Texto: Jesús Guerrero
Foto: Redes
Miércoles 4 de septiembre de 2024
Chilpancingo
Activistas sociales exigieron al gobierno la presentación con vida de cuatro estudiantes y un profesor universitarios detenidos y desaparecidos por el Ejército y corporaciones policiacas en la década de los setenta del siglo pasado, durante el periodo conocido como la guerra sucia.
En un acto de protesta afuera del edificio docente de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), este miércoles 4 de septiembre, los manifestantes llevaron a cabo un mitin y pegaron en la fachada de las preparatorias 1 y 9 lonas con fotografías de los desaparecidos que reclaman.
Se trata de la estudiante Victoria Hernández Brito, desaparecida por el Ejército el 11 de noviembre de 1976, de los estudiantes de derecho Luis Armando Cabañas y Carlos Díaz Frías (Chilango), desaparecidos el 16 de junio de 1978, y de Teresa Estrada Ramírez, exestudiante de la Escuela de Filosofía y Letras, desaparecida por el Ejército el 1 de septiembre de 1974 cuando acudió al penal de Lecumberri a visitar a Juan Lino Hernández, militante del grupo guerrillero del Partido de los Pobres, que dirigía el profesor Lucio Cabañas Barrientos.
También fue colocada una lona con la fotografía del profesor de la preparatoria 23, del municipio de San Jerónimo de Juárez, Jacob Nájera, quien fue sacado de su domicilio por fuerzas policiacas y del Ejército el 2 de septiembre de 1974.
«Ya se cumplieron 50 años de la desaparición del profesor Jacob Nájera y no sabemos nada de él, porque los gobiernos protegen a los perpetradores, en este caso al Ejército», acusó Andrés Nájera, hermano de Jacob Nájera, durante el mitin.
En la protesta participaron líderes sociales de izquierda, entre ellos, Apolinar Segueda y Diana Acevedo Acevedo, así como familiares de desaparecidos del colectivo Guadalupe Rodríguez.
A pesar de que los desaparecidos hace 50 años eran estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero, no acudió al acto ninguna autoridad de la institución que dirige el rector expriísta Javier Saldaña Almazán, ahora cercano al partido oficial Morena.
Celina Piedra, esposa del profesor Jacob Nájera, refirió que lleva 50 años en la lucha exigiendo a los distintos gobiernos que le hagan justicia a ella y a otros muchos familiares que tienen parientes desaparecidos.
El 2 de septiembre de 1974, Jacob Nájera estaba en su casa en San Jerónimo, en la Costa Grande, cuando llegó un grupo de agentes judiciales del estado, dirigidos por el comandante Isidro Galeana Abarca, y se lo llevó a las instalaciones del batallón del Ejército ubicado en Atoyac de Álvarez.
Doña Celina, quien acudió al cato vestida de negro y estuvo sentada en una silla durante su desarrollo, recordó que su pequeña hija salió llorando y les pidió a los agentes que no se llevaran a su padre.
«Antes de que los agentes se llevaran a Jacob, éste se acercó a su hija a quien le entregó una libreta y le dijo ahorita regreso hija», recordó doña Celina.
El maestro Jacob Nájera militaba en el Partido Comunista (PC) y pertenecía a las filas del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), que dirigía Othón Salazar Ramírez.
«Yo identifiqué a Isidro Galeana Abarca (comandante de la policía judicial) como uno de los que se llevaron a mi esposo», señaló Celina Piedra, quien participó en una huelga de hambre durante cuatro días en la catedral de la Ciudad de México, junto a Rosario Ibarra de Piedra, fundadora del grupo Eureka.
Asegura que vio a su esposo Jacob cuando estaba en las instalaciones del Batallón en Atoyac, en donde fue torturado y después trasladado al Campo Militar Número 1 de la Ciudad de México.
A 50 años de la desaparición de su esposo, Celina Piedra reprochó que el caso sigue igual, pese a que durante el gobierno del panista Vicente Fox se constituyó la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado (FEMOSPP), y ahora, con la actual administración del morenista Andrés. Manuel López Obrador, se constituyó la Comisión para Acceso a la Verdad de la Guerra Sucia.
«Con Andrés Manuel (López Obrador) no pasaron esos hechos», refirió doña Celina.