después de otro hecho de violencia extrema en la capital, el asesinato de siete integrantes de una familia, quienes estaban desaparecidos y sus restos aparecieron decapitados y desmembrados el 24 de junio del 2023 casi frente a la iglesia de San Mateo, en el centro de la ciudad. Los asesinos dejaron las siete cabezas sobre el toldo de una camioneta y los restos desmembrados dispersos en la calle. Tenían una cartulina con un mensaje para Norma Otilia Hernández, acerca de un segundo desayuno. Poco después se difundió un extracto de un video con Norma Otilia desayunando con, se supone, era Celso Ortega.
Alejandro Arcos seguía viento en popa en su campaña, mientras Jorge Salgado Parra se movía en eventos deslucidos, donde había poca gente. El equipo del candidato de Morena denunció que no los dejaron hacer campaña en el valle de El Ocotito, que cuando iban por Mazatlán, fueron interceptados por civiles armados, quienes les dijeron que no tenían permiso para sus actividades partidistas.
El Ocotito y Mazatlán forman parte de un corredor conectado por la carretera federal México-Acapulco, en la que después de varios años de confrontación entre diferentes grupos criminales, con asesinatos masivos e incursiones violentas en las comunidades, fue controlado económica, política y criminalmente por Los Ardillos, al igual que algunas localidades de la Sierra, las que se ubican en las partes altas de ese corredor.
Otro candidato que se quejó de que no podía hacer campaña en el valle de El Ocotito y algunas comunidades de la sierra fue el expriista Víctor Manuel Martínez Toledo, de Movimiento Ciudadano. Martínez Toledo denunció que el único candidato que podía hacer campaña en esos lugares era Alejandro Arcos.
“Norma Otilia les organizaba a los comisarios de esos lugares para que lo recibieran”, compartió un integrante de confianza del equipo de Alejandro Arcos, quien después del asesinato del alcalde, por su seguridad, se alejó de Chilpancingo y se retiró de actividades políticas. “Ella se encargaba de eso”, aseguró la fuente.
El 2 de junio, Alejandro Arcos ganó la elección con 48,658 votos. Jorge Salgado tuvo 46 mil 953 sufragios. Una ligera ventaja de 1,705 votos.
Como la ventaja era mínima, se creía que en el conteo se podía revertir esa diferencia.
La confirmación de que con los votos de habitantes de comunidades controladas por Los Ardillos ganó Alejandro Arcos, fue la presencia de vecinos de esas comunidades en las sedes distritales para vigilar el conteo de votos.
Habitantes de unas 30 comunidades de ese corredor, encabezados por el Frente de Comisarios de la Sierra y del Valle del Ocotito tomaron las oficinas distritales en la víspera del cómputo, para exigir respeto al voto a favor de Alejandro Arcos.
El cómputo no revirtió los resultados y Alejandro Arcos con el apoyo de las comunidades, reconocidas abiertamente como bajo el feudo de Los Ardillos, recibió su constancia de mayoría.
6 de octubre, el día del asesinato
Cuando llegaron al entronque de Tepechicotlán, alrededor de las doce del día, Alejandro Arcos Catalán detuvo la marcha de la Gran Cherokee. Los conductores de las camionetas Robust y Amarok que lo seguían, hicieron lo mismo.
“Tengo que ir a atender un tema. Yo solo”, les dijo a los cuatro colaboradores que lo acompañaban. El manejaba. Se bajó de su vehículo.
Se dirigió a la camioneta Robust, de la Volkswagen, donde iban seis de sus escoltas recientemente contratados, a quienes les dijo lo mismo, que “tenía que ir a atender un tema. Solo”. A las once personas de esta comitiva, a bordo de tres camionetas, la tercera era una Amarok, también de la Volkswagen, pidió que realizaran las actividades programadas en Tepechicotlán y, después, él se incorporaba.
Se subió a la Robust y se adentró al libramiento Héctor Astudillo Bello. Una carretera de excelentes condiciones construida en el arranque del gobierno del priista Héctor Astudillo Flores, en 2015, una vía para llegar directo a Mochitlán. El libramiento lleva el nombre del padre del gobernador Héctor Astudillo Flores. Se lo puso el alcalde de Mochitlán Jhobanny Jiménez Mendoza, del periodo 2015-2018, en honor al padre del gobernador.
“Lo vimos alejarse de nosotros, sin preguntarle nada, qué podíamos preguntarle ¿qué tema vas a atender? ¿Con quién? ¿Por qué solo? Si estábamos en un área de la que sabemos lo que significa. Cuando la camioneta se perdió en el libramiento nosotros nos metimos a Tepechicotlán a realizar varias tareas”, contó una de las personas que acompañaron ese día a Alejandro.
Desde Petaquillas, una comunidad rural de 12 mil habitantes, pegada a la capital y que forma parte del municipio de Chilpancingo, la gente sabe y lo dice de forma coloquial que se está en terreno ardillo, es decir, en una porción de territorio guerrerense controlado de forma férrea por un grupo del crimen organizado conocido como Los Ardillos. El grupo tiene control desde el acceso a Petaquillas mediante diversos retenes de integrantes de este grupo disfrazados de policías comunitarios. Después, al llegar a Mochitlán, un retén de vigilancia de policías municipales detiene e interroga a todos los que ingresan a este territorio. “¿A dónde van? ¿Cuánto tiempo?” Son las primeras preguntas, después de ver identificaciones y corroborar la identidad de las visitas. Del mismo modo operan los policías municipales de Tixtla, otro municipio pegado a la capital, por el que se accede a la Montaña, otra región en la que varios municipios están controlados por Los Ardillos y tiene conexión con Mochitlán.
“Cuando la camioneta de Alejandro se nos perdió de vista, nosotros nos dirigimos a Tepechicotlán a hacer las tareas programadas, lo primero que fuimos a ver fue las máquinas de desazolve en la limpieza del río”, detalló la fuente.
Alejandro no le dijo a nadie de su equipo que al llegar a Tepechicotlán él se iba a separar y se iría solo. Es lo que cree la fuente porque nadie habló una sola palabra antes y, tampoco, después por la sorpresa y lo difícil de la situación.
“Cuando lo vi alejarse y perderse en el libramiento sentí algo que me puso inquieto, pero cuando él se fue no iba temeroso, no iba con miedo, creo que confiaba demasiado en el enlace o los enlaces que tenía, creo que sólo él conocía quién o quiénes eran sus enlaces y confiaba demasiado en ellos. Alejandro era así: muy confiado”.
Lo raro era que Alejandro se fuera confiado. Para esas fechas, ya habían asesinado a Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, su secretario general del Ayuntamiento, a solo tres días del arranque del gobierno municipal, el 3 de octubre. Francisco Gonzalo era parte del equipo que formó Alejandro para llegar a la alcaldía.
Se trataba, además, del segundo asesinato de alguien relacionado con él. Antes de rendir protesta, el 28 de septiembre, asesinaron a quien asumiría el cargo de secretario de Seguridad Pública en el municipio, Ulises Hernández Martínez, un capitán retirado del Ejército y ex director de la Unidad de Fuerzas Especiales (UFE), junto a su esposa. Se supo que Ulises Martínez fue asesinado después de asistir a una reunión a la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, como un acto previo a asumir esa oficina.
Después del asesinato de Francisco Gonzalo, por razones de seguridad, desde el jueves 3 de octubre, Alejandro se fue a vivir al domicilio de uno de sus hermanos, al centro de la ciudad. Se fue solo para facilitar su traslado al Ayuntamiento, también ubicado en el centro. Su esposa y su hijo se quedaron en el domicilio familiar. El día del asesinato, de acuerdo con lo que contó a la Fiscalía General del Estado (FGE) la esposa de Alejandro, ella y él se comunicaron temprano por una videollamada. Ahí ella se enteró que iban a Tepechicotlán a atender a los afectados del huracán John.
No le dijo nada sobre “el tema” en cuestión y, menos, que iría solo.
“Con el paso de los días he analizado mucho esta situación y he llegado a la conclusión que la organización de esta gira a Tepechicotlán fue generada por Alejandro para tener una cobertura que le permitiera atender ese asunto que tenía que atender”, agregó la persona que acompañó a Alejandro a esa gira.
El viernes 4 de octubre, al día siguiente del asesinato de su secretario general, Alejandro tuvo actividades en el Ayuntamiento. De hecho, después de rendir protesta el 30 de septiembre, era en sí el primer día que Alejandro despachaba en el edificio municipal. Le tocó asumir el gobierno en medio de la contingencia por el huracán John y sus primeras actividades fueron en territorio, para atender a los afectados y albergados en refugios por las lluvias.
Gran parte de ese viernes, Alejandro lo dedicó para entablar comunicación con la gobernadora, la morenista Evelyn Salgado Pineda, para plantearle el tema de su seguridad, revelaron fuentes cercanas al alcalde.
“La gobernadora nunca le tomó la llamada”, dijeron.
Después del asesinato de Francisco Tapia, Alejandro comenzó a armar un equipo de escoltas para su seguridad. Su padrino político, el perredista y expriista, el exgobernador Ángel Aguirre Rivero le recomendó a Severiano Promotor Guzmán, quien había sido su jefe de escoltas cuando fue gobernador.
Las pruebas que tiene recabadas la FGE indican que Alejandro buscó escoltas, porque no confiaba en los policías municipales, de los que se supone era jefe. Para entonces, ya había nombrado encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal al teniente retirado del Ejército, Germán Reyes Reyes, quien se había desempeñado como agente especial de Delitos Graves en la FGE. Reyes Reyes fue detenido como autor intelectual del crimen de Alejandro, el martes 12 de noviembre.
En una breve entrevista en la audiencia inicial de formulación de imputación, Reyes Reyes indicó que una persona de confianza de Alejandro se comunicó con él para decirle que el alcalde quería que lo apoyara en Seguridad Pública, que se entrevistaron y Alejandro le entregó su nombramiento el 1 de octubre.
Las fuentes que se consultaron en el Ayuntamiento y con su equipo de confianza aseguraron que Alejandro no buscó a Reyes Reyes, que nadie lo conocía cuando el alcalde lo nombró encargado de despacho. Entendieron que el nombramiento era resultado de las presiones que recibía por parte de Los Ardillos, probablemente, por algunos acuerdos.
Los seis escoltas que acompañaron a Alejandro a Tepechicotlán fueron contactados un día anterior por Severiano Promotor Guzmán, a quien le recomendó Aguirre para que se hiciera cargo de su seguridad. Severiano Promotor iba al frente del equipo. Era el primer día de trabajo de todos ellos.
Se conoce, aunque no hay forma de probarlo, que los grupos del crimen organizado presionan a los alcaldes para que, en Seguridad Pública, Finanzas y Obras Públicas, principalmente, nombren a personas que ellos indican.
Los once colaboradores desahogaron la agenda en Tepechicotlán y Alejandro no se incorporó. Cerca de las cuatro de la tarde, habitantes del pueblo los invitaron a comer.
“Como a las cuatro y media de la tarde nos llegaron las primeras noticias de que habían dejado a un hombre decapitado, con la cabeza sobre el toldo de una camioneta blanca. A mí, de manera inmediata, me dio mucho escalofrío, la piel se me puso chinita. Cada vez que me acuerdo de él, me sigue ocurriendo”, confió la fuente.
La Fiscalía indicó en la audiencia inicial de Reyes Reyes que Alejandro falleció “a causa de una hemorragia masiva por decapitación”, es decir, estaba vivo cuando su cabeza fue desmembrada.
El equipo de Alejandro en Tepechicotlán comenzó a buscar inmediatamente en las redes sociales fotos del hecho.
“Lo que reconocimos de inmediato fue la camioneta y las placas. Nos dimos cuenta de que sí podía ser él”.
A los pocos segundos, llamó uno de los hermanos de Alejandro, contando también la noticia que se hizo viral en redes. El hermano del alcalde les pidió que se regresaran y que lo acompañaran al lugar donde dejaron la camioneta con la cabeza decapitada, en la colonia Villas del Roble, a la salida hacia Tixtla, cuya cabecera conecta con Mochitlán.
Las personas que formaron parte del equipo de confianza del alcalde, además de la tristeza por la pérdida del amigo, sienten que su integridad también está en riesgo y tienen muchas dudas sobre la causa verdadera del asesinato.
En la audiencia inicial de formulación de imputación de Germán Reyes, la FGE reveló que Alejandro fue asesinado por oponerse a nombrar a más personas de Los Ardillos en su gabinete.
“Dicen que lo asesinaron porque se negó a que hubiera más gente de Los Ardillos en su gabinete. La realidad es que prácticamente a todas las personas que nombró en su gabinete, fueron las que ellos (Los Ardillos) impusieron”, reveló.
La Fiscalía acusó a Germán Reyes Reyes de formar parte de la estructura criminal de Los Ardillos. De acuerdo con la FGE, Germán Reyes es parte de la estructura jerárquica del grupo criminal y tiene poder de tomar decisiones.
Germán Reyes Reyes es originario de Oaxaca. Es uno de los funcionarios de corte militar que llegaron a Guerrero al mismo tiempo que la extitular de la FGE, la teniente Sandra Luz Valdovinos Salmerón, nombrada por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.
“Gran parte del equipo cercano de Alejandro no quedó en ningún cargo. A la mayoría de los que él quería nombrar, los llamaron y les ordenaron: ábranse, es decir, que se hicieran a un lado”.
La camioneta Robust
Lo que ocurrió entre las 12:00 y las 4:34 de la tarde, tiempo en el que Alejandro se fue solo por el libramiento de Tepechicotlán y lo regresaron en la misma camioneta, pero ya decapitado y con signos de desmembramiento en las cuatro extremidades del cuerpo, se desconoce.
La FGE sostiene que Alejandro estuvo en un rancho de Quechultenango, bastión principal de Los Ardillos, en donde Germán Reyes Reyes, ordenó privarlo de la libertad y asesinarlo. La orden se la habría dado a El Michoacano, el Jimmy y el Junior.
La Fiscalía libró orden de aprehensión contra Germán Reyes Reyes y Marco Antonio Osorio Castrejón, El Michoacano, pero hasta ahora el único detenido es Reyes Reyes.
El único elemento concreto acerca del asesinato es una serie de grabaciones sobre la camioneta Robust, manejada por quien se supone es el supuesto Michoacano, cuando entra a Chilpancingo, por la parte oeste de la ciudad que conecta con Tixtla.
Las cámaras en diferentes puntos de la ciudad captaron a un individuo en motocicleta y atrás la camioneta Robust, en la que llevan al alcalde decapitado, hasta la calle Moctezuma, en la esquina del hotel Moreli, en la colonia Villas del Roble.
La moto entra primero a la calle cerrada del costado del hotel, después la camioneta Robust y después de unos segundos, un par de individuos salieron a bordo de la moto.
La escena que se propagó de este crimen, la cabeza del alcalde sobre el toldo de la camioneta, aporta elementos de un asesinato de otra índole.
El empresario Pioquinto Damián Huato y el sacerdote Filiberto Velazquez coinciden en que la decapitación del alcalde pareciera “hecha con bisturí” y la forma en que dejaron expuesta la cabeza, si bien es una imagen cruenta porque existe la intención clara de exhibirlo, es limpia. No hay sangre regada por todos lados, como deja el crimen organizado a sus victimas para enviar mensajes a contrarios.
Una parte de la evidencia, o sea el video en el que se ven al par de individuos que dejan la camioneta de Alejandro, fue filtrado a un periodista de la Ciudad de México, lo que pone en riesgo el elemento de prueba y a las personas que proporcionaron las imágenes que captó la cámara de su domicilio.
“La imagen con la que me quedo de Alejandro es la siguiente. Va confiado. Maneja su camioneta Robust por el libramiento. Yo lo sigo con la mirada hasta que se pierde en el libramiento de Tepechicotlán”, compartió quien lo acompañó el último día de su vida.