La comunidad laboral sin descanso

Texto y foto: Luceli Pastrana

1 de mayo del 2024

Chilpancingo

El 1 de mayo congrega la historia de lucha de los trabajadores por mejores condiciones laborales, y aunque existen conquistas importantes a lo largo de un siglo, muchos siguen en la desprotección o la informalidad. Hay personas que forman parte del funcionamiento de nuestro entorno y deben cumplir con jornadas extenuantes.

Las calles de la ciudad dan cuenta de esto. En la conmemoración de Día de Trabajo, Amapola, periodismo transgresor le pone rostro a una de parte de esta comunidad que sale todos los días en busca del sustento de sus familias.

Francisco Carretillo de Jesús es un adulto mayor que hace grandes cubos de hielo. Trabaja en la purificadora de agua La Soledad, ubicada en la calle Alfonso G. Alarcón. Con la suma de nuevas tecnologías debió aprender a usar los artefactos de refrigeración para mantener su trabajo.

Francisco Javier, conocido en la ciudad como Ana Guevara, da orden a la vialidad de la avenida Insurgentes, frente al mercado Baltasar R. Leyva Mancilla. El hombre que es habitante del barrio de San Mateo no tiene un salario por esta función, recibe cooperaciones económicas de los automovilistas.

Con 81 años, este hombre originario de Copalillo vende hilos y agujas en el estacionamiento del mercado Baltasar R. Leyva Mancilla; no puede caminar, usa silla de ruedas, pero vive solo. Una persona lo asiste en sus necesidades y por ende debe trabajar todos días para sustentarlo.

Los tablajeros de carne son uno de los grupos laborales más invisibilizados, porque forman parte de un servicio en los mercados o establecimientos de carne, pero su función empieza desde el sacrificio de reses desde hasta 120 kilos; sus sueldos son bajos y suelen trabajar hasta los domingos.

 

Acomodar los carritos en los súpermercados, como otras funciones, no está contemplado como un trabajo remunerado en los organigramas de estos establecimientos. Quienes lo hacen reciben aportaciones de los clientes.

Hace algunos años los afiladores de cuchillos o tijeras eran comunes en pueblos y ciudades, ahora hay muchos menos, pero aún es posible verlos en algunas calles de la capital