La experiencia de la joven es un reflejo de lo que pasan muchas estudiantes al llegar a la capital, donde están concentradas la mayoría de las escuelas universitarias
Texto: Beatriz García
4 de marzo del 2021
Chilpancingo
Andrea Monserrat García tiene 21 años y estudia la carrera de Ciencias de la Comunicación. Su sueño es estudiar Artes y algún día pisar un escenario tan importante como Broadway, en Nueva York, y así continuar redituándole a su madre y a su padre.
Este es el cuarto y último día de charlas virtuales de experiencias de vida de mujeres guerrerenses organizado por el Centro de Infancias y Juventudes en Guerrero (Ceijgro) y Amapola. Periodismo transgresor, con el objetivo de conocer las luchas de las mujeres en distintos ámbitos.
El cierre fue con la historia de Andrea, una estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (Facom) de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), quien no la ha tenido fácil en esta ciudad. Ella es originaria de Acapulco.
La experiencia de Andrea es un reflejo de lo que pasan muchas estudiantes al llegar a la capital, donde están concentradas la mayoría de las escuelas universitarias. La presencia de los estudiantes determina muchas de las funciones sociales y económicas de Chilpancingo.
Andrea le contó a Itzel Urieta, reportera de Amapola. Periodismo transgresor, que salió de casa con una caja de huevo en mano, donde cargó con sus pertenencias para comenzar su vida de estudiante universitaria, hasta cierto punto de manera independiente.
–¿Qué fue lo más difícil para ti como mujer vivir en una ciudad sola?, –le preguntó la reportera a Andrea.
–El hecho de saber que me vieran sola me cree una paranoia total, de decir me están viendo que estoy sola, me van a hacer algo, y ese miedo es miedo constante, cualquier persona lo puede tener, pero creo que nosotras somos más susceptibles a eso. Mi papá era el que estaba conmigo, el ya no tenerlo si fue algo duro, pero también me hizo crear una carcasa de seguridad.
Al darse cuenta de las dificultades de vivir sola en una ciudad lejos de su casa, como costear sus gastos, le hizo tomar la decisión de buscar un trabajo para también ayudar a sus padres.
Andrea desde pequeña ha trabajado. Ayudaba a su mamá en las ventas. También a su abuela con la venta de dulces, pulseras y aretes. Cuando cursaba secundaria, recordó, se apuraba a hacer tareas para en su tiempo libre impartir clases de regularización en matemáticas o español a conocidos.
En segundo de bachillerato tuvo su primer salario, trabajando en un negocio local. Cuando llegó a Chilpancingo consiguió trabajo en una cadena de cines atendiendo a clientes.
–¿Cuál es tu meta mayor a nivel profesional?
–Estar en un teatro haciendo la obra de Cats. La carrera de comunicación me ha ayudado mucho para expresarme, para controlar el micrófono, pero yo de verdad lo que quiero es artes, o alguna carrera en teatro musical; ese es mi mayor sueño. Mi mayor meta de llegar a un teatro en Ciudad de México, en Broadway y pararme, y decir: sí pude, de esto no me voy a morir de hambre.