A pesar de la suspensión de clases causada por el huracán Otis, docentes y madres de familia buscan evitar retrasos en la educación de los niños.
Texto y fotografía: Alfredo Maza / Animal Político
16 de noviembre 2023
La maestra María Elena Ramírez Agüero, de la escuela primaria Capitán Antonio Abarca Memije, en la colonia Adolfo López Mateos de Acapulco, ha citado a madres y padres de familia este miércoles 15 de octubre en su salón de clases para dejar actividades con la única intención de que las alumnas y alumnos del tercer grado de esta escuela no se retrasen más en su educación, pese a la suspensión de clases provocada por el paso del huracán Otis.
Una a una, la maestra entrega en las manos de las madres y padres que van entrando al salón de clases dos hojas impresas con las actividades a realizar para el proyecto comunitario “¡Descubro las historias de mi comunidad!” -pensado para tres días de tareas-, acompañada de tres libros, una guía y un cuaderno para que realicen todo en casa.
“Ellos van a hacer las actividades en casa, guiados, claro está, y posteriormente en un lapso de seis días más o menos vamos a traer el resultado de esas actividades y llevaremos nuevamente actividades a casa, en caso de que todavía no se restablezcan las labores en la escuela”, dice la maestra en entrevista.
Sin embargo, la maestra Ramírez Agüero asegura que el dejar estas actividades es una “iniciativa propia”, pues hasta el momento las autoridades educativas sólo les han dicho que hasta que no haya condiciones, las niñas y los niños no pueden regresar a clases.
“Y como nuestra escuela es una de ellas, pues tenemos afuera un foco muy fuerte de infección que es la basura, las autoridades también nos han indicado que para evitar que se vayan a enfermar o algo, no nos presentemos”, dice.
Animal Político visitó escuelas preescolares, primarias, secundarias y bachilleratos de diversas partes de Acapulco, públicas y privadas, mismas que se encuentran en abandono y destruidas, con personal educativo que negó conceder entrevistas por temor a represalias.
Sin embargo, en esta escuela el maestro Santos Contreras Pastrana, director de la primaria, permite hacer un breve recorrido por las instalaciones, mientras él mueve escombros y retira un poco de basura. A pesar de que asegura que “solo dos salones sufrieron daños severos”, muestra que se cayeron algunas láminas, se rompieron los tinacos, la tubería del agua y algunos cristales de los salones.
“Ahorita por el momento ya vino la Comisión Federal de Electricidad, porque no teníamos luz, pero nos vamos a apoyar con los padres de familia o en su defecto con la Marina para poder hacer la limpieza”, dice la maestra Ramírez Agüero, mientras que el director asegura que tendrán que hacerlo ellos mismos pues los marinos están “ocupados”.
—De hecho, a nosotros se nos fue la luz ayer, así que quién sabe, a ver cómo nos organizamos— interrumpe una madre de familia, mientras toma los libros y luego se retira de la escuela.
“Hablen a sus hijo del huracán Paulina”
“Por favor, es muy importante que para esta actividad les hablen a sus hijos del paso del huracán Paulina, Ingrid o Manuel, para que se den cuenta que se puede salir adelante”, dice la maestra, al tiempo que las madres y padres salen de este pequeño salón, desde el cual suele impartir clases a 26 niñas y niños de entre 8 y 9 años de edad.
La Secretaría de Educación Pública ha informado que la suspensión de clases por los daños en escuelas de Acapulco y Coyuca de Benítez ha afectado a 214 mil 716 alumnas y alumnos de todos los niveles, mientras que la Secretaría de Educación de Guerrero ha señalado que el regreso a clases será por etapas, pues el número de escuelas afectadas asciende a 404 escuelas.
Una de las madres que ha acudido a la escuela a recibir las actividades para su hija es la señora Carmelita Rodríguez Flores, que vive a media cuadra de la escuela primaria, pero que llegó tarde debido a que tuvo que formarse por más de tres horas para recibir la Beca Benito Juárez de su hija menor. Pese a lo anterior, se dice feliz porque el gobierno aumentó el apoyo debido al paso de Otis, “justo ahora cuando más lo necesitamos”.
De acuerdo con la vecina de “El Morro”, como se le conoce popularmente a la comunidad donde está esta primaria, los primeros días, luego de que azotó Otis fueron los más difíciles, pues tuvieron que organizarse su esposo y ella para volver a levantar el portón de su casa, que tumbó la fuerza del viento, y reparar las ventanas y puertas de su hogar, pese a no tener luz ni agua.
Sin embargo, una de las cosas más difíciles y preocupantes por la que pasó la pareja fue procurar el bienestar de sus hijas, de 8 y 18 años, una de las cuáles incluso tiene fiebre y dolor muscular.
“Lo que pasa es que yo a la semana las saqué (a mis hijas). Mis hermanos me apoyaron y las pude sacar de aquí, porque no había transporte, no había nada, así que llegó mi hermano en la moto, porque tampoco había señal ni cómo comunicarse”, dice.
“No, pues es la única opción que te ofrezco es llevármelas de aquí porque están inseguras. Aquí no hay agua, no hay luz, entonces me las voy a llevar yo y ya regresas otro día por ellas”, asegura que le dijo su hermano.
De esa forma, durante 15 días ambas estuvieron fuera de su casa, mientras ella y su esposo ayudaban a los vecinos a limpiar las calles, retirar los escombros y hacerse cargo de su propia subsistencia, pero hace apenas un par de días ambas regresaron.
“Y en el momento en que la traje se empezó a enfermar y lleva ya dos días y medio con calentura. Ahorita de hecho la quiero llevar a que la chequen”, dice.
Justo antes de terminar la entrevista para poder llevar a su hija al médico, Carmelita asegura que la mayoría de las y los compañeros de sus hijas se fueron del estado, pero de igual forma se comunicara con los padres y madres para compartirles las actividades que ha dejado la maestra Ramírez.
“Así solamente vamos a trabajar, porque no sabemos cuándo se vayan a abrir ya las escuelas. No hay aire, agua, los tinacos se volaron, o sea que es algo que va a tardar y para que usen los baños, pues imagínate, tiene que haber agua. Aquí ahorita nada más que se me recupere me voy a poner… ahorita que no tengo trabajo, entonces voy a aprovechar el tiempo y a poner un horario para poder adaptarme a estar con ella y adaptarme a estudiar. No va a ser igual, pero no hay de otra”.
Esperan la ayuda del gobierno para reconstruir
La profesora Ramírez Agüero y el profesor Contreras Pastrana, aparte de ser maestros, también son esposos y padres de familia de una niña de apenas 7 años de edad, que los acompañó a revisar la escuela y dejar las actividades para el resto de niñas y niños de la primaria.
“Ahora sí que todos andamos en nuestras propias casas. (Los primeros días) no pensábamos en venir a la escuela, en ese momento nuestra prioridad era nuestra familia o los alimentos, que empezaron a escasear. Pero cuando venimos con el maestro, que es mi esposo, nos dimos cuenta de que la escuela dentro de todo está bien. No hubo daños como otras y ya empezamos a mandar mensajes a los papás”, dice.
De acuerdo con la profesora, la situación de las niñas y niños en esta escuela es particularmente difícil, pues en esa colonia, a pesar de estar tan cerca de la costa, hay muchas familias de escasos recursos, niños que a veces acuden a la escuela sin dinero, mamás que no tienen para comprar guías. Por eso esperan la ayuda de las autoridades educativas estatales y federales para reconstruir sus casas y la escuela.
El lunes, el Gobierno de Guerrero y el Ayuntamiento informaron que habían visitado 251 planteles educativos de Acapulco, de los que 155 habían sido verificados y estaban en proceso de apoyo, aunque la primaria Capitán Antonio Abarca Memije no ha recibido visita ni notificación alguna por parte de las autoridades.
Por su parte, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha señalado que las visitas de las autoridades educativa a las escuelas solo abarcan el 18% de las instalaciones educativas ubicadas en Acapulco y Coyuca de Benítez, por lo que no hay un reporte oficial y detallado sobre las escuelas afectadas restantes.