Ante el daño en escuelas y la inexistencia de una fecha para su reapertura, familias alistan maletas para dejar el puerto de Acapulco y que niños, niñas y adolescentes puedan continuar con sus estudios.
Texto: Andro Aguilar y Marcela Nochebuena / Animal Político
Fotografía: Oscar Guerrero / Archivo
10 de noviembre 2023
La señora Elvira Vidal Carrillo y su familia decidieron que, ante el cierre de escuelas, dejarán Acapulco para que sus hijos puedan seguir estudiando.
“Con esto de que cierran las escuelas es una noticia muy pesada y más para ellos, que de por sí tengo dos que ya van de salida, el de sexto y la de la secundaria, que ya van a cambiar de nivel, entonces como para que la cierren…. es muy difícil”, cuenta.
A esto se suma que dos semanas después del huracán, los saqueos, la falta de servicios y el cierre de escuelas han generado un cúmulo de estrés en sus hijos.
“Mi hija la grande anda como con ansiedad, porque se la pasa come y come y come. Le digo ‘Ay, Andrea, ya deja de comer’; pero yo pienso que es por lo mismo de que tiene la ansiedad, de que andan estresados y que no es lo mismo que se iban a la escuela, llegaban a hacer tareas… Ahorita andan estresados, como cuando paso con el Covid, así más o menos”.
La señora Elvira ve lejana la atención a la salud emocional de sus niños, ya que 17 días después del huracán, en la colonia Barrios Históricos donde viven carecen de luz y agua, por eso toda la familia acarrea el líquido desde un pozo en cubetas de distintos tamaños. Otros vecinos, señala, también se han ido.
“Hace una semana se fue mi vecina. Nos estamos quedando solitos y te quedas como: ¿Qué está pasando? Se están yendo. Se quedan las personas que ya no tienen hijos, que pues no les afecta tanto el agua, la luz, y pues uno que tiene hijos, por eso se van, por las enfermedades que llegan a venir y por el agua y por la luz”.
La familia de los hermanos Andrea Elena y Paco planeaban que terminaran de estudiar la secundaria y la primaria en Acapulco, pero la familia decidió dejar el puerto ante el cierre de su escuela por los daños que le dejó el huracán.
Este jueves, en su comparecencia ante el Senado, la secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez, informó que no existe una fecha definida para un posible regreso a clases en Acapulco. La funcionaria federal destacó que antes se debe atender la salud emocional de los estudiantes.
Andrea, una adolescente de 14 años de edad, explica que regresar al Estado de México, donde vivieron muchos años, para poder continuar sus estudios es una decisión ya tomada.
“Se llegan rumores de que las van a abrir para febrero o van a tardar más. Nos vamos a regresar para el Estado de México mi papá, mi mamá y mis tres hermanos”, comenta la estudiante.
“(Terminar la secundaria) se siente bonito porque es un paso más, pero con lo que pasó todo cambia. Sí quiero seguir estudiando y por eso nos vamos a regresar para allá”, añade.
La niña confiesa que extraña a sus actuales compañeros de la escuela, pero explica que lleva poco tiempo conviviendo con ellos y que la crisis que enfrenta Acapulco está fuera de su alcance.
“No puedo hacer nada, y aparte dicen que se vienen cosas peores, por eso nos vamos a regresar para allá, no importa”.
La familia vive a unos metros de la escuela Felicitas V. Jiménez, en la zona centro de Acapulco; desde su vivienda se alcanzan a ver algunos de los salones, que resultaron dañados por la fuerza del huracán.
Su hermano, Paco de 11 años de edad, cursaba su último año en la primaria. La familia recuerda que las autoridades informaron que en dos semanas la reabrirían, pero hasta la fecha no le han dicho nada.
“Hace rato me encontré a un amigo y me dijo que él también, para seguir su escuela, se va a ir a otro lado… y muchos de los compañeros que teníamos acá ya se fueron para otros lados a estudiar”, dice Paco.
El niño comenta que han sido días difíciles sin poder ir a la escuela y lidiando con el impacto de Otis.
“No estamos en la escuela y aparte estamos limpiando, como ahorita que no tenemos agua, estamos acarreando y así muchas cosas las limpiamos”.
—¿Van a volver a Acapulco cuando se recupere?— se les pregunta.
—No— dice Andrea, tajante.
Refugio vacío
El gobierno de Guerrero incluyó la escuela Felicitas V. Jiménez en la lista de refugios temporales para enfrentar los estragos del huracán Otis y subió un listado de personas damnificadas, con actualización hasta el 3 de noviembre.
Los vecinos de la colonia, sin embargo, niegan que haya funcionado como un refugio.
El señor Miguel Gómez Santana, cuya vivienda está a aproximadamente a 15 metros de distancia, dice que solo se puso a disposición, pero no se usó.
“Nunca, nunca dijeron, cuando son albergues ponen (una señalización) ahí, pero ahí no. El director de ahí dijo que la gente de por acá que quisiera irse a refugiar pudiera, pero nadie fue, nadie quiso”.
Él tiene cuatro sobrinos entre seis y doce años de edad que se quedarán sin ir a la escuela. La mamá de ellos, añade, es maestra, por lo que les está poniendo actividades en casa.
“Las ponen a estudiar, les ponen tarea. Otros niños, quién sabe verdad, los dejan que anden en la calle y todo así…”.
El señor de 72 años, sin embargo, reconoce que sus sobrinos ya anhelan volver.
“Ellos normal, ya quieren ir a la escuela. Dicen que ya quieren ir. No saben que va para largo. Les decimos ‘ya mero, ya mero’”.
El miércoles pasado, las autoridades de Educación estatal y federal informaron que 336 escuelas fueron dañadas por el huracán.
La suspensión de clases por los daños en escuelas de Acapulco y Coyuca de Benítez afecta a 214 mil 716 alumnas y alumnos de todos los niveles escolares.
Infancias y adolescencias, las más vulnerables
En días recientes, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtió que tras el impacto de Otis, los niños y adolescentes son quienes principalmente pueden enfrentar carencias de alimentación adecuada, acceso limitado al agua potable, riesgo de enfermedades relacionadas con estancamiento de agua, deshidratación y atención médica reducida.
El organismo advierte que los daños a hogares e infraestructura crítica, como hospitales y escuelas, representan un riesgo especial para la población infantil y adolescente.
Ante ello, Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, llama la atención en torno a que en los 20 puntos que contempla el plan de reconstrucción presentado por el gobierno mexicano no existe ninguno dirigido específicamente a las infancias y adolescencias.
“Lo primero y más preocupante es que se repita la pésima experiencia de gestión de la pandemia de covid-19, donde recordaremos que los niños y niñas quedaron totalmente fuera de la estrategia del gobierno federal, con efectos muy graves que se tradujeron en afectaciones en el rendimiento escolar, incremento de trabajo infantil, pero sobre todo incrementos de delitos de violencia contra ellos”, advierte en entrevista.
Para el especialista, es evidente que tras un desastre natural o emergencia sanitaria las personas más afectadas son las infancias, adolescencias y mujeres, y en este caso no se está reconociendo que las niñas y niños tienen derechos propios ante la falta de un enfoque de derechos humanos y de atención al principio del interés superior de la niñez.
“No se está reconociendo a la población más afectada, tampoco se están haciendo visibles las afectaciones a otros municipios y no se está considerando que en la reconstrucción se aprenda de los errores ya cometidos en lo que ahora es un desastre en Acapulco… Hay una cantidad de decisiones que la reconstrucción tiene que considerar y que tienen que ser explícitas desde ahora, pero específicamente involucrar a niños y niñas, y personas jóvenes”, señala Pérez García.
Las infancias y adolescencias tienen que ser partícipes, añade, tanto del proceso de atención a la emergencia como del de reconstrucción, por lo que hace un llamado a que se convoque a una sesión del Sistema de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes (SIPINNA) de Guerrero, que está presidido por la gobernadora Evelyn Salgado, para que se articulen respuestas institucionales.
Del mismo modo, agrega, sería importante realizar un censo para conocer la situación de los niños y niñas, y llevar a cabo acciones de restitución de derechos para prevenir el abandono escolar, el trabajo infantil de sobrevivencia, así como la violencia física y sexual, y cuidar la salud básica y la vacunación de las infancias ante su susceptibilidad a enfermedades.
“Esos temas sanitarios inmediatos, como acceso al agua, vacunas y otro tipo de infecciones que se van a dar por el tema de basura al aire libre, pero recordemos también la precondición que tienen niñas y niños de sobrepeso, obesidad, desnutrición en estas zonas, que son pobres en general, van a impactar inmediatamente en su calidad de vida y su salud al verse afectados por agua y alimentación”, apunta.