Con Mar de agravios, Montaña de quebranto, Tlachinollan intenta desnudar violencias estructurales

Texto: Beatriz García

Fotografía: Facebook Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de La Montaña

21 de abril del 2021

Chilpancingo

 

El 29 de marzo del 2020 desapareció Ángel Pérez Espinobarros, su esposa y sus dos hijas pequeñas, todos originarios de Huitlatzala, municipio de Zapotitlán Tablas, Montaña alta de Guerrero. Al siguiente día la camioneta en la que viajaban fue hallada calcinada en Aquilpa, en el vecino municipio de Tlapa; en el interior estaban los cadáveres de los cuatro.

 

Ahora, Maribel Pérez Espinobarros, hermana de Ángel, quien por seguridad huyó de su comunidad, exige justicia.

 

Esta es una de las dos historias que fue presentada este miércoles en el arranque de la campaña por la vida Mar de agravios, Montaña de quebranto, que impulsa el Centro Regional de Defensa de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan. En la presentación estuvieron el director Abel Barrera Hernández, la abogada Neil Arias Vitinio, el abogado Vidulfo Rosales Sierra y familiares de víctimas de desaparición y asesinato de la región.

 

Maribel Pérez contó el calvario que vive junto con su familia luego de la desaparición y asesinato de su hermano, cuñada y sobrinas.

 

“El 29 de marzo desapareció mi hermano con su esposa y sus dos niñas menores de edad, una de 12 y otra de cuatro. El 30 (al siguiente día) empezamos a buscarlos y nos avisan que aparecieron en Tlapa, en el crucero de Aquilpan, en la carretera Chilapa-Chilpancingo; encontraron cuatro cuerpos calcinados”, narra.

 

Ha pasado un año y Maribel no tiene respuesta de las autoridades encargadas de investigar el caso de sus familiares. Ella pide justicia, porque ni siquiera le entregaron el informe que emitieron los peritos después de la necropsia de ley. Además tuvo que huir de Huitlatzala con otros familiares para no tener el mismo destino.

 

Maribel sabe que en la localidad también han desaparecido y asesinado a más personas. En noviembre pasado, contó, desapareció un hombre con sus dos hijos y aún no se sabe de ellos.

 

“Queremos justicia, no nada más para mi hermano y su familia, queremos justicia para el pueblo, para la gente que sigue ahí, que prácticamente están secuestrados porque no pueden salir, ni puede entrar gente. A nombre de mi familia, de todos nosotros, los hermanos, los hijos y los hermanos que quedaron, pedimos justicia”, expuso.

 

 

La campaña

La campaña por la vida Mar de agravios, Montaña de quebranto tiene el objetivo de visibilizar el contexto de la violencia que se vive en región Montaña alta de Guerrero. Además de la violencia física, las instituciones tiene condenados a sus habitantes a una serie de violencias estructurales, como la pobreza y marginación.

 

Entre los casos de violencias recientes que documentó la organización están los casos de mujeres desaparecidas, asesinadas. También la vulnerabilidad de los defensores de derechos humanos ante la impunidad que prevalece y que les impide hacer su labor, comentó el abogado Rosales Sierra, quien ademas de representar a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa es parte de la organización.

 

Algunas actividades que comprende esta campaña es la difusión de testimonios, como el caso de Maribel, y contenidos visuales que reflejan la situación de violencia que hay en la Montaña.

 

La abogada Arias Vitinio mostró los datos estadísticos que tiene documentado Tlachinollan desde 2014 hasta abril de este 2021, en relación a las diferentes violencias que se enfrenta la mujer de la Montaña alta: 71 feminicidios; tan sólo el año pasado se cometieron 20 feminicidios. En el mismo lapso de tiempo se registraron 10 casos de delito sexual, entre ellos violaciones y abuso sexual.

 

También en el organismo documentaron 80 casos de mujeres que sufrieron violencia dentro de sus hogares, además de 85 casos de mujeres que denunciaron violencia económica por parte de los padres de sus hijos.

 

El centro de derechos humanos documentó en 2020 tres casos de mujeres desaparecidas; una mujer desapareció con su hija, originarias de la localidad de Caxitepec, municipio de Atlixtac, y el caso de Aurelia, de quien más adelante contaremos parte de su historia.

 

Del 2016 a la fecha tienen un registro de 35 desapariciones de personas y de éstas 10 son mujeres, agregó la abogada.

 

El organismo también tiene el registro de 20 casos de denuncias de guardia y custodia de menores. En las comunidades, a las mujeres que se ponen a la violencia en sus horas les quitan a sus hijos, como una manera de evitar a que se vayan.

 

El abogado Rosales Sierra hizo un llamado a los integrantes de otras organizaciones sociales para que se sumen a la campaña y para que los defensores de derechos humanos y las víctimas, identificadas como “defensores emergentes”, en este caso los familiares que exigen justicia, sigan haciendo su labor.

 

Hizo un llamado al gobierno federal y estatal para desmontar las causas de violencia que se vive en Tlapa y toda la Montaña de Guerrero, y para quienes en particular procuran justicia agilicen las indagatorias de las víctimas.

 

El coordinador de Tlachinollan denunció que la Guardia Nacional en la región no ha implementado acciones orientadas a proteger a las mujeres, porque sólo se limitan a levantar cadáveres, recorrer algunos tramos de los municipios y regresar a sus bases.

 

Con esta campaña pretende, dijo, trascender fronteras nacionales en busca de la justicia para víctimas de amenazas, asesinatos y desapariciones de una región donde les han negado casi todo.

 

 

Catarina no pierde la esperanza de hallar a su hija

Catarina Vázquez Moreno, en tun savi comenzó a narrar la desaparición de su hija Aurelia Vázquez Velázquez. A través de una intérprete es que supimos que no pierde la esperanza de encontrar a su hija algún día.

 

Aurelia desapareció el 13 de mayo del 2020 en Cochoapa el Grande.

 

“Estoy acá porque estoy buscando a mi hija Aurelia Velázquez Moreno. Ella se fue a la casa de su suegro Emilio y ya no regresó. Dejó a sus tres hijos pequeños y ahora no hay quién los cuide. Quiero que mis consuegros Emilio y Aurelia nos ayuden a buscar a mi hija, porque fue a casa de ellos la última vez. Hemos venido a Tlapa ante las autoridades y no hacen nada. No sé si le tienen miedo a las autoridades de Cochoapa”, dijo la intérprete al seguir las palabras de Catarina.

 

Catarina dice está triste porque su hija “no es un animalito” para que la desaparezcan. Además vive con el martirio de saber que la quieren matar por seguir buscándola.

 

Previo a la desaparición de Aurelia, el papá de sus hijos, Santiago, fue asesinado. Sus consuegros, Aurelia y Emilio Esteban, director de Seguridad Pública de Cochoapa el Grande, acusaban a la nuera de haber asesinado a su hijo.

 

Aurelia, la nuera, y su mamá fueron citadas ante las autoridades, pero nadie llegó a acusarlas, entonces, las dejaron ir.

 

A los 10 días desapareció Aurelia, y Catarina fue citada a la oficina de la síndica de Cochoapa en Grande. Ahí también estaban sus consuegros, quienes le entregaron a sus nietos y le dijeron que ella en realidad si sabía dónde estaba su hija; ellos dijeron no saber de su paradero.

 

Todo pareciera como si a Aurelia se la hubiera tragado la tierra, porque nadie da señas de ella, menos las autoridades de investigar e impartir justicia.

 

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