Los policías municipales asesinados en Coyuca de Benítez no contaban con seguro de vida

En la imagen, aspectos del Semedo en El Quemado, donde las familias esperan les entreguen los cadáveres de policías asesinados.

Hasta las seis de la tarde de hoy ninguno había sido sepultado, los familiares seguían en los trámites para que les entregaran los cadáveres


Texto y fotos: Margena de la O

Coyuca de Benítez

24 de octubre del 2023

Los policías municipales de Coyuca de Benítez asesinados ayer lunes en la comunidad de El Papayo, región de la Costa Grande, que el gobierno federal contempló como una emboscada, no contaban con seguro de vida, porque, de acuerdo con servidores públicos municipales, rechazaron el que les ofrecieron vía nómina.

Hasta las seis de la tarde de hoy martes, la mayoría de los cadáveres de los agentes seguían en el Servicio Médico Forense (Semefo), de Acapulco, ubicado en El Quemado, en la zona suburbana del puerto.

Las víctimas de los hechos ocurridos al mediodía de ayer fueron 13, incluidos el secretario de Seguridad Pública Municipal, Alfredo Alonso López y el director de la Policía Preventiva, Honorio Salinas Garay.

Policías estatales asignados para el fortalecimiento de la seguridad en la cabecera de Coyuca de Benítez. Aspectos de un costado del inmueble del Ayuntamiento.

Con este caso que el presidente Andrés Manuel López Obrador nombró «prácticamente como una emboscada» se consuma, además, una serie de ataques contra los titulares de Seguridad Pública de la administración del actual alcalde morenista, Ossiel Pacheco Salas. Alonso López es el tercer secretario atacado en este periodo; sólo uno salió ileso.

El 18 de junio del 2022 asesinaron al entonces secretario de Seguridad Pública, Román Soto Gatica, quien unos días antes había renunciado al cargo. Para el 1 de diciembre del mismo año atacaron a balazos al nuevo secretario, David Borja Padilla, quien salió herido, al siguiente mes renunció.

Los elementos municipales, informaron los servidores públicos municipales de Coyuca de Benítez, renunciaron al seguro vía nómina bancaria, sin exponer por qué lo hicieron, cuando su función era de alto riesgo.

Eso habría dificultado las diligencias para que les entregaran los cadáveres a las familias.

Al contactar al alcalde vía telefónica sólo comentó que no se hallaba en el municipio, porque hacía unas diligencias en la Secretaría de Salud, en Chilpancingo, sin dar más detalles, pero se entiende que esos trámites eran necesarios ante la inexistencia de los seguros.

La seguridad después de la emboscada

Esta mañana, en la cabecera municipal de Coyuca de Benítez, se observó que policías estatales y guardias nacionales circulaban por las calles, en una muestra de que están a cargo de la seguridad del municipio. Algunos de ellos informaron que llegaron desde anoche.

Esto ocurre a la par que los elementos municipales están replegados; algunos permanecen en el edificio del Ayuntamiento de Coyuca de Benítez, detrás de las guardias que montaron los policías estatales.

Los números que proporcionaron en el Ayuntamiento es que eran alrededor de 170 elementos municipales en funciones. A este número deben restárseles los 11 operativos asesinados, porque los otros dos eran funcionarios.

En su conferencia de esta mañana, el presidente de la República dijo que enviaron al municipio 300 miembros de la Guardia Nacional para encargarse de la seguridad, pero en la cabecera sólo se observaron dos unidades, al mediodía.

Todos los dispositivos parecían insuficientes porque el temor era mayor. En El Papayo, el pueblo donde ocurrieron los hechos, las calles estaban vacías y las actividades detenidas.

Retén de militares en uno de los accesos a El Papayo, comunidad en la que fueron asesinados los 13 elementos, incluidos el secretario de Seguridad Pública y el director de Policías Preventiva.

En la cabecera municipal se veía más flujo de gente, sin que esto significara que todo está bien. «No queda de otra, tiene que trabajar la gente para poder comer», dijo una señora que observaba las operaciones de los policías estatales a un costado del Ayuntamiento.

El Papayo, lugar de los hechos

En la pequeña calle, a un costado de la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo, cerca de la escuela primaria 18 de marzo, en El Papayo, la sangre de varias de las víctimas aún está fresca en la tierra. El color y el olor cerca de la una y media de la tarde lo reafirmaban. En este punto asesinaron a unos siete elementos, además del secretario y el director.

Todo alrededor indica que fue la escena del crimen. Además de las manchas de sangre y las cintas del acordonamiento rotas, las paredes de la vieja casona de la esquina estaban agujeradas, al igual que la fachada de la Primaria 18 de marzo, donde hoy no hubo clases.

Aspectos de la comunidad de El Papayo.

En las calles había muy poca gente, a excepción de los militares que tienen dos puestos de vigilancia sobre la carretera, uno a la entrada de la comunidad, dirección Acapulco-Zihuatanejo, y otro justo en el arco de bienvenida del pueblo.

Un policía estatal que vigilaba contó que este pueblo suele ser muy transitado, porque es un punto de la carretera federal que conecta Acapulco con la Costa Grande, pero desde anoche que los asignaron para la vigilancia se vació o la gente se guardó, según la perspectiva que se escoja.
Las calles en El Papayo estaban casi vacías. Fue complicado hablar con alguien para saber cómo ocurrieron los hechos. ¿Por qué el secretario de Seguridad y el director estaban en ese lugar con los policías? Es un enigma. En el pueblo sólo contaron que hubo dos momentos de ataque, uno en la calle angosta al lado de la carretera, y otro en la parte interna del pueblo.
Más tarde, afuera del Semefo, en El Quemado, algunos familiares de los policías conversaban que ayer por la tarde un elemento fue privado de su libertad y que eso movilizó a los demàs agentes, pero nunca precisaron si ese caso ocurrió exatamente en El Papayo. Hasta el momento ninguna autoridad ha confirmado esta versión.

Las horas de espera

Hasta las seis de la tarde, los familiares de los elementos asesinados seguían en espera de que les entregaran los cadáveres afuera del Semefo de El Quemado. La mayoría de ellos llevaban horas en este proceso, iniciaron trámites hace más de 24 horas.

Los familiares comenzaron con los trámites apenas unos minutos después de los hechos. Entre ellos, los familiares de Rodolfo Avilés, uno de los policías asesinados, quien era originario de la comunidad de El Platanillo, ubicada a una hora y media de la cabecera municipal de Coyuca de Benítez.

Leonor, madre del policía fallecido, expuso que desconoce las condiciones laborales de su hijo y es lo que esperan confirmar porque hasta ese momento la inexistencia del seguro era un rumor para ellos.

En la imagen, aspectos del Semefo en El Quemado, donde las familias esperan les entreguen los cadáveres de los policías asesinados.

Dijo que hasta ahora la alcaldía sólo había absorbido los gastos funerarios, unos ataúdes económicos, algunos son pequeños para los cuerpos de algunos de los policías asesinados. Leonor contó que puso una diferencia de 5,000 pesos para un ataúd más resistente.

Rodolfo dejó huérfanos a cuatro hijos; de tres, seis, 10 y 14 años, quienes dependen económicamente de él. Llevaba en la corporación, según su madre, apenas unos tres años.

Una de las esquinas de la calle en El Papayo donde quedaron los cadáveres de la mayoría de los policías asesinados.

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