A semanas de cumplir un año frente al gobierno de Chilpancingo, la alcaldesa, Norma Otilia Hernández Martínez, anda como la rola de El Tri:
“Que todo lo que hago
Que todo lo que hago
Que todo lo que hago
Está mal
Y yo no sé por qué
Yo le echo muchas ganas pero
Nada me sale bien…”.
Y es que desde hace unos días, nos dicen, que la alcaldesa abrió varios frentes de batalla. Uno, ni más ni menos que con el clan de los Salgado. Pues resulta que después de la elección de consejeros de Morena, la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda y el jefe del clan, Félix Salgado Macedonio, le aplicaron la ley del hielo.
Desde hace un mes, la gobernadora no la invita a ningún evento oficial que realiza en la capital. ¿Ya quedaron atrás esos días cuando la gobernadora y la alcaldesa se decían amigas, aliadas y que trabajaban en perfecta coordinación?
El enojo del clan del Salgado, nos dicen, fue porque la alcaldesa tuvo el atrevimiento de retarlos en la elección interna de consejeros de Morena. Y no fue para menos, se despachó con cuchara grande: operó para que ella y un montón de funcionarios, ganarán espacios: Luis Gerardo Padilla Cabrera, Cristian Valadéz González los más destacados.
Y en esta elección no sólo se despachó a lo grande sino que sacó todo su repertorio de artimañas, pues la mañana de ese sábado, el regidor de Morena, Juan Valenzo Villanueva convocó a los adultos mayores para tirarles línea de que votarán por él y Norma Otilia con la promesa de una despensa.
A esos mismos adultos mayores, nos dicen, Juan Valenzo los obligó a bloquear calles del centro de la capital para exigir el pago de la pensión estatal, misma por la que lo acusaron desde el mismo gobierno del estado de cooptar el programa para su organización.
“Tienen que estar en el sol, no en la sombra, porque de lo contrario no estarán en la lista de asistencia”, les advirtió el regidor a los viejitos, según lo consignó la reportera del periódico El Sur, María Avilez Rodríguez.
El otro frente de Hernández Martínez es con los regidores de PRI y PRD que la acusaron de haber gastado 140 millones de pesos sin avisar al Cabildo. ¿Y en qué creen que se gastó una parte de ese dinero? Adivinaron: ¡En pachangas!
Los regidores desglosaron los gastos: en tendidos, 300 mil pesos (¿incluirá las sombrillas que se robaron?); 374 mil en tinacos y despensas para agasajar a las madres en su día; 141 mil pesos en sonido y decoración (en una buena fiesta no puede faltar la música); 80 mil para regalos para los visitantes en diversas actividades turísticas (para que se vayan hablando bien y no de los baches).
Los regidores denunciaron que la alcaldesa tiene su partida secreta, como lo hacían los meros macizos del PRI, de 10 meloncitos que utiliza a discreción, es decir, que no le rinde cuentas a nadie.
Lo que queda claro es que en el gobierno municipal de Chilpancingo para pachangas y para consentir a la alcaldesa no conocen la austeridad republicana y, menos, la pobreza franciscana, de la que tanto vocifera el máximo líder morenista Andrés Manuel López Obrador, desde Palacio Nacional.
Y para acabarla, está semana la alcaldesa se refritió la sesión de “quién es quién en las mentiras” de López Obrador, que el pasado lunes inauguró la directora de Control Patrimonial del ayuntamiento, Adriana Loaeza Abarca, quién será la encargada de desmentir las notas amarillistas de los medios adictos al apoyito oficial.
En esta sección, nos cuentan, el pasado lunes la alcaldesa se quejó y dijo que sufre violencia política de razón de género por algunos medios. Los dichos de Hernández Martínez tuvieron poco eco incluso, algunas diputadas, incluidas de su partido, rápidito dijeron que un representante popular debe estar sometido al escrutinio y que la crítica a su desempeño del cargo no es violencia política con razón de género.
Chirrionazo: El colmo de la semana fue el registro como candidata a la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud (SNTS) de la priista Beatriz Vélez. Pues va por su quinto periodo como secretaria general, y parece que lo va lograr porque su planilla fue a la única que le aceptaron el registro. Sumaría 18 años, sí ¡18 años!, teniendo el control de esa sección.
Con todo esto, Beatriz Vélez va que corre para convertirse en la próxima Porfiria del nuevo milenio.