Por Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero.
Chilpancingo vivió cuatro días de caos provocado por el asesinato de cinco choferes, balaceras a sitios de transporte público, quema de vehículos y la irrupción de al menos 3,000 pobladores de comunidades de Chilapa, Atlixtac, José Joaquín de Herrera, Quechultenango, Mochitlán, Acatepec y Chilpancingo que bloquearon la Autopista del Sol y tumbaron la puerta del Congreso local y Palacio de Gobierno.
La solución aparente fue la firma de un documento entre el gobierno estatal y los pobladores donde acordaron la construcción de ejes y tramos carreteros, así como varias obras de drenaje en Petaquillas.
Decimos que aparente porque también lo fueron las peticiones. En el fondo, lo que se vivió en Chilpancingo fue una demostración de poder de la organización criminal Los Ardillos a sus rivales, no sólo delincuenciales, sino también políticos.
Ante esto, vale la pena reflexionar: ¿Qué vivimos en Chilpancingo?, ¿quién lo provocó?, ¿fue sólo una protesta de campesinos?, ¿quién los envió?, ¿cómo se llegó a lo acontecido este lunes y la mañana del martes en la capital? ¿Realmente sólo fueron Los Ardillos?
Quienes consideren que sólo se trata de un asunto de criminales y que no está la intervención de políticos, están equivocados.
En Guerrero y en gran parte del país, los partidos políticos se han convertido en la fachada de los grupos de poder fáctico y narcoparamilitares, muchos de ellos regionales. Pero para responder medianamente habrá que recapitular algunos hechos.
El 8 de junio, fue asesinado a balazos el director del Hospital Básico de Quechultenango, Miguel Ángel Casarrubias, en la lateral de la Autopista del Sol, fuera de la tienda Aurrera. Parecía un asesinato más, uno de los miles que han acontecido desde hace casi tres sexenios, pero no fue así. Trajo consecuencias.
El 10 de junio, en la comunidad de Palo Blanco, cuatro integrantes de una familia fueron desaparecidos: Eloy Peralta García, de 37 años; su esposa, Elizabeth Catalán Olalde, de 39 años; su hijo Diego Peralta Catalán, de 17 años; y la novia de este, Brithany Castro, de 16.
Durante las protestas de los familiares, se filtró a la Agencia de Noticias Irza un video en el que mostraba a la familia y a otros tres hombres sometidos, tirados en el piso, en el que se inculpaba de cometer varios asesinatos, entre ellos, el de Miguel Ángel Casarrubias.
Después de 14 días desaparecidos, la madrugada del sábado 24 de junio, en la plazoleta del barrio de San Mateo, cerca del centro de Chilpancingo, fueron abandonados sobre una camioneta y esparcidos en el asfalto los siete cadáveres desmembrados de las personas expuestas en los videos.
Destacaron cuatro cartulinas con mensajes, sus destinatarios llamaron la atención. Uno fue contra el policía ministerial identificado como Eliel Antonio Bautista Hernández, alias El Wallace. Otra contra el síndico Andrei Marmolejo Valle, a quien lo acusaron de colaborar con la organización criminal Los Tlacos y, otro más contra la alcaldesa, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, donde hablan de un desayuno y acuerdos incumplidos.
Hernández Martínez lo negó inicialmente, pero el 5 de julio se filtraron un par de imágenes con un extracto de audio. A la alcaldesa morenista no le quedó más que aceptar la reunión que calificó de fortuita y dijo que había ocurrido al inicio de su administración, en 2021.
Después fuentes del gobierno estatal dijeron que la persona con la que la alcaldesa se había reunido era Celso Ortega Jiménez, líder de Los Ardillos.
El 6 de julio, cerca de Petaquillas fueron detenidos Jesús Echeverría Peñafiel, alias El Topo, y Bernardo Chávez, por policías estatales. El primero, un presunto líder transportista y ex comandante del grupo de autodefensa de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg) en Petaquillas. El gobierno federal lo vinculó con Los Ardillos y aseguró que la movilización del lunes fue para presionar para su liberación, lo cual no lograron.
El viernes y sábado se registraron una serie de ataques armados a transportistas en Tixtla y Chilpancingo lo que causó cortes del servicio y zozobra en la población.
La rumorología imperó y la desinformación le ganó al vacío informativo del gobierno estatal y municipal.
A pesar del anuncio de una manifestación más fuerte, el lunes el gobierno estatal instaló frente al cuartel de la Guardia Nacional, al sur de la capital, una valla de 500 policías estatales y guardias nacionales, con vehículos blindados conocidos como “Rhinos”, quienes cerca de las 11 de la mañana fueron superados y correteados por los tres mil pobladores con palos, machetes y, según el gobierno del estado, hasta con armas de fuego.
Las redes sociales se inundaron de videos, muchos reales, y otros más amarillistas y sensacionalistas, aunque lo cierto y un día después lo confirmó la secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, que cinco soldados de la Guardia Nacional, cinco agentes de la Policía Estatal, dos funcionarios de la Secretaría General de Gobierno y uno de la Secretaría de Gobernación federal, fueron retenidos por los pobladores.
En esa conferencia mañanera se informó que la manifestación de los pobladores fue liderada por Gilmar Jaír Sereno Chávez, y el autonombrado presidente de la organización de Comisarios de Guerrero, Guillermo Matías Marrón, que tienen presuntos vínculos con Los Ardillos.
Además, López Obrador aseguró que en el fondo la protestas de los pobladores que irrumpieron en Palacio de Gobierno del estado fue la liberación del líder transportista ligado a Los Ardillos, pero exculpó al gobierno municipal y estatal al señalar que en Guerrero “ya no hay corrupción” y responsabilizó a los gobiernos del pasado de empoderar al grupo delincuencial.
El senador Félix Salgado Macedonio señaló a “la ultraderecha” de intentar desestabilizar su gobierno de facto, perdón, el de su hija Evelyn Salgado Pineda. Nos cuentan que el lunes se resguardó en su hogar para perritos de la calle, ubicado al norte de la ciudad, pero la mañana del martes huyó de la ciudad.
La noche del lunes, el secretario general de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez, también expuso que la movilización era para desestabilizar al gobierno estatal, pero no señaló ni puso nombres o colores políticos.
No obstante, tras firmar de recibido una solicitud de obras públicas por Reynoso Núñez, los pobladores culminaron su bloqueo, entregaron a los retenidos y se retiraron.
La ciudad quedó paralizada, con su mayoría de los negocios cerrados, y pasadas las 2 de la tarde comenzó a tener actividad en algunos lugares entre ellos el mercado central. El cual la alcaldesa Norma Otilia Hernández recorrió custodiada de militares y policías para “mostrar” que no pasaba nada y que ya había actividades económicas.
Horas más tarde, fue filtrado nuevamente un video de su reunión con el presunto líder de Los Ardillos, con un mensaje poco claro, pero evidenciando que no fue un encuentro fortuito y que contrario a lo que aseguró en cadena nacional platicó con naturalidad con el presunto líder criminal.
Los pobladores que irrumpieron en la capital, la mayoría de ellos obligados, no representaron ninguna causa social real, fueron utilizados como carne de cañón, pero además, demostraron que la militarización del país, con la Guardia Nacional no sirve realmente para defender a la población, pues fácilmente fueron superados e incluso, abandonaron en su huida, casi a propósito un vehículo blindado que fue paseado como trofeo de guerra por la ciudad y Petaquillas por los pobladores.
El gobierno federal, estatal y municipal le deben a la ciudadanía una explicación de por qué durante días sobrevoló un helicóptero al sur de Chilpancingo, causando temor a la población, cuando a la hora de actuar poco hizo o para nada sirvió.
¿Es necesario que nos aclaren quiénes representan en Guerrero la ultraderecha, a quién le conviene desestabilizar a una gobernadora que no da la cara en los momentos más complejos de violencia?
Pongámosle nombre y apellido. Si hablamos de la zona de influencia de Los Ardillos, debemos poner en el tintero, al bloque político que han formado sobre todo en el Congreso local, quienes representan las zonas de donde provenían los pobladores inconformes como los diputados del PRD, Bernardo Ortega Jiménez y Raymundo García Gutiérrez y el del PRI, Jesús Parra García.
En el caso de los alcaldes mencionaremos los municipios, sus ediles y sus partidos donde el grupo de Los Ardillos tiene presencia y son: Chilapa, Aldy Esteban Román, por el PRI; de José Joaquín de Herrera (Hueycantenango), Orquidia Hernández Mendoza, del PRI; de Acatepec, Romoaldo Díaz Rosas, del PRD; de Tixtla, Moisés Antonio González Cabañas, por Morena; de Quechultenango, Crisóforo Castro Castro, del PRI; de Mochitlán, Gerardo Mosso López, del PVEM; de Juan R. Escudero (Tierra Colorada), Diana Carolina Costilla Villanueva, del PRI; y de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, de Morena.
Otra versión que surgió fue la del obispo emérito, Salvador Rangel Mendoza, cercano a los “señores” de Los Ardillos, como les llama, y que quedó consignada en el periódico El Sur, y en el programa Tribuna Libre, de radio Universidad Autónoma de Guerrero, conducido por Sergio Ocampo Arista, es que los pobladores protestaban por la complacencia del gobierno de Evelyn Salgado Pineda, y de Norma Otilia Hernández, con el grupo antagónico de Los Ardillos, conocidos como Los Tlacos, grupo paramilitar que alcanzó su apogeo en el anterior sexenio del gobernador, Héctor Astudillo Flores.
Con todos los focos puestos solo en Los Ardillos, y ninguno en el grupo antagónico, los únicos que volvieron a vivir horas de un secuestro colectivo fue la ciudadanía, quienes viven el día a día el cobro de cuotas, extorsiones y privaciones de la libertad en ambas zonas controladas por estos grupos delincuenciales.
CHIRRIONAZO.- En medio de la violencia que azota a Chilpancingo, el miércoles la gobernadora Evelyn Salgado les festejó con un desayuno a los abogados por su día en el Salón Cuicali. Obvio, la mandataria estatal acudió a este acto acompañada de su padre el senador Félix Salgado super blindada con guarros a rabiar. Durante su discurso, la gober se echó un lagrimógeno discurso. Les dijo a los abogados que ella desde los 16 años de edad quería ser abogada y lo logró no solamente obteniendo la licenciatura en derecho sino una maestría en derecho procesal. El detalle es de que la gobernadora obtuvo la licenciatura y la maestría en un solo año, o sea, en 2021.
Obvio, Salgado Pineda, no estudió en la proletaria Uagro, sino en escuelas privadas de Cuernavaca y Acapulco donde el pago de la colegiatura es de miles de varos mensuales. Esos de la supuesta izquierda presumen de ser pueblo pero en realidad son catrincitos.
Colaboración especial en Amapola periodismo de sus brothers, sus panas, hermanos, su sangre y su clicka: Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero Salgado. Aquí nos pueden enviar sus comentarios y chismecitos: eltlacololcolumna@gmail.com
Tlacolol es una columna satírica que cuestiona los hechos y dichos de lo que acontece en Guerrero. La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de sus autores. Agradecemos el espacio a Amapola periodismo por respetar la libertad de expresión y no censurar nuestras opiniones e interpretaciones.