Texto y foto: Marlén Castro
28 de enero del 2024
Ayahualtempa
El día que desaparecieron Cecilia, José Teodoro y sus dos hijos Gaudencio y Roberto salieron de Ayahualtempa para cuidar a sus chivos.
Getulio, el hijo que los espera en casa, lo único que puede hacer es encomendarlos a Dios. “Sólo dios sabe… hoy ya son ocho días”, dice el hijo en entrevista el viernes 26 de enero.
Salieron el jueves, la madre, el padre y el hijo menor. Al día siguiente, los alcanzó el hijo mayor de todos. Les llevó alimentos.
Como a las once de la mañana del viernes 19 de enero, Getulio, quien es el hijo de en medio, tuvo una sensación extraña y comenzó a marcar a sus hermanos. Nadie contestó. Sabía que en Zacatepec la recepción es difícil, sólo subiendo a una lomita el aparato recibe la señal, optó por tranquilizarse.
Llegó la tarde, volvió a marcar. Ninguna respuesta. “Ahora sí me empecé a preocupar”. Getulio fue a reportar a las autoridades del pueblo, a la comisaría y a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF), que no tenía noticias de su mamá, papa y hermanos desde esa mañana.
Luis Morales Rojas, integrante del Consejo Tradicional del Pueblo Náhuatl, la instancia a la que está adherida la Policía Comunitaria, indicó que el sábado por la mañana fueron a Zacatepec dos comandantes regionales de la CRAC-PC a buscar a la familia y lo que hallaron fueron evidencias de que se los habían llevado.
¿Quiénes? Para ellos, en ningún momento hay duda. En Ayahualtempa, un pueblo nahua de 600 habitantes que se resiste al control del crimen organizado, saben que los culpables de la desaparición forzada de la familia Domingo Gaspar son Los Ardillos.
La Fiscalía General del Estado (FGE) coloca la etiqueta No localizado a personas de las que se desconoce su paradero. No localizado es para omitir nombrar un delito evidente y grave. A la familia Domingo Gaspar la desaparecieron y si la desaparecieron personas integradas a un grupo con características paramilitares es desaparición forzada.
Getulio también lo asume con claridad. “Fueron Los Ardillos”.
Getulio es policía comunitario. Sus hermanos Roberto y Gaudencio son policías comunitarios. Su padre José Teodoro es policía comunitario.
Getulio se hizo policía comunitario por necesidad. Porque su trabajo como él de sus hermanos, madre y padre es estar en descampado.
Getulio dice que su familia siempre hizo caso de la advertencia de no salir de Ayahualtempa.
“La advertencia” es una información que les dio la presidenta municipal de José Joaquín de Herrera, la priísta Orquídea Hernández Mendoza. En 2019, cuando comenzaron los asesinatos de gente de Ayahualtempa y la fueron a ver cómo autoridad, Orquídea Hernández les dijo que por seguridad de la población mejor no salieran de Ayahualtempa, refirió Luis Morales Rojas, integrante del Consejo Tradicional del Gobierno Náhuatl.
Donde la familia Domingo Gaspar tiene sus chivos forma parte de los bienes comunales de Ayahualtempa, nunca salieron del perímetro de su territorio, lo que quiere decir, que integrantes de ese grupo incursionaron en territorio comunitario.
Getulio comparte que su familia siempre ha tenido chivos y algunas reses y en el poblado no hay zonas ni espacio para el pastoreo, por eso los tienen en Zacatepec.
Ayahualtempa está rodeado de montañas escarpadas por las que es imposible que los chivos y reses se alimenten.
En el poblado, dice otro integrante del Consejo Tradicional del Gobierno Náhuatl, “desde que te haces ciudadano formas parte de la Policía Comunitaria y desde que eres menor ya eres parte porque tienes que aprender a defenderte”.
Este policía comunitario explica que él es policía comunitario y sus hijos, es padre de una niña y un niño, ya forman parte de la estructura, no es opcional, porque son habitantes de Ayahualtempa, donde desde hace años se resisten a que el crimen organizado los controle.
Asegura que antes se resistieron al grupo criminal conocido como Los Rojos y ahora a Los Ardillos.
Si se mira alrededor de Ayahualtempa no hay riquezas que pudieran ser la causa del asedio, tienen bosque medio, que se caracteriza por árboles cortos y de poco follaje.
Luis Morales asegura que Los Ardillos quieren controlar el territorio para que sus hijos –una parte de estos menores de 15 años los presentaron el miércoles 24 de enero como integrantes de la Policía Comunitaria– sean parte de sus filas y realicen las actividades del crimen organizado, cobro de cuotas a la población o asesinar a quienes se resistan.
La lucha, dice Luis Morales, es por sus hijos. Por sus hijos resisten.