El entorno que antecede a los días que paralizaron Chilpancingo

La violencia de los últimos acontecimientos tiene nombres que las autoridades municipales y estatales se negaban a nombrar; tuvo que ser el gobierno federal el que expuso que un grupo criminal estaba detrás


Texto: José Miguel Sánchez e Itzel Urieta

Fotografía: Cromática agencia fotográfica y multimedia

Chilpancingo

La ciudad Chilpancingo lleva varios días asediada por la violencia, desde el 24 de junio, con la aparición de siete cadáveres desmembrados y decapitados en el céntrico barrios de San Mateo, el asesinato de varios transportistas y, por último, la irrupción de más de 2,000 pobladores de cinco municipios de la zona Centro y Montaña baja que tuvieron en vilo a los ciudadanos desde el sábado pasado hasta hoy.

En toda esta violencia hay nombres y actores que las autoridades municipales y estatales se negaban a nombrar. El gobierno federal expuso que Los Ardillos, grupo criminal vinculado a grupos económicos y políticos en región Centro y Montaña baja de Guerrero, estuvieron detrás de los hechos de los últimos días en la capital.

El comienzo

La madrugada del 24 de junio siete cadáveres desmembrados fueron hallados en el barrio de San Mateo; los restos estaban esparcidos por las calles 16 de septiembre y Lerdo de Tejada. En la escena dejaron una cartulina donde nombraron a la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, por no asistir a un segundo desayuno, sin dar más detalles.

“Saludos presidenta Norma Otilia sigo esperando el segundo desayuno que me prometiste después que veniste a buscarme, con cariño, tu amigo”, se leía en la cartulina.

Días más tarde la Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó que cuatro cadáveres de los siete hallados eran integrantes de toda la familia Peralta Catalán que desaparecieron el 9 de junio pasado.

La alcaldesa de Chilpancingo fue cuestionada sobre el contenido del mensaje en la escena del crimen, pero lo negó porque, dijo, no hizo pactos con delincuentes.

“Son amenazas, han aparecido mensajes así dirigidos a diputados, otros alcaldes, gobernadores y hasta el presidente, y ahora los medios lo viralizan después del asunto del balcón en el que también nos señalan a nosotros”, comentó.

A los 11 días del mensaje, el 5 de julio, otra verdad reventó.

Otra fase del contexto

Ese miércoles 5 de julio por la mañana circularon en redes sociales unas imágenes acompañadas de un audio donde se observa a la alcaldesa y a su esposo en un restaurante, sentados alrededor de una mesa; tienen enfrente a un hombre vestido de playera negra, pantalón de mezclilla y gorra, con una arma corta en el cinturón.

Fuentes extraoficiales informaron que es uno de los líderes del grupo criminal Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez. Esas imágenes clarificaban la referencia de la cartulina; esa reunión era un primer desayuno.

La alcaldesa, ya sin poder negarlo, dijo que fue un encuentro fortuito, nunca mencionó el nombre de la persona con quien se reunió, sólo lo llamó integrante de una “Policía Comunitaria”, tampoco el lugar de la reunión. Su dicho de un encuentro fortuito en realidad salió de la pregunta de un reportero en una entrevista, la alcaldesa la repitió como respuesta.

Después de difundirse esas imágenes la alcaldesa desapareció de la escena pública. Apareció hasta este lunes 10 de julio en su conferencia de prensa matutina y volvió a decir que ella no tiene pactos con grupos criminales, y que ya estaba iniciada una investigación formal.

Ese mismo 5 de julio que salieron las imágenes de la alcaldesa, elementos de la Policía Estatal detuvieron en la carretera federal Chilpancingo-Acapulco, a la altura del poblado de Petaquillas, a Jesús “N” y a Bernardo “N”, líderes transportistas del Circuito Río Azul, que comprende los municipios de Chilpancingo, Quechultenango y Mochitlán.

Ambos hombres fueron detenidos y puestos a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR) por portar armas de uso exclusivo del Ejército, cartuchos y estupefacientes, según el comunicado de la dependencia.

Después de esta detención un centenar de transportistas del Circuito Río Azul con sus unidades se movilizaron en el sur de la ciudad de Chilpancingo para exigir la liberación de sus dos líderes.

El Circuito del Río Azul es un corredor que va desde Petaquillas, un pueblo de Chilpancingo que está a no más de 10 minutos de la ciudad, hasta Quechultenango. En todo este corredor, es sabido de manera pública, que tiene influencia el grupo criminal de Los Ardillos, asociados a actividades políticas y económicas de la región. Sus líderes, Celso y Jorge Iván Ortega Jiménez, hermanos del diputado local Bernardo Ortega Jiménez.

La tarde del jueves 6 de junio intentaron en varias ocasiones bloquear la Autopista del Sol, a la altura del punto conocido como Parador del Marqués, pero fueron replegados por elementos de la Policía Estatal con equipo antimotín.

Ante la imposibilidad de bloquear la Autopista del Sol, los transportistas se postraron en las inmediaciones de la FGR y estacionaron sus unidades a la afueras del edificio y en las calles aledañas como una forma de protesta.

Durante la madrugada siguiente trataron de incendiarles una unidad estacionada afuera de la FGR, además de dos taxis del servicio local de Chilpancingo en el barrio de San Antonio.

El viernes por la tarde, sin lograr que sus líderes fuera liberados, los transportistas se retiraron de la capital, pero el sábado todo subió de tono.

Una ciudad asediada

El sábado la violencia contra los trabajadores del transporte público en Chilpancingo fue desatada y generó pánico en la población.

Por la tarde, en distintos hechos, atacaron a balazos a choferes del transporte público. El saldo de esa tarde fue de cuatro taxistas asesinados y cinco taxis incendiados en la ciudad. En Tixtla, municipio ubicado a 20 minutos de Chilpancingo, dos taxis de esta capital también fueron incendiados y un chofer asesinado en una misa secuencia de hechos.

Las calles de Chilpancingo se vaciaron y los taxistas pararon el servicio. A las nueve de la noche del sábado la ciudad parecía deshabitada.

El día siguiente fue lo mismo, la ciudad amaneció sin transporte público, con negocios cerrados y muy poca gente en las calles. Para el lunes parecía que la situación calmaba y que serían retomadas las actividades en la ciudad.

Pero al mediodía ingresaron más de 2,000 habitantes de los poblados de Chilapa, Hueycantenango, Acatepec, Atlixtac y Quechultenango, y paralizaron otra vez la ciudad. Aun cuando aclararon hasta ayer por la tarde su origen y demandas, el contingente ingresó por la parte sur de la ciudad, es decir, por el corredor de Los Ardillos.

La irrupción causó pánico en la ciudad por la forma en que ingresaron, primero se enfrentaron con policías estatales y elementos de la Guardia Nacional, a quienes superaban en número; los manifestantes les quitaron un camión blindado de la Policía Estatal y retuvieron a 10 elementos y tres funcionarios de gobierno.

Después de este enfrentamiento los manifestantes ingresaron a la ciudad y en los edificios del Congreso local y del Poder Ejecutivo, derribaron puertas con la ayuda del vehículo blindado retenido, y bloquearon por cuatro horas la Autopista del Sol.

Se retiraron de la carretera de cuota pasadas las ocho de la noche, pero con los 13 servidores públicos retenidos, y la promesa de volver.

A las 7:30 horas de hoy ya estaban en la Autopista del Sol impidiendo el paso en los cuatro carriles. Este bloqueo duro siete horas y se levantó tras una mesa de negociación que encabezó el secretario general de Gobierno, Ludwing Marcial Reynoso Núñez.

La versión de los pobladores es que necesitaban carreteras, puentes y escuelas.

La versión que dio a conocer la mañana del martes el gobierno federal fue que la movilización era por la liberación de los dos transportistas detenidos–los de Circuito Azul–y que están relacionados con el grupo criminal de Los Ardillos.

La secretaria de Seguridad Pública y Protección Federal, Rosa Isela Rodríguez Velázquez, también señaló que los líderes de las manifestaciones del lunes y martes están asociados con Los Ardillos.

“Se trata de Guillermo Matías Marrón y Jair Sereno Chávez, quienes han llevado a cabo este tipo de movilizaciones anteriormente y tenemos información que son personas vinculadas con el grupo delictivo de la zona denominado Los Ardillos”, dijo la funcionaria federal en la conferencia matutina presidencial.

Después de liberar la Autopista del Sol, Chilpancingo parece que poco a poco vuelve a la normalidad, pero el tema aún no termina.

Esta tarde se filtró otro audio de la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, al parecer otra parte del encuentro con uno de los hermanos Ortega Jiménez.

En dicho audio, que tiene mucha interferencia, la mayoría de los comentarios de la alcaldesa están cortados y poco claros, lo que sí es evidente es la intención de exhibir material del mentado desayuno.

Todos los hechos aquí narrados, que sucedieron en un lapso de 15 días, tienen alguna relación con el territorio donde operan Los Ardillos.

En el caso de la familia Peralta Catalán, una pista que obtuvo la familia los condujo al municipio de Quechultenango, de acuerdo con el representante del Colectivo de Familiares de Personas Desaparecidas, Lupita Rodríguez, David Molina Rodríguez.

Las imágenes de la reunión de la alcaldesa indican que era un restaurante ubicado entre los poblados de Quechultenango y Mochitlán.

Los transportistas inconformes son de estos municipios y hoy el gobierno federal relacionó la irrupción con Los Ardillos

En la conferencia de prensa matutina del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, hasta explicó la situación geográfica en que se mueven con la ayuda de un mapa, dijo que están en los municipios del oriente de Chilpancingo, porque al poniente, en la Sierra, están Los Tlacos, otro grupo criminal.

 

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