Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero Salgado
¿Nos rayamos o nos la rayaron?
El 25 de agosto, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, encabezó su cotidiana conferencia mañanera en Acapulco. Estuvo acompañado de integrantes del gabinete federal y, por supuesto, de la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda.
Con la conferencia arrancó su última gira por Guerrero. Y, tal vez, la más desatinada en todo lo que va de su mandato.
La realidad que vive Guerrero, literal, lo puso sobre las cuerdas, hizo decenas de malabares, pero al final no pudo responder por qué Guerrero está cómo está: hundido en una nueva crisis de inseguridad y política. La violencia va en aumento, sin que nadie lo impida.
“¿A qué atribuye el repunte de la violencia actual en el estado presidente?”, preguntó más de cuatro veces un reportero. López Obrador no quiso responder.
No quiso, porque el presidente tiene certezas de lo que está ocurriendo en Guerrero. Sabe de la raquítica respuesta que da la gobernadora al problema de inseguridad, sabe hasta dónde están de involucradas las autoridades con las organizaciones criminales. Sabe que la Familia Michoacana se expande por todo el estado sin que nadie se lo impida, como si tuviera permiso para hacerlo.
López Obrador sabe de lo que está pasando en Guerrero como muy pocos, pero decidió minimizar, callar, encubrir y hasta engañar. Optó por poner por encima sus cálculos electorales que enfrentar la realidad que vive el estado.
Y todavía algo peor: quiso imponer su versión que desvaría con los hechos que revelan lo que realmente vive Guerrero: una pesadilla.
Dijo que en el estado no hay focos rojos, que vamos bien, que se va avanzando, que las cosas están mejor. Mentira. Todo Guerrero es un foco rojo. Todas las regiones están gangrenadas por la violencia, la cotidianidad de la población es cercenada según el designio de los criminales. Los choferes del servicio del transporte público son cazados, asesinados, calcinados. Los comerciantes son asfixiados por la extorsión, pueblos completos huyen porque quedarse es la muerte. Los políticos desayunan, comen y hasta cenan con los líderes criminales. La corrupción avanza galopante.
La inseguridad no ha disminuido, sino todo lo contrario: va en aumento. Y en aumento también va la percepción de que cada vez se hace menos para contrarrestar la violencia.
La intención de López Obrador fue proteger a la gobernadora y por lo tanto a su partido, Morena, aunque esto significó hacer a un lado lo que vivimos los guerrerenses todos los días. Hablar de violencia, de pocos resultados no dan votos.
Luego vino la frase que aún resuena entre los guerrerenses: “Estamos apoyando a Evelyn que es una muy buena gobernadora, se rayaron”. Sí, así lo dijo: “se rayaron”.
¿De verdad los guerrerenses “nos rayamos” con la llegada de Evelyn Salgado a la gubernatura?
Desde hace muchas décadas, los mexicanos no nos hemos “rayado” con un gobernante. Si estamos donde estamos es precisamente por la clase política, son ellos los que han dejado crecer la violencia, la pobreza, la corrupción, el analfabetismo. Por su negligencia el sistema de salud está devastado, igual pasa con la educación, donde miles de estudiantes siguen tomando clases en escuelas que no son escuelas, sino chozas y, peor aún, millones siguen sin tener la posibilidad de estudiar.
¿De verdad “nos rayamos” con Evelyn Salgado?
Sería preciso preguntarle eso a los miles de familiares de las personas desaparecidas, a los pueblos completos que han tenido que desplazarse porque criminales los hostigan, a los familiares de las personas asesinadas que la justicia es algo muy lejano.
Que le pregunten a los familiares de los 22 choferes asesinados en los dos últimos meses en Chilpancingo y sus alrededores.
Que le pregunten a los pobladores de Metlatónoc que el techo de su Centro de Salud se cae a pedazos por la falta de mantenimiento.
Al terminar de leer estos últimos párrafos a muchos se les vino la muletilla que sueltan los morenista: “estos problemas son culpa de los de antes”. Tiene razón. Todo esto lo provocó la ambición de políticos del PRI y PRD, sobre todo.
En 2018, millones votaron por Morena precisamente porque ya no aguantaban a los del PAN, PRI y PRD, porque quería que las cosas se resolvieran, que nos “rayáramos” con los nuevos gobernantes. Pero no “nos rayamos”. No. Aun cuando les molesten las críticas a la gobernadora, es obligado decirlo: las cosas no están nada bien y, si no se hace algo, van a estar peor.
Sin embargo, algunos sí se están “rayando” con la llegada de Evelyn Salgado a la gubernatura, comenzando por su familia.
Su padre, el senador Félix Salgado Macedonio convirtió al estado en su parque de diversión. Lo recorre en camioneta blindada y con seguridad, que hasta ahora no ha explicado quién le otorgó esas medidas, si su hija, la gobernadora o si él las paga. Donde se para lo hace con dos fines: divertirse y hacer proselitismo.
Su hermana, Liz Salgado Pineda, presidenta del DIF estatal, se está “rayando” con el presupuesto. Este 2023 el DIF ejercerá 853 millones 211 mil pesos, más que el Congreso (839 millones) y apenas por debajo del Tribunal Superior de Justicia (937 millones).
Así es, la dependencia que maneja la hermana es una de los cuatro que más dinero dispone, por encima de la Secretaría del Bienestar, la de Cultura, la del Medio Ambiente y muy pero muy por encima de la Comisión de Atención a Víctimas (CEAV), que sólo para hacer la comparación ejercerá 29 millones 577 mil pesos.
La otra hermana que se está “rayando” es Sol Salgado Pineda, quien administra uno de los negocios familiares, un periódico.
Con la llegada de Evelyn Salgado a la gubernatura el periódico familiar se transformó de La Jornada Guerrero a El Guerrero.
El Guerrero es un pasquín atiborrado de publicidad oficial. En la edición de 30 de agosto, en sus páginas hay propaganda del gobierno del estado, por ejemplo, la foto de portada es de la gobernadora; en sus interiores hay boletines de la Secretaría de Educación de Guerrero (SEG), de la Universidad Tecnológica y de la Secretaría de Fomento y Desarrollo Económico.
También hay publicidad de los ayuntamientos de Zihuatanejo, Iguala, Taxco, Coyuca de Catalán y Chilpancingo. Además del Congreso del estado, del Tribunal Superior de Justicia, de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (Iepc) y de la Auditoría Superior del Estado. En esta edición también hay publicidad del gobierno federal y del senador de la República, el priista Manuel Añorve Baños.
En la edición de 30 de agosto, 16 instituciones se anunciaron en El Guerrero.
¿Saben quién le niega un convenio publicitario a la hermana de la gobernadora? Exacto, nadie.
Pese a la vasta publicidad que le contratan, los reporteros de El Guerrero no tienen contratos ni salario fijo, menos prestaciones. Les pagan la nota y fotografía publicada a 80 pesos.
Dinero público al negocio familiar. Un círculo perfecto. Sí que se “rayaron”.
La que se está “rayando” es la otra hermana, Celeste Salgado Pineda, de nada está en la pelea por la candidatura de Morena a la alcaldía de Iguala. Y, por si fuera poco, el sobrino, Félix Salgado Jr., ahora es cantante, aunque sólo se presenta en eventos oficiales de su tía, la gobernadora.
Otro que no podía faltar en la lista de los rayados, es Rubén Hernández Fuentes, la pareja sentimental de Evelyn Salgado.
No sólo es su pareja, es el coordinador operativo de la oficina de la gobernadora y no sólo eso, su hermano, Óscar Omar Hernández Fuentes, el director de Costos, Presupuestos, Licitaciones y Contratos de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Obras Públicas y Ordenamiento Territorial (SDUOPOT).
Los hermanos Hernández Fuentes son representantes legales de empresas constructoras y, cada vez con mayor fuerza, se sabe que son quienes deciden y designan la obra pública en el estado.
Pues, sí que se “rayaron”.
Ese día, López Obrador soltó otra frase desatinada. Dijo que en México los políticos y los criminales ya no son la misma cosa, ya no están mezclados.
Debería darse una vuelta por Chilpancingo, donde los hechos dicen otra cosa.
Chirrionazo: La mañana de este miércoles la gobernadora despertó de buenas y publicó en sus redes una foto de un cafecito con una pieza de pan, como buen influencer. Más tarde dieron de baja esa imagen porque se les olvidó un pequeño detalle, y es que se conmemoraba el Día Internacional de la Desaparición Forzada. Los familiares y colectivos de desaparecidos marcharon, colocaron fotografías en plazas públicas y hasta volaron papalotes en Chilapa, Chilpacingo y Acapulco. Muy poca sensibilidad de la gobernadora, quien además, durante la gira del presidente en Guerrero firmó autógrafos en Ayutla como si fuera una rockstar y no una funcionaria pública. La cultura de la idolatría ya la absorbió. En tanto, su padre, el senador Félix Salgado estuvo en el Colegio Militar, abrazó a Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional y aplaudió al Ejército, que es responsable de cientos de desaparecidos durante la época mal llamada guerra sucia. ¿Y no que se decía de izquierda?
Colaboración especial en Amapola periodismo de sus brothers, sus panas, hermanos, su sangre y su clicka: Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero Salgado. Aquí nos pueden enviar sus comentarios y chismecitos: eltlacololcolumna@gmail.com
Tlacolol es una columna satírica que cuestiona los hechos y dichos de lo que acontece en Guerrero. La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de sus autores. Agradecemos el espacio a Amapola periodismo por respetar la libertad de expresión y no censurar nuestras opiniones e interpretaciones.