Al lado de su madre María Herrera y su hermano Juan Carlos, Miguel Ángel Trujillo busca a cuatro de sus hermanos desaparecidos en 2008 y 2010. En 2015, supo que Mario Vergara rastreaba entierros clandestinos en los cerros y le propuso compartir conocimientos. Éste es el primero de una serie de testimonios sobre personas que han volcado su vida en la búsqueda de desaparecidos
La primera vez que fui a buscar la tengo bien presente. Eso no se me va a olvidar.
Mayra, la hermana de Mario Vergara, nos contactó por Face para invitarnos a una reunión. Escuché a Mario decir: “tenemos tantos cuerpos y estamos encontrando”. Me dije en mi persona: “no manches nosotros siete años s buscando a mis hermanos en papeles y pura burocracia y oficios y no hemos encontrado nada”. Esperé que se acabara la reunión y me presenté con él.
Mario preguntó: “¿saben de lo jurídico?”. Le dije: “Mario, llevamos siete años y de jurídico llevamos lo que no te imaginas, pero tú estás en un nivel donde nosotros queremos estar. Mira, Mario. Haz de cuenta que está esta franja y está este abismo. Tú estás de aquel lado y nosotros de este. Lo jurídico lo tenemos aquí, llevamos a las familias a un límite en el que ya no pasa nada. Y tú, aquí estás encontrando sin lo jurídico. A ti te falta lo jurídico, a nosotros nos falta encontrar. ¿Qué te parece si te enseñamos lo jurídico y tu nos enseñas a buscar?”.
Un día me marca Mario: «¿qué haces?». Era Semana Santa del 2015. Me dijo: “vente para Iguala; si quieres aprender a buscar, vente a buscar». Agarré el camión y me vine a Huitzuco.
Fuimos al maizal y me dijo: “aquí vas a aprender a buscar, a mirar las fosas”. Me empezó a enseñar cómo utilizar la varilla. Y cuando se fue hasta dentro, me dice: “sácala”, la saqué. Cuando la olí, ¡n’hombre!, se me salieron las lágrimas. Huele feo, un olor peor que un animal muerto. Y me dice: “es positiva”… Por el puro olor. “Mira, allá está otra, por las onditas, por las paredes”.
Cuando empiezas a encontrar, son sentimientos encontrados de cómo encuentras a los familiares…
Pedagogía de la búsqueda de personas desaparecidas. Foto Heriberto Paredes
Un día en la Primera Brigada Nacional de Búsqueda en Veracruz, Simón encontró una fosa con restos calcinados y dice: “a estos los quemaron, pero debe haber un lugar donde los quemaron, porque aquí no los quemaron”. Empieza a ver para todos lugares y para todos los lados: «al suelo ya no mires, ya los encontramos”. Caminamos y dice: “aquí los quemaron”; pues empezamos a excavar y ahí estaba lo calcinado. ¿Cómo supo?: “esta rama de los árboles tarda mucho en florecer porque quemaron como las vitaminas de los árboles, tarda mucho en florecer, ahí esta la marca”, y empieza con el machete. “Está seco, mira, para que pueda volver a revivir tarda uno 10 años”… Simón es de campo, de Cocula.
Ya que dimos con el punto donde los quemaron, me dice “ahora hay que medir hasta donde los llevaron, son 500 metros, hay que revisar 500 metros a la redonda, no pudieron caminar más o cargado más”. Y empezamos como un radio y en ese radio fue donde se encontraron al 15 fosas en Amatlán. Y metimos las cubetas de 20 litros y pusimos el tendedero, 5, 6 cubetas de 20 litros.
Puros restos, queríamos que los vieran, que reconociera el gobierno que sí, que son restos humanos. Y es cuando te da alegría, está dando positivo, vale la pena porque van a volver a casa.
Desde que sales al campo vas pensando cómo los llevan. Los llevan a la fuerza, te imaginas todo… vas pensando, yo decía: “si a mí me llevan caminando yo me resisto, si de todas maneras me van a matar, ¿qué voy a caminarles más? ¿A que yo mismo cave mi propia tumba?”. Yo me les rebelaría, ¿por qué no se rebelaron estos? Sabiendo el camino que empezaron, de todos modos ya los iban a matar… yo me rebelaría… todo eso, piensas puras cosas de esas. ¿Qué necesidad tenían de llevarlo hasta allá?
No sabemos si a todos se los llevaron vivos o muertos.
Si los encontramos en la intemperie, cerquita, ellos lo mataron y nomás fueron y los aventaron, no van a cargar tantos kilos. Si están en fosa, cuando están bien profundos, ellos cavaron su propia tumba, porque los malos son hasta flojos, eso más o menos lo he aprendido también.
Una semana de búsqueda en las entrañas de la tierra. Foto: Mónica González
Buscar en el campo es distinto, según la zona donde busques. La tierra virgen es dura. La tierra que ha sido excavada es suave, no vuelve a ser la misma compactación.
En la arena no te da paredes. Cuando te dan un punto escarbas y te da vida. Por ejemplo, a medio metro o pasado de medio metro, hay humedad y los sapos, ¿qué tiene que hacer un sapo a medio metro, de qué se estaban alimentando? Ya cuando empezamos a escarbar, abajo en la arena debe haber ramas, ¿qué tienen que hacer ramas allá abajo? Cuando lo echaron al cuerpo, las ramas se vinieron con la tierra. La mitad del cuerpo tenía tejido y la mitad no, por la humedad, la mitad se conservó y la otra mitad no. En la arena es diferente.
En la Gallera, en Poza Rica, le dije al perito: “aquí hay que excavar”. Excavé y miré madera quemada, metro y medio de profundidad y la tierra seguía blandita, llegué al terreno virgen de la tierra dura y seguía la madera quemada; caminé tres metros y salieron tres cuerpos pero no eran cuerpos, eran costillas, vértebras. Lamentablemente no eran cuerpos, eran vértebras. La madera. La madera te está guiando.
Leer la tierra, es leer los cambios de la tierra.
En la tierra hay varias capas y cada capa tiene un color de la tierra. En una fosa excavas y vas a mirar los colores de la tierra revuelta. Cuando avientas el cuerpo encima, avientas la tierra que sacaste, que ya quedó revuelta. Los colores ya se revolvieron y cuando empiezas a buscar ves el cambio y ves los colores revueltos. Así es leer, leer la tierra y hacer que la tierra hable.
Porque la tierra te habla, sientes una sensación como de alguien que te pide que lo saques. Fuimos a un lugar que se llama Las Guacamayas, no hemos bajado porque es un pozo, pero te da la sensación de aquí vamos a encontrar, te pones hasta chinito, una sensación como cuando te enamoras de una persona, te tiemblan los pies, te acalambras, una sensación como tenebrosa, pero no te da miedo, una sensación de que lo vas a encontrar, de que ahí está alguien, quieres excavar, en ese mismo rato lo quieres sacar. Necesitas sacarlo.
La misma tierra trata de invocarte a que los busques: “Sácalo de aquí y ve y entrégalo, llévalo a un lugar; no, es que no lo quiero, llevátelo”. La naturaleza no quieren que estén ahí, porque no es su lugar, no es su lugar, la verdad, cada quien tiene que tener su lugar para que te den una bendición, para estar juntos. Dime tú, ni que fueran ermitaños, una unión. ¿Por qué las hormigas están en el mismo hormiguero?, porque todas se necesitan, porque no se van solas.
Yo no confío en la búsqueda de papeles… buscar en papeles, en oficios, oficios que son negados, diligencias que son negadas… Las diligencias no sirven, no sirven, por eso dije mejor la búsqueda en campo, el chiste es sacarlos de ahí.
Pero ahora vemos, como decía Mario, que sólo los estamos cambiando de lugar, nomás los estamos sacando de la tierra para volverlos a enterrar. No sabes dónde están quedando. Si le preguntas a algún familiar los restos a dónde se los están llevando, quién los resguarda, nadie te sabe decir. Si los desaparecen esos restos se van a echar la culpa entre administración y administración y nadie va a decir nada y ya no vamos a encontrar a nuestros desaparecidos. Hay la duda, si los desaparecidos es mejor [mantenerlos] bajo la tierra cuando ya más adelante que haya tecnología de identificación rápida, hay que sacarlos y que nos los identifiquen.
De la Brigada no se ha identificado ninguno. Sacas restos, se los entregas y nada. Te arriesgas, encuentras y nada… de Iguala, que son como casi 200, han entregado 20 en cuánto tiempo, ¿va a pasar una década o 20 años? Colinas de Santa Fe, El Arbolito, El Km 13.5, La Gallera…. cada que vamos estamos sacando, no le han dado identificación, ¿vamos a pasar un siglo?
Ya lo platiqué con Mario. Yo tengo 44, él tiene 39; la abuelita de Mario, 96, pero es madera fina, nosotros ya no duramos como antes. “Ocupamos hacer algo”, le dije, “ya me enseñaste, Simón me enseñó, las enseñanzas, que yo sé hay que transmitirlas, aventar semillas porque no nos va a alcanzar la vida, Mario, ni siquiera para desenterrar un estado, ni siquiera para un estado”. Hay que hay ir enseñando, aventar la semilla, regarla, que ellos busquen a sus desaparecidos.
Tenemos que aprender a buscarnos a nosotros también, pues si no vamos a tener a familias desaparecidas, perdidas, teniéndolas en casa.
*Junto con su madre María Herrera y su hermano Juan Carlos, Miguel Ángel es cofundador de Enlaces Nacionales, una red que articula a familiares de personas desaparecidas con el objetivo central encontrarlas y regresarlas a sus familias.
Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página, Amapola lo reproduce gracias a la Alianza de Medios, de la cual forma parte.
Familiares de personas desaparecidas se reunieron a convivir por los días de las Madres y del Niño, en una dinámica de saberse juntos y, a la vez, para mantener sus exigencias, una de ellas al Congreso local, sobre leyes que los ampararían pero que obvian
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Oscar Guerrero
Chilpancingo
Durante una conmemoración por el Día de las Madres y el Día del Niño, integrantes del Colectivo de Familiares de Personas Desaparecidas, Lupita Rodríguez Narciso recordaron a su familiares y exigieron al Congreso local la “urgente” aprobación de la Ley de Desaparición de Personas y la Ley de Declaración de Ausencia.
Estas iniciativas son dos pendientes de los diputados locales que integrantes de al menos siete colectivos de búsquedas exigen al Congreso de Guerrero desde hace seis años.
“Hasta el momento sólo con la presión social se avanza en las búsquedas, de otra forma no, y mientras no halla una ley menos se va avanzar”, mencionó el vocero del Colectivo Lupita Rodríguez, David Molina Rodríguez.
Desde febrero pasado, integrantes de siete colectivos protestaron en el Congreso de Guerrero para exigir a los diputados la aprobación de la Ley en Materia de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada, ahora, tres meses después, los legisladores aún se niegan a aprobarla.
“Después de varias reuniones quedamos que analizaríamos las propuestas y nos llevamos la sorpresa de que varios diputados dijeron que no era necesaria la Ley, porque ya había un marco normativo federal, que es la Ley General de Víctimas y que no es necesario hacer una ley”, dijo Molina Rodríguez.
Es por eso que hoy, durante una convivencia que realizó el Colectivo Lupita Rodríguez con las 100 familias de personas desaparecidas que lo integran, aprovecharon el espacio para denunciar la omisión de las autoridades en la búsqueda de personas.
“Son unos simuladores, si el gobierno de verdad hiciera todo lo que dice no existirían las más de 100,000 personas desaparecidas que hay en el país”, mencionó Ivonne Álvarez Gil, hermana de Juan Álvarez Gil, policía ministerial desaparecido el 5 de julio del 2013.
Ivonne Álvarez contó que desde hace ocho años que fundaron el Colectivo Lupita Rodríguez ellos son los que realizan las búsquedas con sus propios recursos y medios, sin algún apoyo institucional.
“Mi hermano dejó tres hijos que ya son adolescentes, pero no tenemos la Ley Especial de Declaración de Ausencia, esa ley hubiera servido para proteger a mis sobrinos, porque podrían acceder a salud, apoyo y prestaciones, pero no, al contrario, las instituciones les entregan un documento donde notifican que ya nadie puede cobrar porque el desaparecido ya no se presenta a laborar”, dijo Ivonne Álvarez.
Estas denuncias las realizaron algunos integrantes del Colectivo Lupita Rodríguez durante un convivio por el Día de las Madres y el Día del Niño.
El convivio lo realizaron para agruparse y, por un momento, “tratar de distraernos como familiares de una persona desaparecida”, dijo Molina Rodríguez.
A la convivencia que realizaron en un centro social en la colonia 20 de Noviembre, ubicado al sur de Chilpancingo, asistieron hijos, sobrinos y nietos de personas desaparecidas, en la que hubo show de payasos, regalos, pastel, comida y premios.
Para las madres, hermanas o abuelas de una persona desaparecida también hubo premios y un poco de baile.
Nunca olvidan s sus familiares desprecios, pues, en las paredes colocaron un lona con las fotos de algunos de ellos.
“Mi hijo es como si se hubiera desvanecido en el aire, como si nunca hubiera existido, a veces la esperanza me tumba porque hay casos donde están todas las piezas para dar con los responsables y con el cuerpo y, en mi caso, no tengo nada”, mencionó Margarita Leyva Cruz, madre de Alberto Fonseca Leyva, desaparecido el 18 de mayo del 2019, en Chilpancingo.
“Son cosas que no se le desea a nadie como mamá, son cosas muy dolorosas y más cuando es un hijo casi único, el que yo dije que iba a estar conmigo en mi vejez”, agregó.
Durante una misa celebrada esta mañana en Chilpancingo, un grupo de madres que integran el Colectivo de Familiares en Búsqueda María Herrera calificaron el 10 de mayo como una fecha de “sufrimiento”, porque desconocen el paradero de sus hijos desaparecidos.
Con motivo del Día de las Madres, el sacerdote y director del Centro de Derechos de las Víctimas Minerva Bello, Filiberto Velázquez Florencio, ofició una misa para las madres que tienen un hijo desaparecido en la Iglesia de San Francisco.
En la misa, en la primera fila, atenta a las palabras Velázquez Florencio estaba sentada Blanca Mónica Hernández Castro, madre de César Alberto Castro Hernández, quien desapareció el 9 de julio del 2022.
Ese año a Blanca Mónica la marcó la tragedia, además de la desaparición de César, seis meses atrás, en enero del 2022, enfrentó el duelo del asesinato del mayor de sus hijos.
“En menos de un año perdí a mis dos hijos, hoy para mí este 10 de mayo no habrá un feliz día ni flores ni abrazos, o que me digan mis hijos felicidades jefa, como ellos me decían”, mencionó Blanca Mónica.
Para Blanca Mónica la justicia no avanza, en menos de un año perdió a sus dos hijos, en ambos casos no hay avances en las investigaciones, está enferma de cáncer y teme irme “no volver a saber de él (César); ya van 10 meses sin saber ni tener ningún rastro”.
Durante la homilía, el sacerdote Velázquez Florencio denunció omisión de parte de las autoridades al no atender la problemática de los desaparecidos, “que cada día aumentan en todo México y particularmente en Guerrero”.
Durante la misa, debajo del altar, las madres colocaron fotografías de sus hijos desaparecidos.
“Si las autoridades hicieran su trabajo, nadie de ustedes estaría en estás circunstancias”, dijo Velázquez Florencio.
Las madres oraron y tomadas de la mano gritaron, “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.
Al final de la misa, la representante del Colectivo María Herrera, Gema Antúnez Flores, denunció la falta de atención por parte de las autoridades estatales, dijo que desde hace año y medio que inició la administración de la morenista Evelyn Salgado Pineda buscan una audiencia con ella, pero se las han negado.
Además que desde inicios de año la fiscal general del estado, Sandra Luz Valdovinos Salmerón, ya no los recibe, aun cuando los familiares piden saber cómo van las carpetas de investigación.
“Para nosotros es un día de sufrimiento, no de gozo, y de mucha tristeza y coraje porque las autoridades no dan el resultado que uno espera”, mencionó Antúnez Flores.
El Colectivo denunció que las búsquedas de personas las realizan los mismos integrantes y sin algún apoyo institucional.
“Desgraciadamente estamos mal con las autoridades, las búsquedas las estamos haciendo nosotras, las madres, las familias, porque somos los que exigimos que aparezcan nuestros hijos y esposos”, dijo Antúnez Flores.
En el colectivo es conformado por familiares de 88 personas desaparecidas, “por lo que hay 88 madres que hoy no tienen nada que celebrar, si no exigir justicia y su aparición con vida”.
Antúnez Flores es madre de Juan Sebastián García, quien desapareció un 27 de febrero del 2010 y desde entonces encabeza su propia su búsqueda.
Datos del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) indican que en Guerrero hay registro de 3,800 personas desaparecidas.
Los datos de los colectivos de personas desaparecidas mencionan que las cifras rebasan las 4,000 personas.
A nivel nacional, de acuerdo a los dato del SESNSP son 100,000 las personas desaparecidas.
El Centro Regional de Defensa de Derechos Humanos José Ma. Morelos y Pavón, en un comunicado condenó las muertes y asesinatos de madres que fallecieron en la búsqueda de sus hijos.
“¿Cómo nos nos explican que más de 10 madres hayan sido asesinados en los últimos años por buscar a sus hijos e hijas?”, cuestionó el Centro Morelos.
“Nuestro mayor reconocimiento y nuestro abrazo es para las mas de 100 mil madres que día a día sufren la ausencia de un hijo o una hija y que todos los días luchan y los buscan con la esperanza de encontrarlos”, mencionaron.
En su comunicado, el Centro Morelos también reconoce a las madres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y la labor de las integrantes de los colectivos de búsqueda.
“Sin duda en este día el reconocimiento y nuestras felicitaciones deben ser para esas madres que cada día con lágrimas y dolor siguen pariendo a esos hijos desaparecidos”, se lee en el comunicado.
El Centro Morelos también exigió a los tres órdenes de gobierno justicia para las víctimas de la violencia, “detener el dolor y localizar a los hijos e hijas desaparecidos”.
También exigieron juicio y castigo a los militares que participaron en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, ocurrida en la ciudad de Iguala, en 2014.
El Corredor Gastronómico Torres Bodet es un proyecto que permite a 10 familias buscadoras de Jalisco tener un negocio para recuperar la autonomía económica que perdieron tras la desaparición de su ser querido; a la par, también es una actividad laboral que les facilita continuar con sus búsquedas y diligencias.
Conoce en este trabajo colaborativo a las mujeres que encabezan este proyecto derivado del programa “Acompañar la Ausencia” del DIF Guadalajara.
Texto: Andrea Lozano, Olimpia Cruz, María Félix, Luisa Paez, Stayce Salas, Larisa García, Virgina Magaña, Jerónimo Santos, Carlos Flores, Emiliano Sedano, Emilio Rodríguez y Octavio Ríos / ZonaDocs
Fotografía: ZonaDocs
Video y edición: Darwin Franco
4 de mayo del 2023
A continuación podrán leer y conocer en extenso la vida de estas mujeres buscadoras que forman parte del Corredor Gastronómico Torres Bodet.
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“No queremos estirar la mano y que nos den dinero”
Beatriz ‘Betty’ Quintero es madre de Cuauhtémoc Hernández Quintero, quien fue desaparecido el 21 de octubre de 2020 en Guadalajara. Para ella, su negocio en el Corredor Gastronómico le permite continuar con su búsqueda.
Por Virginia Magaña y Emiliano Sedano
“Busco a mi hijo Cuauhtémoc Hernández Quintero, quien fue desaparecido el 21 de octubre de 2021 en el municipio de Guadalajara”, expresa Beatriz Quintero, Betty como le dicen con cariño. Ella es la dueña de ‘Gordi-Tita Betty’, negocio que forma parte del Corredor Gastronómico Torres Bodet, proyecto económico que apoya a familias buscadoras de Jalisco.
“Desgraciadamente, se vienen muchas situaciones difíciles para quienes tenemos un familiar desaparecido. En mi caso, sucedió en tiempo de pandemia; uno de mis hijos incluso perdió su trabajo por acompañarnos a buscar”.
Para Betty, el tener un hijo desaparecido hace difícil tener una economía estable: “El poco recurso que teníamos, ahora que como quien dice “el colchón” que se tiene para gastos e imprevistos, pues se termina en gasolina y otras cosas”.
Formar parte de este Corredor Gastronómico le ha permitido no sólo conseguir ingresos, sino también posicionarse como un agente activo en este proceso. Ella afirma que fue Pablo Lemus, alcalde de Guadalajara, quien se acercó para ofrecerles ayuda.
“Fue a raíz que le insistimos que no queríamos ‘estirar la mano y que nos dieran dinero’. La parte de la chamba de las autoridades era que nos hicieran algún proyecto para nosotros trabajar”, comenta Betty al recordar el diálogo que sostuvieron con el alcalde.
Este Corredor se localiza al lado del Teatro Jaime Torres Bodet, a una cuadra de la Glorieta de las y los Desaparecidos de Jalisco. El origen de este Corredor es el programa “Acompañar la ausencia” del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del municipio de Guadalajara.
“Empezábamos a ver que la mayoría teníamos problemas para encontrar trabajo, o si lo encontrábamos, después te llegaban a despedir porque tenías que faltar para ir a búsquedas, al Semefo (Servicio Médico Forense, hoy llamado Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses), o la Fiscalía del Estado de Jalisco (FE)”.
Al hablar sobre estas oficinas de Gobierno, Bety critica su trabajo.
“Es perder el tiempo: así lo digo, porque no nos resuelven nada, no nos dan una buena noticia. Entonces, a partir de la insistencia de diez compañeros del programa tuvimos una reunión con el Lic. Lemus, ahí se empezaron a ver las necesidades que teníamos. Empezamos a decir ‘necesitamos trabajar’. Entonces surgió este proyecto”, recuerda Betty.
El negocio de las gorditas
La señora Betty platica cómo fue que inició su negocio:
“Estoy yo sola. En la pandemia empezamos a ver qué hacíamos. Mi hijo quien se quedó sin trabajo empezó a hacer tamales y entregas a domicilio. Entonces yo le decía a él que como a mí me gustaban mis gorditas, ‘a lo mejor son del gusto de más gente’. Compré esta planchita y empezamos a vender comida en mi domicilio. Para integrarnos aquí, yo ya tenía una idea de qué iba a hacer. Me gusta hacer guisados, y gracias Dios parece que a otras personas también les han estado gustando”.
Pero va más allá al detallar su menú:
“Mis guisos son de chicharrón prensado. El día de hoy hice calabacitas con carnita de puerco, también hay bistec de res, como fajitas. Todos los días tenga un guiso diferente. Hay de queso o pellizcadas, que son con mantequilla y queso. Hay deshebrada y con frijoles: la imperdible es la de chicharrón. La gordita de cualquier guiso cuesta 22 pesos, y ya con queso cuestan 25 pesos”.
Informa que hacen entregas a domicilio, al número y Whatsapp 33-11-47-54-37. Sobre su horario, Betty menciona que trabaja desde las ocho de la mañana, cuando empieza a preparar la comida en el puesto, hasta las seis de la tarde: “Trabajamos también sábado y domingo, cuando hay eventos en el Teatro Jaime Torres Bodet. Nos venimos dos horas antes para estar listos”.
La desaparición de Cuauhtémoc
“Mi hijo era conserje en una secundaria. Por la tardes trabajaba en la oficina con su papá, quien es abogado. Él también estaba estudiando derecho; se quedó en sexto semestre cuando lo desaparecieron, tenía 31 años. Supimos que se lo llevaron por videos que nosotros estuvimos consiguiendo: caminamos calles y calles buscando casas y negocios que tuvieran cámaras y que nos pudieran facilitar alguna pista. Eso fue lo que llevamos a la Fiscalía, desgraciadamente me dicen que a ellos eso ‘no les sirvió de nada’”, recuerda Betty al criticar ciertos puntos del proceso de búsqueda de su hijo.
La Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, publicada en 2017, hace diferencia entre una persona desaparecida y una no localizada. En el caso de Cuauhtémoc, su familia considera que fue víctima del delito de desaparición.
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Dulce: crepas, café y resiliencia
Dulce Almendrita busca a Álvaro Ramírez Rodríguez, quien fue desaparecido el 9 de mayo de 2016 en Guadalajara. Ella decidió recuperar su vida laboral y económica dentro del Corredor Gastronómico.
Por Jerónimo Santos, Carlos Flores y Octavio Ríos
“Tampoco queremos que nos mantengan” fueron las palabras que Dulce eligió para hablar del negocio que tiene el Corredor Gastronómico Torres Bodet, la cual no sólo le ha ayudado económicamente, sino que también le ha servido como “terapia ocupacional”.
Su negocio se llama como ella, pero al revés, “Almendrita dulce”. Este emprendimiento le permite llevar sustento a sus dos hijas. Dulce lleva siete años buscando a su marido, Álvaro Ramírez Rodríguez, quien fue desaparecido el 6 de mayo de 2016 en Guadalajara, Jalisco.
Tras la desaparición de Álvaro, Dulce se incorporó al colectivo Por Amor A Ellxs y a través de éste al programa “Acompañar la ausencia” del DIF de Guadalajara. Su participación en este proyecto fue lo que abrió la oportunidad para poder tener un negocio en el Corredor Gastronómico, aquí cuenta parte del proceso:
“Nos mandaron personas capacitadas porque no es un tema fácil, por ser víctimas, aunque indirectas, pero seguimos siendo víctimas de la violencia. Hemos crecido mucho juntas, y hemos aprendido. De cierta forma, nosotras somos como un experimento.”
Dulce señala que el gobierno municipal de Guadalajara ha estado pendiente del Corredor, pues fue su idea y ha mantenido buena relación con las dueñas de los locales. Para mala suerte de Dulce y sus compañeras, el Corredor se encuentra del otro lado de Chapultepec en donde deja de haber tanto movimiento peatonal, dando cierta sensación de soledad.
“Precisamente por eso han venido medios y han venido a hacer entrevistas, de hecho ya me han dicho que he pasado en la tele y vienen para conocer. Hasta eso la gente es muy solidaria y viene”.
El tercer puesto del corredor está decorado por unos dibujos de sus hijas, los cuales le dan brillo y una esencia que da lugar a la especialidad de Dulce: las crepas, los cafés y capuchinos, los cuales fueron elegidos por ella porque: “Era algo rico y variado, además de obviamente hacerle justicia al nombre del corredor gastronómico”.
El elegir cocinar algo así, lo lleva desde el nombre, Dulce Almendrita. Ella es una mujer delgada, de tez morena y actitud receptiva y vivaz.
Uno de los alimentos más característicos del local de Dulce son las crepas de nutella, las cuales elabora al momento y a gusto del cliente. Ella les recomienda acompañarlas con un caliente café negro o uno de olla, todo por un precio muy accesible.
Dulce ha visto este negocio como algo muy positivo en su día a día: “te mueve, te activas y pues sí está padre este proceso, porque sí es muy pesado estar buscando”.
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Rebeca: El Colibrí que prepara los biónicos más ricos de Guadalajara
Rebeca busca a su hijo Óscar Omar Gutiérrez Jiménez desde hace cuatro años. Cuando se tiene un ser querido desaparecido lo primero que se complica es la economía, pues para buscar se requieren recursos.
Para afrontar esto, Rebeca forma parte del Corredor Gastronómico ‘Torres Bodet’, integrado por el programa Acompañando la Ausencia del DIF Guadalajara, el cual apoya a familias con un ser querido desaparecido. Su negocio se llama “El Colibrí”.
Por Olimpia Cruz, María Félix y Andrea Lozano.
“El colibrí significa alegría, eso me inspira mucho”; por ello, Rebeca decidió nombrar así a su negocio en el Corredor gastronómico ‘Torres Bodet’, el cual alberga a 10 familias buscadoras del programa acompañando.
Su negocio es el número 9, ahí asegura que vende uno de los mejores biónicos de la ciudad, pues lo prepara con una receta única, la cual es el secreto mejor guardado del Corredor. Y vaya que tiene un gran sabor a leche condensada, crema y leche evaporada. Estos ingredientes hacen muy especial a la receta que tiene un dulzor que no empalaga.
En su negocio se pueden personalizar los biónicos con variedad de frutas como: papaya, melón, manzana, plátano y fresa, pero también puedes escoger diferentes toppings: arroz inflado, coco rallado, coco tostado, lunetas, granola. Además, le puedes agregar miel, lechera o chocolate.
Los costos de los biónicos son accesibles, pues los precios van de los 40 a 50 pesos. Rebeca asegura que vende los biónicos más ricos de Guadalajara, y a quienes quieran probarlos los espera de lunes a sábado de 9 a.m a 16:30 p.m..
Todo sea por encontrarles
En su negocio, Rebeca te recibe con una cálida sonrisa y brinda un trato amable. Lo que pidas lo prepara con delicadeza y amor, lo que hace que se sienta muy familiar. El lugar desprende el aroma a fruta fresca y de sólo ver se antoja.
Pese a esto, Rebeca considera que aún no se ven frutos, pues menciona que casi no hay ventas, ya que las personas no saben de este lugar que cuenta con diversos menús y variedad de alimentos.
El ambiente en el Corredor es muy ameno y relajante. Cuenta con mesas y sombrillas enfrente de cada puesto lo que permite disfrutar del día y de una rica comida o postre. Incluso, puedes trabajar ahí mismo mientras comes; ya que hay red de internet libre.
“Hace falta que nos promocionen más, poner anuncios para que nos conozcan” confiesa Rebeca.
El Corredor Gastronómico también está el mural “Acompañar las ausencias”, el cual tiene pintado dos manos agarradas, una mano pintada con color y la otra mano en blanco y negro, esto representando la mano de el familiar desaparecido y la mano del familiar que le busca. Que las manos aparezcan entrelazadas significa esperanza.
El mural también tiene dos aves pintadas, una de ellos es un colibrí que tiene las alas pintadas de color verde, y la otra es una paloma en tonalidades grises. Acompañando a estas imágenes están también los nombres
El mural y los nombres de las personas desaparecidas que están siendo buscadas por las familias que forman parte del Corredor Gastronómico.
“Ayúdame pues a saber qué fue de mi hijo, si alguna persona sabe, lo ha visto o qué sé yo…pero que se comunique con nosotros”, esto es lo que Rebeca pide a sus clientes cuando les cuenta que ella busca a su hijo, Óscar Omar Gutiérrez Jiménez, quien fue desaparecido en Tlajomulco de Zúñiga, el 9 de enero del 2019.
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“Delicious Day”: una historia de resistencia
Guadalupe Quintero forma parte de Delicious Day, una cafetería ubicada en el Corredor Gastronómico Torres Bodet, espacio que se desprende del programa “Acompañando la Ausencia” del DIF Guadalajara.
Por Emilio Rodriguez y Eduardo del Rio.
“Se van a ir de aquí bien satisfechos”, expresó Guadalupe Quintero, quien es integrante de Delicious Day. Negocio que forma parte de los 10 locales del Corredor Gastronómico Torres Bodet que está ubicados en los cruces de Marsella y Avenida Chapultepec en Guadalajara.
En esta cafetería venden café, frappes, té, smoothies, snacks como donitas, waffles pequeños y galletitas. El frappé es una de sus bebidas principales, cuenta con diferentes sabores como: oreo, cajeta, vainilla, taro, capuchino, entre otros.
Tener este espacio no ha sido fácil, pues ha implicado la lucha de las madres buscadoras:
“Primero fueron las madres las que estuvieron buscando para que no fuera nada más la ayuda de despensa, sino algo que tuviera fruto, un trabajo, una fuente de ingreso”, comenta.
Ella es tía de Pedro Alfonso Mercado Mendoza, el cual fue desaparecido el 5 de septiembre de 2019 en la colonia Circunvalación, en Guadalajara. Ella es una persona reservada, pero alegre y cordial.
Para la familia Mercado Mendoza es importante tener este negocio y los ingresos económicos que brinda porque “a quienes están en la búsqueda de un familiar se les complica tener un trabajo con un horario extenso”.
La especialidad de este negocio es “el smoothie bowl”, el cual explica Guadalupe es:
“Un preparado de leche, yogurt griego, fruta picada. Encima lleva todo lo que ustedes quieran de topping y se hace un tipo licuado; es muy rico y saludable, lo pueden endulzar con lo que ustedes quieran”.
Esta es una comida saludable que llegan a comprar a Delicious Day los oficinistas que trabajan alrededor de la zona.
La jornada laboral de Delicious Day inicia entre 8 y 9 horas, y termina entre las 4:00-5:00 de la tarde; sin embargo, los días que hay evento en el Teatro Torres Bodet su jornada puede extenderse hasta las 21:00 horas.
Guadalupe menciona que en general la venta es fluida, pero cuando hay eventos en el teatro la venta aumenta: “Si hubiera más promoción, estaría mucho mejor”.
Por ello, ella hace una invitación a visitar el Andador Gastronómico Torres Bodet, esto no sólo para probar la comida y bebidas que se preparan ahí, sino porque al hacerlo ayuda an a las familias para seguir con sus procesos de búsqueda.
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“Esta es una oportunidad de recuperar nuestra economía”
Ana es una de las 10 mujeres con un puesto en el Corredor Gastronómico Torres Bodet. Su esposo fue víctima de desaparición forzada en abril de 2020. Desde su ausencia, ella ha tenido que ver por sus hijos y eso lo que la motivó a abrir su negocio al cual llamó: “La Monarca”.
Por Larisa García, Luisa Páez y Stacey Salas
“Las tortas son el platillo principal de mi negocio”, comentó Ana. Ella decidió que el platillo principal de “La Monarca” iban a ser las tortas estilo gemma; un tipo de tortas ahogadas rellenas de pierna puerco y bañadas en una salsa de jitomate con chipotle, tradicionales de la zona de El Santuario de Guadalajara.
“Las traje en la inauguración y todo mundo quedó encantado. Viene gente del hospital y de las empresas cercanas a preguntar por ellas”, mencionó Ana.
La inauguración a la que hace alusión Ana ocurrió el 2 de septiembre de 2022, en esa fecha se decidió conmemorar el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas (30 de agosto), con la inauguración del mural “Acompañando la Ausencia”.
La Monarca es el primero de los 10 locales de comida del Corredor Gastronómico, lugar donde se ofrecen distintos alimentos que van desde tacos de barbacoa hasta crepas dulces. Estos puestos son atendidos, principalmente, por mujeres buscadoras.
“Es una oportunidad de emprender un negocio en un lugar en donde no te están checando los horarios, y en donde hay un patrón que no entienda la situación”, explicó Ana.
Uno de los retos a los que se han enfrentado las familias ante la desaparición de un miembro de su familia, es que se ven en la necesidad de cambiar su vida para poder buscarles; es así́ como Ana -junto con otras mujeres unidas por la misma causa- decidieron emprender en el Corredor Gastronómico, esto como una forma de conseguir los ingresos que les permita seguir buscando.
“Ni modo que no sepas hacer algo de comida”, se cuestionó Ana y esa fue la razón principal por la que ellas, y sus compañeras, encontraron en el cocinar una actividad la cual podían rentabilizar.
En su local, además de las tortas estilo gemma, también hay lonches de pierna, enfrijoladas y distintos desayunos que cambian los diferentes días de la semana: “Trato de cambiar los desayunos para que no se aburran”, señaló Ana.
Ella también compartió que las personas al saber el por qué del proyecto son amables y les brindan palabras de ánimo; por ello, este Corredor Gastronómico se ha convertido en punto de encuentro y resistencia, pues desde aquí mujeres como Ana luchan contra la revictimización y el sentimiento de abandono que han sentido por parte de las autoridades y la sociedad.
En Jalisco, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), 15 mil 012 de las personas que han sido reportadas como desaparecidas.
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El Corredor Gastronómico se ubica en los cruces de Marsella y Avenida Chapultepec 44150, justo a un costado del Teatro Torres Bodet y casi enfrente de la Clínica No. 89 del IMSS.
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Este trabajo fue elaborado por estudiantes de la Licenciatura en Comunicación Pública de la Universidad de Guadalajara.
Este texto es propiedad de ZonaDocs y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes leer el original en este enlace.
La Unión Regional de Búsqueda del Bajío exige una investigación a fondo en el caso del asesinato de Teresa Magueyal, la sexta persona buscadora asesinada en Guanajuato desde octubre de 2020, y pide medidas urgentes de protección para las buscadoras de la región.
Por Mario Marlo / ZonaDocs
Fotografía: ZonaDocs
3 de mayo del 2023
El día de hoy en la comunidad San Miguel Octopan, Celaya, Guanajuato, hombres armados asesinaron a la buscadora Teresa Magueyal, integrante del Colectivo “Una promesa por cumplir” con sede en Celaya. La señora Teresa, integrante del colectivo Una Promesa Por Cumplir, buscaba a su hijo José Luis Apaseo Magueyal, desaparecido el 6 de abril de 2020 en San Miguel de Octopan, Celaya.
El colectivo Una Promesa Por Cumplir y la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato repudiaron el asesinato y exigieron a las autoridades federales y estatales que se realicen las investigaciones inmediatamente.
Así mismo, solicitaron que se garanticen las medidas de reparación para su familia y mecanismos de no repetición para ella y las integrantes del colectivo, “pues en Guanajuato las mujeres que buscan no están seguras, las matan a plena luz del día, en espacios públicos y en total impunidad”.
A través de un comunicado, el colectivo Una Promesa Por Cumplir envió todo su apoyo a los familiares y aseguró que seguirán en la búsqueda de José Luis y de todas las personas desaparecidas de este país.
“Hacer el trabajo que no realizan las autoridades, que es buscar a nuestros familiares, no debería significar una sentencia de muerte.”
Por su parte la Unión Regional de Búsqueda del Bajío solicitó a organismos internacionales que se posicionen respecto a la falta de condiciones de seguridad a las buscadoras de la región, y exige se investigue como “represalias por la búsqueda” de las personas desaparecidas.
Este texto es propiedad de ZonaDocs y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes leer el original en este enlace.
Un grupo de personas protestaron afuera de las oficinas de la delegación de la Secretaría de Administración y Finanzas del gobierno del estado, en Iguala, para exigir el inicio de la búsqueda del servidor de la nación Miguel Huerta Torres, quien fue privado de su libertad por personas armadas en la comunidad de Temaxcalapa, municipio de Taxco, el pasado 28 de febrero.
«Hoy se cumple un mes de que nuestro amigo Miguel fue privado de su libertad y hasta el momento ninguna autoridad lo está buscando» dijo una de las personas que participó en el plantón frente a las oficinas de gobierno.
Los manifestantes llegaron a las nueve de la mañana a las instalaciones estatales y aun cuando su plan era ocupar estas oficinas, sólo protestaron para no afectar a los ciudadanos que acudían a algún trámite administrativo.
«La gobernadora Evelyn Salgado Pineda y el presidente Andrés Manuel López Obrador ya saben del caso pero no vemos que accione la Comisión nacional o estatal de Búsqueda en la zona donde se presume que está el compañero», dijo una mujer que por razones de seguridad pidió que se omitiera su nombre.
El 28 de febrero ocurría una asamblea en la Comisaría Municipal de Temaxcalapa, cuando un hombre y una mujer armados llegaron en un taxi.
Las dos personas armadas subieron por la fuerza al taxi a Huerta Torres, a una mujer y al hijo de ella. Horas más tarde, la mujer y su hijo regresaron a su casa en Temaxcalapa.
Denuncias publicadas en las redes sociales exponen que el responsable de la privación ilegal de Huerta Torres es el grupo del crimen organizado de la Familia Michoacana. Las autoridades aún no lo confirman.
«Sabemos que hay muchas personas desaparecidas en las comunidades de Taxco y que incluso sus familiares ya están realizando su búsqueda porque el gobierno no les hace caso», dijo una de las amigas del servidor de la nación desaparecido.
Mencionó también que la delegación estatal del Bienestar es omisa en la exigencia de búsqueda y localización de su compañero, además de que no le entregan el salario de Huerta Torres a su esposa, aun cuando conocen la situación.
En un mensaje a nombre de la Unión de Comunidades de la Zona Norte de Guerrero exponen que hay autoridades cómplices de la Familia Michoacana, grupo criminal presuntamente responsable de la desaparición del trabajador.
La organización que aglutina a ciudadanos de las comunidades de Paintla, Atzala, Puente Campuzano, San Juan Unión, Huahuzcla, Temaxcalapa, Zapoapa, Huixtac, Tecuiziapa, Totoapa, Icatepec, Cerro Gordo, Cacalotenando, Icatepec, Tecapulco, Taxco el Viejo, La Hacienda, La Presa, San Miguel y Ojo de Agua, la mayoría de Taxco, denunciaron que los taxistas de esa zona actúan como vigilantes del grupo criminal, sobre todo para guardar los nombres de los adultos mayores que reciben su pensión del gobierno federal para después extorsionarlos.
«La principal arma que tenemos en este momento es la denuncia; hay varios desaparecidos de manera forzada en nuestros pueblos y estamos exigiendo que deben de regresar con vida», se lee en el comunicado de la Unión de Comunidades de la Zona Norte de Guerrero.
En las imágenes se aprecian aspectos de la protesta de este martes en las oficinas de la delegación estatal de Finanzas en Iguala.
El vocero del Colectivo de Familiares de Personas Desaparecidas Lupita Rodríguez Narciso, David Molina Rodríguez, denunció que ante el incremento del número de personas desaparecidas en Guerrero no hay acciones de parte de las autoridades estatales para realizar acciones de búsqueda y de castigo a los responsables.
Por el contrario, Molina Rodríguez denunció que existe un desinterés de parte de los tres poderes en el Estado para atender los casos de las personas desaparecidas.
«Hoy Guerrero amaneció con 4,053 personas desaparecidas solamente de cifras oficiales, pero hay un sin número de gente que no se atreve a hablar y denunciar», mencionó Molina Rodríguez en entrevista al término del mitin para exigir la aparición con vida de los 43 hoy, en Chilpancingo.
Los problemas para las familias de una personas desaparecidas comienza en el Poder Judicial. «Son las mismas fiscalías las que hacen a un lado a las familias, porque les dicen que tienen que pasar 48 horas para iniciar el protocolo de búsqueda, cuando ya existe el Protocolo Homologado de Búsqueda que indica que indica que la búsqueda tiene que ser inmediatamente», expuso Molina Rodríguez.
Otra situación que se presenta es que debido a la violencia muchas familias prefieren no denunciar y darlo por muerto.
Una de las principales exigencias de los colectivos de búsqueda de personas es la creación de un Centro Regional de Identificación Humana en Guerrero, ya que actualmente «se siguen encimando los restos humanos sin ningún respeto y sin los estudios debidos».
«A este paso, según los informes de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) van a pasar más de 100 años para que se pueda identificar esta crisis humanitaria de más de 52,000 restos sin identificar que hay en el país», dijo Molina Rodríguez.
En el Congreso local los colectivos tiene atorada una iniciativa para crear la Ley de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada que, de acuerdo con Molina Rodríguez, los diputados «no atinan a dar avances».
Desde la movilización que realizaron los colectivos el pasado 7 de marzo en Chilpancingo, para exigir ser atendidos por los diputados, sólo hubo una reunión de seguimiento en la que apenas comienzan a formular la mencionada iniciativa.
«Nosotros propusimos una serie de necesidades importantes por eso tratamos de nutrirla y la que ellos (los diputados) presentaron en noviembre no llevaba todas las partes que nos parecen importantes».
Entre las propuestas que los colectivos manejan esta la de la total independencia de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBP) y de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV), ya que actualmente dependen de la Secretaría General de Gobierno y sujeta al presupuesto de esta.
«Queremos que nos digan qué procede en esos casos, porque entiendo se tienen que reformar otras leyes y eso es lo que no nos explican».
Integrantes del Colectivo de Familiares de Personas Desaparecidas Lupita Rodríguez Narciso durante un mitin por la aparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa el 26 de mayo del 2022. Foto: Amílcar Juárez (Archivo Amapola)
Amigos y compañeros de Miguel Huerta Torres, servidor de la nación desaparecido desde el 28 de febrero en Temaxcalapa, Taxco, denunciaron que las autoridades de los tres niveles de gobierno minimizan y no atienden su desaparición.
Existen dos fichas de búsqueda de Miguel Huerta, pero sus compañeros denunciaron que a 22 días de la desaparición ninguna autoridad ha implementado alguna operación de búsqueda.
En conferencia de prensa, sus amigos y compañeros informaron que el pasado 18 de marzo acudieron a la Ciudad de México, al evento citado por el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador por la expropiación petrolera, para protestar y exigir la búsqueda de Miguel.
Guadalupe Figueroa Ocampo, amiga de Miguel Huerta, contó que ella llevó una lona con la ficha de búsqueda que vio el presidente López Obrador y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.
“La gobernadora sólo la vio, se detuvo a leerla unos segundos, levantó la mano y el pulgar y se fue”, mencionó Figueroa Ocampo.
La lona fue entregada al personal de la ayudantía del presidente y la familia espera que llegué a la manos del presidente para que atiendan la desaparición de Miguel.
“Venimos a Chilpancingo para hacer más eco y ver si las autoridades ahora sí toman cartas en el asunto, porque a 22 días de su desaparición parece a nadie importarle, y la familia está totalmente destrozada”, mencionó José Isabel Arines Hernández, amigo y vecino de Miguel Huerta.
También denunciaron que el delegado del Bienestar en Guerrero, Iván Hernández Días, no ha respaldado su exigencia de que Miguel aparezca, por el contrario, le reclama a la familia que lo involucren en un asunto que les dijo él no puede resolver.
“Al delegado le marca la familia y les contesta que no es su horario de trabajo y que de él no depende la búsqueda de Miguel”, mencionó Figueroa Ocampo.
Arines Hernández contó que esta mañana, antes de la conferencia de prensa, acudieron al Congreso del estado para reunirse con el diputado local Andrés Guevara Cárdenas, “sin embargo, lamentablemente, los guardias de seguridad de las instalaciones legislativas nos impidieron el acceso al ver que portaban lonas con la ficha de búsqueda de Miguel Huerta e incluso pretendieron decomisarlas”.
Guevara Cárdenas atendió a los amigos de Miguel en la calle y “se mostró accesible y dijo que hoy se reunirá con el secretario general de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez, a quien le planteara el caso”.
El 28 de febrero pasado, a las seis de la tarde, después de una asamblea en la Comisaría de Temaxcalapa, Miguel Huerta fue interceptado por dos hombres armados, quienes lo subieron al taxi con número económico 01, del poblado vecino de Huixtac, y se lo llevaron.
En ese mismo hecho, los hombres armados también se llevaron a Lucía Lagunas Álvarez y a su hijo Edgar Moreno Lagunas, quienes fueron liberadas la misma noche del 28 de febrero.
El caso de Miguel Huerta, lleva ya 22 días desaparecido.
“A ver si se logra que la gobernadora reciba a la esposa e hijos de Miguel Huerta, esperemos que exista esa oportunidad, debido a que la familia está destrozada y sobre todo está abandonada”, agregó Figueroa Ocampo.
Araceli Salcedo está por cumplir 11 años de buscar a Fernanda Rubí, su hija, a quien Los Zetas desaparecieron en 2012. Hoy, sigue una pista de su posible paradero en un rancho que el grupo delictivo controlaba en Río Blanco, Veracruz.
Texto: Manu Ureste / Animal Político
Fotografía: Manu Ureste
21 de marzo del 2023
Es un caserón grande. Cuatro habitaciones en la planta baja, otras cuatro en la de arriba y un amplio comedor donde antes había puertas y ventanas por las que ahora corre el viento. Los techos son altos, con tragaluces por los que se cuela una luz extraña, rojiza. Un patio interior con forma de cuadrado da acceso a la cocina donde solo quedan los restos de unos platos. Y en el baño, donde yacen desperdigados los restos de azulejos hechos pedazos, manchas que parecen impactos de bala se extienden por las paredes carcomidas por el moho.
Afuera, en el suelo de las amplias terrazas cubiertas por un domo, emerge el bracito sucio de un bebé de entre la hojarasca y la basura. Es un brazo de plástico, de juguete. Tal vez una broma sádica, el macabro preámbulo antes de llegar al sendero que da acceso a la parte de atrás del caserón. Ahí, entre una maraña de sofás abandonados, palmeras y vegetación que brota salvaje, se abren a plena vista dos fosas clandestinas: dos rectángulos profundos y estrechos del tamaño de un ataúd que alguien trató de cubrir torpemente con la rama de una palmera.
De vuelta al interior de la casa, nada más cruzar el hueco donde estaba la puerta principal, se observa a la derecha una habitación oscura sin ventanas. Cuando las autoridades ‘reventaron’ el caserón en 2017, los sicarios de Los Zetas dejaron sobre una mesa de madera machetes, hachas, sierras, cuchillos, vendas, cuerdas y las tablas de castigo con las que torturaban, asesinaban, descuartizaban y desaparecían a la gente. Y en la otra habitación contigua, otro cuarto oscuro en el que ahora solo quedan hojas muertas regadas por el suelo y los restos de los conectores que fueron extirpados de las paredes, estaban las cadenas y los ganchos de carnicería con los que colgaban a las víctimas del techo.
—Esa casa es lo más parecido que he visto en la vida real a la película La masacre de Texas.
Araceli Salcedo, de 50 años, morena, menuda y de pelo recogido en una cola, suelta la frase lapidaria y se ajusta incómoda el pesado chaleco blanco antibalas que viste junto a un pantalón tejano y unas botas. Es la mamá de Fernanda Rubí Salcedo Jiménez, una joven de 21 años de ojos café claro, tez morena y 1.60 de estatura, que fue víctima de desaparición en 2012 a manos de Los Zetas en Orizaba, Veracruz. Desde entonces, la mujer se ha convertido en una férrea activista, fundadora del Colectivo Familia Desaparecidos Orizaba-Córdoba y en una implacable madre buscadora: lo mismo le reclama de frente al exgobernador Javier Duarte por la inoperancia de su fiscalía —que criminalizó a Rubí asegurando que los delincuentes se la llevaron “por bonita”—, que lo mismo alza la voz por las atrocidades del narco. Por eso el chaleco.
La chihuahuense —aunque afincada en Orizaba desde la infancia— ya estuvo hace cinco años en este caserón localizado en un punto remoto del municipio de Río Blanco, al cual se llegó por las declaraciones de la pareja sentimental de un integrante de Los Zetas.
En aquel entonces, luego de que los sicarios huyeron por los cerros, en el inmueble llamado “Rancho Cali” encontraron varias fosas con ocho cuerpos, todos desmembrados y decapitados. Pero el horror no terminó ahí. Pese al cateo de las autoridades, los delincuentes siguieron utilizando el rancho como un narcocementerio: a unos metros de la casa, por donde se extiende un vasto campo de unas 10 hectáreas donde antes pastaban caballos y pavorreales, decenas de banderitas rojas y amarillas clavadas en el suelo dibujan el contorno de lo que podrían ser nuevas fosas. Y en las inmediaciones del caserón, frente a la fachada de ladrillo, se encuentran las otras dos fosas que alguien trató de ocultar con una rama de palmera y que las autoridades deberán analizar para determinar si son positivas.
En los más de 10 años que lleva su hija desaparecida, Araceli ya ha visto de todo. No es alguien que se espante fácilmente. En septiembre del año pasado, estuvo haciendo búsquedas con el colectivo en otra “casa de los martirios” a no muchos kilómetros de este rancho de Los Zetas. Ahí, en un caserón igual de tétrico, donde había una habitación oscura en la que el Cártel Jalisco Nueva Generación —el grupo que ahora domina la entidad tras la casi desaparición de Los Zetas— mantenía cautivas a sus víctimas para luego asesinarlas, desmembrarlas y desaparecerlas en fosas, encontraron los cadáveres quirúrgicamente desmembrados y cubiertos en cal viva de 15 personas. Y en agosto de 2021, luego de un año de búsqueda, hallaron 53 fosas en otro narcocementerio en la comunidad de Campo Grande, a escasos kilómetros de Orizaba. Mientras, en Los Arenales, también en Río Blanco, se recuperaron 23 cuerpos más.
Araceli tiene miedo, confiesa al fin sin dejar de mirar la casa en ruinas de la que, a lo lejos, sale el inquietante ruido de la motosierra con la que un trabajador municipal corta ramas y maleza para facilitar el trabajo de búsqueda.
Tiene pánico de que su hija aparezca en una fosa, de encontrarla en el infierno que Los Zetas dejaron en el “Racho Cali”.
***
Son las 10:00 de la mañana del lunes 6 de marzo. El sol aún está lejos de alcanzar el cenit, pero ya quema la piel. La veintena de madres del colectivo que participa en esta búsqueda, junto con otros ocho hombres, comienza a distribuirse por el predio.
“Porque la lucha por un hijo no termina y una madre nunca olvida”, gritan el lema con el que siempre inician, y de inmediato todos comienzan su trabajo: los soldados y policías se distribuyen por los alrededores del rancho para proteger el perímetro; la fiscal de búsqueda, el equipo forense y los integrantes de la Comisión Estatal de Búsqueda pasan un aparato por los puntos donde hay indicios de tumbas; las madres rascan la tierra con rastrillos, palas, azadones y machetes para segar la maleza.
Araceli se queda un poco atrás del grupo, a unos discretos metros de distancia, aunque siempre está escoltada por la mirada de policías federales ministeriales que portan rifles de asalto.
—Veo este rancho, esa casa abandonada, estas caballerizas, y no puedo evitar que mi mente se eche a volar.
La mujer, aún brazos en jarra, observa ahora a los dos peritos que excavan la tierra arcillosa.
—Me pregunto… ¿habrán metido por aquí a mi hija? —alza el brazo derecho para señalar con la mano la puerta herrumbrosa del rancho—. ¿La lastimaron? ¿Estuvo en esa casa horrible? ¿Había alguien más con ella? ¿En qué cuarto la tuvieron esos cabrones? ¿¡¡Qué le hicieron!!?
El rostro de Araceli, habitualmente relajado y sonriente, se contrae por el dolor que le generan las imágenes que proyecta en su mente.
Aquí mismo, dice ahora apuntando hacia el suelo que pisa, era donde ‘el Picoreta’ —que fue detenido y encarcelado a finales de 2015—, ‘el Duende’ y ‘el Muerto’, líderes e integrantes zetas de aquel entonces, tenían su base y hacían reuniones y fiestas. Y donde los sicarios les traían a las jóvenes que secuestraban. Además, se sospecha que era el lugar donde los gatilleros ‘cocinaban’ a las víctimas para que fuera más fácil desaparecerlas en hoyos y no en tumbas, una hipótesis que las autoridades ministeriales no descartan, aunque a una semana de que iniciaran los trabajos no habían encontrado indicios concluyentes que la confirmen.
—A veces, a pesar de que haya pasado el tiempo, me doy cuenta de que no estoy preparada para encontrar lo que no quiero encontrar, lo que ninguna madre quisiera encontrar jamás. Porque… sí, una cosa es hacer un trabajo. Buscar. Ayudar a los demás. Que te echen bendiciones cuando regresas una persona desaparecida a su familia. Pero otra muy distinta es estar aquí parada. Estar de este lado de la historia.
Araceli traga saliva. Deja correr un silencio. Sus ojos están al borde del colapso, pero no llora. No quiere hacerlo, no puede. Tiene que mantenerse serena y firme, se repite testaruda.
—Es algo que no puedo explicar, un sentimiento muy cabrón —recobra el aire—. Llevo días con el estómago revuelto. Con dolor en el pecho. Días que llego a casa y me tumbo en la cama como una pesadez muy rara.
Acto seguido, con los ojos negros clavados otra vez en el caserón, Araceli musita que cuando volvió a entrar a las habitaciones del rancho no pudo evitar que en su mente retumbara una y otra vez “la voz fea” del “hombre alto, gordo, feo y malo” que contestó el celular de Fernanda Rubí al mediodía del sábado 8 de septiembre de 2012, pocas horas después de que la noche previa Los Zetas se la llevaran cuando salía de una discoteca de Orizaba, el bar Bull Dog.
—Durante toda la noche le estuve marcando al celular, pero nadie contestaba. Hasta que al día siguiente me respondió ese cabrón.
La mujer toma una bocanada de aire.
—Le grité: “¿¡Por qué tienes el teléfono de mi Rubí, hijo de la chingada!? ¡Pásame ahora mismo a mi hija! ¡Pásamela!” —las gruesas venas del cuello se le marcan recordando la escena.
Pero del otro lado de la llamada, el tipo de voz fea, al que la mujer ya le ha puesto rostro a base de imaginarlo tantas veces en estos 10 años, no le comunicó con su hija.
—El maldito solo me contestó: “Yo no tengo a ninguna Rubí, perra”.
Y luego colgó.
***
En la zona de las caballerizas, los dos peritos forenses llevan un metro y medio de tierra excavada. Por el momento, no se atisba ningún resto humano. Aunque tampoco es extraño. El colectivo ha llegado a encontrar cuerpos a más de dos metros de profundidad. Por eso, y porque previamente agentes caninos hicieron “un comportamiento” señalando una “anomalía”, los peritos continúan trabajando.
Roxie, una joven de pelo recogido y lentes que se mueve por todo el predio con una libretita en la mano para tomar nota de todo el trabajo y de los hallazgos de los peritos y del equipo de la policía ministerial de búsqueda, explica que tan solo en un primer cuadrante han identificado 19 anomalías, de las cuales 16 han resultado de “interés”. Esto, luego de que el equipo forense pasara un aparato, una especie de sonar que lleva dentro de una maleta negra que arrastra por el suelo, y detectara remociones sospechosas de tierra.
—Se me hace muy raro que el agente canino haya podido oler algo —le comenta Araceli a Roxie, que es integrante del colectivo—. Porque este es un rancho que se utilizó años atrás y los cuerpos ya no tienen olor, son esqueletos. Además, aquí llueve mucho, y el agua se filtra y lava la tierra, y cuando se seca se hace de nuevo muy compacta.
Que las fosas y los cadáveres tengan años de antigüedad complica las cosas. Aunque tampoco es imposible encontrar cuerpos en esas circunstancias, matiza Araceli. Así les pasó en Los Arenales, otro narcocementerio. En ese lugar, el equipo forense hizo un pozo de sondeo sin resultado alguno. “Metieron las varillas y no aparecía nada”. Sin embargo, a la mañana siguiente se encontraron con una sorpresa.
—Mero arribita del hoyito de sondeo encontramos una vértebra humana. No sabemos cómo llegó ahí, pero nos hizo excavar mucho, como dos metros 25, que es muy profundo. Excavamos, excavamos y, en efecto, al fondo estaba el esqueleto. Lo más maravilloso es que la vértebra coincidía con el ADN del cuerpo. ¿Cómo salió a flote? No tenemos ni idea. Pero sí fue lo que nos dio el indicio para buscar. Como que ese cuerpo quería ser encontrado. Nos decía: “No me dejen, aquí estoy. Quiero tener paz”.
Tras contar la anécdota, Araceli sonríe cansada. En su rostro fatigado hay una mezcla de satisfacción y de frustración acumulada. No en vano va para 11 años sin respuesta del paradero de su hija, de no saber qué fue lo que le pasó a “la huerca”, como la llaman con cariño sus tres hermanos cuando sentados a la mesa recuerdan las comidas que le gustaban a Fernanda Rubí.
Araceli se encuentra ahora en esa terrible encrucijada por la que atraviesan tantas madres y padres que buscan a sus seres queridos en México, especialmente quienes ya llevan muchos años rastreando respuestas en lugares como el “Rancho Cali”: por un lado, no quieren ni imaginar que su hija, hijo, esposo, hermanos puedan estar enterrados en una “casa del terror” como esta; por otro, la angustia de no saber qué les pasó les va carcomiendo el ánimo y la salud. Y, al mismo tiempo, esa falta de certeza es la que deja abierta una pequeña rendija para la ilusión, y lo que desata un círculo vicioso de dolor y esperanza
Esta mañana, antes de llegar al rancho, Araceli dice que tomó entre sus manos el llaverito rosa de la Virgen de Guadalupe que su hija siempre cargaba en la bolsa.
—Lo agarré y le dije: “Rubí, dame una luz. Si estás aquí, ya déjame encontrarte. Ya quiero tener paz. Voy a hacer 11 años sin ti…”.
En este punto, a la mujer se le resquebraja de nuevo la voz.
—A veces, le digo a Diosito: “Tú sabes cómo te he ayudado. Tú me has iluminado para que ayude a mucha gente que lo necesita. Siempre te estaré agradecida por eso. Pero ahora solo te pido que me ilumines a mí para encontrar a mi hija —ruega—. No voy a abandonar a estas madres, pero dame un poco de luz. Un poco de paz”.
Araceli se quita los viejos guantes de gimnasio que utiliza para remover piedras del suelo donde los peritos forenses pasaran el sonar y se restriega los ojos para evitar que las lágrimas broten delante de sus tres hijos que la acompañan esta mañana en la búsqueda.
—¿Presientes que Rubí puede estar en este rancho? —le pregunta el periodista.
Araceli esboza un largo “Ahhhh” mientras trata, en vano, de contener las lágrimas que se le escapan entre los dedos.
Acto seguido, respira profundo y se toma unos cincos segundos.
—Pues al menos lo tengo que descartar —contesta tratando de esbozar una sonrisa—. Porque ni yo ni mis hijos podremos tener paz hasta encontrarla.
Vista de la fachada del caserón que Los Zetas utilizaban como cementerio clandestino. Foto: Manu Ureste / Animal Político.
Integrantes de los colectivos y diputadas y diputados locales retoman los trabajos de la Ley en Materia de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Óscar Guerrero
17 de marzo del 2023
Chilpancingo
La Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV) no cuenta con presupuesto, oficina ni personal suficiente para atender a las víctimas, denunciaron ante las diputadas y los diputados locales integrantes de colectivos de búsquedas de personas desaparecidas.
«La Comisión Estatal de (Atención a) Víctimas no tiene ni oficina, es una casa que no tiene las áreas adecuadas para atender a las familias, no hay la infraestructura ni del lugar ni del personal. Queremos personal calificado para atender a las víctimas, tanto psicólogos, secretarias y todo», mencionó la representante del Colectivo de Familiares en Búsqueda María Herrera, Gema Antúnez Flores, quien asistió a la reunión.
Esta información fue revelada en una reunión entre los colectivos y un grupo de legisladores locales para comenzar los trabajos de la Ley en Materia de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada.
Para ejemplificar la problemática, Antúnez Flores mencionó algunos necesidades urgentes.
«En la Comisión (Estatal de Búsqueda) pasó un caso de un psicólogo que resultó ser un acosador que no tenía ni título profesional, y luego si tenemos una emergencia tenemos que hacer fila para acceder a esos servicios», agregó.
Ante las diputadas y los diputados denunció que la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBP) sólo cuenta con una persona asignada para la búsqueda de personas.
«Tantos colectivos que somos y cuando solicitamos búsquedas tenemos que hacer fila hasta que se desocupen de la búsqueda que algún otro colectivo esté haciendo en ese momento», mencionó.
En dicha reunión los colectivos pidieron a legisladores locales más presupuesto para la CEAV y la CEBP, ambas dependientes de la Secretaría General de Gobierno.
De acuerdo con el Presupuesto de Egresos del estado, a la CEAV se le otorgo para este año un presupuesto de 13 millones 577 mil, que representa una tercera parte de lo que recibe la Oficina de la Gobernadora, con 33 millones 95 mil pesos a su disposición.
Después de una movilización el pasado 7 de marzo, por parte de varios colectivos de búsqueda de personas, este viernes se realizó la reunión entre un grupo de diputados y representantes de los colectivos para comenzar los trabajos para crear la Ley en Materia de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada.
Tanto la movilización de la semana pasada y la reunión de hoy tienen el fin de presionar a los legisladores locales para que aprueben una iniciativa de ley para que las víctimas directas e indirectas de desaparición y desaparición forzada tengan un marco jurídico mediante el cual puedan acceder a una búsqueda pronta.
Para llegar a esta primera reunión con los legisladores locales, los colectivos tuvieron que marchar, bloquear los accesos al Congreso local y los cuatro carriles de la Autopista del Sol el pasado 7 de marzo, por cinco horas.
Derivado de ese bloqueo y manifestación las diputadas y los diputados pusieron como fecha este día para un primer encuentro.
Para seguir con el análisis de la iniciativa de ley, agendaron ambas partes otra reunión para el próximo 21 de abril y dependerá de los avances, pero esperan que la iniciativa suba al pleno del Congreso local para su votación a mediados de junio próximo.
Al finalizar la movilización del 7 de marzo, Antúnez Flores denunció que los legisladores de la 62 legislatura, es decir, la anterior, perdieron una iniciativa que los colectivos trabajaron desde 2019 con la Cruz Roja Internacional.
«Afortunadamente nosotros conservamos una copia, lo que viene ahora es leer lo que ya tenemos avanzado y aportar a esta nueva que se está haciendo».
En la reunión estuvo presente la diputada y presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Yoloczin Domínguez Serna, y los diputados integrantes de la Comisión de Derechos Humanos, Leticia Mosso Hernández y Osbaldo Ríos Manrique.
De parte de los colectivos asistieron representantes de Familiares de Acapulco en Búsqueda de sus Desaparecidos; Familiares en Búsqueda María Herrera; Colectivo de Desaparecidos Lupita Rodríguez Narciso y Los Otros Desaparecidos de Iguala.
Los ausentes en esta reunión fueron la Fiscalía General del Estado (FGE), la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV) y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG), a quienes los colectivos hicieron un llamado a integrarse a los trabajos para le creación de esta ley.
«Queremos que se valore el área, el presupuesto y se le garantice a las personas su derecho a ser buscados», dijo Antúnez Flores.
Familiares de personas desaparecidas durante la movilización del pasado 7 de marzo para exigir al Congreso legislar en materia de desaparición de personas y desaparición forzada. Foto: Óscar Guerrero.
La comisión finalmente hizo público su Programa Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Estima que se requieren cuatro fases distribuidas en nueve años para implementar acciones, desde la preparación hasta la evaluación de resultados.
El Programa Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas (PNBP), que la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) adeudaba desde 2018, propone nueve ejes de intervención principalmente relacionados con la regionalización, las herramientas tecnológicas y el enfoque masivo para la identificación de personas desaparecidas, y plantea que sean implementados en un plazo de nueve años.
Ante el diagnóstico de un contexto amplio y heterogéneo, víctimas en situación de vulnerabilidad, la crisis forense y el escenario de desaparición como las principales problemáticas asociadas al fenómeno de desaparición de personas en México, que suman más de 112 mil, la CNB calcula que se requieren cuatro fases de implementación para las medidas que propone: un año de preparación, del segundo al tercero para la ejecución de líneas de acción y fortalecimiento institucional, del cuarto al sexto para la atención e intervención centrada en personas, y del séptimo al noveno para evaluar la intervención y los resultados.
Además de la dimensión de la problemática por la cifra de personas desaparecidas y la crisis forense, la CNB reconoce como problemas específicos la falta de debida diligencia en la atención oportuna a desapariciones; la falta de coordinación interinstitucional efectiva para dar respuesta inmediata; la debilidad institucional de instancias de búsqueda, investigación y servicios forenses; la ausencia de mecanismos y procedimientos efectivos para rendición de cuentas, y la ineficiencia de la persecución penal para garantizar la no repetición.
En el aspecto sociohistórico, el documento identifica dos momentos críticos: el primero, conocido como “guerra sucia” —entre 1964 y 1985—, donde se utilizó la desaparición como un medio para disolver a la oposición política, y el segundo, la ola de violencia derivada de la estrategia de la “guerra contra el narcotráfico”, iniciado en 2006 y con impactos hasta la fecha. A este último corresponde el 83% de las desapariciones concentradas en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
De la misma manera, aclara que aunque prevalece un alto número de desapariciones en el país, los distintos registros y bases de datos reflejan discrepancias con la realidad actual. Hasta el momento, según el registro oficial, 112 mil 287 personas continúan desaparecidas o no localizadas. El 74.46% son hombres y el 24.87% mujeres, más un 0.67% que no está determinado.
El programa reconoce que hay sectores de la población que son afectados de manera diferenciada, debido a la desigualdad, la discriminación estructural, el sexismo y el racismo, entre otros factores. En tanto, el Estado de México, Jalisco, Tamaulipas, Guanajuato y Nuevo León se destacan con registros por arriba de las 12 mil personas desaparecidas o no localizadas. En 21 estados, los hombres desaparecen en mayor proporción; sin embargo, en 11 la desaparición de mujeres es más elevada, lo cual puede agudizarse por otras violencias de género asociadas.
Respecto de la crisis forense, el documento revela que apenas el 4.5% del presupuesto de las instituciones de procuración de justicia se dirige a los servicios periciales y médicos forenses. A esto se suma la carencia de registros útiles para la identificación de personas localizadas sin vida. En el caso de cinco estados, sus instituciones de procuración de justicia no destinan ni el 1% del presupuesto a estos servicios: Coahuila, Jalisco, Nuevo León, Quintana Roo y Tlaxcala.
Los objetivos a un plazo de nuevo años
Según el documento publicado por la CNB, el propósito principal del programa, si se cumplen las acciones y los objetivos estratégicos que plantea, es que en México las víctimas de desaparición, no localización y sus familias reciban una respuesta adecuada, inmediata y efectiva del Estado para garantizar la búsqueda, localización e identificación, así como el acceso a la justicia y la verdad.
Entre sus objetivos principales plantea homologar y garantizar el intercambio, la disponibilidad y la consistencia de los datos relativos a personas desaparecidas o no localizadas. Por otro lado, pretende que el PNBP siente las bases para que las acciones del Programa Nacional de Exhumaciones e Identificación Forense se desarrollen en condiciones de menor rezago.
Esto se logrará —se plantea— mediante las líneas de acción encaminadas a la recolección de registros de ADN de familiares de personas desaparecidas, así como a sumar a la despresurización de los espacios de servicios periciales y procuración de justicia que tienen recursos limitados e insuficientes para la identificación de personas sin vida, dentro de los que pueden estar personas desaparecidas, principalmente mediante la coordinación con el Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH).
El programa subraya que está pendiente el Programa Nacional de Exhumaciones e Identificación Forense (PNEIF), a cargo de la FGR, de acuerdo con la Ley General en la materia, que debería identificar aquellos cadáveres inhumados sin identidad, a través de exhumaciones planificadas, programadas y controladas, así como la recuperación y el análisis de indicios que permitan establecer una hipótesis de identidad y, en su caso, la notificación y entrega a sus familias.
Por ello, plantea que las acciones de identificación con enfoque masivo que lleva a cabo el CNIH, de personas fallecidas que se encuentran en instancias forenses, fosas comunes y sitios de inhumación clandestina, tendrán el propósito de apoyar a las instituciones de procuración de justicia en los procesos de identificación que requieren de disciplinas forenses para facilitar las condiciones para que se ponga en marcha el programa de exhumaciones.
En su implementación, el PNBP determina que prevé la participación de las familias de personas desaparecidas o no localizadas, así como de otros actores de la sociedad, que, asegura el documento, han sido parte de la política nacional de búsqueda de personas desaparecidas.
Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.
Se los llevaron cuando colocaba flores en las tumbas de dos de sus familiares asesinados unos días antes
Texto: Jesús Guerrero
Fotografía: Óscar Guerrero
7 de marzo del 2023
Chilpancingo
Durante la protesta que realizaron familiares de desparecidos en la Autopista del Sol para exigir al Congreso local la aprobación de la Ley en Materia de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada, el presidente del Colectivo Siempre Vivos, José Díaz Navarro, denunció que el pasado jueves integrantes del grupo criminal de Los Ardillos se llevaron a tres integrantes de una familia en Chilapa.
En entrevista, el activista denunció que el gobierno mexicano no le da el mismo trato a los familiares de desaparecidos de Guerrero que a los estadounidenses, por quienes en menos de 24 horas activaron todos los mecanismos de seguridad y hallaron con vida a dos de los cuatro.
El pasado viernes en Tamaulipas, un grupo armado atacó a balazos una camioneta en la que viajaban cuatro afroamericanos a quienes, presuntamente, confundieron con unos traficantes haitianos; ese mismo día el gobierno de Estados Unidos le exigió al gobierno mexicano la localización de sus connacionales.
“Nosotros somos de la Montaña baja de Guerrero y no somos de Estados Unidos para que el presidente Andrés Manuel López Obrador voltee los ojos hacia acá para ordenar que busquen a nuestros desaparecidos”, dijo Díaz Navarro.
Este mismo martes dos de los cuatro desaparecidos fueron localizados con vida y dos asesinados.
“Nosotros no somos gente de dinero, gente poderosa, no tenemos una embajada que nos proteja y tampoco tenemos un presidente brinde atención a los familiares de las personas desaparecidas o asesinadas”, agregó el activista a quien le desparecieron y asesinaron a dos hermanos.
“Nosotros llevamos años pidiendo una reunión con el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, para que nos autoricen las búsquedas en Chilapa, pero ni nos atiende”, siguió.
El activista de este colectivo de Chilapa acudió en el 2015 a la Fiscalía General de la República (FGR) a denunciar a los hermanos Iván y Celso Ortega Jiménez, líderes Los Ardillos, un grupo del crimen organizado, porque su asociación criminal tiene relaciones políticas y económicas, de ser los responsables de la desaparición y asesinato de sus hermanos Hugo y Alejandrino en el 2014.
Los líderes de Los Ardillos son hermanos del diputado local Bernardo Ortega Jiménez.
Díaz Navarro dijo que en este 2023 supuestamente hay mil millones de pesos para la Comisión Nacional de Búsqueda, pero al colectivo de Siempre Vivos de Chilapa desde hace tres años no le autorizan una búsqueda por una insuficiencia de recursos.
Dijo que el presidente López Obrador ordenó la búsqueda de los cuatro estadounidenses porque hubo presiones del gobierno de Estados Unidos.
«Seguramente pronto van a detener a los responsables que agredieron a los cuatro estadounidenses”.
Durante el mitin frente al edificio del Congreso local, ubicado al sur de Chilpancingo, el activista denunció que en Guerrero y, en particular, Chilapa siguen las desapariciones de personas.
Contó que el pasado lunes 27 de febrero integrantes de Los Ardillos asesinaron a balazos a la señora Beneranda Hernández Rendón de 70 años y a su nieto, Eduardo Jaimes García, de 18 años. Ambos estaban en su casa cuando fueron atacados a tiros.
Para el jueves 2 de marzo, detalló, cuando otros tres integrantes de esa familia colocaba flores en las tumbas de sus familiares asesinados, unas personas armadas se los llevaron por la fuerza en una camioneta.
La personas privadas de su libertad son Raúl Isidro Jaimes Hernández de 48 años, su hijo Raúl Jaimes García de 18 años, y su hermana Irma Jaimes Hernández.
El presidente de Siempre Vivos informó que acudiría a la Fiscalía General del Estado (FGE) a interponer la denuncia del doble asesinato y de la desaparición de las otras tres personas, todos de una misma familia.
Mencionó que Irma Jaimes Hernández acudió a Chilapa –vive en Chilpancingo– para participar en los funerales de sus familiares asesinados. “Fue a Chilapa la señora Irma y sólo para que se la llevaran”, expresó Díaz Navarro.
El activista acusó al gobierno de proteger al grupo del crimen organizado Los Ardillos, porque lleva años en Chilapa y, según él, su poder es intocable.