Este lunes se cumplen siete días de que el distribuidor de pollos Tomás Ramírez fue asesinado a balazos por un grupo armado cuando ofrecía el producto a los dueños de las pollerías.
Texto y foto: José Miguel Sánchez
13 de junio de 2022
Chilpancingo
En el segundo día de cierre de más de 50 pollerías en los mercados de Chilpancingo por la violencia, los comerciantes denunciaron la baja de ventas en todos los productos que se le ofrece al público consumidor.
Este lunes, los 34 puestos de pollo que están la nave 3 del mercado central Baltazar R. Leyva Mancilla fueron colocados mandiles que se interpretó como una señal de protesta por parte de los vendedores, quienes no saben la fecha de cuando van a reabrir sus establecimientos.
Por segundo día consecutivo, agentes de la Policía Estatal, Guardia Nacional y Ejército realizaron un recorrido en los pasillos del R. Leyva Mancilla.
«Ya es casi la una de la tarde y los pasillos lucen vacíos porque la gente tiene miedo de venir a comprar ante el temor de que haya nuevas balaceras», dijo una comerciante de esta central de abasto.
Este lunes se cumplen siete días de que el distribuidor de pollos Tomás Ramírez fue asesinado a balazos por un grupo armado cuando ofrecía el producto a los dueños de las pollerías.
El asesinato del comerciante desencadenó en otros siete crímenes de este grupo de vendedores de pollos. El jueves 9 en la tarde fue asesinado a tiros otro proveedor de este alimento a la salida del estacionamiento de este mismo mercado y el sábado 11 en la mañana, en la colonia Vicente Guerrero, en la comunidad de Petaquillas, un grupo armado irrumpió en una granja en donde mataron al distribuidor, a su hija de 14 años y a cuatro de sus trabajadores.
Una comerciante comentó que la venta de pollo en este mercado jalaba a mucha gente que aprovechaba la visita para comprar otros productos.
«Eso nos beneficiaba mucho pero ahora con el cierre de las pollerías y ahora con el miedo de que haya más muertos menos viene la gente», agregó la comerciante del R. Leyva Mancilla.
Este domingo después de mediodía visitó este mercado la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, pero no recorrió las pollerías vacías.
Hernández Martínez caminó por los pasillos de las naves uno, dos y cuatro. En esta última nave, la edil morenista que fue arropada por un grupo de agentes vestidos de civil, les dijo a los comerciantes que su gobierno les va garantizar la seguridad.
Pollerías: Materia prima de la ciudad
Sin embargo, los vendedores de pollos e incluso de otros productos, mantuvieron el cierre de sus establecimientos por falta de garantías de seguridad.
“Ni modo, vamos a comer puros frijoles porque por ningún lado conseguimos pollo”, dijo una ama de casa que ni quiso revelar su nombre.
Por los hechos de violencia que se vivieron en el mercado la personas hablan poco con desconocidos, temen que sean víctimas de algún hecho de violencia.
En el caso de los comerciantes dedicados a la comida la situación tampoco es fácil, vendedoras de antojitos mexicanos que su materia prima es el pollo están preocupadas por si el desabasto continúa por más días.
“Ahorita no tenemos mucho problema, el pollo que ocupamos en la comida lo compramos con anticipación, ahorita nuestra solución es racionar la cantidad y esperar a que está situación del desabasto no sea muy larga, porque entonces sí habrá problemas”, comentó una comerciante de comida dentro del mercado.
Otros comerciantes dijeron tener miedo de revelar dónde consiguen el pollo por miedo que se generó en los últimos días donde fueron asesinados diversos trabajadores relacionados a la venta y producción de pollos.
Para otros comerciantes y amas de casa la solución será comprar el pollo en los supermercados y tiendas de autoservicio.
“Vamos a ir al super a comprar el pollo, aunque no sepa igual sirve para engañar a la muela”, comentó una mujer que esperaba comprar pollo.
La dueña de un restaurant ubicado en el centro de Chilpancingo, contó que ella logró comprar pollo pero demasiado caro ya que una pechuga que antes le constaba 90 pesos subió a 120 pesos.
«Un pollo entero que constaba 185 ahora vale 220 pesos porque seguramente hay un mercado negro», dijo.
El dueño de una pollería ubicada en un andador donde se vende todo tipo de carnes, en el centro de Chilpancingo, reveló que son los distribuidores de este producto son los que están provocando la violencia.
«No sabemos cuando vamos a vender pollo, yo creo que hasta que se pongan de acuerdo ellos, los meros de arriba», mencionó.
En la comunidad de Petaquillas, que está ubicada a 8 kilómetros de esta capital, hay cuatro granjas de pollos que están bajo el cargo de diversos distribuidores y que emplean a decenas de trabajadores a quienes les pagan entre dos y cuatro pesos por desplumar un pollo sacrificado.
Después de los seis asesinatos una de esas granjas, el pasado sábado 11, las cuatro fincas están cerradas y desde esa fecha ningún pollo sale a la venta.
Petaquillas es una comunidad que pertenece al municipio de Chilpancingo y desde hace años opera una supuesta policía comunitaria que ha sido denunciada ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por extorsiones y secuestros contra la ciudadanía.