Tarántula Dormida, una resistencia colectiva de escritores para impulsar la literatura guerrerense

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Un grupo de jóvenes escritores de Chilpancingo no estaba conformado como colectivo, pero la escritura literaria y poética los ligaba y, de alguna manera, los reunía. Un día de hace 25 años al registrarse en un encuentro surge, a manera de broma, el nombre que les daría identidad y los ubicaría como el colectivo local que abre brecha en la ciudad para creadores literarios


Texto: Beatriz García

Foto: Tarántula Dormida

Chilpancingo

Miércoles 22 de octubre del 2025


Jóvenes escritores guerrerenses llegaron a las instalaciones de lo que fue el Cine Jacarandas, en Chilpancingo, para asistir a un encuentro con otros colegas de Morelos, Michoacán y Ciudad de México. Los organizadores pedían que los escritores anotaran en la hoja de registro a qué colectivo pertenecían. Eduardo Añorve, uno de los escritores locales, en una clara broma escribió Tarántula Dormida.

El grupo de jóvenes escritores de Chilpancingo no estaba conformado como colectivo, pero la escritura literaria y poética los ligaba y, de alguna manera, los reunía. El resto del grupo de escritores locales que se conocían siguieron a Añorve y anotaron el mismo nombre.

Ese momento ocurrió a finales de los noventas y quedó registrado en la memoria del poeta Carlos Ortiz, otro miembro de aquellos escritores y ahora uno de los fundadores del colectivo, como la primera vez que se autonombraron, pero la historia, su historia como colectivo, comienza en el 2000, cuando junto a otros amigos lo fundaron con el único interés de promover la cultura, la literatura y escritura mediante actividades de resistencia en una ciudad burócrata donde los procesos creativos artísticos son el último resquicio.

Ese es el germen de la Tarántula Dormida. Estos 25 años que llevan de resistir, los integrantes del colectivo–por donde han pasado diversas generaciones de escritores locales, como parte de los fundadores en el timón–, han tenido una historia dura, porque para estas iniciativas no hay fondos ni apoyo institucional.

Sostienen su resistencia en el principio de que en Chilpancingo existan espacios y actividades dedicadas a las artes y a la cultura.

Carlos Ortiz tiene presente aquel encuentro de escritores promovido por el Instituto Guerrerense de la Cultura, a cargo de la escritora y académica Gela Manzano. “No fue pensado, no se planeó, sale de esa manera, nos quedamos con el nombre”, comenta el escritor quien en ese entonces tenía 19 años.

No era el primer esfuerzo por organizarse para generar sus propios espacios de creación y difusión literaria. Charlie Punketo, Erik Escobedo y Carlos Ortiz, quienes solían reunirse para leer los textos que creaban, formaron el colectivo Los hijos de la mala vida.

Todos ellos coincidieron en el extinto Taller de Desarrollo Comunitario (Tadeco), una organización social independiente que surgió en la capital para brindar apoyo, orientación, asesoría y acompañamiento a las víctimas de la violencia y hacer trabajo de desarrollo comunitario, y esto último llamó la atención de los jóvenes creadores.

Aprovechaban el programa de radio que tenía la organización para difundir sus actividades para compartir sus creaciones literarias.


Aspectos de las actividades que organiza Tarántula Dormida con adolescentes. En la imagen, Charlie Ortiz.

El nacimiento y acciones de Tarántula Dormida

Carlos, junto con otros amigos escritores, músicos y artistas plásticos fundaron de manera formal el colectivo cultural la Tarántula Dormida.

Eran 16 artistas con un objetivo común, organizar actividades culturales que abriera los espacios para los creadores de escritura y literatura locales, y fomentara el interés de más personas interesadas en la escritura.

Crearon talleres, presentaciones de libros, lecturas que en ese momento no había en la ciudad.

Uno de los primeros esfuerzos importantes del colectivo fue organizar la primera y segunda Feria del Libro Juvenil, a través de la Secretaría de la Juventud.

En las presentaciones de libros en la feria había conciertos diarios.

Algo importante es que en las presentaciones participaban representantes de editoriales independientes; por lo regular también eran escritores, entonces, esto reducía costos económicos si alguno de los escritores del colectivo quería publicar su obra, lo que tampoco es sencillo en el mundo literario.

Después de esas dos ferias de libros ninguna institución gubernamental se interesó en apoyar estos eventos de gran alcance. Eso no mermó el trabajo del colectivo.

El día de la entrevista, Carlos Ortiz llevaba algunos libros y revistas, sobresalían unos ejemplares de Atrás de la raya que estoy escribiendo, una revista que tenía máquina de escribir en la portada y contraportada, diferenciada por colores. Es la revista que también fundaron en un tramo de la historia del colectivo.

En 2002 sacaron el primer número con cuentos, poesía, artículos, cartón cómico inéditos de artistas locales. Solo publicaron cuatro ejemplares por la falta de recursos económicos y la falta de apoyo.

El quinto lo diseñaron pero no se imprimió, porque ya no pudieron cubrir los 7,500 pesos, que les cobraban por un descuento que lograron por gestiones para imprimir mil ejemplares.

Pero de las actividades que más han emocionado a Carlos Ortiz –porque han hecho muchas y de todo: presentaciones de libros, pláticas, encuentros de escritores (…)–es que participaron en en el homenaje al escritor guerrerense José Agustín Ramírez.

A lo largo de estos años, al ser un colectivo independiente, pero sobre todo que resiste, se han abierto espacios otras iniciativas en la ciudad.

Tarántula Dormida hizo actividades en la extinta cafetería Don Cafeto, Bar Hildaros, cantina Las Coronitas, en el edificio del colectivo Zanate Azul y en los últimos tres años permanecen en las instalaciones de la librería Educal, en el centro de Chilpancingo, con actividades diversas, pero de manera principal, presentando los textos y libros de escritores guerrerenses.

 

La resistencia, sostén de espacios culturales

El fundador de Tarántula Dormida cree que los grupos son difíciles de sostener, porque además de que no hay una retribución económica en este trabajo, a las instituciones gubernamentales no les interesa hacer una apuesta porque existan.
“Es un asunto de resistencia”, menciona.

La apatía también está del lado de la sociedad. “Hacemos presentaciones de libros y de pronto siempre hay cinco, seis, 10 (…); por lo mucho llegan 20 personas”, agrega.

Durante estos 25 años del colectivo, la sinergia de los propios miembros es lo que les sostiene. “Nosotros como colectivo aportamos en esta resistencia, para que otra gente de otras generaciones se moviera e hicieron cosas”, destaca.

La resistencia del colectivo, expone Carlos, es necesario cuando las diversas violencias en el espacio público opacan la ciudad. Se hace necesario, agrega, mantener espacios culturales y compartir gustos, experiencias y placeres por la literatura y escritura.

En estas más de dos décadas el colectivo es un referente fuera y dentro del estado como un espacio creado por escritores guerrerenses para escritores guerrerenses. Guerrero, dice Carlos convencido, es un referente nacional donde más se escribe.
En el colectivo cultural han colaborado escritores, artistas plásticos, músicos. Aquí algunos nombres: Omar Salinas, Enrique Luna, Cosovi Ocampo, Víctor Trigo, Sandy Robles, Ulber Sánchez, Eric Escobedo, Jesús Bartolo, Antonio Salinas, Yelitza Ruiz y Ángel Carlos.

Actualmente cinco escritores están al frente del proyecto, Carlos Fernando Ortiz Zúñiga, David Espino, Flor Venalonso, Paul Medrano y Emiliano Aréstegui.


La imagen corresponde a la presentación de un libro en el Zanate Azul, un centro cultural donde Tarántula Dormida tuvo un espacio.

Los retoños de Tarántula Dormida

El colectivo cultural la Tarántula Dormida es pieza clave para el surgimiento de otros proyectos, en los que Carlos Ortiz también está involucrado.

En pandemia surgieron tres más: Flecha Roja, Capote y Carriola Films.

Flecha Roja, es un proyecto editorial también independiente. Un sitio web irreverente que contiene grandes obras de escritores y escritoras guerrerenses.

Los creadores presentan así la editorial digital: “Este registro de la literatura guerrerense nació y se hizo porque sí.

Porque se nos pegó la regalada gana. Porque nos pica la comezón de juntar todo lo chido que se está haciendo en o acerca del estado de Guerrero. Sirva este camioncito para consulta, esparcimiento y mala leche. Buen viaje”, se lee en la web de los “flecheros”.

Capote (https://www.capote.biz/) es un sitio web que nació para publicar las creaciones de escritores en general, porque muchas de las veces, dice Charlie, como suelen llamarlo sus amigos a Ortiz, no encuentran un espacio para difundir sus obras. Nació Capote como esa oportunidad que, además, genere un diálogo público abierto con la audiencia.

Los integrantes de Capote, que son los mismos que fundaron Tarántula Dormida, tienen un programa de radio que relanzaron el jueves 9 de octubre por Radio Universidad.

Carriola Films es una productora audiovisual que comenzó en 2021. Hacen cortometrajes que difunden en su redes sociales–de manera particular Facebook, Carriola Films–, con los que han participado en festivales como nominados y ganando algunos concursos.

La resistencia por 25 años de la Tarántula Dormida ha sido pedregoso pero al mismo tiempo con una cascada de satisfacciones, reconocimientos y nuevas raíces, como el de continuar el fomento a la lectura y escritura, y gestar nuevos proyectos culturales para la población.

 



 

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