Texto y fotografía: Jesús Cayetano*
12 de marzo del 2021
Chilpancingo
A Priscilia Bailón García se le puede ver todos los días en la esquina de la calle República del Salvador, en el centro de la capital. Está todo el día de pie para ofrecer tostadas y chalupas que ella misma elabora.
Las tostadas y chalupas son un elemento indispensable en la gastronomía guerrerense. Ambas están hechas de maíz. Cada una tiene una preparación diferente y un sabor distinto, aunque quien las degusta, puede distinguir el sabor del grano más importante en la comida mexicana.
Priscilia es originaria de Huitziltepec, municipio de Eduardo Neri, una población cercana a la capital guerrerense.
De este trabajo que sola se generó sacó adelante a sus tres hijos. La mayor de ellos este año se recibe de licenciada en derecho.
“Ver a mi hija concluir sus estudios es mi mayor satisfacción”, dice Priscilia con orgullo.
Antes de auto emplearse en la elaboración y venta de tostadas y chalupas, Priscilia trabajaba limpiando casas.
“Me pagaban muy poco, no me alcanzaba para cubrir los gastos de mi casa y para mantener a mis hijos, por lo que tuve que buscarle”.
“Probé y comencé haciendo la tostada, vi que se vendía, y dejé de trabajar en casa ajena y me dedique de lleno a este negocio”.
A la gente le gustaron sus tostadas y empezó a pedirle chalupas, así que también se puso a hacerlas para probar si también se vendían.
“Empecé a hacer pocas chalupas. A la gente le gustó; están buenas me decían, están bien escurridas, no están grasosas como en otra parte, luego se siente que son del día”.
Dice que al principio no quería hacer las chalupas, porque la elaboración requiere mucho trabajo.
“Anteriormente le ayudaba a una cuñada a elaborarlas y ahí aprendí. Pensaba que era mucho trabajo. ¿A qué hora voy acabar? Luego la pasta. La chalupa es muy chiquita. Por eso no me llamaba la atención hacerla”.
En la gastronomía guerrerense se cree que una buena tostada y chalupa tiene que estar crujiente y suave al mismo tiempo, además de no sentirse grasosa. Así están las tostadas y chalupas de Priscilia.
Las comunidades de Eduardo Neri, como Huitziltepec, en la zona Centro del estado, tienen fama de proveer de buenos productos al mercado local.
Priscilia comienza su venta en Chilpancingo alrededor de las ocho de la mañana. Sale de su pueblo una hora antes; a las siete. Pero se levanta a las cuatro a preparar la tostada y la chalupa que va a vender el día siguiente.
Cuando ella sale de su casa deja tendidas sobre un lienzo las tostadas y chalupas para que las seque el sol. Esta es su venta del día siguiente. Así cada día de la vida de Priscilia.
Su venta termina aproximadamente a las dos de la tarde. Al día vende entre 10 y 15 bolsas de tostadas y chalupas. Las tostadas a 15 y las chalupas a 25. De tal forma que su venta del día es entre 400 y 600 pesos, de los que se descuentan los insumos para la preparación, como el aceite, el maíz, la molida del nixtamal, el trabajo y el tiempo invertido.
Aunque no es mucho, a Priscilia le alcanza para comer y dar estudios a sus hijos.
En la esquina de la calle República del Salvador, en el centro de Chilpancingo, hay una mujer que vende chalupas y tostadas elaboradas por ella misma, trabajo con el que sacó adelante a sus hijos.
Consuma local.
*Jesús Cayetano es un periodista ciudadano que colabora con Amapola. Periodismo transgresor