El asesinato de Ayelín da un giro inesperado con la desaparición del padrastro

Información que supuestamente filtró la FGE y que se difundió en las redes sociales indica que tiene relación con el crimen


 

Texto: Marlén Castro

Fotografía: Oscar Guerrero

23 de octubre del 2020

Chilpancingo

 

La familia de Ayelín, la niña de 13 años asesinada en Tixtla, duda de que Eduardo Gatica Sánchez, la pareja sentimental de la madre, tenga algo que ver en su desaparición y asesinato.

 

Ayelín desapareció el jueves 15 de octubre alrededor de las tres de la tarde. Cuatro días después, la mañana del lunes 19, la familia halló el cadáver desmembrado, a sólo 100 metros de su casa, de la que salió para encontrarse con su madre.

 

La noche del miércoles 21 de octubre, unos hombres armados subieron a Eduardo Gatica a un auto color blanco, afuera de la Fiscalía General del Estado (FGE), en Chilpancingo, al terminar la protesta en la que participó con otros integrantes de la familia para exigir justicia para Ayelín.

 

Ese día, en Chilpancingo, colectivas feministas convocaron a una marcha alrededor de las cinco de la tarde. Los manifestantes quemaron lonas en la puerta del Ministerio Público del Fueron Común (MPFC) y rompieron los vidrios de la FGE. Fue cerca de ahí, y cuando terminó la protesta, que se llevaron a Eduardo Gatica.

 

Hasta la noche de ayer jueves, la familia desconocía el paradero de Eduardo. Por las redes sociales supo que a Eduardo lo señalaban de tener algo que ver en el asesinato de Ayelín, de acuerdo con información filtrada por la misma FGE.

 

También se enteró, porque ese fue el rumor en las redes, de que quienes se lo llevaron en el auto blanco eran hombres armados de Los Ardillos, el grupo criminal que controla esa pequeña ciudad.

 

“A nosotros la Fiscalía no nos ha dicho nada, no sabemos si efectivamente lo detuvo. No sabemos nada de él”, indicó la hermana de Flora Marcelo.

 

“Lalo –como llaman a Eduardo– siempre anduvo con nosotros en las búsquedas desde el jueves que desapareció Ayelín. Ese mismo jueves estaba con nosotras, conmigo y con Flora allá en el negocio”, aseguró.

 

Flora llamó a su hija para que se reunieran para comer en el negocio de reciclaje que tienen las hermanas en la calle Insurgentes, la avenida principal de Tixtla.

 

“La única vez que no estuvo con nosotros fue la noche del domingo, se fue a dormir a su casa, porque no cabíamos aquí todos los que estábamos buscándola, pero al otro día, llegó bien temprano. A las seis de la mañana ya estaba listo para seguir”, dijo.

 

Fue precisamente Eduardo y otro hermano de Flora quienes hallaron el cadáver de Ayelín, en la barranca Chichipico, a sólo 100 metros de la casa en línea recta.

 

“Mi hermano llegó el domingo y al día siguiente, el lunes, pidió que lo llevaran a donde Ayelín había caminado y se había desaparecido, y ellos fueron quienes la hallaron”.

 

 

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