Fotorreportaje. Parteras en el olvido

Texto, fotografía y video: Angie García y Blanca Salazar

12 de junio del 2019

Apango

 

Eleuteria Nava es una mujer nahua, ama de casa y desde hace 30 años es partera tradicional. Tiene 80 años y es originaria de la comunidad de La Esperanza, municipio de Mártir de Cuilapan, en Guerrero.

 

Se casó pero la marginación y la pobreza en la que vivían en su pueblo orillaron a la nueva familia a migrar. Desde hace 50 años vive en Apango, la cabecera municipal, donde ha visto nacer y crecer a sus ocho hijos, cuatro mujeres y cuatro hombres.

 

Eleuteria aprendió la partería con su suegra, también adquirió la sabiduría de las plantas medicinales: sabe cuáles son las que ayudan a la concepción de un embarazo y, también, las indicadas para limpiar la matriz después del parto o para curar el ombligo a los recién nacidos. La mujer ha tomado cursos en el Centro de Salud de Apango. La invitan porque es conocida su labor.

 

Aunque la mayor experiencia la logró con los nacimientos de sus nietos: Eleuteria fue la partera de sus hijas y sus nueras.

 

 

 

 

Este reportaje fue elaborado por el equipo de Amapola. Periodismo transgresor. Se autoriza su reproducción siempre y cuando se cite claramente al autor.

Desde hace 10 años, Eleuteria no atiende un parto, primero porque se enfermó, eso no le permitió atender a las mujeres. La enfermedad le quitó fuerzas. Y segundo: las nuevas políticas públicas del sistema de salud, casi casi, obligan a las mujeres a parir en hospitales o centros de salud.

 

Eleuteria piensa que las instituciones generaron la desconfianza por la partería tradicional mediante el control de programas sociales como Prospera.

 

En el primer caso, la enfermedad de Eleuteria, obligó a su hija, Zeferina, a tomar su lugar. Con la instrucción de su madre, Zeferina se lanzó a atender a las mujeres que requerían de un masaje para acomodar al bebé en el vientre o alguna molestia durante la gestación.

 

Ambas coinciden en que la atención de la partería tradiconal es más humanizada, buscando dar un trato digno y establecer empatía con las mujeres que se convirten en madres como ellas lo hicieron un día.

 

Eleuteria y Zeferina son las únicas parteras tradicionales de Apango.

Esperan que las autoridades valoren la partería, las apoyen y les den permisos para ejercer su oficio sin la estigmatización, sin la criminalización a la que son sometidas.

 

De no hacerlo, advierten las mujeres, la partería tradicional quedará en el olvido.

 

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