Cada primer sábado de junio, antes de las celebraciones del santo del barrio, han decidido reunir a la mayoría de los danzantes de esta representación que muestra las labores agrícolas; uno de los objetivos principales es acabar con la confrontación entre barrios de la capital pero, a la vez, mostrar las variaciones en la ejecución de la danza y el diseño de las máscaras
Texto y fotografía: José Miguel Sánchez
4 de junio del 2023
Chilpancingo
Por las calles del barrio de San Antonio las flautas, el tambor, los chirrionazos y los grandes sombreros se lucieron para comenzar el 20 Encuentro Tlacololero, como parte de las fiestas patronales en honor a San Antonio de Padua.
La tarde de este sábado 4 de junio participaron 34 grupos de danzantes de todo Chilpancingo, además de dos grupos invitados.
Un de los grupos invitados y que llamó la atención fue el de los Tlacololeros de Tecoanapa, conocidos como Zoyacapoteros que, al igual que las otras representaciones, muestra las labores agrícolas, sólo que en ésta hay variaciones en la ejecución y el diseño de las máscaras.
Los participantes usan máscara negra con algunas facciones en rojo. “Son representaciones de las principales personas del pueblo y son talladas por artesanos locales”, explicó uno de los danzantes.
Al encuentro acudieron 34 grupos de Chilpancingo, el de Tecoanapa y uno de Zumpango, que aunque son tlacololeros hay estilos diferentes de bailar esta tradicional danza de petición de lluvias, con presencia en varios municipios, principalmente de la región Centro.
A los Tlacololeros de Zumpango los distingue el sombrero decorado y tapizado completamente de flores amarillas de cempasúchil.
“Esta tradición inicia desde hace 20 años con los mayordomos, iniciamos con actividades culturales, y en aquel entonces surge el auge de los chinelos, una danza de Morelos que comenzaba a enraizarse aquí, y luego los tlacololeros se estaban acabando y de ahí pensamos en cómo hacer que la danza perdure y es así como comenzamos a generar un encuentro”, recordó el presidente de la Asociación Cultural del Bario de San Antonio, Alfonso Nava Hernández.
“Los tlacololeros son una danza tradicional cuyos orígenes se remontan a la época prehispánica, que combinada con la cultura española dio origen a este baile de petición de lluvias que tiene un carácter pagano religioso”, mencionó el promotor cultural Juan Carranza Soriano.
Se desconoce el origen de está danza, los habitantes de San Antonio aseguran que fue en este barrio donde comenzó la tradición.
Existen versiones que cuentan que el origen de los tlacololeros viene del municipio de Chilapa, para otros tienen su origen en el municipio de Leonardo Bravo y Chilpancingo.
Fue la Asociación Cultural de San Antonio la que instituyó un día para celebrar dicha danza y es el primer sábado de junio, ocho días antes de la fiesta patronal de San Antonio, por lo que esta celebridad marca el inicio de los festejos.
De acuerdo con Nava Hernández otro de los objetivos de este encuentro de tlacololeros fue acabar con la confrontación entre danzantes de los diferentes barrios de la capital. “Una de las más emblemáticas rivalidades era entre el barrio de San Antonio y Tequicorral, donde se encontraban los tlacololeros, era porque había chirrionazos, hoy puede haber 34 grupos de tlacololeros que cada quien va tronando su chirrión pero viviendo su fiesta del Día del Tlacololero”, dijo .
Desde hace 20 años la Asociación Cultural San Antonio realiza este Encuentro de grupos de Tlacololeros, una de las danzas más emblemáticas de Chilpancingo.
Una vez terminado el recorrido por las principales calles del Barrio de San Antonio, cada uno de los grupos bailó uno de los 14 sones que componen esta danza y recibieron un reconocimiento por su participación.
Con la migración de jóvenes de pueblos indígenas hay un riesgo de la pérdida de los conocimientos ancestrales que sus antepasados cuidaron por siglos, advirtió la especialista en biología y antropología Natividad Herrera Castro.
La especialista cree que después de estar fuera de sus comunidades por varios años de frente a otros contextos y formas de vida «se olvidan de sus raíces».
«Para empezar no están aquí y cuando llegan ya están desvinculados totalmente de la forma de pensar de su pueblo originario, que si la conocen, la oyen, pero no la practican», dijo.
Herrera Castro ofreció la ponencia Riqueza Biocultural y Oportunidades para la Conservación, en el ciclo de conferencias Acciones por nuestra naturaleza y cultura, realizado por Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) por el Día Internacional de la Biodiversidad
Ahí abordó que está en riesgo el conocimiento milenario de los pueblos indígenas desde desde aspectos agrícolas, medicinales, culturales hasta alimenticios.
Otro factor que, dijo, contribuye a la pérdida de identidad y el conocimiento es que en los pueblos indígenas las nuevas generaciones ya no se dedican al campo. En Guerrero hay cuatro pueblos indígenas: ñuu savi, me’phaa, ñomndaa y nahua.
«El ser campesino, sembrar tener su milpa vincula al territorio fuertemente, porque viven su comunidad, caminan por la tierra, llegan a su sembradío y trabajan, ahí desarrollan muchos vínculos, no sólo con la plantas, con la tierra, con la lluvia y el entorno físico, entonces cuando los jóvenes ya no hicieron eso se rompe ese vínculo».
«Después de que pierden su identidad, de ya no reconocer su territorio, estos jóvenes ya no lo defenderán como lo hicieron sus antepasados, porque ya no les representa nada», advirtió Herrera Castro.
Es esa cosmovisión la que advierte Herrera Castro está en riesgo de desaparecer por los nuevos procesos sociales que sacan a los jóvenes de sus comunidades ya sea ppr necesidad o por gusto.
«Cada vez hay menos gente que maneja esa información ancestral de para qué sirve una planta, si cura algunas enfermedades o muchos ya no se identifican porque se han desarraigado de su comunidad, de su cultura y aunque la piensan y la llevan un poco, a veces los elementos más profundos de ese conocimiento las abandonan», mencionó.
Herrera Castro es la directora del Herbario Universitario, un espacio de la Uagro para la conservación e investigación científica de las plantas que hay Guerrero.
La colección del Herbario consta de 12,000 plantas secas que son almacenadas para tener un registro histórico de la flora de Guerrero.
Muchas de las plantas fueron recolectadas con ayuda de pobladores de comunidades rurales, «quienes tienen toda una cosmovisión y conocimiento sobre biodiversidad».
El ciclo de conferencias Acciones por nuestra naturaleza y cultura, realizada por el Día Mundial del Medio Ambiente se realizó en vestíbulo del Palacio de la Cultura, en el centro de Chilpancingo y fue organizado por el departamento de Sustentabilidad de la Uagro.
Además de las ponencias que seguirán hasta el miércoles próximo, hay venta de productos artesanales y orgánicos.
Bajo el sol caliente de mayo, Chuy Gómez, Isaac Luján y Fredy Gómez arman castillos con alambres y varillas dentro de una excavación que pronto se convertirá en una casa.
Es 3 de mayo, en un costado de la construcción, sobre un par de tinacos, está una cruz de madera decorada con papel crepe de colores verdes.
La tradición católica marca que este día se celebra el Día de la Santa Cruz. También se considera como el día de los albañiles.
Por esa razón Chuy, Isaac y Fredy tienen su cruz, la cual para ellos, como trabajadores de la construcción, representa una petición para que nunca falte el trabajo y sean protegidos de cualquier accidente.
Chuy es quien más tiempo lleva como albañil, 10 años. Empezó en este oficio cuando tenía 15 años, ahora tiene 25, y el trabajo de la albañilería es su único sustento económico.
Lo que hoy construyen estos tres trabajadores próximamente será una casa habitación, con una accesoria y una cisterna que estará ubicada en una de las calles de la colonia Plan de Ayala, al poniente de Chilpancingo.
Ellos nunca han tenido un accidente en su trabajo, pero saben las dificultades y el peligro que representa ser albañiles.
Aún desconocen de cuántos pisos será la vivienda que construyen, pero por la cimentación que llevan creen que será de tres pisos.
Esta construcción, ubicada en la esquina de una ladera, pudo tener más avances, pero de acuerdo con los trabajadores la máquina excavó mal los cimientos y a pico y pala corrigieron los errores.
Por ser día del albañil los tres trabajadores laboraron solamente hasta medio día.
Posteriormente los trabajadores de “cuchara”, como también se les conoce, gozaron de una rica comida acompañada por cervezas y mezcal.
La cruz la colocaron en un poste de madera que es el punto más alto de la construcción y lo hacen con la fe de tener más trabajo y bienestar, dijo Isaac.
A golpes y vestidos de tigres, mujeres y hombres nahuas de Acatlán, municipio de Chilapa, en la Montaña baja de Guerrero, piden y ofrendan por una buena temporada de lluvia y abundancia para sus cosechas.
Esta es una tradición milenaria, los pueblos originarios la enseñanza generación tras generación para que no se pierda la costumbre de pedir todos los años a la Santa Cruz un buen temporal de lluvias.
Los primeros días de mayo, desde las cuatro de la mañana, los pobladores de Acatlán emprenden una caminata de cuatro horas de camino.
Esas horas son de subida por un sinuoso camino que lleva hasta la cima del cerro del Cruzco, el punto más alto de la zona.
Una vez arriba comienza un ritual que incluye peleas de tigres, comida, rezos y mucho humo de copal, y es llamado Atlzazilistle. La comida es el resultado del sacrificio de decenas de gallinas que los mismos pobladores ofrendan.
Otro elemento muy característico de este ritual de petición de lluvia son las peleas entre mujeres y entre niñas y niños.
Como una sacrificio donde ofrendan su fuerza, los peleadores se enfrentan a puño limpio. En las peleas, los golpes son una ofrenda para que las lluvias lleguen a tiempo y puedan cosechar buena cantidad de maíz y frijol, los principales cultivos de la región.
Benjamín Calzada Terrero, comandante de la Comisaría de Acatlán, contó que estos rituales son milenarios y siempre tuvieron el objetivo de pedir porque haya buenas lluvias, y como consecuencia abundancia en maíz, frijol, chile y calabaza.
«Aquí la gente viene a dejar pollos, comida, todo como una ofrenda, y aquí los señores de antes y ahora nosotros venimos a ofrendar a las cruces», mencionó.
Las ofrendas de comida van desde tamales, mole, caldo de pollo, que después de ofrecerlo a las cruces, los participantes y visitantes los degustan.
Las tripas y visceras de los pollos se colocan y se cuelgan de las ramas de los árboles como una ofrenda a la naturaleza.
«Las pelas de tigre son para que pedir que la temporadas de lluvias llegue bien y las personas que siembran tengan buenas cosechas», mencionó Benjamín.
Este ritual es uno de tantos que realizan las comunidades nahuas de la zona Centro de Guerrero para pedir por una buena temporada de lluvias.
Acatlán, es un pueblo originario ubicado a 15 minutos de Chilapa, cabecera de este mismo municipio.
El ritual y las peleas en lo alto del cerro iniciaron casi a las tres de la tarde y concluyeron unas dos horas después.
Fotografía: Carlos Navarrete Romero / Portada Archivo
Chilpancingo
Este 23 de abril comenzaron los rituales de petición de lluvias en las comunidades nahuas de la zona Centro del estado, tradiciones ancestrales que son el resultado del sincretismo religioso de cientos de años.
Los rituales de petición de lluvias datan de la época prehispánica y muchas comunidades nahua de Guerrero aún mantienen estos rituales vigentes.
Uno de los lugares donde realizan su ritual de petición de lluvias es Apango, cabecera municipal de Mártir de Cuilapán.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ya no considera a Apango como población originaria, pero la realidad es que muchas de sus tradiciones son preservadas por la población, entonces, esta categoría discrepa con el entorno actual.
En Apango todo comienza con las cruces, un elemento católico, las cuales están a cargo de un mayordomo, quien las resguarda durante un año. Estas cruces son llevadas en procesión a cuatro cerros distintos para hacer la petición de lluvias; son zonas generalmente alejadas de los pueblos.
En esta procesión van los mayordomos, y detrás los representativos tigres de la región Centro, quienes cargan la ofrenda.
“El tigre es el que lleva el alimento al cerro. Llevan ofrenda, llevan frutos y granos como maíz y frijol”, mencionó la promotora cultural e investigadora de los pueblos originarios, Tonantzin Beltrán Cortés.
Hoy 24 de abril suben a Oztotempa, un lugar ceremonial para los pueblos nahuas, un espacio donde convergen más de 38 poblados sólo para ofrendar “al pozo”.
En Oztotempa hay un gran cráter, ahí ofrendan comida, animales, flores y pan para pedir por un buen temporal de lluvia y cosecha.
El rito de petición de lluvias que se realiza en varios municipios de la entidad, “actualmente emana de un sincretismo religioso, por la presencia en ellos de aspectos de la cosmovisión prehispánica mesoamericana y gestos religiosos principalmente del catolicismo”, dijo Beltrán Cortés.
Estos rituales se dan principalmente en los meses de abril y mayo, antes de que comience la temporada de lluvia.
Este tipo de rituales no son exclusivos de los pueblos nahuas, hay registros que los me´phaa y ñu savi también tienen sus propios rituales.
Pobladores de Apango ayer domingo 23 de abril, el primer ritual de petición de lluvias de este año en zona nahua. Fotografía: Tonantzin Yei Beltrán
En algunos rituales en los pueblos originarios combaten cuerpo a cuerpo, hay ofrendas de alimentos y aves para la tierra, a los aires y a los guardianes de los lugares sagrados que permitirán un buen temporal.
“Es una cosmovisión mesoamericana todavía vigente, pero al mismo tiempo rezan a la santa Cruz, se añaden a estas prácticas imágenes religiosas y rosarios elementos principales de la religión católica”.
Para Beltrán Cortés, este tipo de rituales demuestran la capacidad de las pueblos originarios de persistir en sus cultos sagrados y su vínculo con la naturaleza.
Con el paso de los años estos ritos se transformaron para perdurar en el tiempo.
“Las comunidades indígenas adoptaron estrategias frente a la imposición eclesiástica de la iglesia católica, aceptando los símbolos de la religión dominante, pero manteniendo prácticas de cultos tradicionales como es el de petición de lluvias”.
Con estos rituales se concluye que “el occidentalismo no ha podido lograr la desarticulación del pensamiento mítico y su relación con la interpretación del cosmos y de la vida”.
En Oztotempa convergen varios pueblos originarios, de acuerdo con Sixto Tecorral Sánchez, habitante nahua de la población de Tixtla, para pedir por un buen temporal.
Tecorral Sánchez tiene 70 años y asiste al ritual de petición de lluvias a esta comunidad desde que tiene ocho.
Recuerda que acompañaba a su abuelo y, desde entonces, no ha falta ningún año, a excepción del 2020, por la pandemia de la Covid-19.
Sixto conoce bien la tradición y el ritual. Lo que más admira y le gusta es la originalidad que ha mantenido el pueblo.
“Han querido guardar la originalidad de las cosas, esto lo han hecho nuestros padres, nuestros abuelos y bisabuelos y así se va a seguir haciendo”, comenta.
Pobladores de Apango ayer domingo 23 de abril, el primer ritual de petición de lluvias de este año en zona nahua. Fotografía: Tonantzin Yei Beltrán
“Nuestra cultura debe sobrevivir al embate de la globalización, es una tarea ardua, pero el involucrar a los más jóvenes para heredarles esta importante labor es una raíz de esperanza que nos hace sentir que nuestro destino, encaminado a la extinción como pueblos indígenas, aún puede cambiarse”, agrega.
De acuerdo con la antropóloga Rosa Icela Robles Jiménez, para estos pueblos los rituales de petición de lluvias son muy importantes. “Es una ceremonia ligada al ciclo agrícola, con un grado de sincretismo importante porque se fusiona la cosmovisión prehispánica y la religión católica”, comentó Robles Jiménez.
Estos rituales implican un sistema de símbolos, como el jaguar, la cruz y la ofrenda. Con estos se pide por el agua, se ofrenda el sacrificio y se agradece por lo ya dado.
“La petición de lluvia está vinculada también a la protección de los recursos naturales, en este caso el agua, y en estas ceremonias se involucran deidades prehispánicas, como Tláloc, Chalchihuitle y otros”, agregó.
Los rituales que aquí mencionados son sólo una muestra de los que ocurren en las comunidades de Guerrero.
Todos los rituales, aun cuando no todos son iguales, su realización depende del lugar, creencias y cultura de los pueblos, persiguen el mismo fin, las buenas lluvias.
En medio de alaridos y porras de la gente que rodean la pequeña plaza convertida en un ring, hombres vestidos con ropa de mujer escenifican la tradicional pelea de Xochimilcas.
Previo al agarrón a mano limpia, los peleadores desfilaron por las calles de esta localidad nahua de la Montaña baja de Guerrero.
Participan dos grupos de un bando y otros dos por el otro bando.
Un grupo de peleadores del barrio de San Mateo, unidos con los del Centro, contra sus rivales de San Francisco, alíados con los de la comunidad de Tlatempanapa.
Alrededor de las cuatrocientas de la tarde, es cuando empiezan las peleas y los ganadores son alzados en hombros. Mezcal, cerveza es lo que toma la gente que observa.
Previo a su pleito, muchos de los protagonistas también se toman alcohol para entrar en calor.
Cuentan los cronistas de Zitlala que estas escaramuzas que se realiza desde hace decenas de décadas es para recordar que en la época prehispánica, los aztecas venían a este pueblo para robarse a las mujeres y violarlas.
Pero los nativos de esta tierra defendían a las mujeres.
Por esa razón, en las peleas cada año en Zitlala, en la víspera del primer día del inicio de las celebraciones de la Semana Santa, los hombres se visten con ropa de mujer.
Este martes 21 de febrero, los organizadores colocaron una malla en la pequeña plaza del centro de esta comunidad para cercar el lugar de las riñas.
En los últimos años esta celebración es vigilada por integrantes de las fuerzas de seguridad federal, estatal y municipal.
Las peleas de este martes 21 terminaron después de las ocho de la noche.
Algunos todavía siguieron con el festejo con mezcal y cerveza.
En la 197 edición del Paseo del Pendón que fue celebrado este domingo en las calles de Chilpancingo, los colores y sabores dieron vida a esta festividad.
La festividad fue suspendida por dos años por la pandemia de la Covid-19. En esta ocasión miles de personas se volcaron a las calles para volver a disfrutar de las danzas representativas de todas las regiones del estado.
Los multicolores de los trajes que portaban los danzantes se mezclaron con los sabores de los mezcales (que había de muchos sabores café, tamarindo, maracuyá, coco y muchos más, y no faltó el destilado natural) y le dio la fuerza de este pendón tradicional.
Tlacololeros, los 12 pares de Francia, los diablos, la tapa del toro, las mojigangas, los chinelos y muchos danzantes desfilaron por las calles y avenidas de Chilpancingo.
Este desfile culminó con la tradicional pelea de tigres (hombres corpulentos, representantes de cada uno de los cinco barrios de la ciudad, que se visten con ropa de este felino) que se lleva a cabo en la plaza de toros Belisario Arteaga, en las instalaciones de la Feria de Navidad y Año Nuevo, ubicada en la colonia de Los Ángeles.
Con esto dio inicio la feria, como dijo el poeta guerrerense Rubén Mora, «feria de luz y alegría».
A tres días de que comience la Feria de San Mateo Navidad y Año, en Chilpancingo, en las instalaciones oficiales para la festividad, que continúan en remodelación, ya son instalados los juegos mecánicos y los locales comerciales, aun cuando hay quejas de que es un espacio peligroso y poco apto para ocuparlo.
En un recorrido hoy por las instalaciones de la feria, se observó que ya hay movimientos de los comerciantes y prestadores de servicios.
El plan del Ayuntamiento capitalino y del Patronato de la Feria es colocar lonas en el espacio para los establecimientos comerciales, y en la zona de las instalaciones donde hay menos avance colocar los juegos mecánicos.
De los tres accesos principales de la feria, dos fueron asignados son para los comerciantes y el otro para los trabajadores de la construcción que continúan en sus labores.
El pasado domingo, trabajadores de Protección Civil Municipal colocaron un muro de madera para dividir los espacios en construcción de lo que serán para comercios y de juegos.
Un trabajador que no mencionó su nombre dijo que tiene la indicación de continuar los trabajos en los espacios donde hay más avances y que ya están delimitados.
Mientras los trabajos de construcción continúan, en la otra mitad de las instalaciones de la feria colocan toldos y algunos espacios comerciales que, a consideración de los propios comerciantes, están muy pequeños.
La cancha de la colonia Los Ángeles, ubicada frente del recinto ferial, que el gobierno municipal utilizara como sede de una parte de la feria, también delimitan espacios para el área de comercios, y lo que será el Teatro del Pueblo, según informó la alcaldesa, Norma Otilia Hernández Martínez, en conferencia de prensa el día de ayer.
“Pues nosotros no sabíamos cómo iba a estar el espacio, todo lo que nos decían nos lo teníamos que imaginar, pero ya viéndolo, como que está muy pequeño”, mencionó una de las comerciantes que acudió a ver cuál sería su espacio que ya pagó al patronato.
“Pues, ya pagamos y ni modo, tratar de trabajar, haremos lo que podamos y esperamos que venga gente”, comentó.
El tema de la feria causa controversia y opiniones divididas entra la población de Chilpancingo.
Mientras algunos, entre ellos la alcaldesa y los integrantes del patronato, mencionan que todo saldrá bien y que no se puede detener una festividad tan importante para la capital, otro sector de ciudadanos y comerciantes piden que la feria sea cancelada por falta de condiciones.
La realidad es que la feria la realizarán aun cuando el recinto esté inconcluso; sólo lleva 25 por ciento de avance.
El próximo domingo se llevará a cabo el Paseo del Pendón, recorrido con el que tradicionalmente comienza la feria y en la que, según Hernández Martínez, habrá un desfile de 200 danzas regionales.
Dicha festividad arrancará con la presencia de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien anunció que ella va encabezar el contingente.
La alcaldesa morenista de Chilpancingo espera que un millón de personas visiten la feria, aun con las condiciones narradas.
A 15 días de que comience la Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo continúan los trabajos de remodelación en sus instalaciones, aún así las autoridades municipales realizarán la festividad.
Aun cuando el Patronato de la Feria informó que hoy entregaban la obra con un 25 por ciento de avance para acondicionar el espacio, en una recorrido realizado en las instalaciones se observó que los trabajos siguen.
En uno de los puntos máquinas excavadoras derribaban montones de tierra y muros de la parte trasera del recinto. En otro nuevos muros construidos a la mitad con varillas que sobresalen, probablemente serán castillos y vigas. En gran parte del recinto todavía no hay nada construido.
La alcaldesa de Chilpancingo, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, aseguró que el Teatro del Pueblo y la Plaza de Toros Belisario Arteaga son los dos espacios que sí terminarán antes de la feria y habilitarán para su uso.
Tradicionalmente, la actividad con que inicia la feria es el Certamen Flor de Noche Buena, que suelen realizar en la Plaza de Toros, pero esta vez, debido a la remodelación, será en la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac, en el zócalo de Chilpancingo.
El certamen será el 10 de diciembre próximo, para esa fecha es probable que la Plaza de Toros siga cerrada por los trabajos de construcción.
El presidente de Patronato de la Feria, Cristian Valadez González, dijo que se levantarán un entarimado y un techado de 1,500 metros cuadrados sobre el espacio en construcción para colocar puestos comerciales.
El techado, de acuerdo con Valadez González, lo colocarán a partir del próximo viernes.
El lunes pasado, durante la conferencia de prensa matutina, la alcaldesa dijo que este martes la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu) entregaría la obra al Ayuntamiento para comenzar la instalación provisional de los locales comerciales.
Es martes, durante una protesta de comerciantes que se oponen a la realización de la feria por las condiciones en las que está el recinto, Valadez González dijo a los comerciantes que entregarían las instalaciones este miércoles, pero no ocurrió.
La alcaldesa de Chilpancingo junto con el presidente del Patronato y el subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de Sedatu, Daniel Fajardo Ortíz realizaron este miércoles un recorrido de supervisión «con la finalidad de conocer los avances del recinto ferial y así brindar certeza a los comerciantes para la exposición y venta de sus productos y servicios», informó de manera oficial el Ayuntamiento.
Ahí nunca se hablaron de una entrega. Fajardo Ortíz dijo a los locatarios que la construcción de la feria esa una de las obras más importantes que realiza Sedatu a nivel nacional.
Aun cuando en la obra se miran con pocos avances, la alcaldesa de Chilpancingo dijo hace unos días que la feria será en el recinto sin que esté terminada la obra.
«Para nosotros esto es una tradición, más allá de que no haya grandes edificios, es una tradición que tenemos que mantener viva”, mencionó la alcaldesa el 21 de noviembre pasado durante la presentación de la convocatoria del Certamen Señorita Flor de Nochebuena, actividad con la que tradicionalmente inician los festejos de la feria.
En esa ocasión Hernández Martínez dijo también que Chilpancingo no es la única ciudad que carece de una construcción para realizar sus festejos.
«Vean Iguala, ahí es solo un terreno y hacen su feria», mencionó la alcaldesa.
El pasado martes un grupo de comerciantes protestó en las instalaciones de la feria para pedir al Patronato y al Ayuntamiento la cancelación de la festividad por «falta de condiciones».
Los comerciantes, principalmente los del giro de alimentos, denunciaron que es evidente la falta de condiciones de salubridad para ofrecer sus servicios.
Valadez González les aseguró a los comerciantes que habrá las condiciones necesarias para que instalarse, aun cuando en el recuento la realidad sea otra.
Unos 100 comerciantes que ofertan sus productos durante la Feria de San Mateo Navidad y Año Nuevo bloquearon la avenida Heroínas del Sur, a la altura de las instalaciones de la feria, para exigir al Patronato y a la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, la suspensión de la festividad «por falta de condiciones».
Los mismos comerciantes inconformes consideraron que por los trabajos de reconstrucción del recinto de la feria que, calcularon, lleva un avance del 20 por ciento, no hay condiciones para realizar la feria.
Quienes venden comida, de manera principal, mencionaron que los trabajos de construcción generan mucho polvo y eso merma o impacta al ofrecer sus productos, además de que hay varillas expuestas por diferentes partes, no hay agua potable y lo antihigiénicos que pueden ser los baños portátiles.
A la manifestación llegó el presidente del Patronato de la Feria, Cristian Valadez González, para dialogar con los comerciantes.
«Como comerciante de comida, a nosotros nos preocupa el tema del polvo, no tenemos las condiciones de higiene para laborar», dijo una comerciante a Valadez González.
También los comerciantes denunciaron que el Patronato de la Feria cobra 500 pesos por metro cuadrado de espacio en las instalaciones, aun cuando el recinto está en remodelación.
De acuerdo con Valadez González, la reconstrucción de la obra tiene un avance del 25 por ciento, y de momento así la entregarán para la edición de esta feria.
Para resolver esta edición, Valadez González dijo que el patronato contrató un empresa llamada Toldos de México para techar alrededor de 1,500 metros cuadrados del terreno delas instalaciones de la feria para que se coloquen los comerciantes.
Al principio exigieron la suspensión total de la feria, pero conforme avanzó el diálogo con Valadez González las opiniones estuvieron divididas.
Algunos comenzaron a pedir la condonación de un 50 por ciento del pago del local para todos los comerciantes.
Valadez González dijo que analizarían uno por uno los casos y les ofreció comenzar un nuevo diálogo para definirlos espacios de quienes participen en esta edición.
Un comerciante de ropa de nombre José Luis mencionó que para él es inviable que se realice la feria, pidió un diálogo directo con la alcaldesa, porque consideró que Valadez González no tiene la capacidad para resolverle a los manifestantes. «Esperamos hablar con la presidenta para ver soluciones, pero no nos ha querido dar una audiencia».
«Para como están las condiciones en la feria nos están cobrando muy caro y para el otro año que ahora si ya quede bien nos van a querer aumentar el precio del metro cuadrado con ese pretexto, por eso pedimos una condonación», mencionó José Luis.
Después de una hora de diálogo los manifestantes se retiraron con el compromiso del presiente del Patronato de la Feria de revisar cada uno de los casos y peticiones.
De acuerdo con lo dicho por la alcaldesa en su conferencia de prensa matutina, hoy la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu) entregaría la obra al Ayuntamiento para comenzar la instalación provisional de los locales comerciales, pero Valadez González dijo a los comerciantes que eso sucederá hasta mañana (miércoles).
A un mes de que inicie la Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo no hay avances en la remodelación de sus instalaciones, aún así, la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez insiste en que se hará esta festividad.
En un recorrido por las instalaciones de la Feria, ubicada en la colonia Los Ángeles, se observó que los trabajos de reconstrucción van lentos.
No hay nada construido, la maquinaria todavía retaja desniveles de tierra y solo hay espacios pintados con cal, donde se supone construirán los espacios comerciales.
Por ser domingo no hay trabajadores en la obra, solo un cuidador que poco quiere hablar.
«Pues no sabemos nada, aquí solo trabajamos con lo que podemos y nadie nos dice que debemos terminar en un tiempo específico», mencionó el trabajador que no quiso dar su nombre.
A pesar de que la obra se mira con pocos avances, la alcaldesa de Chilpancingo dijo que la Feria si se hará, y que no importa que no esté terminada la obra.
En el último informe de la obra, el pasado 22 de septiembre, el subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Secretaría Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Daniel Octavio Fajardo Ortiz, mencionó que la construcción llevaba 16 por ciento de avance.
A pesar de que esos datos fueron proporcionados a Hernández Martínez, la alcaldesa insiste públicamente que la Feria se realizará en sus instalaciones, aunque no explica la manera.
«Para nosotros esto es una tradición, más allá de que no haya grandes edificios es una tradición que tenemos que mantener viva”, mencionó la alcaldesa durante la presentación de la convocatoria del Certamen Señorita Flor de Nochebuena, actividad con la que tradicionalmente inician los festejos de la Feria.
En esa ocasión Hernández Martínez dijo que Chilpancingo no es la única ciudad que no cuenta con una construcción para realizar sus festejos.
«Vean Iguala, ahí es solo un terreno y hacen su feria», mencionó la alcaldesa.
Por su parte, Vecinos del Barrio de San Mateo y de la colonia Los Ángeles consideraron que no hay condiciones para realizar la tradicional Feria el próximo mes de diciembre.
Algunos vecinos mencionaron que en distintas visitas que realizaron a la construcción observaron que los trabajos de remodelación están muy atrasados.
El pasado jueves un grupo de comerciantes protestó en las instalaciones de la Feria para pedir a Sedatu y a la constructora la entrega de la obra, que les prometieron estaría lista los primeros días de noviembre.
María Torres, una de las comerciantes, en esa protesta denunció que ahora la constructora les dijo que les entregaran a ellos el próximo 12 de diciembre sus locales con un 40 por ciento de avance.
«Nosotros tenemos que ver porque al final nosotros tenemos que poner los toldos y lo necesario para poder vender», mencionó.
En esta población nahua, a 30 minutos de Chilpancingo, la tradición del Día de Muertos se cruza con los problemas sociales: el camino de velas y flores de la iglesia al panteón se construye sobre un cauce de aguas residuales, porque hace nueve años colapsaron las ollas de drenaje
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Oscar Guerrero
Huitziltepec
En los alrededores del poblado de Huitziltepec, municipio de Eduardo Neri, la oscuridad de la noche, el aire frio otoñal y los sembradíos de maíz ya secos que rodean el panteón de la comunidad, contrastan con el color amarillo de miles de velas encendidas y el naranja de las flores de cempasúchil y pericón de las tumbas.
En medio de la oscuridad, el panteón de Huitziltepec, un espacio cuadrado y delimitado por un muro de piedra rústico, resalta por los cientos de velas prendidas.
Fuera de ese muro es fácil perderse en la noche. En Huitziltepec falta alumbrado público a la mitad del pueblo.
Es 1 de noviembre, en la tradición mexicana los dos primeros días de este mes se conmemora el Día de Muertos, una festividad en la que se honra la memoria de los difuntos.
Esta tradición se originó como un sincretismo entre las celebraciones católicas, especialmente entre el Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos y de diversas costumbres de pueblos originarios.
Huitziltepec es una comunidad Nahua, a 30 minutos de Chilpancingo, la capital del estado, aquí la tradición dicta que las familias tienen que acudir al panteón a prender velas a sus difuntos; entre más reciente es el fallecimiento más velas se necesitan.
Es por eso que los días 1 y 2 de noviembre el panteón de Huitziltepec se ilumina con las velas que los pobladores ofrendan a sus difuntos.
No se necesita nada más, ni alumbrado o luz eléctrica, las velas por si solas hacen todo el trabajo de iluminar por completo el panteón.
Las familias llegan a las seis de la tarde, padres, hijos, nietos, sobrinos, todos se dan cita en el panteón, llevan las velas y las flores para sus difuntos, además de sillas para sentarse y convivir entre todos.
La celebración no es solo para los difuntos. Las familias, de pie o sentadas en las tumbas, en el transcurso de la noche platican, ríen, conviven, recuerdan. No hay tristeza. Es un momento muy solemne para todos.
El panteón está a unos 500 metros del pueblo, el camino está pavimentado y se puede llegar a pie o moto taxi, a la mitad del camino ya no hay alumbrado público y paradójicamente a partir de ahí caminas hacia la luz para llegar al panteón.
El color amarillo domina la escena, con las velas encendidas; las flores de cempasúchil y pericón agregan matices naranjas.
Sobre el origen de la tradición poco se sabe, pasaron tantos años que la gente ahora lo hace porque así se los enseñaron sus madres y padres, antes, las abuelas y los abuelos y así sucesivamente.
En una de las tumbas está Alfredo Godínez Ortiz. Vino a poner velas a su hermana, Irene Godínez Ortiz, quien falleció el pasado mes de agosto por complicaciones de la diábetes.
El origen
Alfredo Godínez viste camisa de cuadros y un sombrero vaquero. No tiene problemas para hablar con extraños. Dice que no conoce el origen de la tradición, pero se lo enseñó su madre y su padre.
“Esto es una costumbre que ya traían nuestros abuelos, y según la creencia los difuntos vienen y por eso les ponemos ofrenda y con las velas les alumbramos el camino para que lleguen a su casa”.
La celebración del Día de Muertos en Huitziltepec se divide en dos etapas, la primera consiste en acudir al panteón a encender las velas y colocar flores, de acuerdo con los pobladores, para iluminar el camino de los difuntos.
En una segunda etapa, en cada una de las casas, se coloca la tradicional ofrenda, un altar donde ponen fruta, pan, agua comida y mezcal para que los difuntos disfruten los alimentos que les gustaban en vida.
El panteón de Huitziltepec es simétrico y las tumbas están ordenadas en línea recta desde la puerta hasta el final, la mayoría son de tierra y con cruces de madera, solo unas seis son de concreto.
Esa forma de organizar las tumbas, junto con las velas genera un espectáculo visual que no es común en la zona Centro de Guerrero.
“Es como ver la película de Macario pero a color”, mencionó una visitante.
“Esto es de añales, de siglos, esto nos enseñaron nuestros abuelitos, bisabuelitos y nosotros vamos enseñando a nuestros hijos, es una tradición que nunca se acaba”, indicó Alfredo Godínez.
La historia oral de Huitziltepec menciona que hace 500 años vivían en la zona familias dedicadas a la agricultura, todas dispersas en los alrededores de lo que hoy es la comunidad.
Durante la llegada de los españoles, en 1521, hubo una peregrinación de San José con dirección a la Costa de Guerrero, los peregrinos pasaron a descansar a Huitziltepec y al momento de continuar ya no pudieron mover el santo, así que llamaron a todas las familias de los alrededores y decidieron crear el poblado.
“Y yo creo que desde ese momento celebramos estas tradiciones”, dijo Alfredo Godínez.
Ahora San José es el santo patrono de Huitziltepec y desde su iglesia, ubicada en el centro del poblado, sale una procesión encabezada por el sacerdote que termina en el panteón con una misa.
La procesión recorre las calles del poblado y hace una parada en la capilla de San Miguel sobre un camino de veladoras y pétalos de cempasúchil para guiar a los difuntos.
La tradición se cruza con los problemas sociales
El problema con el camino de las veladoras y los pétalos es que lo colocan sobre las aguas residuales que corren a cielo abierto por las calles de Huitziltepec. Hace nueve años colapsaron las ollas de drenaje y la planta tratadora dejó de funcionar.
El pasado mes de abril, pobladores de Huiziltepec protestaron contra las autoridades municipales y estatales para exigir una solución al tema de las aguas residuales y de la planta tratadora, en aquella ocasión amenazaron con bloquear la Autopista del Sol, a pocos metros del poblado.
Funcionarios del gobierno municipal de Eduardo Neri y del gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda prometieron que comenzarían ese mismo mes los trabajos de rehabilitación del drenaje y buscarían una solución a la planta tratadora.
A siete meses de esa promesa hecha por la presidenta municipal, la petista Sara Salinas Bravo, y del director general de la Comisión de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG), Facundo Gestelum Félix, el drenaje aún corre por las calles lo que provoca malos olores y daños a la salud.
“Según dicen que ya van a venir y que están haciendo unos estudios pero pues nomás no puede quedar el drenaje”, denunció Alfredo Godínez.
De regreso a la tradición
Después de la misa, muchas familias se retiran, es momento de ir a casa a esperar junto a las ofrendas a los difuntos.
La hora en la que las familias visitan el panteón y prenden velas es de seis a nueve de la noche.
La población reconoce que hubo muchos fallecidos entre 2020 y 2021 a causa de la covid, principalmente adultos mayores.
En otro punto del panteón está Ana, una mujer tímida, de unos 60 años, sentada frente a la tumba de su mamá y papá fallecidos hace 20 años, de su abuela y abuelo, y de un sobrino.
Ana acude desde los 14 años al panteón, primero acompañaba a sus padres para ofrendarle a sus abuelos, hoy, 60 años después, ella acude por todos.
Huitziltepec es una comunidad campesina, la mayoría vive del campo, Ana comparte que para ofrendar tiene que trabajar todo el año, siembra calabaza y teje cinta de palma que vende a fabricantes de sombreros o artesanías y con eso hace su ofrenda.
Entre velas, flores y comida Ana gastó 150 pesos por difundo, en total requirió de 750 pesos para mantener viva la tradición de Día de Muertos.