Procedentes de la Ciudad de México, donde estuvieron hospitalizados, los migrantes regresaron a Ciudad Juárez para ingresar a Estados Unidos, a casi seis meses la tragedia en la estación migratoria donde murieron 40 personas
Texto: Blanca Carmona / La Verdad
Fotografía: Alicia Fernández / La Verdad
20 de septiembre 2023
Cuatro migrantes extranjeros que sobrevivieron al incendio registrado el pasado 27 de marzo en la estación del Instituto Nacional de Migración (INM) en Ciudad Juárez, cruzaron a Estados Unidos en las primeras horas de este 20 de septiembre.
Los hombres, quienes pidieron ser identificadas con las iniciales de sus nombres: Bryan Eduardo F.Q., de 27 años originario de El Salvador; Bryan Orlando R.F., de 26 años procedente de Honduras; Eliseo G.V., de 22 años, de Guatemala, y Stefan A., de 31 años originario de Venezuela, expresaron que su anhelo continúa siendo llegar al país del norte en busca de una mejor calidad de vida.
“Siempre anhelamos ingresar a Estados Unidos, lo vemos como un país de muchas oportunidades y que obviamente siendo licenciado (en su caso) pueda entrar en el área deportiva. Lo vemos como algo muy anhelado y con la ayuda de Dios va a ser posible”, dijo una de las víctimas que sobrevivieron al incendio donde 40 personas migrantes murieron atrapados por el fuego en la estación migratoria.
Procedentes de la Ciudad de México, donde estuvieron hospitalizados tras la tragedia, ellos se trasladan ahora a los estados de Colorado, Carolina del Norte, Dallas y otra comunidad en Texas. Este miércoles, unos minutos antes de las 7 de la mañana, llegaron al puente internacional Paso del Norte para cruzar la frontera.
Jalando sus maletas, y asistidos por personal de la organización Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA), subieron la joroba del puente internacional y se detuvieron en la parte más alta justo donde acaba el territorio mexicano para colocarse frente a los oficiales del servicio de Aduana y Protección Fronteriza del Sector El Paso, Texas, a quienes les indicaron que cuenta con un permiso humanitario, conocido en inglés como parole.
Todas las personas entraron de inmediato a Estados Unidos. Otros sobrevivientes cruzaron la frontera antes, mientras algunos más aún permanecen en México.
Blanca Navarrete, directora de DHIA, informó que las cuatro personas y tres familiares de ellos recibieron un parole humanitario, es decir un permiso que el gobierno estadounidense otorga a las personas debido a una emergencia y una razón humanitaria urgente.
Las gestiones las realizó el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUVI) con apoyo de la organización de Las Américas, luego de que las autoridades estadounidenses mostraron lentitud en la respuesta para admitir a los sobrevivientes de la tragedia en Ciudad Juárez.
“Ellos aún continúan en seguimiento médico, de hecho, están ingresando también con medicamento, con sus recetas, algunos de ellos tienen una protección para quemaduras, otro para mejorar articulaciones. Entonces va a ser necesario continuar la atención médica en Estados Unidos”, explicó Navarrete.
Los sobrevivientes externaron sentimientos encontrados al dejar México e internarse a Estados Unidos, a donde buscaban llegar desde hace meses cuando salieron de sus países de origen, El Salvador, Honduras, Guatemala y Venezuela. Lo lograron este miércoles, aunque ahora lo hicieron con secuelas físicas y psicológicas por haber quedado atrapados en un fuego que se propagó de forma muy rápida y sin recibir auxilio por parte de los responsables de la estación migratoria.
Dos de los sobrevivientes expresaron tener temor a no poder trabajar, debido a las secuelas que les dejaron las lesiones sufridas durante el siniestro.
Bryan Orlando estuvo casi dos meses intubado, los últimos 20 días consciente, porque sufrió quemaduras en el 20 por ciento del cuerpo, de segundo grado y tercer grado, así como quemaduras en la vía aérea.
Él presenta todavía un trastorno del plexo braquial – es decir en la red de nervios que envía señales desde la médula espinal hasta el hombro, el brazo y la mano–, que le afecta la movilidad del brazo y la mano del lado derecho, también presenta tos con una flema negra por el humo que inhaló, falta de sensibilidad en algunas partes del cuerpo y en otras un exceso de sensibilidad.
El hombre dijo que por su nivel académico ha laborado en trabajos que requieren esfuerzo físico, pero ahora está imposibilitado para mover su brazo y mano derecha.
El sueño de él es aprender el idioma inglés, obtener un empleo y terminar de recuperarse.
Mientras que Eliseo, tiene quemaduras en ambas manos. Las más severas en la izquierda donde le fue colocado un colgajo de piel tomada de otras partes de su cuerpo y para evitar que le fuera amputada fue necesario “pegarle” la mano a su abdomen durante tres semanas.
Él presenta cortadas en ambas piernas pues los médicos estuvieron buscando un vaso sanguíneo viable para conectar la mano izquierda. También sufrió quemaduras en la vía aérea, dice que al precisar que trago el humo.
Además, sufre una sensación de molestia y enojo por lo sucedido, por el daño a su mano derecha.
“No quería yo quemarme, pero me quemé… no quería tener daño en mi cuerpo, verdad, pero es injusto porque me quemé. Donde me desmayé, no sentí cómo me quemé, vine a despertar en el hospital”, expresó.
Él estuvo internado 12 días en un hospital de Ciudad Juárez y dos meses y medio en un nosocomio en la Ciudad de México, actualmente utiliza una protección en la mano izquierda para cubrir la quemadura y el colgajo.
En la mano derecha se le hizo un trasplante de piel y tiene movilidad.
Eliseo también tiene temor de no poder volver a laborar por la condición de la mano izquierda.
Bryan Eduardo fue una de las personas trasladadas a la Ciudad de México y estuvo internado en dos hospitales. Permaneció un mes intubado porque sufrió una lesión en un pulmón, quemaduras de la vía aérea y presentó un daño renal.
No quería yo quemarme, pero me quemé… no quería tener daño en mi cuerpo, verdad, pero es injusto porque me quemé. Donde me desmayé, no sentí cómo me quemé, vine a despertar en el hospital”, expresó.
Él estuvo internado 12 días en un hospital de Ciudad Juárez y dos meses y medio en un nosocomio en la Ciudad de México, actualmente utiliza una protección en la mano izquierda para cubrir la quemadura y el colgajo.
En la mano derecha se le hizo un trasplante de piel y tiene movilidad.
Eliseo también tiene temor de no poder volver a laborar por la condición de la mano izquierda.
Bryan Eduardo fue una de las personas trasladadas a la Ciudad de México y estuvo internado en dos hospitales. Permaneció un mes intubado porque sufrió una lesión en un pulmón, quemaduras de la vía aérea y presentó un daño renal.
“Mi recuperación ha venido en poco presentó daño renal y está mejorando. Si de los exámenes que me he estado haciendo en el hospital gracias a Dios me ha salido positiva. Siempre la recomendación de los doctores por lo que ya pase, un doctor me dijo que los riñones estaban curados a un 90 por ciento pero que si llego a pasar una gripa, una diarrea o cualquier otra enfermedad… que no me dejen tomar medicamentos fuertes porque puede perjudicar mi salud”, expresó.
Stefan sufrió un paro cardiorrespiratorio cuando iba a ser intubado, se le practicó una pleura pulmonar, debido a la inhalación de monóxido, quemaduras en la oreja izquierda, afectaciones en la retina en el ojo derecho por el fuego y un golpe en la cabeza cuando perdió el conocimiento.
Él presentó úlceras a causa de la falta de movilidad mientras estuvo intubado.
“Fui dado por muerto”, recuerda S.A., al precisar que ya estaba dentro de una bolsa térmica acomodada en el piso del estacionamiento de la estación migratoria incluso con el rostro tapado cuando una mujer militar se percató que tenía signos vitales.
El hombre estuvo internado del 27 de marzo al 19 de abril, permaneció dos días fuera y regresó seis días más al hospital para una apendicitis.
El grupo de migrantes y sus familiares llegaron a Ciudad Juárez el 19 de septiembre provenientes de la Ciudad de México donde estuvieron hospitalizados, y ese día acudieron a la estación migratoria que se quemó, ubicada junto al puente internacional Lerdo-Stanton, para una sesión en la que pretendían cerrar un ciclo.
Al llegar a ese lugar, cuentan, personal de seguridad que vigila el inmueble los corrió, diciéndoles que ahí no pasó nada importante, solo “unos quemados”.