Organizaciones de recolección de basura denuncian cobro de peaje en el camino al tiradero municipal

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Óscar Guerrero 

5 de abril del 2023

Chilpancingo

 

Organizaciones que agrupan a los recolectores privados de basura, conocidos popularmente como la basura jefa, denunciaron que la Comisión de Infraestructura Carretera y Aeroportuaria del Estado de Guerrero (CICAEG) cambió la ubicación de la caseta de peaje del Libramiento Chilpancingo-Tixtla para cobrarles por el uso de esa carretera estatal para desechar los residuos.

En conferencia de prensa este mediodía, en Chilpancingo, tres asociaciones que agrupan a 300 camionetas recolectoras de basura denunciaron que la reubicación de la caseta de peaje significa un costo extra para los usuarios para ellos.

«La caseta la cobran a 25 pesos, en total por ida y venida son ya 50 pesos por viaje, más los 75 que cobran el Ayuntamiento por el uso del tiradero, ya representará un gasto considerable porque los recolectores son de escasos recursos», mencionó uno de los líderes, Fernando Román Sánchez.

La caseta en cuestión estaba ubicada a dos kilómetros del entronque Tixlta-Apango, todvía del municipio de Tixtla, y la reubicación ahora será a dos kilómetros de Tierras Prietas, en Chilpancingo.

El tiradero municipal está ubicado en el cerro del Huiteco, es decir, después del lugar donde CICAEG construye la nueva caseta de cobro.

«Lo que pedimos es que se nos dé el paso libre para que podamos operar con tranquilidad, nada más», dijo Román Sánchez.

Hace unas semanas circuló la versión de que el cambio de ubicación de la caseta era porque los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, la tomaban constantemente por su cercanía con la ciudad de Tixlta, donde se ubica su plantel.

Ahora los recolectores de basura en Chilpancingo solicitan a la CICAEG un diálogo para que les condonen el peaje.

«Nos dice que más o menos en un mes entrará en operaciones la caseta, por eso nosotros nos queremos adelantar y desde este momento pedirle a las autoridades correspondientes nos escuchen y sean empáticos con nosotros».

Se trató de contactar al titular de la CICAEG, para conocer su versión de los hechos, pero nunca respondió.

Trabajadores de recolección de residuos, conocidos como la basura jefa, protestan por el cambio de ubicación de la caseta de peaje del Libramiento Chilpancingo-Tixtla. Foto: Óscar Guerrero

 

Con la cuaresma huazontles, mole de pescado y tortas de camarón llegan al menú de los guerrerenses

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

Con la llegada de la cuaresma, tradición católica que plantea ayuno y no comer carnes rojas, el menú de muchas familias cambia al igual que en los restaurantes, fondas o establecimientos de comida, donde ofrecen platillos que ya se hicieron típicos de estas fechas.

La cuaresma es un periodo de 46 días, que va del miércoles de ceniza hasta la víspera del Domingo de Resurrección, periodo en el que algunas iglesias cristianas indican ciertos días de ayuno y penitencias en memoria de los cuarentena que ayunó Jesús en el desierto.

Las penitencias van desde la común, que es no comer carnes rojas, hasta la abstinencia, que los feligreses toman como un sacrificio.

Desde 1866, El Vaticano determinó que el ayuno y las penitencias durante la cuaresma son obligatorios el miércoles de ceniza y todos viernes antes de llegar al Domingo de Resurrección, además del Jueves y Viernes Santo.

La penitencia más común es la de no consumir carnes rojas, por lo que el menú en los hogares o lugares de expendio de comida es diferente.

En Chilpancingo, las cocinas económicas cambian la cecina y la carne de puerco por guisos como los huazontles, el mole verde de pescado y las tortas de camarón.

Uno de los lugares más concurridos y famosos por sus comidas, es el mercado de San Francisco. La fonda Bello Nido, se ubica en el interior de este mercado, desde hace 20 años. En todo este tiempo ha ofrecido un menú especial en Seman Santa.

María Zulema González Barroso, la encargada de la fonda, comenta que en su menú «meten de todo», porque hay personas que aun en esos días consumen carne, pero son más las que piden el menú de Semana Santa.

«Desde el miércoles de ceniza se empienza a vender lo que son las tortas de papa, las tortas de camarón, los chiles rellenos, todo lo que son los mariscos», comenta María Zulema, quien está a cargo del lugar.

De acuerdo a la experiencia de María Zulema, lo que más consumen las personas en esta época son los huazontles, los chiles rellenos, las tortas de camarón y los mariscos.

«El huazontle, las tortas de camarón, la sopa de habas y sopa de lentejas son las únicas comidas que se preparan en esta semana».

El platillo cuesta 60 pesos, acompañado de su guarnición.

Para María Zulema las ventas en esta Semana Santa están un poco bajas, «Tal vez es porque ya se puede salir más, todavía en la pandemia que la gente no podía salir tanto venían a comprar para llevar, ahora la gente ya puede salir y muchos se van a las playas y se van a consumir a otros lados».

«Aquí en el mercado somos como ocho personas que tenemos local de comida, todas la elaboramos con higiene, pero pues, cada quien tiene su sazón».

María Zulema recuerda que desde que su mamá inició con la fonda, también elaboraban este menú.

La cocina económica Doña Lupita, ubicada sobre la avenida Benito Juárez, también tiene los «meros efectivos para enfrentar la cuaresma».

«Ora si que cambiamos el menú porque mucha gente llega y pide comida que no tenga carne y, como dicen, al cliente lo que pida», dice Guadalupe García, quien atiende la cocina económica.

El huazontle es un planta comestible que data de la época prehispánica y en esta época se cocina capeada con huevo y acompañado de una salsa que puede ser verde, roja o mole.

Guadalupe considera que este platillo es su especialidad.

Al ser un alimento del campo y que se da en las hortalizas de pequeños productores de la región, suele ser económico, y es una de las opciones para quienes quieren algo más que pescados y mariscos en estas semanas.

La planta de huazontle son ramas con pequeñas bolitas, que son sus semillas adheridas en las hojas; son primos del amaranto y la quinoa.

Del huazontle se consume todo, las hojas, las ramas y las semillas. El platillo se consume en todo México, es más común en el centro del país, especialmente en Tlaxcala, Estado de México, Guerrero, Morelos y la zona rural de la Ciudad de México.

En otros estados es conocido como cabellera de amaranto o escobitas y se puede cocinar en tortas, pero el plato más conocido es capeado, relleno de queso y aderezado con caldillo de jitomate.

Otros de los platillos más comunes es el mole verde de pescado, más común en las comunidades de la Montaña Baja.

El mole es uno de los platillos más representativos de México, existe una gran diversidad de ellos, el centro y el sur del país es donde se concentran casi todos los tipos de moles.

Uno de los más tradicionales en Guerrero y que se consume en la cuaresma y en Día de Muertos es el mole verde de pescado. Este mole también lo ofrece Guadalupe.

El platillo tradicionalmente se prepara con pescado seco, porque era el único al que tenían acceso las comunidades más alejadas.

El mole se hace a base de la semilla de la calabaza triturada, diversos condimentos, chiles verdes, especias y algunas hierbas aromáticas verdes.

Una vez preparado y cocido el mole, se agrega el pescado seco y se deja hervir durante 15 minutos más.

Otro platillo común para esta temporada son las tortas de camarón, con su característico sabor salado.

En un recorrido que hizo Amapola, periodismo transgresor por el mercado, se constató de que todas las fondas tienen en su menú huazontles, tortas de camarón y chiles rellenos.

La mayoría de las personas prefieren los huazontles, seguido de las tortas de camarón y chiles rellenos.

«A mí me gusta mucho el camarón, pero en tortas no, porque lo siento muy salado y cómo que tierra», comentó Andrés, un comensal de la fonda.

Para las tortas, el camarón se desmenuza y se capea con pan molido y huevo, para después pasar a freír.
Depende del gusto del comensal, pueden ir secas o acompañadas con mole rojo.

Adriana es otra comensal, ella prefiere los huazontles para consumir con su familia durante estos días. «Son muy ricos y son una buena opción para no comer carne, además son de temporada, no se comen diario», comenta.

Estos platillos son una opción para los días de Semana Santa, y ya es común que cada año se consuman en familia.

 

Carlos María de Bustamante, el historiador del movimiento insurgente 

Texto: José Miguel Sánchez 

Fotografía: Relatos e Historias de México 

marzo del 2023

Chilpancingo 

 

Carlos María de Bustamante fue un filósofo que participó activamente en el movimiento independentista, fue el primer legislador por el estado de Oaxaca y es considerado el historiador de la independencia mexicana.

La Real Academia de Historia (RAH) menciona que Carlos María de Bustamante estudió Filosofía en el Seminario de Oaxaca y posteriormente se graduó en Teología, más tarde, en 1796, empezó la carrera de Jurisprudencia en la Ciudad de México, profesión que ejerció en la Audiencia de Guadalajara.

En 1805 fundó el Diario de México, publicación que utilizó para escribir sobre el pensamiento liberal que se generaba en aquella época.

Al inició de la Guerra de Independencia, en 1810,  Carlos María de Bustamante fue invitado por Ignacio Allende a participar en el movimiento armado, oferta que declinó al considerar que sus aportaciones serían de corte más intelectual.

En ese año inició la que es su obra más conocida, Cuadro Histórico de la Revolución de la América Mexicana, una obra compuesta de cinco volúmenes que da un recuento de toda la Guerra de Independencia.

Para escribirla, Carlos María de Bustamante recurrió a fuentes directas, a los testimonios de personas que participaron en los hechos y que los presenciaron, así como a documentos oficiales de la época.

La obra comienza con el grito de dolores, el 16 de septiembre de 1810, y culmina en 1833.

El Cuadro Histórico de la Revolución de la América Mexicana es, hasta la fecha, la fuente principal de los historiadores para conocer sobre la Independencia de México.

Tras la proclamación en España de la Constitución de Cádiz, en 1812, Bustamante fue uno de los primeros en hacer uso de la libertad de imprenta y publicó el periódico El Juguetillo, de tinte crítico a la corona española y que casi de inmediato fue suspendido por el virrey.

Después de varias amenazas por parte de los realistas, Bustamante huyó a Oaxaca donde se une al movimiento armado que ya comandaba José María Morelos.

Morelos lo nombró inspector general de Caballería, y le encargó editar el periódico El Correo del Sur, uno de los medios de comunicación del medio insurgente en el sur del país.

En 1813 forma parte del Primer Congreso de Anáhuac como diputado por Oaxaca, y de acuerdo con la Enciclopedia de la Literatura en México, fue Bustamante el encargado de redactar el discurso que Morelos leyó ante el pleno del Primer Congreso de Anáhuac, el 13 de septiembre de 1813 en Chilpancingo.

También fue el encargado de redactar, por órdenes de Morelos, el acta de Independencia de la América Septentrional que se proclamó en noviembre de 1813 y aprobada por el Congreso de Anáhuac.

Años más tarde, de 1821 a 1823, publicó La abeja de Chilpancingo, un compilado de todas las sesiones, discursos, decretos y documentos que pasaron por el Congreso de Anáhuac.

Tras la caída de Morelos en 1815 fue arrestado por los realistas y lo enviaron preso al Castillo de San Juan de Ulúa, en el que permaneció de 1817 a 1820.

Proclamada la Independencia en 1821 se unió a las tropas de Antonio López de Santa Anna y se enfrentó a las ambiciones de Agustín de Iturbide que pretendía convertir la naciente república en una monarquía hereditaria.

Esto fue a través de diversas críticas expresadas en su semanario La avispa de Chilpancingo.

Esta actitud le valió de nuevo el encarcelamiento en el Convento de San Francisco, junto a otros diputados a quienes se acusaba de participar en una supuesta conspiración contra Iturbide.

En 1823, tras la destitución de Iturbide, recobró la libertad y al año siguiente fue electo de nuevo para el Congreso como diputado de Oaxaca.

En dicho cargo fue uno de los responsables de elaborar la constitución del naciente país.

De 1824 a 1844 ocupó en diversos momentos su curul como diputado por Oaxaca.

En los últimos años de su vida “hubo de presenciar, con profunda aflicción, la intervención estadounidense en México”, se lee en su biografía.

Falleció por causas naturales a los 74 años.

 


Este texto es patrocinado por el Congreso del estado de Guerrero 

 

José Manuel de Herrera, el canciller del movimiento independentista

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Mediateca INAH 

27 de marzo del 2023

Chilpancingo

 

José Manuel de Herrera fue un sacerdote insurgente y diputado; firmó los Sentimientos de la Nación y fue comisionado por José María Morelos y Pavón para representar a la causa insurgente en el extranjero.

De acuerdo con su biografía publicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Manuel Herrera estudió teología en el Colegio Carolino de Puebla, fue cura de Santa Ana Acatlán y de Huamuxtitlán, en el hoy estado de Guerrero.

En 1811 es enviado a la Capellanía de Chiautla, en Puebla, momento decisivo en el que se une a la causa insurgente, comandada por Morelos.

Chiautla fue tomado por las tropas de Morelos, y fue ahí que se adhirió a la causa insurgente y lo acompañó en la toma de Oaxaca en 1812. En la catedral de Oaxaca dio una misa solemne para celebrar ese triunfo.

Dos meses más tarde, Morelos le encargó fundar y dirigir el periódico Correo Americano del Sur, junto con Carlos María de Bustamante.

En septiembre de 1813 fue diputado del Primer Congreso de Anáhuac, en Chilpancingo, en representación de la provincia Tecpan.

En Chilpancingo firmó los Sentimientos de la Nación, primer marco jurídico de América, y posteriormente colaboró en la redacción del Decreto de Independencia en la América Septentrional, y en la constitución de Apatzingán.

En noviembre de 1813, Morelos lo designó para ir a negociar con el gobierno de Estados Unidos en Washington DC el suministro de armas y municiones. Para este viaje, Morelos le encargó la custodia de su hijo Juan Nepomuceno Almonte, pero, tras su muerte, sólo llegaron hasta Nueva Orleans.

José Manuel de Herrera regresó a Puebla, en donde aceptó el indulto ofrecido por el virrey Juan Ruiz de Apodaca.

Regresó a la vida política del país tras la Independencia de México en 1821. Fue nombrado ministro de Relaciones Interiores y Exteriores de 1821 a 1822, por el recién nombrado emperador Agustín de Iturbide.

Posteriormente diputado por Tlaxcala y Ministro de Justicia con Vicente Guerrero en 1829.

José Manuel de Herrera es considera por la historia oficial como el primer ministro de Relaciones Exteriores de México, en 1821 envió a la Secretaría de Estado de Estados Unidos la primera comunicación oficial emanada del México Independiente y estableció las relaciones formales entre los dos países.

Murió en la Ciudad de México en 1831; se desconocen las causas.

 


Texto patrocinado por el Congreso del estado de Guerrero 

Kiaui, la joyería artesanal que mantiene a una familia

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

En un pequeño cuarto de su casa ubicada en la colonia Las Torres, de Chilpancingo, Cinthia Carranco Vidal transforma piedras, chaquira, perlas y cristales en collares, pulseras, anillos y aretes.

Cinthia comenzó a realizar joyería después de un momento difícil de su vida. Perdió su empleo, lo que le provocó depresión; tenía que mantener a su hija Majo, como le dice de cariño. Majo tiene nueve años.

Cinthia es originaria de Chilpancingo, pero por parte de su papá tiene raíces de Chilapa, el principal municipio de Montaña baja, y las presume con orgullo.

En ese momento difícil de desempleo, incertidumbre y depresión, vio la oportunidad de hacer algo que le gustara y le ayudara con su situación económica; pensó en crear joyería de bisutería a mano.

Lo aprendió de una tía, recuerda que su tía compraba mucho material para hacer y vender sus piezas. Aprendió viéndola.

Así, en 2021, nació Kiaui, su emprendimiento. Kiaui significa lluvia en náhuatl, optó por ese nombre para honrar la conexión que tiene su padre con el pueblo nahua.

“Empecé a trabajar Kiaui, empecé a ir a bazares. Creo que el progreso que he tenido es muy grande”, comenta.

Para iniciar con su emprendimiento, su mamá y otros familiares la apoyaron con la compra de material. “Mi familia también fue la primera que me compraba mis collares”.

A lo largo de este año de emprendimiento Majo también colabora con Cinthia en la elaboración de la joyería, principalmente en las pulseras.

Las piezas que Cinthia realiza son ideas propias, pero se inspira en algunas artesanías para combinar colores en los collares.

Trabaja la técnica del alambrismo, la chaquira y algunos bordados. Pedidos personalizados es lo que más hace.

Según la técnica y el modelo es el tiempo que tarda; pueden 15 minutos o hasta un día completo.

Aunque no tiene un local fijo, para ella las redes sociales son sus aliadas; a través de ellas ha dado a conocer su piezas, además de su asistencia, en últimas fechas, a los bazares.

El tiempo y la dedicación que emplean los artesanos o emprendedores de piezas a mano, como es su caso, son elementos que, cree, la gente a veces no valora; también llegó a ser víctima del regateo.

“Hay collares que sé que aquí no me van a querer pagar al precio y utilizo otros materiales, todo son de calidad, pero eso me permite darlos a un precio más accesible para la gente”.

Actualmente sus ingresos económicos dependen en un 100 por ciento de Kiaui.

Una de las metas de Cinthia es que su emprendimiento sea más conocido y tener su propio local. “Con Kiaui me siento muy contenta, es como un bebecito con el que pienso algún día poder generar empleos para que también puedan estar aquí otras mujeres”.

Cuando Cinthia no arma piezas de joyería hace y lee poesía. Ambas, la joyería y la poesía, le van bien a esta emprendedora y joven mamá.

José María Cos, cronista, periodista y editor de la prensa insurgente

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Pagina Historia de México

Chilpancingo

 

José María Cos fue un teólogo originario de Zacatecas que participó activamente en la Guerra de Independencia, su labor se destacó por ser el impulsor y editor de dos periódicos liberales, además de representar, como diputado, a su estado en el Primer Congreso de Anáhuac.

De acuerdo con la Real Academia de la Historia, Cos nació en la entonces provincia de Zacatecas en 1770, donde estudió gramática y retórica para después trasladarse a la ciudad de Guadalajara, donde obtuvo el título de doctor en Teología.

Su primer acercamiento con el movimiento independentista fue en 1810, cuando se desempeñaba como cura de la comunidad de Burgo de San Cosme, cercana a la ciudad de Zacatecas.

Ante la inminente llegada de las tropas insurgentes a la ciudad de Zacatecas, el Ayuntamiento encomendó a José María Cos a dialogar con los líderes independentistas para evitar una toma violenta de la ciudad.

La Enciclopedia Histórica y Biográfica de la Universidad de Guadalajara le atribuye a José María Cos “haber impedido que Zacatecas fuera arrasada por la violencia de la guerra y facilitar su incorporación como plaza simpatizante de los insurgentes con el mínimo de sangre derramada”.

En 1845 la comunidad de Burgo de San Cosme fue nombrada Villa de Cos, en honor a José María Cos; en la actualidad es un municipio del estado de Zacatecas.

Después de dialogar con los insurgentes y tras un año de mediar entre ellos y el gobierno virreinal un cese al fuego, Cos decide incorporarse al movimiento insurgente en 1811.

La decís la tomó porque al tratar de establecer un diálogo con el virrey Félix María Calleja, este desconfió de él, lo tomó por espía y lo apresó.

Al ser liberado se adhiere a la entonces Suprema Junta de Zitácuaro, liderada por Ignacio López Rayón, la cual fue el órgano político y administrativo de los insurgentes y el antecedente directo del Primer Congreso de Anáhuac, celebrado en Chilpancingo.

«En Zitácuaro José María Cos conoció a fondo la causa insurgente y se unió a ella. Era un hombre hábil y persuasivo, por lo que en muy poco tiempo logró vencer el recelo y resistencia de aquellos con los que se encontró cuando arribó a la sede de la Suprema Junta», se lee en el artículo histórico José María Cos y los inicios de la prensa insurgente, escrito por las historiadoras Minerva Ordoñez Arizmendi y Fatima Martínez Mejía.

A inicios de 1812 las tropas españolas tomaron Zitácuaro, la Suprema Junta es disuelta y sus líderes se dividen en distintas zonas del país para continuar el movimiento armado, con el compromiso de reagruparse en Sultepec, en el hoy Estado de México.

Inmediatamente después que se disuelve la Junta de Zitácuaro, López Rayón y Cos se trasladaron a Sultepec para instalar el cuartel insurgente.

El conocimiento en gramática y retórica del teólogo lo llevó a crear y editar los periódicos El Ilustrador Nacional y El Ilustrador Americano.

«En tres meses y con grandes esfuerzos logró imprimir y hacer circular quince periódicos que tenían como objetivo informar a la gente la otra cara de la guerra, aquella que los medios oficiales no daban a conocer, tergiversando los hechos para generar una opinión favorable a la causa realista», se lee en otro párrafo del artículo.

Ante la dificultad de conseguir una imprenta e insumos para editar e imprimir los periódicos, Cos construyó una imprenta rústica, pero funcional.

La tinta tampoco era fácil de hallar, así que para la impresión del primer número utilizó añil, un material que se usaba en la región para teñir rebozos.

En la primera edición del Ilustrador Americano, Cos escribió el siguiente texto en el que escribe sobre el proceso de improvisar su imprenta.

«Una imprenta fabricada por nuestras propias manos entre la agitación y estruendo de la guerra y en un estado de movilidad, sin artífices, sin instrumentos, y sin otras luces que las que nos han dado la reflexión y la necesidad, es un comprobante incontestable del ingenio americano siempre fecundísimo en recursos e incansable en sus extraordinarios esfuerzos por sacudir el yugo degradante y opresor».

Ante la necesidad de una imprenta verdadera, López Rayón solicitó a Los Guadalupes –organización secreta de hacendados y funcionarios virreinales que simpatizaban con la causa independentista– una imprenta funcional que permitiera facilitar la labor de Cos.

En abril de 1812, Los Guadalupes enviaron a sus esposas en una misión secreta a entregar la imprenta. Al ser mujeres de la alta sociedad y esposas de funcionarios pasarían desapercibidas en los retenes realistas.

La historia relata que las mujeres como pudieron escondieron los utensilios de la imprenta en su carreta y en las faldas de sus esponjosos vestidos.

A la mitad del camino fueron detenidas por un reten realistas, pero «las damas hicieron broma con ellos y después de declarar con naturalidad que se dirigían a San Ángel para asistir a una jamaica (desayuno), y de invitarlos para que los acompañasen, cosa que contribuyó a desvanecer cualquier duda, los realistas dieron permiso al coche para continuar su ruta».

Después de que los insurgentes obtuvieron su imprenta, Cos editó ocho ejemplares de El Ilustrador Americano en Sultepec.

El constante seguimiento de los realistas a los tropas insurgentes los obligaron a abandonar Sultepec, por lo que Cos siguió a López Rayón a Tlalpujahua, Michoacán, y llevó consigo la imprenta.

En Tlalpujahua, José María Cos publicó hasta el número 20 de El Ilustrador Americano, y poco después partió hacia Guanajuato para reunirse con José María Liceaga, situación que lo alejó de los medios impresos.

«Aunque la información contenida en estos periódicos es bélica, Cos no olvidó la importancia de difundir la ideología, ganar simpatizantes, fomentar la libertad de expresión y generar una percepción de triunfo y de opinión favorable hacia el movimiento», se lee en al artículo.

En septiembre de 1813, José María Morelos y Pavón al ver que estaba disuelta la Suprema Junta de Zitácuaro organizó el Primer Congreso de Anáhuac, el cual sería el primer órgano de gobierno de America.

El 13 de Septiembre de 1813 sesiona por primera vez el Congreso de Anáhuac, en Chilpancingo, y José María Cos asistió como representante de su natal Zacatecas y firmó los Sentimientos de la Nación, el primer marco jurídico de America.

“Los periódicos rebeldes difundieron el pensamiento liberal de la nación. Su ejemplo inspiró y convenció a los insurgentes de la importancia de contar con un medio que hiciera las veces de vocero de la causa”, se lee en el artículo José María Cos y los inicios de la prensa insurgente.

En 1815 Cos participa en a redacción de la Constitución de Apatzingán, primera ley que rigió el gobierno de la naciente República mexicana.

Finalmente, en 1817, después de varios desencuentros con los líderes independentistas, José María Cos decide recibir el indulto que ofreció el entonces virrey Carlos María de Bustamante a otros insurgentes como Andrés Quintana Roo y Leona Vicario.

La Enciclopedia Histórica y Biográfica de la Universidad de Guadalajara da cuenta que tras el indulto, Cos regresa a las labores de la iglesia y es enviado a Pátzcuaro, Michoacán, donde es “dedicado a la dirección espiritual de monjas y al confesionario”.

El 17 de noviembre de 1819, José María Cos falleció víctima de una grave infección en la garganta.

 

Este contenido está patrocinado por el Congreso del Estado de Guerrero

 

Llegó la primavera y las jacarandas, los colorines y los robles rosa comenzaron a florecer en Guerrero

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Óscar Guerrero 

20 de marzo del 2023

Chilpancingo 

 

 

Hoy, a las 15:24 horas comenzó el equinoccio de primavera, que marca el inicio de la estación en el hemisferio norte, informó el Sistema Meteorológico Nacional (SMN, dependiente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua)

El equinoccio de primavera es un fenómeno natural que se presenta dos veces al año y que su característica principal es que el día presenta las mismas horas de luz solar que de oscuridad, gracias a la posición del planeta con referencia al sol, de acuerdo con el SMN.

La primavera sucede al invierno y precede al verano. Desde el punto de vista meteorológico, el inicio de la primavera varía, pero siempre llega como una transición entre el clima frío y seco de inverno, y el clima húmedo y caluroso del verano.

Características de la primavera

En Guerrero, con la llegada del clima cálido los árboles florecen. Llegó la primavera. De acuerdo con el biólogo Javier González, los árboles más comunes que florecen en Guerrero son las jacarandas, los colorines y el roble rosa.

“El arribo de temperaturas más altas, la predominancia de días soleados genera en las plantas y los árboles los nutrientes necesarios para que florezcan y comience su proceso de reproducción”, mencionó.

En términos astronómicos, la primavera tiene su propia narrativa, imperceptible a simple vista. “Cuando se produce el equinoccio, la tierra se encuentra en el centro de la órbita del sol y éste cruza el ecuador hacia el norte. Es decir, hay la misma distancia con respecto al sol en ambos hemisferios”, explicó el biólogo.

Otra de las particularidades de la primavera es que los animales silvestres se dejan ver más; las aves migran de las zonas más frías a zonas cálidas. Los insectos, como distintos tipos de hormigas, zancudos y mosquitos, despiertan de una hibernación de todo el invierno.

No todos los años la primavera comienza el mismo día, varia; este 2023 arranca este lunes, de acuerdo con el SMN. Hay años que arranca el 21, la fecha oficial, depende de la rotación del sol.

La primavera durará 92 día. Con el solsticio del día 21 de junio, conocido como el día más largo de todo el año, iniciará el verano.

Las ritualidades de la primavera

En México, las zonas arqueológicas se abarrotan durante el equinoccio de la primavera. Muchas personas, mexicanos y extranjeros, acuden a las zonas arqueológicas vestidos de blanco para cargarse de energía y continuar el año con más fuerza y poder.

La tradición oral contempla que el final del invierno y la entrada del clima cálido es un momento ideal para la siembra y posterior cosecha.

Esta concentración en los sitios arqueológicos está basada en antiguos rituales prehispánicos. Los aztecas, los mayas y demás culturas mesoamericanas adoraban al sol y tenían un conexión especial durante el equinoccio.

Los pueblos originarios de Guerrero se mantienen en estrecha relación con la naturaleza. También hacen sus ceremonias en estas fechas para mantener la conexión del sol con la tierra; es parte de su cosmovisión.

La tradición oral también menciona que el final del invierno y la entrada del clima cálido es un momento ideal para la siembra y posterior cosecha.

Pero estas ritualidades también son presentadas como actividades de la primavera, en el caso de Guerrero, impulsadas ahora el gobierno del estado y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes ya anunciaron que mañana habrá una ceremonia para recibirla.

La ceremonia principal será en la zona arqueológica de La Organera, en Xochipala, municipio de Eduardo Neri, en la zona Centro del estado.

El INAH anunció en su sitio oficial que en la zona arqueológica de Tehuacalco, ubicada en el Valle del Ocotito, también en la región Centro, y en la zona arqueológica Soledad de Maciel, en la Costa Grande, también estarán abiertas al público para recibir la primavera.

Un roble rosa captado en las calles de Chilpancingo. Foto: Óscar Guerrero

José María Liceaga, el representante de Guadalajara en el Primer Congreso de Anáhuac

Texto: José Miguel Sánchez 

Fotografía: Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM)

15 de marzo del 2023

Chilpancingo 

 

José María Liceaga fue un hacendado, militar y médico originario de Guadalajara, que participó activamente en la Guerra de Independencia desde su inicio, en 1810, hasta su muerte, en 1818.

Para conformar el Primer Congreso de Anáhuac, Liceaga participó como legislador por la entonces provincia de Guadalajara.

Como diputado fue uno de los firmantes del Acta Solemne de la Declaración de la Independencia de la América Septentrional, en 1813 y también en la firma del Decreto Constitucional para la Libertad de América Mexicana, en 1815.

Aun cuando son desconocidos los datos específicos acerca de su nacimiento y vida, los datos oficiales proporcionados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) indican que nació en 1780, en una hacienda familiar llamada Hacienda de la Gavia, en el hoy municipio de Romita de Liceaga, Guanajuato.

Liceaga comienza sus estudios de medicina pero los abandona y se enlista en el Ejército realista, donde ascendió al cargo de teniente.

En 1810 se une a Miguel Hidalgo y Costilla para acompañarlo en la Guerra de Independencia, donde es nombrado teniente coronel.

El 30 de octubre de 1810 participó en la batalla del Monte de las Cruces en la que las tropas de Hidalgo se enfrentaron y vencieron a los elementos realistas.

Unos meses después, el 17 de enero de 1811 se enfrentan en otra batalla los insurgentes y los realistas, pero esta vez, los insurgentes resultaron perdedores. Se trató de la batalla del Puente de Calderón en la que las cifras de insurgentes muertos y heridos fueron unos 13,000.

Para los historiadores esta batalla fue el final de la primer etapa de la insurgencia, comandada por Miguel Hidalgo.

Tras los fusilamientos de Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, Liceaga no soltó las armas y continuó en la lucha armada en el noreste de México

Por ese motivo fue nombrado vocal de la llamada Junta de Zitácuaro, órgano político y administrativo de los insurgentes, y el antecedente directo del Congreso de Anáhuac.

Ya en 1813 fue nombrado diputado por la provincia de Guadalajara en el Congreso de Chilpancingo, desde el 24 de octubre de 1814 hasta el 5 de noviembre de 1815, y fue uno de los firmantes del Acta Solemne de la Declaración de la Independencia de América y del Decreto Constitucional para la Libertad de América Mexicana.

Después que Morelos es fusilado en de diciembre de 1815, Liceaga se marcha a Michoacán y dos años después, por desacuerdos entre los diputados del Congreso de Chilpancingo, Ignacio López Rayón lo destituye a él y a José Sixto Verduzco de sus cargos como diputados y ordena que sean capturados.

Después de este acontecimiento, José María Liceaga decide retirarse de la vida militar y se va a su hacienda de La Laja, en Guadalajara.

A finales de 1818 Liceaga fue asesinado por el capitán Juan Ríos, desertor de las tropas del comandante insurgente Miguel Borja. En realidad ambos murieron.

De acuerdo con el libro Actores y escenarios de la Independencia. Guerra, pensamiento e instituciones, ‪1808-1825‬, de los historiadores Alfredo Ávila y Enrique Florescano, Juan Ríos cometió varios desmanes en la Hacienda del insurgente retirado Liceaga, por lo que este último decidió atacarlo y en un enfrentamiento ambos fallecieron.

Existe otra versión que indica que Juan Ríos estaba bajo las órdenes del comandante insurgente Miguel Borja, quien ordenó el asesinato de Liceaga; la razón, una deuda que tenía y para evitar pagarla, Liceaga decidió que le quitaran la vida.


Contenido patrocinado por el Congreso del estado de Guerrero 

 

La historia del laurel del atrio de la catedral de Chilpancingo

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

El árbol de laurel de la India, ubicado en el atrio de la Catedral de la Asunción de María es un árbol grande, de unos 10 metros de altura, tiene unas hojas verdes y unas raíces grandes que parece nunca se desprenderán.

Es un árbol que a muchos chilpancingueños ha dado sombra por años. Para muchos pasa inadvertido, para Arnulfo Salgado Ayala «es su hijo más chiquito». Lo sembró en 1974.

Trabajó en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, en el área de reforestación y después en un vivero.

Por su experiencia, un amigo le pidió que lo apoyara a recuperar el laurel del atrio de la catedral; se secaba, tenía unos 100 años.

«Apenas empezaba el abono químico y se lo eché, lo repartí en tres drenes. Pedí la única pipa que había para los Bomberos y le eché el agua suficiente. Después pedí la pipa y ya no me la prestaron», recuerda.

Pasaron unos meses y el laurel no mejoró. Cree que por el abono químico que le puso –hasta la fecha lo lamenta–, además de que estaba muy seco. «Ya no hubo más remedio, el laurel se estaban secando».

Cuando le preguntaron qué más podían hacer, Arnulfo contestó que tirarlo y sembrar otro. Eso hicieron.

Para la siembra del nuevo laurel, Arnulfo tuvo el apoyo del área de deforestación de la secretaría. Utilizó tierra de monte para sembrarlo.

Arnulfo llevó un árbol ya de siete metros, con la única grúa que había en ese entonces, propiedad de una persona apodada El Güero Juais.

Al ser unas calles muy angostas, la grúa no pudo ingresar hasta el atrio con el árbol, por lo que Arnulfo, con ayuda, arrastró el laurel hasta el lugar donde lo sembró y donde a la fecha sigue.

Arnulfo le dedicó tiempo durante los primeros años de su vida. Asumió toda la responsabilidad. «A las 5:30 de la mañana me iba a mi trabajo y había una toma de agua ahí, al lado donde le abría, y lo regué de manera seguida por dos años, después lo dejé a su suerte y, pues, ahí sigue; ya tienen 48 años».

Arnulfo tenía 30 años cuando sembró el laurel. Ahora, a sus 84, todavía acude a visitarlo. «Es mi hijo más chiquito», insiste.

En una de sus visitas recientes notó que el laurel tenía una plaga, acudió con el párroco de la catedral para solicitarle que lo fumigara.

«Sí lo fumigaron, quedó limpio, ahorita ya no tiene nada de plaga».

Muchas personas desconocen que hubo un cambio de árbol hace 48 años, creen que es el mismo que siempre estuvo en el atrio.

Arnulfo se siente contento de que el laurel haya crecido tanto y le brinde sombra a las personas que se sientan en el atrio de la catedral.

Conserva una serie de fotografías del proceso del árbol: una de cuando lo sembró en 1974, otra a los 10 años, en 1984, y la más actual es del 2019. Todas las tiene enmarcadas.

«El antiguo laurel ya estaba muy alto, casi le llegaba a las torres de la iglesia y sus ramas cruzaban la calle hasta donde quedaba el ayuntamiento (hoy Museo Regional)», cuenta.

Las ramas del laurel actual rosan con el edificio del Museo Regional. Arnulfo cree que puede crecer más, pero ya es un distintivo del zócalo de la ciudad.

Hasta existe un poema escrito por Lamberto Alarcón Catalán, titulado Canto al laurel del templo de Chilpancingo, dedicado al laurel.

«He vuelto a mi ciudad sólo por verte, por estar a tu sombra, por escuchar bajo tus verdes ramas la charla de mi novia, mientras arriba de nosotros tiemblan la seda de las de los pájaros, el cantar de la brisa, como un río de corriente lejana y rumorosa», es una parte del poema que está completo debajo del laurel en el atrio de la catedral de Chilpancingo.

Bailar para llegar a Brasil

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

Vestuarios coloridos, zapatos y botas de baile folclórico son las herramientas de Tristán Cid, Gerardo y Yessenia Apolinar, integrantes del ballet folclórico Son de México, de Tlapa de Comonfort, región Montaña del estado.

Junto con su maestro y encargado del ballet, Mario Antonio Meneces Morales, bailan en el centro de Chilpancingo, frente al quiosco.

Bailan un cuadro de Veracruz. Yessenia es hábil con ese baile: se coloca tres botellas de vidrio en la cabeza y ninguna de las tres botellas se mueve cuando baila. Sus compañeros la animan con aplausos.

La gente pasa, los observa, algunos se quedan a ver toda la presentación, otros ven un poco y dejan una moneda.

El objetivo del ballet folclórico es recaudar recursos para costear los gastos de su viaje al Festival de Etnias, que será en Brasil.

Son de México representaría a todo el país en este festival en el que también participan Colombia, Argentina, Perú y otros países de Latinoamérica.

Es la sexta vez de este festival; esta edición será del 1 al 16 de abril. El ballet mexicano tendría que viajar antes por cuestiones de logística; planean irse el 27 de marzo.

Este ballet folclórico es independiente, no cuentan con ningún apoyo gubernamental para solventar los gastos de este viaje en el que representarán a México a nivel internacional.

“Vendemos bolis, hacemos rifas y salimos a bailar a otros lados para poder pagar los gastos”, mencionó Mario Antonio.

En esta ocasión viajaron a Chilpancingo porque tenían asuntos burocráticos pendientes referentes al viaje, y aprovecharon su paso por la capital para realizar presentaciones de baile durante el fin de semana y obtener algo de recursos.

Son seis parejas las que viajarán a Brasil. Presentarán bailes de Jalisco, Nayarit y Veracruz.

“Vamos a llevar una representación del vestuario del estado. Ya en una ocasión fuimos a Colombia y ahí sí llevamos un cuadro del estado, ahora toca llevar algo diferente”, agregó.

Han buscado apoyos con las autoridades como la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, la secretaria de la Cultura, Aída Martínez Rebolledo y a las autoridades municipales de Tlapa, pero no tuvieron respuesta.

Optaron por reunir por sus propias vías.

Los integrantes de Son de México se sienten contentos y orgullosos de representar al estado y al país en este festival.

José Sixto Verduzco, el otro cura que firmó los Sentimientos de la Nación

En septiembre de 1813 asistió al Primer Congreso de Anáhuac como diputado por la provincia de Michoacán


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Mediateca INAH 

7 de marzo de 2023

Chilpancingo

 

José Sixto Verduzco fue un sacerdote que participó en la Guerra de Independencia, firmó junto con José María Morelos y Pavón los Sentimientos de la Nación, en Chilpancingo, y formó parte del Primer Congreso de Anáhuac.

De su vida y participación en el movimiento independentista poco se sabe, las fuentes oficiales no ofrecen muchos datos sobre Sixto Verduzco, pero su nombre y firma en los Sentimientos de la Nación, primer marco jurídico de América, hacen su participación innegable.

De acuerdo la Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Sixto Verduzco nació en Zamora, Michoacán, en 1770, y murió en 1830 en la Ciudad de México.

Se formó como sacerdote en el Colegio de San Nicolás de Valladolid y en el seminario de la misma.

En el seminario de Valladolid, José María Morelos y Pavón fue su compañero de clase y compartieron diversos ideales liberales de la época.

Finalmente obtuvo el grado de doctor en teología por la Pontificia Universidad de México. Posteriormente fue el párroco en el pueblo de Tuzantla, en la entonces intendencia de Michoacán.

Una vez que comenzó la guerra de independencia se unió a las filas de Morelos y en 1811 se adhirió a la Junta de Zitácuaro, órgano político y administrativo de los insurgentes.

Mientras Morelos era el estratega militar del movimiento insurgente, Sixto Verduzco se encargó de representarlo ante la Junta de Zitácuaro.

«Sabemos del aprecio que éste (Morelos) le profesaba por los grados académicos que Sixto Verduzco había logrado: el doctorado en teología, además del aprecio y confianza que se manifestó en delegarle la responsabilidad de representarlo en la conformación de la Suprema Junta de Zitácuaro», se lee en el texto del INAH.

Como militar, en 1813, intentó sin éxito conquistar Valladolid para la causa insurgente, las fuentes históricas de la época mencionan que esa derrota fue uno de los acontecimientos que contribuyeron a la caída de la Junta de Zitácuaro.

En septiembre de 1813 Sixto Verduzco asistió al Primer Congreso de Anáhuac como diputado por la provincia de Michoacán.

Tras el asesinato de Morelos, en 1815, continuó en la lucha armada en Michoacán.

En 1817 fue detenido y enviado preso por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, tres años después fue beneficiado con el indulto al consumarse la independencia.

Ya con la independencia de México, Sixto Verduzco fue nombrado capitán general y el primer senador electo por Michoacán.

Firmó la Constitución de Apatzingán en 1814 y el acta de Independencia de México en 1821.

Falleció el 22 de octubre del 1832 en la Ciudad de México.

Litografía de José Sixto Verduzco, propiedad del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Este es una contenido patrocinado por el Congreso del Estado de Guerrero

El “árbol de los huevones», el lugar desde donde se ve pasar la vida de la ciudad

A lo largo de los años, su sombra fue sede de diversos acontecimientos, como protestas y actos políticos. Es un lugar de memoria en el zócalo de Chilpancingo


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

El conocido «árbol de los huevones» es un enorme laurel de la india de 10 metros de alto que da sombra a los chilpancingueños, y la tradición lo colocó como uno de los puntos más emblemáticos del centro de la capital.

Este árbol es frondoso, con hojas verdes. Algunos habitantes dicen que nunca lo han visto seco.

Su apodo lo obtuvo porque muchas personas, en su tiempo libre acuden a descansar a su lado. Mañana, tarde y noche hay personas sentadas en la jardinera que lo rodea, que hace la función de banca.

La realidad es que muchas de las personas que se sientan sí tienen ocupaciones, pero se toman unos minutos para descansar bajo la sombra de uno de los árboles más grandes del centro de la ciudad.

Vicente Cabrera Alonso es una persona muy asidua a tomar un descanso en la sombra del árbol.

Es maestro e imparte clases en Tlanipatla, Eduardo Neri, un lugar ubicado a unos 40 minutos de la capital, por la Autopista del Sol.

Todas las mañanas sale desde Apango hasta Tlanipatla, de donde es originario y por las tardes, a su regreso y paso por Chilpancingo, pasa unos minutos a leer bajo la sombra del árbol de los huevones.

“Llevo como 10 años pasando a descansar aquí, me distraigo un rato de mi trabajo, paso a leer mi libro y me regresó a Apango para llegar a comer a mi casa”, comenta.

Pasados unos minutos Vicente cierra su libro, toma su mochila y se retira, inmediatamente llega otra persona a ocupar su lugar.

Esta escena se repite una y otra vez todo el día debajo del árbol.

Nadie sabe con exactitud cuántos años tiene este árbol ni quién lo sembró. Para muchas personas siempre estuvo ahí.

El registro visual más cercano que tiene el veterano periodista de la ciudad, Héctor Contreras Organista, sobre el árbol es una foto que data de la década de 1950.

A inicios de 1980, el primer cuadro de la ciudad fue remodelado por completo, por órdenes del entonces gobernador Alejandro Cervantes Delgado.

Entonces las calles que cruzaban por lo que hoy es la Plaza Cívica y el zócalo capitalino fueron cerradas y crearon el paso a desnivel, lo que permitió que los carros no cruzaran por el zócalo.

«En aquel entonces intentaron quitar el árbol, pero al final lo dejaron y colocaron la jardinera que funciona como banca donde las personas acuden a descansar», comparte Contreras Organista en una consulta para Amapola Periodismo.

El árbol está frente a la Catedral Santa María de la Asunción y es un punto de referencia para los chilpancingueños.

“Yo desde que vengo aquí hace como hace 15 años ya existía el árbol y siempre es lo mismo, la gente viene a sentarse”, menciona un bolero de zapatos que trabaja a un costado del árbol.

A lo largo de los años, la sombra del árbol fue y es sede de diversos acontecimientos, como protestas, actos políticos y hasta comerciales. Es un lugar de memoria en el zócalo de Chilpancingo.

El más representativo fue un plantón de 2007 a 2011 de los integrantes del Taller de Desarrollo Comunitario (Tadeco) y el Comité de Familiares y Amigos de Desaparecidos de Asesinados del Estado de Guerrero.

Tadeco fue la primera asociación que apoyó la búsqueda de personas desaparecidas en Guerrero.

Dicho plantón lo colocaron ahí a raíz de la desaparición de Jorge Gabriel Cerón Silva, activista del Tadeco, ocurrida en marzo del 2007.

Durante cuatro años, a ese plantón llegaban denuncias de personas desaparecidas; contabilizaron 500 personas no localizadas, de acuerdo con lo relatado a los reporteros en esos años el dirigente de Tadeco, Javier Monroy Hernández, fallecido en 2019 por complicaciones de cáncer.

Esta información fue consultó en diversos periódicos que dieron cobertura al plantón.

En el plantón los activistas vendían discos con música de protesta, documentales de izquierda, libros de segunda mano y artículos reciclados para mantener su movimiento.

Los activistas impulsores nombraron al árbol de la dignidad.

En 2011, por órdenes del entonces alcalde de Chilpancingo, Héctor Astudillo Flores, hubo una operación policiaca en el que la Secretaría de Gobernación Municipal desalojó a comerciantes del primer cuadro de la ciudad, incluyendo al plantón de la dignidad.

Actualmente, las personas acuden al árbol a sentarse, descansar y pasar el rato viendo pasar a otras personas.

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