Texto: Beatriz García
Foto: Oscar Guerrero
13 de mayo del 2021
Chilpancingo
A la una de la mañana del pasado 9 de mayo fue la última vez que Cristian Cerecero Román tuvo contacto con su familia, después de terminar su jornada laboral como repartidor de agua en pipas. La última ubicación que el menor de 15 años reportó a sus familiares fue cuando entraba Petaquillas, la comunidad de Chilpancingo más cercana a la ciudad, y ya no se supo más de él.
Este jueves, familiares y amigos del joven marcharon en la capital para exigir su aparición pronta y con vida.
Un centenar de familiares y amigos de Cristian, algunos a bordo de motocicletas y otros en camiones pipas, se reunieron en el parque Margarita Maza de Juárez a mediodía.
Sobre los camiones pipa, los trabajadores escribieron frases para exigir el regreso de Cristian a su casa y que las autoridades del estado en realidad lo busquen.
En las motocicletas, los amigos del joven colocaron hojas impresas con la ficha de la Alerta Amber de Cristian, pues a los dos días de su desaparición sus familiares interpusieron una denuncia formal ante el Ministerio Público.
La marcha salió cerca de una de la tarde. El contingente llevaba al frente una lona impresa con la ficha de Alerta Amber y una ficha de búsqueda que los familiares hicieron. También portaron pancartas en las que se leía: “Tu familia te espera #CristianCerecero”, “Ayúdanos a encontrarlo”, “Se busca”, “Dijimos buenas, malas y peores, esta es la peor y no me iré hasta encontrarte Cristian”.
Los claxon y motores de las pipas y motocicletas resonaron durante todo el trayecto de la marcha. El contingente siguió hasta llegar a la Fiscalía General del Estado (FGE).
El contingente hizo paradas en la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHG), en el Ayuntamiento y en el Congreso local, en el que lanzaron consignas como “¡Porque vivo se lo llevaron, vivo lo queremos!”. En ninguna de estas sedes fueron atendidos.
De acuerdo con los datos recabados con familiares, quienes se negaron a dar declaraciones a la prensa por temor a revelar sus nombres y sufrir represalias, contaron que Cristian, a quien le apodan Pequitas, trabajaba en una pipa de agua, oficio al que también se dedica su padre.
En esta temporada de estiaje, los trabajadores de las pipas que reparten y venden agua en la ciudad, las llenan principalmente por las noches, porque es cuando hay más caudal en los pozos de agua, explicó una familiar del joven.
El domingo pasado, a la una de la mañana, Cristian terminó su jornada laboral, y tomó su motocicleta verde con negro con la intención de dirigirse a su casa. Los familiares del joven supieron que a esa hora otro trabajador, éste de unos 40 años, también terminó su trabajo a esa hora y, entonces, Cristian decidió llevarlo a su casa, que está ubicada rumbo a Petaquillas.
Cristian avisó a sus familiares que iba para ese rumbo, y después de eso ya nunca volvió a reportarse.
Los familiares del joven creyeron que quizá había ido a alguna reunión con amigos, pero más bien tenían la esperanza de ver otra vez a Pequitas. No sucedió. El martes los familiares decidieron interponer una denuncia ante el Ministerio Público, y fue entonces que la dependencia emitió la Alerta Amber.
Al término de la marcha, fuera de la Fiscalía, la madre de Cristian, América, dijo que cuando se quedaba a trabajar con su padre, durante la noche no se comunicaba con él hasta el siguiente día, entonces al siguiente día quiso comunicarse y nunca le respondió.
Supo que cuando desapareció su hijo estaba con otro hombre, pero que en realidad no tienen certeza de quien se trata.
Cuando el contingente estaba en la FGE salió un policía ministerial y aseguró a la madre del joven que se había desplegado un operativo de búsqueda. Un grupo de familiares entró a la sede de la Fiscalía, para sostener un diálogo con el fiscal, Jorge Zuriel de los Santos Barrila, para plantearle directamente la exigencia de que busquen a Cristian.
