Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Oscar Guerrero
Chilpancingo
Ayer una máquina retroexcavadora demolió el quiosco de la Alameda Francisco Granados Maldonado, en el centro del Chilpancingo, lo que provocó reacciones de enojo y tristeza en la población por la destrucción de este lugar histórico.
La demolición del quiosco de la alameda forma parte del programa de Rehabilitación del Sistema de Parques Urbanos que puso en marcha el gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez.
En la remodelación de la alameda el gobierno municipal invertirá 4 millones de pesos, pero no han informado el nombre de la empresa que realiza la obra, tampoco existe información si hubo licitación.
Las imágenes de la demolición que circularon en redes sociales causaron comentarios de tristeza y nostalgia de los habitantes.
«Y así esta ciudad, busca la demolición de espacios históricos, se cierran lugares, se pinta de jaguares y se olvida de la memoria», planteó la historiadoria Jessica Estevez Ojendiz.
Para el historiador y promotor cultural, José Luis Correa Catalán, la demolición de un espacio como la alameda y su quiosco es parte de un política «de privatización de los espacios de recreación, y de destrucción de espacios identitarios».
«Se demuele sin justificación alguna los espacios de recreación y memoria, solo acentúa la situación de ruina decadente capitalina bajo un eslogan barato de Cultura y Progreso», agregó.
El antropólogo Ricardo Locia Hernández escribió en sus redes sociales: «Muchas veces dentro del mal llamado progreso, no se concibe la memoria y la pertenencia con el espacio. Destruir para construir parece ser lo más factible, pero no dimensionamos la historia del inmueble, no sólo por el estilo arquitectónico al que se inscribe, sino por la memoria colectiva que se construye alrededor de él».
El quiosco de la Alameda Granados Maldonado fue construido en 1992, de acuerdo con datos del cronista Edgar Pavia Miller.
Fue construido de tabique, herrería y pequeños mosaicos que en su cúpula formaran la rosa de los vientos.
En ese espacio hay dos esculturas del fallecido artista internacional Víctor Manuel Contreras Contreras, el Monumento a la Madre y el Monumento a Los niños héroes.
Ambas esculturas están abandonadas desde hace tiempo, sin mantenimiento, sucias y descuidadas.
Algunas personas consultadas sobre su opinión de la demolición consideraron que era innecesario.
«Se veía bien, estaba bonito y servía para cubrirse del sol al medio día, yo creo que pudieron remodelar todo y conservar el quiosco como algo histórico», dijo un habitante.
Oliver, un estudiante de la Preparatoria 1 de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), ubicada frente a la alameda, dijo que con los trabajos de remodelación les privaron de un espacio de esparcimiento que era común para ellos.
«Luego en ratos entre clases nos veníamos aquí y en el quiosco descansamos con los compañeros, no sé qué vayan hacer ahora, pero espero lo reconstruyan o hagan otro espacio de ese tipo para descansar», comentó Oliver.
«Ya era un espacio muy emblemático, apenas en la pandemia ayudó con lo de las pruebas Covid gratuitas, y yo pienso que se debió respetar», agregó.
Para el arquitecto especialista en parques, Víctor Antonio Luviano Gutierréz, el hecho que no exista un espacio, lugar o monumentos definido y que se mantenga a través de los años, será difícil que creen un sentido de identidad y pertenencia entre los habitantes de Chilpancingo.
«Te tienes que sentir identificado con algo, con un lugar, con un edificio, con un monumento, pero es algo que se construye por años y con el paso del tiempo te hace sentir orgulloso, pero si cada tres años llega una autoridad y destruye lo que hizo su antecesor difícilmente podremos lograr ese sentido de pertenencia», dijo Luviano Gutierréz en entrevista.
Con la demolición de estos espacios públicos que mucha gente considera históricos «se elimina también la historia propia de Chilpancingo», agregó.
El quiosco de la alameda es para muchos habitantes de Chilpancingo un lugar histórico y emblemático.
De acuerdo con Liliana Castro Ramos, del equipo de proyectistas de la remodelación de la alameda, la demolición del quiosco fue porque presentaba daños estructurales que ponía en riesgos a las personas.
«Detectamos que ya se encontraba estructuralmente en muy mal estado y representaba un riesgo mantenerlo; la estructura ya estaba muy vencida, el acero estaba en muy malas condiciones y debido a esto se tomo la decisión de continuar con la demolición», dijo Castro Ramos en entrevista.
Dijo que tienen contemplado la construcción de un nuevo quiosco.
«Será una base de concreto que tenga paredes de cantera negra y tendrá dos accesos principales que conecten al Andador Zapata y al pasillo que llevará a las fuentes saltarinas», mencionó Castro Ramos.
Para los chilpancingueños, la demolición de este quiosco representa una pérdida de un lugar importante en el que muchos construyeron recuerdos.
Fue un punto de encuentro y reuniones de la gente, ahora ya no existe y en la maqueta del proyecto de la obra no se contempla su reposición.