Nuevo asentamiento irregular surge al margen del río Huacapa

Les pidieron a las familias 5,000 pesos por lote


Texto y Foto: Margena de la O

Jueves 24 de octubre del 2024

Chilpancingo


Después del huracán y tormenta tropical John en la parte norte de la ciudad, fue creado otro asentamiento irregular al ser invadido por particulares, a quienes les cobraron 5,000 pesos por un espacio de seis por cuatro metros a orilla del encauzamiento del río Huacapa, al lado del puente que encamina hacia la colonia El Amate.

El fenómeno natural reciente expuso los riegos de vivir al margen de un caudal que tiene memoria cada temporada de lluvias. El encauzamiento del río Huacapa es ahora un drenaje a cielo abierto que cruza la ciudad, pero eso no impide que la corriente crezca y fluya como cuando era de cuerpo de agua limpia.


El 3 de octubre pasado, unos tres días después de que las lluvias por John cesaron, un grupo de personas comenzó a levantar algunas estructuras de madera en ese terreno baldío que está enfrente de la pista de aterrizaje, ubicada al lado de lo que se conoce como el panteón nuevo. Se sabe que ese espacio es una zona federal.

Con el paso de los días, en el terreno han levantado cada vez más construcciones rústicas. En realidad son casas pequeñas de madera que ya comenzaron a habitar algunas personas que, dicen, salieron afectadas por las lluvias pasadas, pero algunos vecinos contaron que no todos son afectados.

Hasta este momento, en el nuevo asentamiento no hay ningún tipo de servicio básico.

El coordinador general de Protección Civil Municipal, Sergio del Moral Benítez, informó por teléfono que esa nueva zona invadida es de riesgo por ser inundable, sencillamente porque está al margen del río Huacapa. Comentó que ya sabían de esta nueva área habitacional y la sumaron a la lista de visitas programadas para informar a las familias del peligro; están en el proceso de visitas a los asentamientos para la evaluación de daños después de John.

Su recomendación en todo polígono a la ribera del río Huacapa es que nadie venda ni compre, se asiente o habite.

En este proceso de evaluación de daños, comentó, han ubicado muchos asentamientos en zonas de riesgo, porque son laderas con suelos reblandecidos por las lluvias. Esas zonas, advirtió, deben ser deshabitadas; por ejemplo, una parte de la colonia Arboledas, donde hubo un derrumbe, 37 casas están en riesgo. “El peligro está latente”, insistió.


Más adelante de la nueva invasión, ya muy cerca de la presa Cerrito Rico, queda una parte de la colonia conocida como Ampliación Valle Verde, antes conocido como Asentamiento Jacarandas, porque las lluvias se llevaron una fracción de su suelo, y con ello las casas de algunas familias, como la de Amayrani Carmona Jerónimo, la de su madre y algunos hermanos y otros de sus familiares, de acuerdo con lo que compartieron a Amapola Periodismo hace algunas semanas.

Esta eventualidad, donde la madrugada del 26 de septiembre fue la más intensa, expuso el riesgo de vivir en estas zonas al margen del río Huacapa, porque fue cuando el caudal habría arrasado con las casas. Las lluvias por los fenómenos de John –porque fue huracán, tormenta tropical y ciclón en un corto periodo de días– provocó que cayera agua como pocas veces antes y como consecuencia ocasionó la crecida del río.

En septiembre del 2013 ocurrieron juntos el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel y afectaron a Chilpancingo, pero esa vez no se llevó el suelo de estas colonias como ahora, solo inundó las casas que estaban a la orilla del asentamiento y de otras colonias al otro lado del río, como la San Carlos.

Entre los vecinos de las colonias cercanas circula la versión de que las familias de la Ampliación Valle Verde se asentaron en el lugar, como ahora lo hacen otras en el terreno frente a la pista de aterrizaje.

El 4 de octubre pasado, al día siguiente que comenzaron a levantar las improvisadas casas de madera en lo que ya toma forma como un nuevo asentamiento, Amapola Periodismo visitó por primera vez el lugar, y cuando preguntó por qué se habían asentado ahí a una mujer que levantaba la choza en uno de los espacios mejor ubicados, al pie de la avenida que bordea toda la pista de aterrizaje, dijo que alguien, sin decir quién, les había prestado a quienes salieron afectados por las lluvias para ubicarse provisionalmente.

Pero eso versión no coincide con la de otras familias que estaban en el mismo lugar, quienes aceptaron que llegaron a asentarse al terreno porque no tenían dónde vivir.


A unos metros del muro de concreto del encauzamiento del río Huacapa, varios núcleos de familias que comparten el apellido Molina, construían con tablas y cortezas de árboles lo que serían sus nuevas casas. Eran al menos unas cuatro familias, que vivían en la colonia Tlacaelle, pero en la barranca, pegado también en el encauzamiento de esa parte de la ciudad.

Sus casas estaban en una especie de callejón que invadieron; Ariana García dijo que solo la casa de su abuela tenía escritura, porque ese terreno sí lo compraron. Llevaban 19 años ahí, desde que ella nació.

Pero con las lluvias pasadas se quedaron sin casas y sin nada, y mostraron unas fotos de unas estructuras de madera destruidas; estaban pegadas al muro del encauzamiento. Sus nuevas casas también lo están, pero dicen que en esta parte que invadieron ahora es más alta y el río no se desbordó.

“Somos (tres familias) los que estábamos en zona federal (…), dónde nos vamos a refugiar”, dijo una de las mujeres de esa familia. Su comentario lo secundó José Farías Molina, otro del grupo familiar, quien reconoció que este nuevo espacio tampoco es seguro, pero es el único que tienen.

En el nuevo asentamiento, las primeras casas que estuvieron listas están pegadas al encauzamiento del río, como la de los Molina, quienes expusieron su urgencia por una vivienda, y están menos habitadas las de la orilla, junto a la avenida.


A varias personas que perdieron sus pertenencias y hasta sus casas a la ribera del río, cerca de la presa Cerrito Rico, se les preguntó si supieron de la nueva invasión frente al terreno de la pista de aterrizaje y dijeron que sí, pero que les pidieron 5,000 pesos a cambio de un espacio, cuando, se sabe, es una área federal.

Las versiones de estas personas, de quienes se guarda su identidad para protegerlas ante la posibilidad de alguna represalia, coinciden en al menos un par de cosas: el monto que les pidieron por el terreno (los 5,000 pesos) y que levantaran sus casas lo más rápido posible, para apartar el espacio. A estas alturas ya hay decenas de casas levantadas.

El primer día del recorrido en el terreno, el 4 de octubre pasado, había un hombre que se acercó a preguntar el motivo de la visita y al saber que era con fines periodísticos se alejó y comenzó a hablar por teléfono.

Es el mismo hombre que atendía a quien pedía información. Una mujer se acercó a preguntarle si todavía tenía un espacio para ella y le contestó, de mala manera, que ya no.


La crecida del río Huacapa vuelve a dejar sin casa a familias del norte de Chilpancingo


Texto y Foto: Margena de la O 

Chilpancingo 

Lunes 30 de septiembre del 2024


En la parte norte de la ciudad, donde se junta el afluente del río Huacapa y la corriente de la presa Cerrito Rico, que sigue con las compuertas abiertas, la corriente de agua de las lluvias del fenómeno John, corre con velocidad y se escucha desde varios metros de distancia, como evidencia de su fuerza.

Pero el caudal, de acuerdo con los vecinos, está manso, en comparación con la madrugada del jueves pasado, cuando abrieron las compuertas de la presa y se llevó varios metros del margen del caudal, y con ello las casas, entre ellas, la de los Carmona.



Esta zona que ya no existe, porque fue arrastrada por la corriente, es la Ampliación Valle Verde, antes Asentamiento Jacarandas; era el acceso a la colonia Amate Amarillo, pero el puente que los conectaba tampoco está; se fue junto con el agua.

En lugar del puente hay una corriente con furia, mucho más amplia que antes. Ahora, los habitantes de esa colonia sólo pueden salir y entrar por la colonia Amate, hasta donde deben de caminar, porque el transporte público llegaba por el puente.


A esta altura estaba el puente que comunicaba con la colonia Amate Amarillo.

Los vecinos afectados, que por casualidad estaban a orilla del caudal observando el paso del agua, calcularon que el afluente se llevó unos 10 o 15 metros de relleno de tierra. Es decir, que el afluente del río ganó ese espacio.

En gran parte está crecido en fuerza y espacio, por la cantidad de lluvia que cayó y porque las autoridades a cargo abrieron las compuertas de la presa para desahogarla, desde la mañana del 25 de septiembre, según informó a la prensa local la entonces alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, porque su capacidad estaba en un 75 por ciento.

Pero los vecinos denunciaron que las compuertas de la presa las abrieron el jueves a las cuatro de la mañana del día siguiente; lo supieron en ese mismo momento, porque oyeron la fuerza del agua y, además, pronto se inundaron.

“Nosotros nos salimos desde el primer momento en que abrieron la presa, a las cuatro de la mañana, fue que subió el agua horrible y nos dijeron sálganse, sálganse, pero ya porque el agua estaba en la puerta”, comenta Amayrani Carmona Jerónimo; aseguró que el personal de Protección Civil nunca les avisó que abrirían las compuertas.

En total, informó Amayrani, los afectados de su familia son siete que, a su vez, tienen sus propios núcleos familiares. A la mayoría de todos ellos, les dio refugio una vecina de una colonia cercana, a la cual reconoció como doña Guille.

“Estuvimos reportando que la presa tenía muchísima agua, que estaba llegando al tope, y nos decían no, le falta, le falta. Protección Civil Municipal, Estatal, le estuvimos marcando y nada, nunca vinieron, hasta las cuatro de la mañana y le abrieron”, agrega.



En el mismo grupo de personas estaba Catalina Gálvez Villegas quien, dijo, vivía en la casa de lámina que, se ve, pende hacia la corriente del río, porque el suelo donde estaba cimentada ya no está. Los integrantes de su familia son seis, además de su madre, que tenía su propia casa.

“Son como 10 familias, más o menos, que perdimos todo”, menciona Amayrani.

Pronto llegaron hasta el caudal del río más personas; creyeron que personal de instituciones oficiales fueron para censarlos y aun cuando supieron que la charla era con intereses periodísticos, pidieron incluir sus nombres, con el propósito de que les llegue algún tipo de ayuda, porque, se quejaron de que nadie se ha acercado.

La mayoría de ellos, denunciaron en diferentes momentos, que la entonces alcaldesa, el jueves muy temprano fue, acompañada de sus colaboradores, a la entrada del asentamiento, hasta donde permitía el nivel del agua, sólo a tomarse una fotografía. Unos compartieron que les dijo que todo estaba bien, pero ya no volvió.



En el grupo de difusión de WhatsApp de la administración de Hernández Martínez compartieron a las 10:37 de la mañana de ese jueves, las fotografías de las que hablan los vecinos, junto a un boletín de prensa, donde se lee, en nombre de la exalcaldesa, lo siguiente: “Hemos iniciado con el traslado de familias de la colonia Amate Amarillo a refugios temporales, con el fin de proteger su integridad física”. Incluyeron unos números telefónicos para en caso de necesitar ayuda, pero la telefonía y la luz fallaron en la ciudad.

Según Inés Jerónimo Alonso, madre de Amayrani, al refugio al que los mandó la exalcaldesa, la escuela primaria cercana al Fraccionamiento Suspeg, no estaba habilitado.

El recuento de daños por las lluvias, producto del fenómeno natural John, coincidió con el relevo de los ayuntamientos. Entre el domingo 29 y el lunes 30 de septiembre varios de los cabildos fueron renovados; en Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán rindió protesta como nuevo alcalde de la capital del estado.

Otro aspecto, que no exponen los vecinos, pero es conocido en la ciudad, es que estos asentamientos son de riesgo, porque están a la ribera del encauzamiento del río Huacapa, que desde hace años funciona como un desagüe a cielo abierto de la ciudad. Muchas familias, a lo largo de su cauce, que cruza de norte a sur, están apostados en los márgenes con casas de diferentes presupuestos. El tema es que varias de estas colonias fueron regularizadas.

Cada temporal de lluvias o de este tipo de fenómenos, en este punto del norte, el río reconoce su cauce y se lleva varios metros de tierra. En septiembre del 2013, durante los fenómenos de Ingrid y Manuel, ocurrió algo similar, se llevó parte de estas mismas casas e inundó algunas de Amate Amarillo.


Algunos de los afectados de la Ampliación Valle Verde que se reunieron a la orilla del río Huacapa para ver su cauce. Del lado izquierdo de la imagen estaban sus casas que se llevó el caudal.

De acuerdo con Amayrani, en el asentamiento que se fue con el agua, los recibos de luz salen con el nombre de Ampliación Valle Verde, lo que habla de cierta formalidad de la colonia evidentemente inestable.

Aumenta el calor malos olores en el río Huacapa que está sin mantenimiento, denuncian vecinos

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

El encauzamiento del río Huacapa, que cruza de norte a sur la ciudad de Chilpancingo, en muchas partes no tiene mantenimiento y por la falta de lluvias genera malos olores que pueden causar daños a la salud de las personas que viven a los alrededores.

«Lo único que podemos hacer es aguantarnos esos malos olores, no nos queda de otra», mencionó Juan Carlos Cruz Damian, quien vive en la colonia Galeana, en los márgenes del río Huacapa.

A esta altura del encauzamiento está completamente seco, sólo un pequeño hilo de agua corre por el lugar, pero los malos olores son intensos. Carlos comentó que ya disminuyó, pero aún son intensos.

«Todavía hace como 15 días que estaba eso de la ola calor, el olor a aguas residuales era muy perceptible, varios vecinos y sus niños resultaron enfermos que de diarrea y, según les dijeron en el Centro de Salud, fue por el calor y estar expuestos a lugares contaminados», dijo Carlos.

A la altura de la colonia Galeana viven alrededor de 20 familias en los márgenes del Huacapa, en este punto ya no hay calles pavimentadas ni circulación de vehículos; los únicos accesos son puentes de metal y otros más rústicos, de madera, los que conectan ambas orillas.

De acuerdo con Carlos, en este punto del Huacapa la ollas de drenaje funcionan de manera correcta, es decir, no hay una descarga directa de aguas residuales al encauzamiento, pero eso no impide los malos olores.

Río arriba, al norte de Chilpancingo, a la altura de la colonia El Amate, la situación es mas complicada; ahí el Ayuntamiento de Chilpancingo no desasolva el encauzamiento, lo que ya género que en su interior creciera pasto y pajón.

«Luego con las lluvias se estanca el agua y tenemos que lidiar con los zancudos, el dengue y el chinkungunya; ya hicimos la solicitud que vinieran a limpiar pero si no viene el municipio lo terminaremos haciendo nosotros, al final nos afecta directamente a nosotros, no a ellos», mencionó un vecino de El Amate.

Hacia el sur de la ciudad la situación del encauzamiento presenta otras dificultades que se suman a que el río fuera convertido en un drenaje a cielo abierto.

En la colonia Juan N Álvarez, a la altura del centro de Chilpancingo, comienza los problemas generados por el olor, a partir de aquí varias ollas de drenaje colapsaron en 2013 por la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid, desde entonces las aguas residuales son vertidas de manera directa en el encauzamiento.

Ana, quien tiene su vivienda en la colonia Juan N Álvarez, mencionó que del río emanan olores fétidos que se agudizan cada abril y mayo por el calor.

Pero reconoce que la falta de lluvias y el calor más fuerte de esta temporada aumentó los malos olores todavía hasta este mes.

«Creo que en toda mi vida jamás vivimos una situación así, ya el olor era insoportable, ahorita que ya llovió aunque sea un poco y bajo el calor ya medio se controló, pero fueron 15 días en los que nos tocó aguantar el olor y, pues, de las autoridades nadie nos daba una solución», dijo Ana.

El encauzamiento del Huacapa tiene siete kilómetros que inician en la colonia San Rafael Norte y concluye en el Fraccionamiento La Cinca.

La esperanza de los vecinos son las lluvias para que mitigue o minimice los malos olores.

Aun cuando desde el fin de semana pasado la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de Guerrero anunció lluvias para Chilpancingo, aún no son constantes.

 

Día mundial del medio ambiente: Con las aguas contaminadas del río Huacapa se producen alimentos y se bañan los turistas

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Amílcar Juárez (Archivo)

5 de junio de 2022

Chilpancingo

 

Desde hace décadas el río Huacapa está convertido en un desagüe de aguas negras y a las autoridades federales, estatales y del municipio nunca les ha interesado rescatarlo.

Llamado ahora oficialmente por las autoridades Encauzamiento río Huacapa hay alrededor de 40 colonias populares asentadas a lo largo.

En el 2013, el Huacapa, un río convertido en un drenaje a cielo abierto, sufrió daños por el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel, no recibe un tratamiento adecuado de sus descargas y funciona parcialmente.

Las aguas negras corren a cielo abierto por el encauzamiento y provocan malos olores e incluso enfermedades, denunciaron los vecinos que viven en los márgenes.

Ana, quien tiene su vivienda en la colonia Juan N. Álvarez, señaló que el río emana olores fétidos que se agudizan en los meses de abril y mayo por el calor.

“Aunque nosotros quisiéramos hacer algo no podemos, el gobierno es el que tiene la maquinaria y el dinero para desazolvar el río cada temporada”, dijo Ana.

La micro cuenca del Río Huacapa comienza en la comunidad Omiltemi, en la Sierra de Chilpancingo, y termina en Quechultenango, donde el Río Azul se convierte en Río Omitlán para juntarse con el Papagayo y finalmente desembocar en las aguas del Océano Pacífico, en Acapulco.

El Río Huacapa recorre tres municipios y cientos de comunidades, pero se contamina en Chilpancingo, principalmente. La capital guerrerense aporta el 83 por ciento de las aguas residuales descargadas en el Río, el resto lo hacen las comunidades pequeñas como Amojileca y Petaquillas.

De acuerdo con la tesis titulada El aprovechamiento de agua en el ecosistema urbano de Chilpancingo, del arquitecto Dante Lucena Tapia, egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), el drenaje a cielo abierto es un problema de salud pública, ya que las aguas residuales que transitan  por el cauce del río Huacapa y por las barrancas constituyen un foco de infección y de malos olores que, considera, es necesario eliminar.

Explica también que la infraestructura de alcantarillado de la red tiene una cobertura de 72 por ciento de la población, pero necesita ser ampliada.

“Es determinante ampliar la longitud de la red para alcanzar una mayor eficiencia y cobertura de servicio; con la finalidad, de incorporar al sistema las zonas que carezcan de este servicio. Así mismo, y con esto evitar las descargas a cielo abierto, que producen contaminación y erosión en las partes altas por falta de pavimentos en las calles.”, se lee en el documento.

En la tesis se considera urgente empezar con el tratamiento de las aguas residuales, ya que afecta directamente al equilibrio ecológico del Río Huacapa y a los habitantes que se asientan a los costados de su cauce y a las actividades que se desarrollan sobre el encauzamiento.

Enfatiza en que las aguas de la micro cuenca deben ser tratadas porque aguas abajo, en  Tepecechicotlán, por ejemplo, ubicada a 10 kilómetros de la capital, se siembra maíz y hortalizas regadas con estas aguas sin tratar.

Siguiendo el cauce del río Huacapa, en el municipio de Mochitlán, a 15 kilómetros de Chilpancingo, también se utiliza el agua para riego de siembras y para consumo humano, además de que se ubican los pozos del sistema de agua Mochitlán de donde se envía agua a los habitantes de Chilpancingo.

Si se continúa río abajo, en el municipio de Quechultenago, el agua del río se sigue utilizando para riego y extracción además de que existen una serie de lugares turísticos que ocupan esta misma agua para la recreación.

“Ha esta distancia el agua se ha ido limpiando por los afluentes y manantiales de agua limpia que descargan sobre el río Azul, sin embargo, se han tenido mediciones donde se han encontrado muestras contaminadas que ponen en riesgo la salud de las personas que usan y consumen esta agua.”.

La solución parcial a la contaminación del agua sería que las seis plantas tratadoras de aguas residuales que existe en toda la micro cuenca funcionaran, pero no es así, de esas seis sólo funciona una, la de Chilpancingo.

La planta tratadora de aguas residuales localizada en Petaquillas fue puesta en marcha en el 2011 durante el gobierno del perredista Zeferino Torreblanca Galindo.

La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (CAPACH) informó que esta planta fue construida para tratar 250 litros de aguas residuales por segundo.

Hasta el momento, dicha planta administrada por CAPACH es la única que funciona.

Exigen a autoridades saneamiento del Huacapa

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero

25 de marzo de 2022

Chilpancingo

Sociedad y ambientalistas de Chilpancingo denunciaron la inacción de las autoridades para sanear el otrora cristalino Río Huacapa por lo que exigieron su rescate.

Durante una reunión que se desarrolló de los integrantes del Consejo de la Cuenca del Río Huacapa- Rio Azul y autoridades estatales y federales se denunció que este cuerpo de agua es de los más contaminados de Guerrero

En la reunión estuvieron la directora de la Comisión Nacional del Agua(CONAGUA), Norma Arroyo Domínguez, el director de la Comisión de Agua Potable Saneamiento y Alcantarillado del Estado de Guerrero (CAPASEG) Facundo Gastelúm Félix y el encargado de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (CAPACH) Luis Enrique Carbajal Neri.

En la reunión, Angela Memije Alarcón, activista ambiental y coordinadora de esta Cuenca, les recriminó a los funcionarios su falta de voluntad para que el gobierno invierta recursos públicos para el rescate del Río Huacapa que desde hace más de dos décadas se ha convertido en un gran drenaje de aguas negras.

A esta reunión a la que solamente tuvo acceso AMAPOLA, Periodismo Transgresor se realizó el pasado jueves.

Durante la reunión se pidió apoyo para reforestar la zona de Omiltemi, lugar donde inicia la cuenca, y exigieron que se rehabiliten las 6 plantas tratadoras que hay a lo largo del río.

Pidieron la rehabilitación de la red de drenaje entubado para Chilpancingo, que quedó inhabilitado durante los fenómenos naturales de Ingrid y Manuel en el 2013 lo que generó que el Río Huacapa se haya convertido en un drenaje a cielo abierto, provocando malos olores y problemas de salud pública para cientos de familias que viven en sus márgenes.

Los funcionarios dijeron tener limitantes para actuar en el rescate de la cuenca.

Además señalaron que no existen recursos para costear los gastos de las reparaciones de las cinco plantas tratadoras de aguas residuales que sirven para sanear los ríos Azul y el Huacapa.

«Los ayuntamientos no cuentan con recursos para reparar las plantas (tratadoras) ya que el 98 por ciento de los organismos operadores (de agua y alcantarillado) del país están en quiebra financiera» señaló Norma Arroyo, directora de CONAGUA en Guerrero.

El director de CAPASEG, Facundo Gastélum dijo en la reunión que si las plantas tratadoras de aguas residuales no funcionan es porque los ayuntamientos no pueden costearlas y prefieren abandonarlas.

“Nosotros les entregamos una planta a los ayuntamientos con una vida útil de 10 años, pero los organismos administradores del agua no cuentan con el recurso para operarlas y las abandonan a los 3 años”, dijo Gastélum.

De acuerdo con el director de CAPACH, Luis Enrique Carbajal, se acaba de rehabilitar la planta tratadora de Chilpancingo que se encuentra en la comunidad de Petaquillas.

Según el funcionario dicha planta funciona al cien por ciento.

En el encuentro realizado en las oficinas de Conagua, al sur de Chilpancingo, estuvieron presentes representantes del programa federal Sembrando Vida, quienes se comprometieron a donar árboles para la reforestación de Omiltemí.

El Consejo de Cuenca ve como un asunto prioritario el rescate de Omiltemi  ya que debido a su  deforestación, incendios forestales y plagas, ya no se genera el agua necesaria para los más de 200 mil habitantes de Chilpancingo.

Después de la reunión la activista ambientalista Angela Memije Alarcón dijo que este fue un primer acercamiento con las autoridades para presentarles las problemáticas y posibles soluciones.“

Luego de este primer encuentro realizaremos mesas de trabajo con cada organismos para ver específicamente que puede hacer cada uno”, mencionó.

Este primera  se da en la temporada de estiaje, la época con menos agua del año, y se espera lograr reducir las problemáticas de desabasto de agua en la capital.

Una de las principales es la falta de agua, y la falta de plantas tratadoras en la cuenca del Río Huacapa.

Cinco de las seis plantas no están funcionando por lo que el agua no se trata al 100 por ciento, mientras que para el tema de abasto no existe la suficiente para abastecer a la ciudad.

De 600 litros que se necesitan para abastecer a la ciudad, solo llegan 250 litros por segundo.

 

Te puede interesar: Periódico que dirige hija de Félix Salgado promueve a éste en la candidatura presidencial para el 24

Día Mundial del Agua. No funcionan cinco plantas tratadoras en Río Huacapa, dice ambientalista

Se necesitan de 500 a 600 litros por segundo para que el tandeo de agua sea por lo menos una vez a la semana, pero las fuentes de captación en buenas temporadas solo logran recolectar 350


Texto: José Miguel Sánchez 

Fotografía: Amílcar Juárez

22 de marzo de 2022 

Chilpancingo  

La activista por el medio ambiente, Ángela Memije Alarcón, denunció que cinco de las seis plantas tratadoras de aguas residuales que se ubican en la micro cuenca del Río Huacapa – Río Azul siguen sin funcionar, y la de Chilpancingo, que es la única en activo, no está operando al cien por ciento.

Explicó que esta micro cuenca comienza en la comunidad Omiltemi, en la Sierra de Chilpancingo, y termina en Quechultenango, donde el Río Azul se convierte en Río Omitlán para juntarse con en el Papagayo y finalmente desembocar en las aguas del Océano Pacífico, en Acapulco.

Para sanear el recorrido que hace el agua existen seis plantas tratadoras para la micro cuenca, las cuales se ubican en Jaleaca, Amojileca, Chilpancingo, Tepechicotlán, Cozcamila y Quechultenango, de las cuales la única que funciona es la de Chilpancingo, dijo Memije Alarcón.

Agregó que el proyecto de las seis plantas tratadoras era sanear toda el agua de la cuenca desde río arriba con el objetivo de llegar al río Omitlán lo menos contaminada y que en el proceso el agua tratada fuera de ayuda para los agricultores de la zona.

“Tenemos seis plantas de tratamiento, ya existe la infraestructua, lo que le pedimos a las autoridades es que se rehabiliten para lograr sanear el agua”, comentó.

A pesar que la planta tratadora de Chilpancingo es la única en funcionamiento, no está trabajando el cien por ciento debido a la descompostura de algunos equipos necesarios para sanear el agua.

Memije Alarcón explicó que eso es una problemática que se debe abordar con todos los niveles de gobierno e hizo un llamado a las autoridades municipales, estatales y federales para, en conjunto, resolver la problemática del agua.

“Se deben gestionar tarifas especiales para que los organismos operadores de agua como Capach no paguen tanto por el servicio de luz, los costos elevados hacen que se bombee menos agua y que las plantas tratadoras no funcionen”, dijo.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aseguran que en México hay 44 millones de personas que no tienen acceso diario al agua, y ocho millones no cuentan con tuberías que les provean este servicio a sus hogares.

Chilpancingo vive estrés hídrico  

De acuerdo con datos de Capach a Chilpancingo ingresan 250 litros de agua por segundo, lo que es insuficiente para abastecer a toda la ciudad.

Se necesitan de 500 a 600 litros por segundo para que el tandeo de agua sea por lo menos una vez a la semana, pero las fuentes de captación en buenas temporadas solo logran recolectar 350.

La falta de agua en Chilpancingo genera un fenómeno llamado estrés hídrico, y de acuerdo con Memije Alarcón eso es el causante de las protestas y bloqueos de los colonos de Chilpancingo porque la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.

“Nos dan agua cada 20 días o tres meses y tenemos que bañarnos, lavarnos las manos, lavar nuestra ropa, pero ¿cómo vamos hacer todo eso si no hay agua? eso al ama de casa, al estudiante, al padre de familia le causa estrés, porque no sabe cómo le va hacer”, dijo.

Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) indican que para el año 2025, mil 900 millones de personas vivirán en países o regiones que enfrentan una escasez absoluta de agua, y dos tercios de la población mundial en una situación de estrés hídrico.

La ambientalista que este martes participò en un acto oficial por el Día Mundial del Agua y que se desarrolló en la plaza central de Chilpancingo, planteó que para solucionar el tema del agua es necesario realizar acciones conjuntas entre la autoridades y sociedad.

Es decir, detalló, que haya propuestas que sean apoyadas económicamente desde los tres niveles de gobierno.

 

Te puede interesar: Día Mundial del Agua. El Río Huacapa sin saneamiento

Salir de la versión móvil