Jornaleros agrícolas entre la precaria garantía de sus derechos humanos y la de sus ingresos

Texto: Beatriz García

Fotografía: Facebook Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de La Montaña

24 de junio del 2021

Chilpancingo

 

Hermelinda Santiago Ríos es una me’phaa originaria de Metlatónoc, de la Montaña alta de Guerrero. Su experiencia como jornalera agrícola está cargada de discriminación, violencia, violación a sus derechos humanos; percibe el salario mínimo que en este año apenas alcanzó un aumento de 30 por ciento, que se traduce en 160.19 pesos por día.

 

Este miércoles organizaciones jornaleras y de derechos humanos realizaron el foro virtual denominado Justicia salarial para la población jornalera agrícola, donde jornaleras y jornaleras, sobre todo de la región Montaña alta, expusieron su experiencia.

 

En 2021 se integraron dos ocupaciones a la lista de salarios mínimos profesionales: trabajadoras del hogar con un incremento de 25 por ciento respecto al salario mínimo vigente, llegando a los 154.03 pesos, y jornaleros agrícolas, recibieron un incremento de 30 por ciento respecto al salario mínimo vigente, con lo que alcanzó los 160.19 pesos, de acuerdo con datos del gobierno federal.

 

Una de las experiencias que destacó en el foro fue la Hermelinda Santiago Ríos, porque junto a sus compañeras y compañeros jornaleros conformaron la organización Alianza Campo Justo.

 

“Nos discriminan, nos violentan, nos dicen que no tenemos derechos. No nos quieren hacer caso en el hospital, donde vamos, no nos quieren tomar en cuenta, por eso estamos aquí para que todos nos escuchen y nos hagan valer nuestros derechos”, comentó la mujer.

 

Lamentó que muchas de las veces los jornaleros no saben cómo defender sus derechos, ni cómo denunciarlo.

 

Hay jornaleros que llegan a los campos agrícolas sin saber español y esa es una de las causas por las que abusan de su mano de obra.

 

Hermelinda lo que busca en participar en foros como éste es para que se sepa lo que pasan los jornaleros cada año que migran a los estados del norte del país, principalmente.

 

“Todos los días, partiéndonos el lomo para ganar un poco y donde vamos rentamos, no hay cuartos, no hay seguro social, no hay nada de eso, no hay guarderías para que se queden nuestros hijos, por eso estamos obligados a llevarnos a nuestros hijos en el campo”, comentó.

 

Hermelinda sabe que en las rancherías a las que llega como jornalera el pago que reciben apenas alcanza para pagar productos de la canasta básica.

 

La intervención de Tlachinollan

 

El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan es un organismo defensor ubicado en Tlapa, y uno de las temas principales que acompaña es el de los jornaleros agrícolas.

 

En el foro, el director de Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, dijo que justo en el contexto de la problemática que aqueja a los jornaleros fue que conformaron el colectivo de Alianza Campo Justo.

 

El defensor destacó que el organismo documentó que en lo que va de mayo hasta hace unos días migraron de los 19 municipios de la Montaña de Guerrero más de 21,000 personas a más de 200 campos agrícolas del norte y occidentedel país. Un fenómeno que consideró creciente a causa de la pandemia por la Covid-19.

 

“A nivel patronal no ha habido una propuesta eficaz para poder garantizar esta atención que se requiere para que los jornaleros, como lo demandó en su momento la Red de Jornaleros, de que también fueran atendidos como personal prioritario para la vacunación (contra la Covid-19). Hasta el momento no hemos encontrado eco en la Secretaría de Salud (…); están en situaciones sumamente vulnerables”, destacó Barrera Hernández.

 

Agregó que un propósito desde la Montaña es que siga el análisis de la situación que enfrentan los jornaleros.

 

Rocío, una jornalera nahua

 

Rocío Ramírez Domínguez es jornalera nahua de Guerrero y considera que hace más de tres veces el trabajo que un jornalero agrícola hombre.

 

“Como mujeres migrantes y jornaleras nuestras vidas en los campos donde migramos hacemos triple trabajo: el quehacer, los niños, la comida, trabajar en el campo, cortar, cargar cajas con el producto”, denunció.

 

Insistió que junto con sus compañeros jornaleros merecen que se hagan valer sus derechos humanos, por eso piden un salario digno de 300 pesos por jornada diaria, que es la demanda general de los jornaleros en el país, porque la vida en los campos es cara.