Trajeron consigo a las dos personas que tienen retenidas desde ayer.
Trasladan su protesta de su comunidad en la Costa Chica a Chilpancingo y exigen la presencia del alcalde.
Texto y foto: Jesús Guerrero
Jueves 27 de junio de 2024
Chilpancingo
Habitantes de Pascala del Oro, municipio de San Luis Acatlán, que exigen obras para su pueblo instalaron un bloqueo en la Autopista del Sol, en el que tienen a los dos personas del ayuntamiento que retienen desde ayer miércoles.
Los manifestantes exigen que el presidente municipal de San Luis, Adair Hernández, se presente en la protesta para que informe el monto de los recursos para la pavimentación de dos calles de su comunidad.
Manifestación de los habitantes de Pascala de Oro en la Autopista del Sol en Chilpancingo, esta mañana de jueves 27 de junio.
Los indígenas Me Phaa trasladaron la protesta desde su pueblo perteneciente a la Costa Chica, hasta la capital del estado, porque el gobierno del estado y el alcalde Adair Hernández no los atendieron.
Desde el lunes 24, los inconformes, encabezados por su comisario municipal, Constantino Ceferino Bernardino, tienen retenidos al director de obras públicas del ayuntamiento, Tonatiuh Torres Alcaraz, y a su auxiliar Yoni Iván Cortés Rojas.
«Sí estoy retenido, ni modo que diga otra cosa», reconoció Tonatiuh Torres, quien fue traído por los pobladores al bloqueo de la autopista.
El comisario Constantino Ceferino denunció que el alcalde electo, Adair Hernández, quien se reeligió en el cargo en las elecciones del pasado 2 de junio, solo asignó a Pascala del Oro tres millones de pesos para obras, cuando les corresponden 12 millones de pesos del programa del Ramo 33.
«Ya no queremos más clínicas sin médicos y enfermeras, que están cerradas los fines de semana, porque solo trabajan de lunes a viernes», advirtió uno de los oradores durante el mitin en la Autopista del Sol.
El bloqueo lo instalaron a la altura del kilómetro 272, en el punto conocido como el Parador del Marqués a la de Chilpancingo hacia Acapulco.
Funcionarios de la Secretaría General de Gobierno habían prometido a los pobladores que Adair Hernández se presentaría en el bloqueo, pero hasta el momento de redactar la nota no había llegado.
«Ya viene el alcalde por Tierra Colorada», anunció un funcionario a los manifestantes.
«Nosotros somos un pueblo pacífico, pero ya nos cansamos de que nos sigan engañando», asentó el comisario Constantino Ceferino.
A las dos de la tarde, los manifestantes cerraron los dos sentidos de la autopista.
Manifestación de los habitantes de Pascala de Oro en la Autopista del Sol en Chilpancingo, esta mañana de jueves 27 de junio.
Foto: Facebook oficial de Cuajinicuilapa, Guerrero «La Perla Negra Del Pacífico»
23 de abril del 2024 Chilpancingo
La danza de los Diablos de la Costa Chica tiene sus orígenes en la época novohispana con la llegada de distintos esclavos de África a lo que hoy es México.
La población negra desplazada de su territorio y despojada de su lengua, tradiciones y cultura buscó nuevas maneras de sostener su identidad por medio de la danza.
Uno de los principales ejemplos es la Danza de los Diablos de la Costa Chica, una danza afromexicana hecha para el dios negro Ruja, un dios africano al que se honraba para pedir ayuda y que la población negra se liberara del esclavismo.
Esta danza es representada por doce personas vestidas con harapos color negro, algunos usan chaparreras con mechones de pelo de caballo, simulando dos patas, posiblemente de una cabra.
En la cara usan máscaras con barbas largas de pelo de caballo, cuernos grandes de algún animal como cabra o venado y unas orejas largas y puntiagudas.
Estos objetos son una simbología de lo que la iglesia católica consideraba objetos aludidos a la semejanza de satán.
Para la población negra, esta danza no tenía que ver con ningún aspecto de maldad, pues según el historiador y promotor cultural José Luis Correa Catalán, para los negros el bien y el mal siempre iban en conjunto, uno no podía existir sin el otro.
Además, los negros, al igual que los indígenas, no tenían conocimiento de lo moral; de lo bueno y lo malo. «Para ellos solo eran dioses y sus dioses también creían en el caos como una forma de transformación», mencionó Correa Catalán.
A la hora de bailar, cada uno de los danzantes toma un papel en la danza. El principal es Tenango, el diablo mayor, quien es el que lidera la danza de principio a fin, carga un chirrión como los hacendados déspotas de la época, que usaban este tipo de artefactos para castigar a los esclavos negros e indígenas.
También se halla La Minga, personificado por un hombre en la mayoría de los bailes, vestido con harapos, faldas y blusas con holanes. La Minga es la madre de todos los diablos.
De acuerdo con el historiador Rafael Rubí Alarcón, este personaje es una burla para las mujeres novohispanas de una posición económica alta.
Estas burlas son un recurso político para externar sus malestares y desobediencia ante el yugo español, así la población negra mantenía sus creencias y sus identidades por medio de la danza, la burla y las personificaciones.
La influencia negra se puede observar en los pasos fuertes que tienen los danzantes, tal como en el movimiento de caderas de la minga. En los instrumentos musicales se hayan la jarana, el cajón y la guitarra. Los dos primeros son una influencia chilena y afrodescendiente que se impuso en la Nueva España.
Con el paso del tiempo, la danza adquirió cosmovisiones europeas e indígenas, por lo que en algunas partes del estado de Guerrero se considera como una danza mestiza.
La Danza de los Diablos es considerada patrimonio cultural, según la Secretaría de Cultura, por ser una de las expresiones culturales que simbolizan la lucha contra el esclavismo, racismo y el desarrollo de la conciencia política.
La jamaica es una planta producida en gran parte del estado de Guerrero, para muchas familias en Acapulco y la zona de la Costa Chica es su principal fuente de ingresos.
La flor de la jamaica es usada para elaborar diversos productos, como helados, aguas frescas, mermeladas, tés, entre otros.
En el año 2022, la gobernadora del estado publicó en su cuenta oficial de Facebook que Guerrero era el principal productor de jamaica a nivel nacional.
El municipio con mayor producción fue Ayutla de los Libres con 1,840 toneladas. Seguido por Tecoanapa con 1,709 toneladas y, en tercer lugar, Acapulco con 684 toneladas.
Sin embargo, desde hace más cinco años la producción en los municipios de Tecoanapa y Ayutla ha bajado considerablemente.
Planta de jamaica cortada y lista para desprenderla de la bellota en Los Tepetates, municipio de Ayutla de los Libres, en el año 2018.
De acuerdo con Ambrocio Ramírez, agricultor de maíz, frijol y calabaza y, antes de jamaica, de la comunidad de Los Tepetates, del municipio de Ayutla, la producción de jamaica bajó en gran medida.
Varias de las principales comunidades vecinas productoras como Cruz Quemada, Lagunillas, Colotepec, Los Tepetates, Buenavista de Allende, entre otras, ya casi no siembran este producto cuando hace más de seis años todos los terrenos en el mes de noviembre y diciembre estaban totalmente coloreados de rojo por la flor de la jamaica.
Ambrocio comentó que la actividad de siembra y cosecha de la jamaica es muy tediosa y que se requiere de mucha inversión para producirla y al venderla no hay ganancia.
La inversión para esta actividad agrícola no solo es de dinero, también se requiere de mucho tiempo.
En las comunidades antes mencionadas dejaron de cultivar la jamaica en gran parte porque era más el dinero que invertían que las ganancias obtenidas.
Uno de los problemas que se presentan en la comunidad de Los Tepetates es que la mayoría de hombres jóvenes se van a Estados Unidos para intentar tener una mejor vida.
Los pocos que se quedan y aceptan ser trabajadores para cosechar cualquier producto cobran muy caro un día de trabajo, esto hace que muchos productores de jamaica opten por mejor no sembrarla.
Ambrocio comentó que hace años casi todas las familias de la comunidad sembraban la jamaica, pero ahora solo son como tres o cuatro familias que se dedican a eso porque ya no es negocio.
Familia despicando la jamaica en los Tepetates en el año 2018
Además de los altos costos de los trabajadores, hubo ocasiones en las que a la planta les cayó una plaga y todo lo que invirtieron tanto en tiempo y dinero se perdió.
Hace más de ocho años la cosecha de jamaica era una fuente de ingresos para los campesinos que la sembraban y, además, generaban fuentes de empleo, porque contrataban a otros campesinos para trabajar en los plantíos.
Los que no tenían su propio terreno se iban a las comunidades vecinas donde había más plantíos y se alquilaban para trabajar por semanas e incluso se quedaban hospedado con sus mismos patrones o rentaban pequeñas casas o cuartos.
Regularmente eran los hombres más jóvenes los que se iban a trabajar para ahorrar para las fiestas decembrinas y los que ya tenían familia lo hacían para comprar las cosas que requería una casa para vivir en mejores condiciones.
En la actualidad, según las palabras de Ambrocio, ya casi nadie se quiere dedicar a ese trabajo por lo tanto ya no es una fuente de ingreso.
La cosecha
La jamaica se siembra casi al mismo tiempo que la milpa y regularmente en el mismo terreno, algunos la siembran a finales del mes de mayo, otros en junio e incluso en julio, pero la cosecha se lleva a cabo después que la del maíz.
A finales de noviembre y en el mes de diciembre era cuando todos los productores trabajaban para cosechar la flor de Jamaica. La cosecha es el proceso más complicado.
Cuando la planta de jamaica mide un metro de altura, aproximadamente, los productores podan sus ramas para que le crezcan más.
Tienen que limpiar para que no crezca junto al monte porque le impide desarrollarse bien, algunos productores la fertilizan.
Después de haber terminado de tirar sus hojas y de haber floreado, una pequeña flor blanca, está se convierte en color rojo y esa es la parte de la planta que se rescata.
Cuando llega el momento de cosechar, los campesinos cortan las ramas de la planta y la llevan en algún lugar del terreno para continuar con el proceso.
Posteriormente se despica la jamaica con estacas o con uñeros o al menos así lo hacen en esa parte de la Costa Chica.
Las estacas son un trozo cuadrado de madera de aproximadamente uno o dos metros de altura y 20 centímetros de ancho. El largo de la estaca depende de la persona que la vaya a ocupar o de su estatura.
A ese trozo de madera se le hace una pequeña abertura en medio en la parte de arriba y se les coloca aluminio o algún otro material para que al momento de pasar las ramas entre este materia, la bellota quede pegada en las ramas y salga solo la flor, que es la parte que interesa rescatar.
De cierta manera este proceso es más rápido, pero al final se tiene que escoger para que no vaya revuelta la flor con hojas, bellotas o cualquier otra basura.
Otras personas le quitan la flor con uñeros, pequeños artefactos fabricados regularmente con aluminio, con las tapaderas de las latas de chiles en vinagre u otro producto.
El uñero, como su nombre lo dice, se coloca en el dedo, y se despica la flor una por una, aunque el proceso es mucho más tardado, el producto sale limpio, sin hojas, sin pedazo de bellotas.
La planta de jamaica, sobre todo la bellota, tiene mucho ahuate, por lo que además de tedioso y cansado, regularmente el cuerpo siempre tiene picazón.
La venta de jamaica en los pueblos y en Chilpancingo
Ambrocio Ramírez dijo que cuando todas las comunidades sembraban casi en todos sus terrenos, mucha gente de fuera iba a comprarles grandes cantidades a precios muy bajos y al final los campesinos tenían poca o nula ganancia.
“Es mucho trabajo y se le gana muy poco, muchas veces la compraban muy barata y al final uno le terminaba poniendo”, lamentó.
Ahora que son pocos los productores pueden vender la jamaica a un mejor precio, pero mucha gente prefiere ya no apostarle a ese negocio.
Por la poca producción, en la actualidad, el kilo lo pueden vender hasta en 200 pesos, pero eso jamás hubiera sucedido si los productores siguieran plantando Jamaica al por mayor.
Puesto ambulante de jamaica en el mercado Baltasar R. Leyva Mancilla en Chilpancingo en febrero del 2024
Que no haya mucha producción de jamaica, no solo afecta a los productores, sino que también a los revendedores como es el caso de Arnulfo Hernández.
Arnulfo es un vendedor ambulante en el mercado Baltasar R. Leyva Mancilla, de quien su única fuente de ingreso es la venta de jamaica.
Comentó que ha tenido muchos obstáculos porque a él le venden la jamaica un poco cara y por ser revendedor tiene que venderla más cara aún para obtener ganancias.
El problema con el que casi siempre se enfrenta es el regateo de las personas que van al mercado a comprar.
Arnulfo dijo que tiene que pagar 30 pesos diarios para vender en las calles aledañas del mercado y que ahora el Ayuntamiento ya no lo deja vender en la calle que está a un costado donde hay más gente; se tuvo que mover a una calle más lejana.
Él vende la jamaica por litros, aproximadamente 150 gramos, a 25 o 30 pesos, si es posible un poco más caro para que su negocio le sea rentable.
Beneficios de consumir jamaica
De acuerdo con el sitio del Gobierno de México, la flor de jamaica tiene diversos beneficios, se puede usar para bajar de peso, combatir los síntomas de la gripa, como remedios de enfermedades estomacales, entre otros.
Contiene vitaminas (A, C, B1, E) y minerales como el hierro, fosfato y calcio.
Es una fibra natural, contiene propiedades antioxidantes, antisépticas, purgativas, diuréticas, sedantes, entre otras.
Pobladores de Agua Zarca de la Peña, en la Costa Chica de Guerrero, piden ayuda al gobierno tras el paso del huracán Otis y aprovechan para reclamar el abandono en el que se encuentran, pues no tienen drenaje, agua, calles pavimentadas y sufren cortes de luz.
Texto y fotografía: Alfredo Maza / Animal Político
20 de noviembre 2023
Entre lágrimas y aplausos, pobladores de Agua Zarca de la Peña, un pueblo en la Costa Chica de Guerrero, recibieron a elementos de la Secretaría de la Marina Armada de México, que el día de ayer se dedicaron a transportar decenas de despensas a este lugar a bordo de un helicóptero militar desde la Base Naval Aérea de Acapulco.
Este pueblo, que está ubicado a más de 60 kilómetros de distancia de la costa, en el municipio de San Marcos, es solo uno más de los pueblos afectados tras el paso huracán Otis, mismo que no tiene servicios públicos, por lo que los pobladores aprovecharon la oportunidad para pedir ayuda del Gobierno Federal.
“De hecho no tenemos drenaje, no tenemos calles pavimentadas, la luz se nos va, está una hora y al rato se va otra vez y no tenemos un servicio al 100%. Agua potable tampoco tenemos, las calles también son de tierra. La verdad es un pueblo olvidado de parte de todos los gobiernos”, dijo en entrevista la comisaria de Agua Zarca de la Peña.
De acuerdo con datos del Coneval 2020, el municipio de San Marcos tiene un rezago educativo de 24.7%, esto es 13 mil 288 personas; carencias por acceso a servicio de salud en 39.8 % de su población, 21 mil 422 personas; mientras que las carencias por acceso a alimentación llegaban al 38.9%, 20 mil 929 personas.
Pese a lo anterior, la funcionaria se dijo feliz al recibir las despensas, pues aseguró “son pocos los gobiernos que se acuerdan de nuestra comunidad y pues la verdad estamos muy agradecidos e igual todo el pueblo se los agradece también mucho”.
Animal Político acompañó la entrega de estas despensas, por lo que pudo constatar que dentro de las cajas con el logo del Gobierno de México había atún en agua, ensalada de verduras, mix de fruta deshidratada, fríjol cocido y leche en polvo, entre otros productos que fueron trasladados para cubrir las necesidades de los 560 habitantes que tiene este pueblo.
Los pobladores ayudaron a los militares a descargar el helicóptero. Foto: Alfredo Maza.
“No tenemos nada para comer”
Mientras los pobladores ayudaban a los militares a descargar el helicóptero, los niños del poblado, en compañía de sus madres y hermanas, aprovechaban la oportunidad para tomarse fotos con los marinos y subirse al helicóptero ANX-2200, mientras las mujeres agradecían a los militares su ayuda y les ofrecían alimentos.
En medio del barullo, Ángela Zapata Martínez, una mujer de aproximadamente 70 años, narró a este medio cómo vivió las primeras horas previo y después de la llegada del huracán Otis, estragos que incluso se podían notar desde el aire: árboles caídos hecho un nudo, techos destruidos y caminos de tierra.
“El aire nos espantó. Nosotros llorábamos por lo mismo, porque estuvo feo. Luego mi casa es de teja y todos nos mojábamos adentro porque se metía el agua, el polvo y (como) ve estamos pobres y no tenemos para comer”, dice.
Los mismos datos del Coneval refieren que en 2020 San Marcos tenía una población de 53 mil 782 habitantes de los cuales 32 mil 528 (60%) vivían en pobreza: 21 mil 495 en pobreza moderada (40%) y 11 mil 33 en pobreza extrema (20.5%). Además, datos del Inegi señalan que para la misma fecha el municipio tenía 13 mil 959 viviendas particulares habitadas, cuyas viviendas con piso de tierra eran del 10.6%.
Ángela relata que en su casa viven, además de sus hijos, sus tres nueras con bebés, por lo que el sufrimiento posterior a la tragedia fue aún peor.
-Bendito sea dios que agua tenemos, aunque… sí tenemos un pozo de agua-, dice.
– ¿Y qué servicios les hace falta? -, se le pregunta.
-Las despensas, que nos estuvieran llegando despensas, pues porque estamos pobres queremos una ayudita y viendo qué es lo que necesitamos, pues eso…. que nos dieran, aunque sea (despensas), porque somos mucha gente, pues… que nos ayuden. Yo soy sola y yo quisiera que me ayudaran-, responde.
Originalmente la Coordinación Nacional de Protección Civil había declarado 47 municipios en desastre natural por el paso de Otis, pero días después ajustó la fecha a solo dos municipios: Acapulco y Coyuca de Benítez.
Lo anterior significa que los otros 45 municipios quedaban fuera de los mecanismos (económicos y programas sociales) para atender los daños desencadenados por fenómenos naturales, por lo que San Marcos no recibirá los apoyos planteados en el Plan de Atención a la Población Afectada por Otis, pese a recibir las despensas.