Texto: Margena de la O
Fotografía: Oscar Guerrero
Acapulco
3 de noviembre del 2023
La playa Manzanillo, una de las más populares del puerto porque alberga una comunidad importante de pescadores, es otra zona desvastada por el huracán Otis y, ellos, son otro sector poblacional que lo ha perdido todo y no tienen manera de recuperarse pronto.
La devastación está a la orilla de la playa y en la profundidad del mar. Fuera, hasta el área de palapas y baños, hay embarcaciones de diferentes tamaños esparcidas; tienen daños en diferentes proporciones, algunas con grandes aboyaduras y desprendimientos, otras sólo fueron expulsadas. Dentro quedaron las lanchas de la mayoría de los pescadores, su herramienta de trabajo.
Los mismos pescadores realizan las labores para ubicar y rescatar sus lanchas.
Miguel Ocampo, de 64 años, con 40 de éstos dedicados a la pesca ribereña, perdió tres lanchas con motor, porque se fueron hasta el fondo del mar; buceó con el propósito de localizarlas.
El 30 de octubre pasado ubicó y sacó una de las tres lanchas, pero estaba aboyada y sin motor. Confía en rescatar las otras, como sea que estén.
Su destreza en el mar y la pesca son su único sustento y el de su familia. «De ahí comemos», insiste.
El problema es cómo le harán. La devastación del puerto es grande y las condiciones de recuperación pintan para largo. Además de que carecen de las herramientas de trabajo, de manera principal, sus embarcaciones.
«Nunca nos había pasado algo así. Cuando las lluvias y nos descuidábamos se hundía una que otra lancha, no todas como ahorita. Ahorita si no quedó ni una. Todo parejito», comparte.
En la playa Manzanillo suelen congregarse los pescadores, aun cuando no todos viven ahí, porque también es una área para reparar sus motores. La casa de Miguel está al otro lado del cerro, pero en Manzanillo pasa la mayor parte del día.
Son pescadores que llevan gran parte de su vida en esta playa. Ahí estaba también, en una esquina, frente al mar, observando los trabajos de buceo que hacían sus compañeros en busca de lanchas, Bernardo Dimas del Carmen, conocido como Nayo, quien perdió su embarcación, El Nazareno. «No la hallo», comenta.
Es el pescador más longevo de Manzanillo, tiene 84 años y de éstos lleva 70 años en el mar, «y nunca habíamos pasado una cosa así. Se fueron toda la fuente de trabajo de todos los compañeros pescadores; que sepan las autoridades que estamos desprotegidos, sin trabajo ni nada».
Como muchos de los pescadores dejó su embarcación en el varadero, antes de irse a su casa, en la colonia Frontera, en la parte suburbana del puerto, y cuando volvió, la devastación había desaparecido su herramienta de trabajo, y con ello parte de su vida.