Reclama obispo de Chilpancingo la aplicación de «mano dura» del gobierno a la Iglesia católica en esta pandemia

A su juicio, las autoridades fueron menso estrictas con las medidas en los mercados


 

Texto y Fotografía: Amapola Periodismo

5 de julio del 2020

Chilpancingo

 

El obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, reclamó durante la misa en la catedral de la Asunción de María en Chilpancingo que el gobierno del estado ha puesto “mano dura” a la iglesia católica en esta pandemia, pero no a los mercados de la ciudad, que siempre han estado llenos.

 

Este domingo regresaron las misas presenciales en las catedrales de Acapulco, Chilpancingo, Chilapa, Ometepec, además en las iglesias de Iguala, después de la reapertura de actividades no esenciales en Guerrero, al pasar de rojo a naranja en el semáforo que mide el comportamiento de la Covid-19. En Chilpancingo, Rangel Mendoza ofreció esta noche la primer misa presencial en la catedral.

 

A los asistentes que acudieron les pidieron utilizar cubrebocas en todo momento y pasar por el filtro instalado en la puerta principal de la catedral a que les tomaran la temperatura. También usar gel antibacterial y limpiar la suela de su calzado en un tapete con agua y desinfectante. Después esperaron a que les indicaran dónde sentarse, respetando el metro de distancia. En total entraron 80 feligreses.

 

Durante la homilía el obispo informó que tres sacerdotes de la diócesis dieron positivo a la Covid-19, pero que ya estaban saliendo de la enfermedad, y que este lunes le notificaban de los resultados de un cuatro sacerdote con síntomas.

 

Dijo que la iglesia reabrió porque la fe y la religión son esenciales en estos momentos. Mencionó, a manera de reclamo, que el gobierno les aplicó “mano dura” al prohibir las misas, cuando en los mercados de Chilpancingo no respetaron la sana distancia, porque estuvieron llenos.

 

Durante la misa no hubo saludo de paz con las manos, lo sustituyeron por una reverencia. Al momento de comulgar, los feligreses tomaron la hostia en sus manos y después ellos la pusieron en su bca.

 

Al final de la misa tampoco hubo la tradicional bendición con agua bendita y los asistentes tuvieron que esperar a salir en orden, respetando las indicaciones de ocho personas a cargo.