Acapulco retorna a la actividad turística

Llegan los primeros visitantes al puerto luego de tres meses del cierre de las playas, hoteles y restaurantes por la pandemia de la Covid-19. Hay escepticismo de los propietarios, y felicidad de los empleados. En las calles, los artesanos piden monedas a los automovilistas; se les acabaron los ahorros. “Ha sido muy difícil para todos”, dicen prestadores


 

Texto y fotografía: Jacob Morales

2 de julio del 2020

 

Acapulco retomó las actividades turísticas, luego de tres meses de cierre de hoteles, restaurantes, pero el amargo sabor de la pandemia aún es palpable en todos los sectores sociales.

 

El gobierno de Guerrero anunció que este jueves el semáforo rojo cambiaría al naranja, que indica una disminución en los niveles de contagios de personas con el virus que provoca la Covid-19, y una ocupación hospitalaria menor al 44 por ciento.

 

En total, a paso lento, 11 actividades no esenciales, incluido el turismo, comenzaron a reactivarse a partir de este jueves.

 

El último corte de la Secretaría de Salud Federal de las 7 de la noche del miércoles, Guerrero tenía un acumulado de 5, 571 contagios y 913 personas muertas. Acapulco registra 3, 186 casos acumulados y 495 muertos.

 

El nuevo esquema permitió abrir a un 30 por ciento de su capacidad a los negocios no esenciales, principalmente los dedicados a atender a los vacacionistas, cumpliendo con los nuevos protocolos sanitarios para evitar la propagación del virus.

 

Las actividades que retornan son hoteles, establecimientos de alojamiento temporal, y playas (para caminar y nadar), restaurantes, transporte público (autobuses y camionetas de pasajeros al 50%), supermercados, almacenes y centros comerciales, bancos, servicios religiosos, producción agroindustrial, plazas cívicas (25%) jardines, parques, polideportivos, unidades deportivas y zoológicos, barberías, estéticas, (con citas en salones), tribunales judiciales, administrativos y laborales, y actividades comerciales informales.

 

Este sábado y domingo se observaron a los primeros visitantes, en los restaurantes, en su muñecas traían brazaletes verdes o naranjas, característicos de las hospederías que identifican a sus huéspedes.

 

En Acapulco hay un aproximado de 11, 301 habitaciones en 58 hoteles registrados por la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado, ninguno de estos anunció el cierre durante estos últimos días. Pero en el sector restaurantero hubo decenas de negocios que perdieron la batalla contra el Covid-19, como el afamado restaurante Buffalo Xtreme o la sucursal de la cadena Pizza Hutt, ubicado en la glorieta de la Diana.

 

El subsecretario de turismo del estado, Noé Peralta Herrera, informó que 3, 800 empresas de acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo se capacitaron en seis programas virtuales que incluyeron temas como; Guerrero Punto limpio contra la Covid, capacitación de hospedaje, capacitación del manejo limpio de alimentos y bebidas, además del manejo de la higiene y sanidad turística.

 

 

Aplican todas las medidas contra el virus

El restaurante Bambú ubicado en la zona de la condesa de Acapulco, tiene 60 años operando. Desde el jueves pasado el Ayuntamiento le permitió abrir bajo la modalidad de “nueva normalidad”.

 

Al entrar, los meseros piden a las personas tomar un poco de gel antibacterial, se les toma la temperatura con una pistola infrarroja, tienen que pasar su calzado en los tapetes con desinfectante.

 

Adentro, las mesas están a un metro y medio de distancia. Los meseros las limpian frente a los clientes, después se coloca el cubierto y los utensilios previamente desinfectados. Todo es en presencia de los comensales.

 

Rubén Espinoza es el encargado del restaurante, para él la contingencia fue muy dura, “de por sí estábamos en una situación difícil, pero con esto se endureció”, sin embargo, el compromiso con sus empleados fue pagarles sus sueldo base durante los tres meses.

 

Reconoce que los 15 trabajadores del establecimiento obtienen más de las propinas que del sueldo base. En la nueva normalidad, los trabajadores se turnan para trabajar. Desde el jueves pasado que reabrió el restaurante van de cinco en cinco.

 

Ahora que los trabajadores han regresado le cuentan que durante los tres meses se dedicaron a realizar otras actividades para poder obtener más ingresos, como trabajos de albañilería, pintar casas o vendiendo productos.

 

“Ha sido muy difícil para todos”, reitera.

 

También muestra su malestar, dice que en Acapulco sólo la franja costera cumplió con cerrar los establecimientos los tres meses de la pandemia, mientras en la zona del mercado central, y las colonias de la zona suburbana todo seguía igual, y eso amplió el confinamiento, y el cierre de los negocios, aunado a que algunos no creen aún en la existencia del virus.

 

En la nueva modalidad, el restaurante con capacidad para cien personas sólo tenderá a 30 comensales. Tiene un horario, impuesto por el ayuntamiento, de ocho de la mañana a ocho de la noche, y tendrá revisiones periódicas para verificar que cumpla con las normas sanitarias.

 

“Tenemos confianza de que ahora que abran los hoteles va a subir (la atención a clientes), tenemos la esperanza… esperamos trabajar un poco más…”, dice dudoso de sí mismo.

 

 

Trabajar sin prestaciones y sobrevivir de las propinas

José Luis Muñoz Adame, de 55 años, porta cubrebocas, careta y guantes, así atiende a los comensales que llegan al restaurante. Siente incomodidad, pero para él, que tiene una vida trabajando en las playas de Acapulco, la alegría se nota en su rostro con la llegada de los primeros turistas. Por fin llegaron las propinas.

 

El señor carece de cualquier prestación laboral. Durante años se ha dedicado a trabajar por comisiones para los restaurantes, bares, discotecas, y es guía de turistas. Así obtiene mejores ingresos.

 

La pandemia lo dejó ganando 100 pesos al día. Recuerda que el verano pasado obtuvo ingresos diarios por 3 mil pesos de las comisiones por vender y recomendar hoteles, restaurantes, bares y discotecas. Su catálogo es amplio y para cada cliente tiene la mejor opción.

 

La apertura de los negocios no esenciales significa volver a la estabilidad económica. Dice que la pandemia no lo agarró endeudado y pudo sobrevivir, incluso de su separación que lo obligó a rentar a parte y equipar su nueva vivienda.

 

A los turistas les dice que se sientan con la confianza de visitar Acapulco, porque están preparados y listos para atenderlos con las nuevas medidas sanitarias.

 

Luego de la entrevista José Luis toma el menú del restaurante, se ubica a un costado de la avenida costera, e invita con señas a los automovilistas a pasar al inmueble, también es una forma de avisarles que el lugar está abierto.

 

 

La necesidad la obligó a pedir monedas

Fernanda Castro desde los 8 años se dedica a vender ropa de playa y juguetes para los niños, que llegan y por primera vez conocen el mar en la bahía. Recorre los 10 kilómetros de playa, al menos dos veces durante todo el día ofreciendo los productos a los turistas.

 

A sus 46 años tuvo que salir a la Costera de Acapulco a pedir monedas a los automovilistas. El cierre de las playas, los hoteles y los restaurantes la dejó sin ingresos. Gracias a su trabajo la mujer cuenta que logró pagar la carrera de enfermería de su hija, quien ahora está realizando exámenes para ingresar a la carrera de medicina.

 

Los primeros dos meses y medio del confinamiento se guardó con sus hijas en su casa. Después la necesidad de obtener ingresos la obligó a buscar otros trabajos como realizar limpieza en casas ajenas, pero el miedo al virus permeó en la familia que la había contratado y la despidió.

 

“tengo pena, no quiero que me tomes fotos, prefiero pedir una moneda aquí, que pensar en algo mal”, dice entre sollozos.

 

Durante la temporada de verano la mujer al día vendía hasta 2,000 pesos por la venta de los productos de playa. Orgullosa dice que construyó su casa “es muy bonita” pero ahora no tiene ni qué comer.

 

Fernanda recibió con agrado y felicidad la reapertura de las playas, los hoteles y restaurantes. Dice que a primera hora de este jueves ella saldrá a vender y recorrer la bahía.