La venden en el mercado ilegal para que las personas las tengan en casa como mascotas
Texto: Alberto Ramírez Santos
Foto: Enrique Vázquez Arroyo
Chilpancingo
16 de enero del 2024
La Chara Garganta Blanca o Chara de Omiltemi es un ave pequeña color azul opaco, cabeza negra, con una línea blanca que recorre su frente, una especie que de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana (NOM-059) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) está catalogada en peligro de extinción.
Enrique Vázquez Arroyo, biólogo especializado en fauna silvestre, egresado de la Unidad Académica de Ciencias Químicos Biológicas de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) e integrante de Bio-explora Guerrero, explicó que esta especie se localizó por primera vez en 1903 en los bosques vírgenes de Omiltemi, en el municipio de Chilpancingo, por eso también se le conoce como La Chara de Omiltemi.
Con el paso del tiempo y con las investigaciones hay avistamientos y registros en los municipios de La Unión, Zihuatanejo, Tecpan y Atoyac, de la región Costa Grande; Leonardo Bravo, San Miguel Totolapan y Coyuca de Catalán, de la región Tierra Caliente del estado de Guerrero. También hay avistamientos del ave en algunos municipios de Oaxaca.
Su nombre científico es Cyanolyca mirabilis. Pertenece a la familia Corvidae, que son aves de tamaño mediano con picos fuertes y patas robustas. Regularmente se mueven en grupos pequeños, al ras del suelo, entre los arbustos o encima de los árboles para recolectar sus alimentos. Su dieta es omnívora; se alimenta de insectos y de semillas. Habitan en zonas boscosas, en bosques nublados, bosques de pino y bosques de encinos.
Hasta el momento no se tiene registro de que sean cazadas para usarlas como alimento, de lo que sí hay registro es de su venta ilegal para tenerlas cautivas en casas.
En México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) tiene a La Chara de Omiltemi catalogada en peligro de extinción, pero la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) la considera una especie en vulnerabilidad.
Se ubica dentro de estas categorías porque existe una gran pérdida y fragmentación de su hábitat por los incendios forestales y por el tráfico ilegal para su venta como mascotas.
Estas aves tienen un rol ecológico muy importante en el ecosistema, pues dispersan las semillas de las frutas que consumen, además de comer insectos que se consideran plagas para algunas plantas.
Es una especie bioindicadora, es decir, cuando no existe presencia en su hábitat indica deterioro de la naturaleza.
De acuerdo con Vázquez Arroyo, las autoridades no actúan conforme a lo que les corresponde, pues cada día bajan de Omiltemi camiones con troncos de árboles talados clandestinamente, sin que hagan algo al respecto para frenar este problema. La tala de estos árboles perjudica en gran manera el hábitat de Las Charas Garganta Blanca.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Procuraduría de Protección Ambiental del Estado de Guerrero (Propaeg), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren), esta última del gobierno de Guerrero, en teoría, son las encargadas de frenar las actividades ilícitas, pero no hacen nada para evitarlo.
El tráfico y venta ilegal en mercados y tianguis de esta y muchas otras especies en peligro de extinción o en situación de vulnerabilidad también es evidente y, de la misma manera, las autoridades no atienden este problema.
Vázquez Arroyo comentó que realizaron denuncias públicas en muchas ocasiones y que incluso llamaron a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), sin recibir atención.
La comercialización ilegal de Las Charas de Omiltemi, de otras especies de animales y de plantas en situación de vulnerabilidad, regularmente se realiza con mayor fuerza los fines de semana y por consecuencia las denuncias no son atendidas porque las dependencias no trabajan en estos días.
«Aunque existen varias leyes que deberían proteger a los animales y plantas, realmente no se cumplen», denunció el biólogo.
Hay leyes que solo existen, pero no se aplican, como la ley 491 de bienestar animal. “Muchas veces solo se enfocan en proteger a los animales domésticos como gatos, perros, entre otros, pero a la fauna silvestre la dejan en segundo plano, aunque esta ley habla de todos los animales, sin excepción”.
Para Vázquez Arroyo es muy importante crear campañas de educación ambiental. “La educación es la base de una mejor convivencia con la flora y la fauna”.
Estas campañas de concientización deben de existir en las regiones con más biodiversidad, pero también para las personas que hacen la compra de estos animales, para que puedan dimensionar el daño que les hacen y que se den cuenta de que son partícipes de la extinción de animales y plantas.
Además de las campañas también es importante realizar caminatas o actividades en el campo dónde haya estas aves y plantas para explicar su importancia y su función en el ecosistema.
También se deben de implementar estrategias para que la población genere recursos de otras maneras y no talar árboles y destruir hábitats de animales y plantas.
Se deberían de implementar grupos locales de guías de naturaleza para observar aves y otras especies, y proponer alternativas para un mejor manejo de los recursos naturales.
Vázquez Arroyo labora en monitoreo, investigación y rescate de fauna silvestre, además administra y es el fundador de la página y el grupo de Facebook Bio-Explora Guerrero.
Este grupo y esta página son de difusión. Vázquez Arroyo invitó a las personas que quieran saber más sobre las especies endémicas, tanto de plantas como de animales, sigan estas herramientas de difusión en esta red social. Ahí hay especialistas que pueden aclarar dudas sobre estos temas.
Contenido patrocinado por la clínica veterinaria Zooclinic