Cindy Saucedo y la joyería con la que desafía a su propia mente

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Miguel Sánchez

1 de agosto del 2021

Chilpancingo

 

Cyndi Saucedo buscaba en Morelia, Michoacán, donde vivía entonces, un regalo para una de sus amigas hasta que dio con él. Era un collar espectacular. El regalo perfecto. Pero había un problema: el precio.

 

“Me pareció muy caro. Vi cómo era y dije: yo puedo hacerlo”.

 

Ahí empezó la línea de joyería de Cyndi Saucedo, ahora de 33 años. Cuando vio aquel collar que desató la idea y su creatividad tenía 18.

 

Cyndi se grabó el patrón del collar y al llegar a su casa comenzó a realizarlo con el material que tenía su hermana, porque en un principio era su hermana quien quería aprender a realizar joyería “Mis papás le compraron todo el material pero sólo hizo una pulsera que me regaló a mí”, comenta entre risas.

 

Para realizar su primer collar Cyndi tardó quince días y le gustó, pero no para dedicarse al cien por ciento a la joyería, seguía realizando accesorios que les regalaba a sus amigas y fueron ellas quienes la incitaron a que sacara provecho de su talento como joyera y vendiera sus piezas.

 

Entre recomendaciones de amigas, Cyndi comenzó a tener a sus primeras clientas.

 

Las dificultades de Cyndi

Cyndi tenía 18 años, estudiaba la licenciatura en administración de empresas en Morelia, tenía una vida normal y tranquila, se dedicaba a sus estudios, recuerda que era muy centrada y aplicada en la escuela.

 

De pronto todo cambió para ella, Cyndi comenzó a presentar algunos síntomas que no comprendía, síntomas que eran extraños para su mente. A los 18 años, Cyndi fue diagnosticada con una enfermedad psiquiátrica denominada esquizofrenia.

 

“Ese diagnóstico me tambaleó y me cambió la vida por completo en ese entonces”, comenta.

 

A pesar de tener ya varios años en el mundo de la joyería, Cyndi considera que su trabajo no se ha dado a conocer lo suficiente debido a su enfermedad, así como hay años en los que suele producir mucho material, hay temporadas en las que no puede hacer nada.

 

Con el diagnóstico de su enfermedad Cyndi no solamente tuvo que enfrentarse a algo que desconocía, no sabía de qué se trataba y le daba miedo expresar a los demás lo que sentía. También ha tenido que enfrentarse al rechazo social, laboral y en su tiempo de estudiante al rechazo escolar.

 

“Mis compañeros ya no me hablaban, yo recuerdo que una vez llegué y me senté eran mesas con más compañeros, dejé mis cosas y mis compañeros empezaron a tomar sus mochilas y ponerlas en otro lado y me dejaron completamente sola en la mesa”, recuerda Cyndi.

 

Al entrar a la universidad los síntomas fueron más fuertes, Cyndi siempre trató de mantener su mente ocupada para olvidar un poco sus síntomas, estaba en el club de teatro y pintura eso ayudaba a que pudiera socializar y hacer su diagnóstico más llevadero.

 

Debido a su enfermedad Cyndi bajó su rendimiento escolar y ya no pudo continuar con sus estudios. Dejó la universidad.

 

Posteriormente comenzaron a aparecer nuevos síntomas que encajaban con otras enfermedades, entre diferentes síntomas y psiquiatras, hace un año Cyndi recibió su diagnóstico de trastorno ezquizo-afectivo, trastorno de personalidad múltiple y epilepsia del lóbulo temporal.

 

El camino de Cyndi ha sido difícil. La falta de información sobre enfermedades psiquiátricas en la sociedad provocó mucho tiempo que ella misma no aceptara lo que le pasaba.

 

“Las personas piensan que porque eres paciente psiquiátrico vas a salir y los va a matar o les vas a hacer daño, cuando no es así, no somos un peligro”, comenta Cyndi.

 

Su lucha ha sido constante y actualmente está estable y en tratamiento. A pesar de los diagnósticos que muchos médicos le dieron donde le decían que siempre tendría que depender de alguien, que viviría aislada, que no podría tener un trabajo ni relacionarse, hoy Cyndi tiene un trabajo, amigos, pareja y un hijo de un año y medio.

 

La joyería, su rescate

Cyndi vio en la creación de joyería una terapia, algo que la rescató de momentos difíciles, así lo define ella. “Podía pasar horas creando y me relajaba, sacaba todo el estrés”.

 

Aunque al principio sólo utilizaba esto como terapia y regalaba sus piezas a sus amigas, fueron estas quienes la animaron a que comenzara a vender, muchos de sus clientes fueron y son recomendaciones de sus amigas.

 

Cyndi tuvo que aprender sobre la marcha, recuerda que en ese entonces no había tutoriales en YouTube como ahora, ella tenía una revista donde sólo venían pocos modelos y de ahí se guiaba para realizar sus propias creaciones.

 

“Mis primeros tutoriales eran revistas que venían en japonés y ruso y yo las descargaba, no le entendía pero yo aprendí solamente viendo”, recuerda Cyndi sus inicios en la joyería de autor.

 

Ahora ha tomado cursos en Ciudad de México y Guadalajara que le han permitido aprender nuevas técnicas y tendencias.

 

Cyndi maneja diferentes técnicas en su joyería, le gusta probar de todo y hacer diferentes modelos. Esto se ve reflejado en sus collares, pulseras, aretes y anillos.

 

El rodio laminado, chapa de oro, los cristales y piedras forman parte de los materiales con los que Cyndi trabaja.

 

La joyería ha sido su principal fuente de ingresos, a pesar de que tiene un trabajo, esto la ha mantenido por mucho tiempo. En sus depresiones más fuertes se ha metido a producir, salir a vender, y ver que tiene un sustento económico con sus creaciones la sigue motivando.

 

Gracias a que la joyería le sirvió como terapia, ahora Cyndi busca ayudar a otros dando cursos de joyería principalmente a personas que sufren de alguna enfermedad psiquiátrica, con sus cursos busca que sus alumnos logren sacar y crear lo que no pueden expresar en otro lado, y que con alambre o cualquier material que les proporcione, logren crear lo que salga de su mente.

 

Cyndi Saucedo, joyería de autor

Cyndi viene de una familia artesana. Su abuelo hacia cinturones piteados. Tiene tíos que realizan máscaras tradicionales. Es una artesana de nacimiento.

 

Hace tres años Cyndi abrió su página de Facebook donde muestra sus trabajos, su meta es crecer y dar a conocer más sus creaciones.

Cyndi es consciente de que debido a sus enfermedades muchas veces no podrá realizar grandes producciones y es por esto que considera sus enfermedades como una fortaleza, porque comenzó como terapia ocupacional que le ayudó a mejorar en su trastorno, pero también como una limitante porque cuando llegan las recaídas y depresiones no puede crear piezas.

 

Sus productos ya han cruzado la frontera y ha logrado venderlos en Estados Unidos donde han sido bien aceptados.

 

Su meta es crecer más, que su nombre sea reconocido dentro de la joyería, vender sus piezas en diferentes tiendas y en un futuro emplear a personas con alguna enfermedad psiquiátrica, a madres solteras y a personas con capacidades diferentes.

 

A Cyndi sus padecimientos no la han detenido y además de crecer como emprendedora, busca romper tabús sobre las enfermedades mentales, crear conciencia en que una enfermedad psiquiátrica no es una limitante y que las personas que las padecen pueden ser funcionales.

 

“Cuando me dijeron no va a poder trabajar, va a depender siempre de alguien, fue una fortaleza decirle a la enfermedad no, no me vas a ganar; es como llegué aquí”.

 

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) El 17% de las personas en México presenta al menos un trastorno mental y una de cada cuatro lo padecerá como mínimo una vez en su vida.

 

Actualmente, de las personas afectadas, sólo una de cada cinco recibe tratamiento. Cyndi forma parte de esa estadística, pero más que ser parte de una estadística Cyndi quiere ser ejemplo de superación para las personas. Su joyería desafía su propia mente.