Texto: Andrea Mendoza
Foto: Cortesía Itzia Hernández de la O
5 de marzo del 2024
Chilpancingo
Itzia Naomi Hernández de la O, de 42 años, es maestra de preescolar y lucha contra el cáncer de ovarios que le diagnosticaron hace año y medio.
Dejó de trabajar cuando las quimioterapias comenzaron, entonces vio todas las películas de Netflix, luego leyó sin parar y hasta terminó su doctorado.
“¿Qué más podía hacer para no pensar en el cáncer?”, se preguntaba Itzia.
Fue cuando vio en internet unos cráneos de vaca pintados y decorados. Llamaron su atención al instante y comenzó a conseguir cráneos para pintarlos. Así nació este emprendimiento artístico.
Itzia consiguió 10 cráneos y plasmó en ellos sus sentimientos sobre el cáncer.
“No son solo artesanías; son todo lo que me atravesaba en esos momentos”, sintetiza.
La artista decoró los cráneos de diferentes formas; algunos son lúgubres y negros, otros de colores y con muchas flores. Para ella, esos cráneos son cada uno de los sentimientos de su enfermedad.
Cuando terminó los 10 cráneos que consiguió, se dio cuenta que no era algo fácil conseguir más, pero sin duda había hallado a su artista interior que le propuso buscar nuevos objetos para pintar.
Itzia, además de cráneos, pinta en cerámica y bules. Hace postres de vez en cuando y aunque comenta que las personas no compran con un precio justo, también representa una forma de tener tranquilidad interior.
Itzia refleja calma, habla de su enfermedad con naturalidad y paz. Estuvo en etapa tres de cáncer, en enero le dieron su último tratamiento. Actualmente, Itzia está en observación, sus médicos vigilan que el cáncer no se vuelva a reproducir.
Para estos momentos, Itzia no le teme a la muerte. Cree en la medicina alópata, la medicina clásica basada en la ciencia que usa sustancias activas o intervenciones físicas para contrarrestar los síntomas de una enfermedad y también en la medicina tradicional de las culturas ancestrales, en donde la espiritualidad y la fe juegan un papel importante.
«Todo lo que me digan que me ayudará a combatir el cáncer lo tomo, a eso se le llama fe», comenta Itzia sonriente.
