El patrón de casos se inclina hacia mujeres desde hace seis meses
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Oscar Guerrero
10 de agosto del 2023
Chilpancingo
La tarde del 4 de julio del 2023, Verónica Zúñiga Nava acudió al Panteón Central de Chilpancingo a visitar la tumba de su bebé que falleció dos meses atrás, esa fue la última vez que la vieron, lleva más de un mes sin ser localizada ni por su familia ni por las autoridades ministeriales.
Dos días antes, el 2 de julio, Verónica visitó a su hermana Yesenia; al día siguiente se vio con una persona para realizar unos pagos en el centro de la ciudad.
El 4 de julio pasado Verónica mandó un mensaje a su hermana para avisar que estaba en el Panteón Central, en la tumba de su bebé.
Desde el momento de su desaparición de su hermana, Yesenia emprendió la labor de búsqueda para dar con su paradero.
«Ya de ahí no supimos, no sabemos y nos presentamos a poner la denuncia hasta el jueves porque esperamos las 72 horas que piden, y desde ahí ya no sabemos nada, sólo nos dijeron que esperáramos noticias y hasta la fecha no nos han dicho nada», dice Yesenia en entrevista.
Verónica tiene 42 años, es madre autónoma de cuatro hijos, entre ellos dos menores de edad.
A un mes de la desaparición de Verónica, la Fiscalía General del Estado (FGE) no le presenta avances a la familia de las investigaciones ni de la búsqueda. La petición de Yesenia es que les muestren las camaras de vigilancia cercanas al panteón para tener indicios de la desaparición, pero las autoridades ministeriales tampoco han atendido su petición.
La madre de ambas «cada día está más enferma, ya no come, ya no duerme, porque no sabemos dónde está (Veronica), porque no tenemos noticias», dice Yesenia.
Yesenia y Verónica son jornaleras, durante los meses de agosto a junio acuden a los campos agrícolas de Sinaloa, Sonora y Baja California a cosechar jitomate, chile y uva.
Verónica es la encargada de «enganchar» a los trabajadores, hablar con contratistas y realizar los contratos con las empresas agrícolas de varios grupos de personas.
Por esa razón, a diferencia de su hermana, no acudía toda la jornada a los campos agrícolas, iba por tres meses y regresaba a Chilpancingo a juntar más gente.
Desde el día de su desaparición, la familia de Verónica no tiene ninguna pista de lo que pudo pasarle o el motivo de su desaparición.
De acuerdo con su hermana, Verónica no tenía problemas con nadie, se dedicaba completamente a su trabajo, no tenía novio y sus únicas relaciones sociales eran con su familia.
Verónica es de complexión regular, tez blanca y mide 1.60 metros. La última vez que la vieron vestía pantalón negro en color mezclilla, blusa de tirantes y tenis color negro.
«Buscamos por todos lados, esto ya no es vida, salimos a la calle y sólo volteamos a todos lados para ver si la vemos», dice Yesenia.
En la FGE, la familia de Verónica es revictimizada, los agentes y ministerios públicos les dijeron que «se fue con el novio, como muchas mujeres desaparecidas en la entidad».
Ante los nulos resultados de la FGE, Yesenia se unió a dos colectivos de búsquedas de personas con la esperanza de hallar más pronto a su hermana.
En un primer momento se acercaron al Colectivo de familiares de personas desaparecidas Lupita Rodríguez Narciso, para recibir acompañamiento jurídico y apoyo moral.
Con este colectivo Yesenia se sumó a la exigencia de justicia y aparición con vida de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa.
«Antes yo era de las que juzgaba a los que tapaban calles, porque perjudicaban al ciudadano, pero hoy puedo decir que se acabó mi miedo, tenía miedo hablar de exigir a las autoridades hagan su labor, y hoy soy capaz de incendiar medio Chilpancingo para encontrar a mi hermana», dice.
El 28 de julio, Yesenia se sumó al Colectivo Memoria Verdad y Justicia, de familiares de personas desaparecidas para buscar en los cerros de Chilpancingo.
Yesenia reconoce que jamás se imaginó que tuviera que buscar a su hermana en cerros, en terrenos baldíos, en lugares impensables»; bajo los rayos del sol recorrió junto a madres que pasan por el mismo dolor.
Desapariciones de julio
El caso de Yesenia es uno de las 73 personas desaparecidas en julio en Guerrero, de acuerdo con el conteo mensual que realiza Amapola, periodismo transgresor.
La cifras de julio presentaron una disminución en comparación con el mes anterior, junio, donde fueron contabilizadas 99 desapariciones.
Igual que se documentó en el conteo de junio, más del 50 por ciento de personas desaparecidas son mujeres.
En julio de las 73 personas desaparecidas 40 son mujeres y 33 hombres. Y así este patrón durante el primer semestre del 2023
De las 73 personas desaparecidas, cuatro fueron halladas sin vida; uno de los casos que trascendió por la violencia aplicada fue el de la joven de 18 años, Harumi Clerett Montalvo Bernal.
El cadáver de Harumi fue hallado decapitado y en avanzado estado descomposición en una fosa clandestina entre los límites del poblado Carabalí y la colonia Villa Madero, en la zona rural de Acapulco.
Harumi estudiaba la preparatoria 27 de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) y, de acuerdo con el testimonio de su madre, hombres armados vestidos de policías irrumpieron en su casa en la colonia La Quebradora y se llevaron a su hija.
Durante julio, 28 menores de edad desaparecieron, de los cuales 22 fueron localizados, uno sin vida y cuatro continúan como no localizados.
Los números de desapariciones del mes por región quedaron así: Acapulco concentró 28 casos; la región Centro 26 casos, distribuidos en Chilpancingo, Tixtla y Eduarno Neri; enseguida región Norte con 5 casos, distribuidos en Iguala y Teloloapan.