Texto: Beatriz García
Fotografía: Cortesía
Chilapa
Kevin junto a sus compañeras se preparan para ingresar al pódium del Pabellón Olímpico de la Unidad Deportiva Mario Vázquez Raña (UDMVR), en Puebla, para la competencia.
Sus compañeras comienzan a entrar sin problemas, pero a Kevin le impiden la entrada porque, le dice una mujer, sólo pueden ingresar las niñas. Una madre de familia aboga por él y dice que también competirá con las niñas en el evento La Magia de la Gimnasia 2017.
Fernando Kevin Miranda González, tiene 14 años y es originario de Chilapa, y desde hace casi cinco años crea un precedente en la gimnasia rítmica varonil en el país desde Guerrero.
En el estado es el único gimnasta hombre, y en las distintas competencias que se realizan en diferentes partes de México, su nombre se posiciona al ser un deporte lleno de prejuicios para los hombres; la gimnasia rítmica la atribuyen casi de manera exclusiva a las mujeres.
El 6 de abril. Amapola. Periodismo transgresor publicó la primera parte de esta historia: Jorge Luis, el primer entrenador nacional de gimnasia en Guerrero está en Chilapa.
En aquella historia hablamos de Jorge Luis, de 26 años, fundador de la Escuela de Gimnasia Rítmica y Gimnasia Estética de Grupo en Chilapa, de quien su sueño es que este deporte se conozca en el estado y que a la selección nacional lleguen niños y niñas de Chilapa para ganar copas internacionales.
Al final de la historia mencionamos a Kevin, el hermano de Jorge Luis, quien se ha enfrentado a los estereotipos de género. Es momento de contar su historia.
Pionero en la gimnasia rítmica varonil en Chilapa
Kevin está por cumplir 15 años, desde hace cinco le despertó la inquietud de probar con la gimnasia, donde halló una manera de expresarse. En ese momento su hermano Jorge Luis llevaba tres años impartiendo clases de gimnasia rítmica, entonces decidió sumarse.
En entrevista en el salón de prácticas en Chilapa, Kevin acompañado de su entrenador y hermano, contó su travesía en el mundo de la gimnasia rítmica, donde sigue sin ser bien visto que los hombres lo practiquen, al menos en este país.
“La gimnasia rítmica es uno de los pocos deportes puramente femeninos donde reina la plasticidad, la gracia y la belleza. Este deporte nace en la antigua Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), en una época caracterizada por la Revolución Industrial, donde se permitió una variedad de pensamientos nuevos que impulsaron la participación de la mujer más allá de lo habitual en todos los campos sociales, el de la investigación, en el profesional, en el laboral y por supuesto en el deportivo”, se lee en la página oficial de la Federación Mexicana de la Gimnasia. Quizá este sea la resistencia de que los hombres lo practiquen.
Cuando Kevin decidió asistir a una clase de gimnasia rítmica con su hermano fue porque, de entrada, lo que le interesaba era bailar. Pero descubrió que tenía habilidad y facilidad para hacer los ejercicios. Poco a poco su visión por la gimnasia le cambió, entonces, le apasionó.
Desde que Kevin se adentró al mundo de la gimnasia rítmica lo señalaron por ser hombre que se asociaba a una práctica de mujeres. Hasta algunos amigos se alejaron de él. Ahora dice que eso ayudó a distinguir entre las personas a quién vale la pena conservar a su lado.
El adolescente tiene claro que para conseguir buenos resultados hay que enfrentar obstáculos.
Aun cuando Kevin es su hermano, Jorge Luis trata de enfocarse en su papel de entrenador. De hecho, nunca creyó que su hermano tuviera interés por la gimnasta.
“Ni siquiera me di cuenta cuándo dio el salto, no me doy cuenta fácilmente porque los veo diario (a sus alumnos), pero de momento ya estaba haciendo acrobacias, después ya estaba estirándose, y le gustó”, cuenta Jorge Luis.
Sabe que su hermano no tiene condiciones natas en la gimnasia, entonces, lo hace trabajar a diario.
“Soy su hermano pero él sabe que a partir de que entra a su clase soy su entrenador”, comenta Jorge Luis mirando a Kevin.
Los esfuerzos de Kevin y el impulso de su familia
Kevin reconoce que se mantiene en la gimnasia rítmica principalmente por el apoyo moral y económico de sus papás y sus tres hermanos, quienes lo animan para no desistir y hacer oídos sordos a las críticas destructivas.
“Mis papás me apoyan mucho, me dicen que si quiero hacerlo lo haga bien”, expresa con timidez Kevin.
La gimnasia es un deporte que además del apoyo moral que una persona puede recibir necesita de un sustento económico que le permita solventar gastos como vestuario, herramientas para hacer los ejercicios, pago de inscripciones a competencias y los viáticos para asistir.
En la entrevista pasada, Jorge Luis explicó que este deporte es muy costoso. Los leotardos cuestan desde 300 hasta de 2,500 pesos y 10,000 pesos; lo más caros son los profesionales con bordados, pinturas, con cortes, plumas, cristales, ideales para una competencia. También las pelotas que usan van desde los 300 hasta los 3,000 pesos y las clavas cuestan unos 800 pesos.
Kevin recibe apoyo de sus papás y de sus hermanos pero también le inculcaron que debe de hacer esfuerzos para obtener sus propios recursos y adquirir su material, por lo costoso y porque no siempre podrán apoyarle.
Kevin empezó a ahorrar su propio dinero.
Justina González Díaz, madre de Kevin, compartió que si su hijo quiere lograr algo debe echarle ganas.
Ella cuenta que siempre está para Kevin cuando se lesiona, le compra pomadas, lo cura, y lo manda a descansar si es necesario, porque después debe de trabajar en la panadería para juntar su dinero y solventar algunos de sus gastos.
Cuando estaba de vacaciones, todos las mañanas, Kevin iba a la comunidad de Acatlán, municipio de Chilapa, a vender. Ahora que comenzó sus clases virtuales de primer año de preparatoria, por las tardes ayuda a hacer pan.
Justina insiste que su hijo debe ser disciplinado, porque si algo lo va a hacer lo tiene que hacer bien. A ella no le interesa que digan que este deporte es para mujeres, porque la gimnasia no hace menos ni más hombre a Kevin.
“Lo bueno cuesta. Si tú tienes éxito, nosotros también, porque es de familia”, dice Justina.
Jorge Luis expresa que mientras Kevin quiera él estará ayudándole a disciplinarse en la gimnasia rítmica y a derrumbar los prejuicios que hay alrededor.
“Como dicen mis papás, si te vas a meter métete de lleno, no quiero tonterías o que la vayas a regar. Si lo vas a hacer lo vas a hacer bien”, agrega el entrenador.
Las competencias: rompiendo estereotipos
Aquel noviembre del 2017, cuando a Kevin le quisieron impedir la entrada al pódium de competencia, lo ovacionaron.
“Me sentí nervioso porque era la primera vez que competía en lo individual, sí tuve algunos errores, era la primera vez y tuve un buen resultado. Dicen que se pusieron de pie, que me aplaudieron, yo estaba muy nervioso, no vi”, dice Kevin al recordar ese día.
Fue el único hombre participante entre unas 500 niñas.
Jorge Luis evalúa que a partir de que Kevin se ha dado a conocer en diferentes escenarios en el país, otros niños en otros lugares se han animado, pero son contados.
“Hay cuatro niños en México que yo sé que apenas están empezando, es Guerrero, que somos nosotros, Veracruz que tiene a Santi, está México que tiene a Diego, Aguascalientes. Apenas los estamos descubriendo porque Santiago apenas empezó a competir. Pero fue a partir de que nosotros comenzamos a salir a las competencias”, expone.
Kevin, por ser niño no puede participar en las competencias que se organizan desde la Federación Mexicana de Gimnasia, porque de acuerdo a los estatutos sólo pueden participar mujeres. Por esa razón, Jorge Luis está pendiente de las competencias que organizan clubes particulares, sólo ahí participa.
Ha tenido la oportunidad de participar en competencias en estados como Yucatán, Veracruz, Puebla y estado de México. En octubre se avecina una competencia de Puebla, después de casi dos años por la pandemia de la Covid-19, esta vez sí será presencial. Kevin ahora practica y trabaja para reunir los 900 pesos que necesitará para la inscripción.
Kevin también está reuniendo junto a su familia 6,000 pesos para costear un traje de competencia profesional, que esté repleto de cristales y brille como lo requiere la gimnasia al momento de hacer los movimientos.
Por lo pronto el adolescente gimnasta ya se compró unas clavas que le costaron 2,400 pesos, una maleta, sus cubos y rodilleras, material básico para competir.
En un futuro y por las ganas que se le ven a Kevin de permanecer en la gimnasia, Jorge Luis pretende canalizarlo con un psicólogo deportivo, sobre todo por este camino de prejuicios que sabe no terminará pronto.
Además, Jorge Luis, no descarta que pronto comience el debate en el mundo para que la gimnasia rítmica varonil se incluya en los juegos olímpicos, de ser así, cree que Kevin podría participar representando a América en 2024 o 2028.