Chilpancingo intenta volver a la normalidad después de acuerdos entre el gobierno estatal y pobladores inconformes

Fueron más de tres días de tensión y sicosis, que inició el sábado, por la irrupción a la ciudad de habitantes de las regiones Centro y Montaña baja que, dijeron, necesitaban caminos y puentes, pero el gobierno federal señaló a sus líderes de estar relacionados al grupo criminal de Los Ardillos


Texto: Itzel Urieta y Margena de la O

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

Después de una jornada de pánico y caos en Chilpancingo con la irrupción de más de 2,000 pobladores de municipios de la región Centro y Montaña baja, los comercios y la población de a poco vuelven a la normalidad en la ciudad esta tarde.

Ayer pasado el mediodía, pobladores que dijeron ser originarios de Chilapa, Hueycantenango, Acatepec, Atlixtac y Quechultenango, pero que en realidad entraron por Petaquillas, un pueblo de Chilpancingo, y que es la puerta al Circuito Río Azul, irrumpieron a la ciudad y paralizaron a la población ante la posibilidad de que generaran más hechos violentos.

Aún estaba fresca la sensación de tensión del sábado pasado que mataron a cuatro taxistas e incendiaron sus unidades. La ciudad se detuvo porque el transporte público paró el servicio, lo que imposibilitó a mucha población a moverse, y desencadenó un miedo colectivo.

Este lunes poco antes de las dos de la tarde, el transporte público volvió a parar y los negocios de todos los giros a cerrar; ante eso, los habitantes, como pudieron, llegaron a sus casas.

Para eso de las tres de la tarde, las calles del centro de la ciudad estaban vacías, sólo un par de personas caminaban y uno que otro automovilista circulaba.

El transporte público fue uno de los sectores más golpeados durante los últimos días en Chilpancingo. El antecedente de esto es la protesta de la semana pasada de Transportistas del llamado Circuito Río Azul–que va desde Petaquillas, pueblos de Chilpancingo, hasta Quechultenango, lugar de donde son originarios los líderes de Los Ardillos–que bloquearon calles de esta ciudad en reclamo de la liberación de uno de sus líderes, Jesús Echeverría, y el de su acompañante, a quien le descubrieron cartuchos de armas y presunta droga.

Este supuesto líder transportista también fue asociado esta mañana por el gobierno federal con Los Ardillos.

Lo del sábado fue un ataque directo a los taxistas–cinco taxis fueron incendiados y cuatro chóferes asesinados–, el lunes, durante la irrupción a la ciudad, también atacaron a balazos la base de la ruta foránea Chilpancingo-Tlacotepc, ubicada en la colonia Morelos, ubicada a unas cuadras del centro de la ciudad, pero en dirección norte, hacia el mercado Baltasar R Leyva Mancilla. El saldo de este atentado fue de al menos dos heridos, choferes de las unidades.

Una de las personas que presenció el ataque a esta base informó que un Tsuru con dos tripulantes a bordo llegó intempestivamente frente a la base de las urvans, uno de ellos bajó con una arma larga y comenzó a disparar contra los que estaban el sitio, el otro tripulante también bajó con una botella grande de vidrio, al parecer, una bomba casera que explotarían en el lugar, pero se le cayó antes de prenderla y se quebró. El saldo pudo ser catastrófico.

“Nunca había tardado en llegar tanto al centro, estuve como 40 minutos esperando una combi y eso porque vivo en una zona transitada”, comentó Claudia, una usuaria que esperaba hoy el transporte público frente a las oficinas del PRI estatal.

Esta mañana la ciudad amaneció con la misma incertidumbre que durmió anoche, porque las urvans y los taxis que circularon eran escasos, había más negocios cerrados y las actividades burocráticas en el Ayuntamiento de Chilpancingo, en Palacio de Gobierno, Congreso del Estado y la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) fueron suspendidas, porque estaba la advertencia de que la jornada de ayer continuaría, y sí, los habitantes de la zonas Centro y Montaña volvieron para bloquear la Autopista del Sol desde las 07:30 horas.

Pero esta tarde, los inconformes, cuyos líderes fueron señalados por el gobierno federal de tener relación con el grupo criminal de Los Ardillos, y el gobierno federal llegaron a acuerdos y liberaron la Autopista del Sol y a los 13 policías y servidores públicos retenidos, alrededor de la una y media de la tarde.

Las pocas personas que transitaban en las calles de Chilpancingo permanecían atentos a las redes sociales para saber si liberaban o no la Autopista de Sol. En algunos grupos de compra y venta de la ciudad a los que se accedió, usuarios preguntaban si habían retirado el bloqueo para retomar sus actividades diarias.

Entre la una y dos de la tarde los comerciantes del centro comenzaron a abrir sus locales: farmacias, cafeterías y tiendas de abarrotes. Para entonces ya había ocurrido la mesa de diálogo entre el gobierno del estado y los manifestantes, y comenzaba la liberación de la carretera de cuota.

La tienda de autoservicios local Superla, por ejemplo, difundió en redes que abriría de las tres de la tarde a las ocho de la noche; en la mañana estuvo cerrada.

El flujo de personas comienza a reactivarse. Hasta esta tarde el transporte público aún es poco y el traslado para algunas personas, complicado.

En el mercado Baltasar R. Leyva Mancilla, el área de abarrotes, frutas y verduras abrieron en su mayoría, pero el problema fue que no había tanta gente hasta antes de las dos de la tarde. Los puestos de comidas y carnes estuvieron cerrados desde la mañana.

Los negocios de ropa del andador Emiliano Zapata abrieron con normalidad, pero también había poca afluencia, y los efectos eran notorios, por ejemplo, los vendedores de globos y arreglos de clausura fueron los más afectados con la cancelación de ceremonias de graduación.

José Luis, un vendedor de globos tenía previsto vender globos hoy en la clausura de una institución privada, pero la cancelaron. “Hoy iba a ir estar en la clausura de una escuela que hace sus clausuras por turnos, ahí es buena oportunidad para vender, pero se canceló la clausura. Ahora, pues, me queda esperar porque esta es la temporada buena para mí”, mencionó.

“Yo ayer me fui, dejé todo mi negocio aquí, cerré y como vi que al final no pasó nada grave, pues, hoy decidí abrir, porque yo vivo de esto y si no trabajo, pues, no como”, dijo una mujer que tiene una tienda de ropa en el centro de la ciudad.

Pero lo que ocurría en la ciudad para la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, era resultado de una sicosis entre las personas, porque no había riesgos para la población. Dijo que el cierre de negocios fue una decisión personal de los comerciantes.

Esta tarde, después de que fue público la liberación de los policías y la autopista, la alcaldesa recorrió la ciudad y lo grabó a través de sus redes sociales, lo que parecía un intento de dejar claro que en la ciudad no pasaba nada.

Pero la alcaldesa estuvo guardada desde el 5 de julio que circularon las imágenes de su encuentro con un presunto líder del grupo criminal de Los Ardillos, sólo ayer dio su conferencia de prensa del lunes por la mañana para exponer que las reacciones derivadas de su reunión son un golpeteo político, porque, según dijo, «dialogar no es pactar».