No sólo es el agua, también el drenaje, otro problema de servicios básicos en Chilpancingo

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Amílcar Juárez 

Chilpancingo

La falta de agua en los hogares de los chilpancingueños es uno de los problemas más comunes en la ciudad, pero existe otro que pocos voltean a ver y con el que también lidian a diario, el drenaje y las aguas residuales.

Virginia Barrientos Ariza vive en los márgenes de la barranca Pezuapa, a la altura de la colonia Indeco, en este punto la barranca aún está abierta y tiene un cauce natural, metros más abajo está embovedada y ya es el drenaje que, finalmente, desemboca en el río Huacapa.

Aun cuando Virginia vive en un asentamiento regular y muy urbanizado ella no cuenta con conexión a la red de drenaje.

Sus aguas residuales son descargadas directamente al cauce de la barranca y tiene un sistema de fosa séptica, uno de los mayores contaminantes para el medio ambiente, de acuerdo con especialistas.

“Uno aquí vive desde hace varios años y tenemos necesidades y ocupamos agua y sacarla sucia, pero si el gobierno no da opciones tenemos que buscar las nuestras”, dijo.

Muchos drenajes no están conectados a la red

Para el académico, ambientalista y ex secretario de Medio Ambiente de Recursos Naturales de Guerrero, Octavio Klimek Alcaraz, casos como el de Virginia se repiten y son comunes en las 54 barrancas que hay en Chilpancingo.

“El drenaje de las viviendas que están sobre las barrancas no está conectado a la red de drenaje, sino más bien descargan directamente a la barranca”, mencionó en entrevista para Amapola, periodismo transgresor.

Estas 54 barrancas desembocan en el encauzamiento del río Huacapa, que en su momento fue agua cristalina, pero que con el tiempo y el crecimiento urbano se convirtió en una drenaje a cielo abierto que cruza por toda la ciudad. Es lo que oficialmente las autoridades nombraron Encauzamiento Río Huacapa; en todo el borde están asentadas alrededor de 40 colonias.

El encauzamiento del Huacapa tiene siete kilómetros que inician en la colonia de la San Rafael Norte y concluye en el Fraccionamiento La Cinca.

En el 2013, el Huacapa sufrió daños por el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel, datos oficiales otorgados por un trabajador de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (CAPACH), que pidió se omitiera su nombre, indican que muchas de las ollas de drenaje colapsaron por las lluvias en 2013 y, desde entonces, no recibe un tratamiento adecuado para recibir las descargas de aguas residuales, por lo que más de un 50 por ciento acaba en el río Huacapa.

Las aguas negras corren a cielo abierto por el encauzamiento y provocan malos olores e incluso enfermedades, de acuerdo con vecinos que viven en los márgenes.

Ana, quien tiene su vivienda en la colonia Juan N. Álvarez, mencionó que el río emana olores fétidos que se agudizan todos los abril y mayo por el calor.

“Aunque nosotros quisiéramos hacer algo no podemos, el gobierno es el que tiene la maquinaria y el dinero para desazolvar el río cada temporada”, comentó Ana.

La Microcuenca del Río Huacapa comienza en la comunidad Omiltemi, en la Sierra de Chilpancingo, y termina en Quechultenango, donde el río Azul se convierte en río Omitlán para juntarse con el Papagayo y, finalmente, desembocar en las aguas del Océano Pacífico, en Acapulco.

El río Huacapa recorre tres municipios y cientos de comunidades, pero se contamina en Chilpancingo, principalmente, por ser el drenaje que atraviesa la ciudad.

Chilpancingo vierte 83 por ciento de sus aguas negras al Huacapa

De acuerdo con la tesis académica La Gestión del Saneamiento en la Cuenca del Río Huacapa-Río Azul, que realizó el estudiante del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTG), Armando Catalán Castro, Chilpancingo aporta 83 por ciento de las aguas residuales descargadas en el río Huacapa, el resto lo hacen las comunidades pequeñas como Amojileca y Petaquillas.

Estas aguas sucias van a desembocar al río Azul, ubicado en el municipio de Quechultenango.

De acuerdo con este estudio académico la condición topográfica de Chilpancingo sirvió para que el cauce del Río Huacapa fuera utilizado como receptor natural de aguas residuales que generan los pobladores.

“El río Huacapa presenta serios problemas de contaminación, teniendo en esta zona un foco de infección muy fuerte que afecta principalmente a niños y adultos mayores”, dice la tesis del estudiante Armando Catalán Castro.

Sobre cuanta cantidad de aguas residuales salen de Chilpancingo y cuánta es tratada no hay datos oficiales que los funcionarios quieran compartir.

“Lo hacen porque siempre tienen miedo de que los vayan a echar de cabeza y por eso es muy difícil que suelten ese tipo de información”, mencionó la fuente de CAPACH.

Klimek Alcaráz como secretario tampoco tuvo acceso a dicha información, “porque como dependencia no operamos tan a fondo, esos siempre son datos muy técnicos que manejan las dependencias estatales”.

La Comisión de Agua del Congreso local, que preside la morenista Nora Yanek Velázquez Martínez, dice tampoco ha tenido acceso a dicha información.

Plantas tratadoras

La presidenta del Comité de la Microcuenca del Río Huacapa, Angela Memije Alarcón, informó que cinco de las seis plantas tratadoras de aguas residuales que se ubican en la microcuenca del río Huacapa-río Azul siguen sin funcionar, y la de Chilpancingo, que es la única en activo, opera a una menor capacidad de sus límites.

Para sanear el recorrido que hace el agua existen seis plantas tratadoras para la micro cuenca, ubicadas en los municipios de Chilpancingo, Mochitlán y Quechultenango y están en los pueblos de Jaleaca y Amojileca, en la Sierra; en la zona del valle, Petaquillas y Tepechicotlán; Cozcamila, en Quechultenango, y una en ciudad de Chilpancingo. De las seis plantas, la única que funciona es la de Chilpancingo.

El proyecto de las seis plantas tratadoras era sanear toda el agua de la cuenca desde río arriba con el objetivo de llegar al río Omitlán lo menos contaminada y que en el proceso el agua tratada fuera de ayuda para los agricultores de la zona.

“Tenemos seis plantas de tratamiento, ya existe la infraestructura, lo que le pedimos a las autoridades es que se rehabiliten para lograr sanear el agua”, comentó.

A pesar que la planta tratadora de Chilpancingo es la única en funcionamiento, no trabaja al 100 por ciento debido a la descompostura de algunos equipos necesarios para sanear el agua.

Memije Alarcón solicita desde hace varios años, a los tres niveles de gobierno, que operen las seis plantas tratadoras, lucha que, dice, no abandonará hasta conseguirlo.

Los datos oficiales del Ayuntamiento de Chilpancingo es que la planta tratadora del municipio opera a un 60 por ciento, un dato del que, de acuerdo con Klimek Alcaráz, hay que dudar, porque no existen estudios públicos sobre la situación de la planta.

Posibles soluciones

Para Klimek Alcaraz la solución al tema del drenaje está, en primer lugar, conectar la mayoría de viviendas a la red y, después, instalar micro plantas tratadoras en los desemboques que las barrancas hacen con el río Huacapa.

“De hecho se hizo un estudio con el Instituto Mexicano del Agua y quedó muy claro ese dato de que ecológicamente era mucho más conveniente es tipo de tratamiento (micro plantas), sin embargo en la época de (Zeferino) Torreblanca (2005-2011) se hizo la gran planta tratadora que está en Petaquillas (comunidad de Chilpancingo) y que tiene varios problemas”, mencionó Klimek Alcaráz.

Algunos de los problemas que el académico identifica es el enorme costo con el que debe operar una planta tratadora y, además, no existió un estudio social de beneficios productivos.

“Al final se decidieron por esa planta que no opera correctamente y que es difícil de operar y que, incluso, hay periodos en los que no ha operado”, agregó.

 

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