Seis años del asesinato del profesor Antonio Vivar y su familia aún desconoce la justicia

Este joven maestro que formaba parte del Movimiento Popular Guerrerense (MPG) que se opuso a las elecciones de 2015 en reclamo de la aparición de 43 fue asesinado en una confusa operación policial en Tlapa


 

Texto: Beatriz García

Fotografía: Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de La Montaña

1 de junio del 2021

Chilpancingo

 

Hace seis años, al líder magisterial de la Montaña, Juan Tenorio Villegas, le llegaron ofrecimientos de autoridades para tomarse unas vacaciones pagadas con su familia. El fin era desarticular el movimiento que se gestaría para boicotear las elecciones en ese año, 2015, ante la exigencia de organizaciones sociales y estudiantiles de que no habría votaciones hasta que se entregaran con vida a los 43 normalistas desaparecidos. El resultado, al no ceder, fueron más de 16 fracturas en el cuerpo y el asesinato de su compañero de lucha Antonio Vivar Díaz.

 

Lo anterior, es parte del relato que hace el profesor en el evento virtual que organizó el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, denominado Toño: el canto rebelde de la Montaña, a seis años de la agresión de parte de grupos de choque y policías de diferentes corporaciones contra el Movimiento Popular Guerrerense (MPG).

 

El MPG era agrupación que integró a maestros, normalistas y miembros de otras organizaciones sociales, con el fin de exigir la presentación de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala la noche del 2 de septiembre de 2014, y quienes llamaron al boicot de las elecciones. En Tlapa es donde el movimiento tuvo más fuerza.

 

Hace seis años, en Tlapa, las agresiones contra el movimiento comenzaron el 1 de junio y terminaron el 7, el día de las votaciones.

El maestro Tenorio Villegas fue pieza clave en el movimiento y también blanco de represión.

 

En el foro conmemorativo de hoy, el profesor soltó: “A mí me llegaban mensajes que el día siete (día de las votaciones) se iba a poner difícil la situación, que en la Montaña se iba a poner difícil, incluso me decían, maestro Juan, aléjate del movimiento. Yo les dije que no podía”.

 

Al ver que el movimiento no cedería con el boicot de las elecciones en la Montaña, al profesor Juan le llegaron ofrecimiento, de dinero principalmente.

 

También le ofrecieron vacaciones pagadas donde quisiera junto con su familia, con tal de que el 7 de junio no estuviera, pero él respondió que no podía hacer eso a sus compañeros.

 

El profesor se enteró que para esos días ya estaba planeado su asesinato y de otros dos compañeros.

 

El 1 de junio ocurrió el primer desalojo de integrantes del MPG en el Ayuntamiento. Lo realizó el grupo de choque identificados como militantes petistas y priistas. Los últimos en retirarse fueron Juan Tenorio Villegas y Antonio Vivar Díaz.

 

El profesor recordó que el 5 de junio, dos días antes de la elección, su vida estuvo en peligro; él y otros dos compañeros fueron agredidos. Policías estatales hirieron con piedras al contingente y a Toño, en particular, le lastimaron su mano.

 

La protesta siguió y se dio la segunda agresión. Al profesor Juan le provocaron más de 16 fracturas en el pie, brazo, tobillo. Lo detuvieron y lo llevaron al Ayuntamiento. Con ayuda del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan salió libre, pero tuvieron que trasladarlo a otro estado porque debían operarlo.

 

El 7 de junio, día de las votaciones, se enteró a la distancia, mientras se recuperaba, de la agresión que sufrieron sus compañeros, y el asesinato de Antonio Vivar Díaz.

 

De ese episodio hasta hoy ya pasaron seis años y los 43 siguen sin aparecer, y tampoco llega la justicia para la familia de Antonio.

 

Aun con este panorama, el magisterio y organizaciones sociales siguen alzando la voz.

 

Albertano Vivar Díaz decidió luchar junto a las organizaciones sociales y ahora es parte de movimiento que reclama justicia para su hermano. A él también, desde el gobierno, le han ofrecido alejarse del movimiento social y ser parte de partidos políticos, pero su respuesta es tajante: no, porque eso sería como “escupir en la tumba de mi hermano”..