Durante la primera audiencia de enjuiciamiento penal que duró doce horas y media fueron expuestos los detalles de la investigación de la Fiscalía de Guerrero sobre el caso del alcalde asesinado. Comentarios y señalamientos de usuarios en redes sociales también son parte de las pruebas que presentó
Texto: Marlén Castro
Foto: Marlén Castro/Especial
Chilpancingo
Miércoles 13 de noviembre del 2024
Un testigo muerto, un correo electrónico anónimo y comentarios en las redes sociales son el eje que sostiene las acusaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) contra el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, Germán Reyes Reyes, detenido por el homicidio del alcalde capitalino Alejandro Arcos Catalán.
A las 17:30 horas de este martes 12 de noviembre, después de la detención de Reyes Reyes ocurrida a la 1:15 de esa misma tarde en su oficina de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, se llevó a cabo la audiencia inicial de formulación de imputación en contra del acusado, el teniente del Ejército y Fuerza Aérea, quien también se desempeñó como fiscal especial de delitos graves en la FGE, hace menos de un año.
En la formulación de los elementos de prueba, el Ministerio Público señaló a Reyes Reyes de formar parte del grupo del crimen organizado Los Ardillos, de ser él quien privó de la libertad al alcalde en un rancho de Quechultenango y ordenar su asesinato, por oponerse a nombrar a más personas de este grupo en su gabinete.
La audiencia que se desarrolló en la Sala 1 del Juzgado de Control y Enjuiciamiento Penal del Poder Judicial estatal duró doce horas y media; inició a las cinco y media de la tarde del martes y concluyó a las seis de la mañana de este miércoles. Tuvo varios recesos determinados por diversas circunstancias relacionadas con la misma audiencia, la primera, porque la FGE pidió que esta fuera privada por la gravedad de los hechos y la jueza argumentó que la sociedad de Chilpancingo tenía derecho a conocer lo que estaba pasando, también porque el inculpado solicitó como parte de sus garantías que fuera pública y que hubiera medios de comunicación.
Durante la audiencia, el Ministerio Público expuso que Alejandro Arcos murió a causa de una hemorragia masiva por la decapitación con un instrumento contundente, es decir, estaba vivo cuando su cabeza fue desmembrada.
Al acusado, después de doce horas y media de audiencia se le dictó prisión preventiva y se ordenó su reclusión en la cárcel de Chilpancingo, en una área especial, dado que su desempeño como fiscal especial de delitos graves y abordar casos de alto impacto lo pondría en riesgo en la prisión.
El acusado solicitó la ampliación del tiempo para formular su defensa antes de la vinculación a proceso, es decir, 144 horas.
La segunda audiencia tendrá lugar a las 10 de la mañana del 18 de noviembre.
Los hechos, los elementos de prueba y un testimonio de una persona que después fue hallada muerta
De acuerdo con los testimonios recabados por el Ministerio Público, Alejandro Arcos Catalán y 11 colaboradores suyos salieron esa mañana del domingo 6 de octubre en tres camionetas con dirección a Petaquillas y llegar hasta Tepechicotlán para atender a los afectados de las lluvias ocasionadas por el huracán John.
Partieron a las once de la mañana de El Churrasco, ubicado a la salida sur de Chilpancingo, el punto de reunión. Los 12, incluido Alejandro Arcos, salieron a bordo de tres camionetas. El alcalde manejaba una de ellas: la Gran Cherokee y con él iban dos colaboradores. Seis escoltas iban a bordo de una Robust de la Volkswagen y otros dos colaboradores en la Amarok, también de la Volkswagen.
A las once llegaron al entronque de Tepechicotlán, lugar en el que Alejandro se bajó de la Gran Cherokee y dijo a sus escoltas que él se iba a ir solo a dejar apoyos a unas familias de Tepechicotlán en la camioneta Robust y que ellos realizaran por su cuenta actividades y esperaran indicaciones.
Estos testigos coincidieron en que recorrieron Tepechicotlán sin Alejandro y realizaron actividades hasta que recibieron la llamada de un hermano de Alejandro, alrededor de las cinco de la tarde, quien les indicó que se regresaran, que los veía en El Churrasco; les dijo que había un cadáver decapitado y solicitaba que lo acompañaran al Servicio Médico Forense (Semefo) a identificar a su hermano.
Lo que ocurrió a Arcos Catalán cuando dejó a sus colaboradores en Tepechicotlán y él se fue solo en la Robust lo contó el testigo Cándido Pila Domitilo, a quien hallaron muerto en avanzado estado de descomposición en su domicilio en la colonia Obrera, en Chilpancingo, el pasado 6 de noviembre.
Cándido Pila fue un testigo voluntario, quien habría llegado por su propia cuenta a la FGE después de vivir lo siguiente. El pasado 27 de octubre, Cándido vendía chicles y dulces afuera de la iglesia de Petaquillas, fue a este pueblo de Chilpancingo porque llevaba días sin ventas en la ciudad.
Ahí, dos personas que no hacían ningún esfuerzo por ocultar sus armas lo increparon por su osadía de ponerse a vender en ese lugar. “¡Viejo puto! ¿A quién anda vigilando?”, contó que fue cómo lo abordaron, según el testimonio que registró la FGE. Los dos sujetos se identificaron como policías comunitarios y le exigieron 500 pesos por dejarle seguir con su venta. En eso llegó hasta ellos un tipo que supo le decían El Michoacano, quien dio la orden a los policías comunitarios de llevárselo. “¡Súbelo a la camioneta, que sepa lo que es trabajar!”, le habrían dicho.
En esa camioneta iban El Michoacano, El Jimmy y El Junior, por lo que pudo escuchar cuando se hablaban entre ellos. A Cándido, según contó, se lo llevaron a un rancho a Quechultenango porque en esos momentos “el patrón los había mandado llamar”. En el camino de Petaquillas a ese rancho, Cándido escuchó que había sido Germán Reyes Reyes quien había ordenado a El Michoacano a privar de la libertad y asesinar a Alejandro Arcos, supuestamente porque se había opuesto a nombrar a más personas del grupo de Los Ardillos en su gabinete. Los hechos habrían ocurrido en ese mismo rancho.
En el rancho, El Patrón se enojó porque llevaron a Cándido hasta ese lugar y ordenó que lo sacaran de ahí y los sujetos, los supuestos policías comunitarios, obedecieron; lo devolvieron a la iglesia y lo amenazaron para que no dijera nada de lo que vio y escuchó.
Ese mismo 27, la FGE tuvo el testimonio de Cándido porque él mismo se presentó a hacer su declaración de lo que había visto y escuchado.
Resulta que Cándido Pila Domitilo fue hallado muerto, en estado de putrefacción, el pasado 6 de noviembre en su domicilio en la calle Xicoténcatl, número 6 de la colonia Obrera. Los vecinos tenían días que reportaban que en ese domicilio salían olores fétidos. El hombre, quien al parecer tenía 45 años, vivía solo. Se preocuparon porque llevaban días sin verlo y por esos olores nauseabundos que salían de su vivienda.
De acuerdo con el reporte policíaco, Cándido tenía unos cinco días de fallecido. Las autoridades no han informado de las circunstancias de su muerte.
Un correo electrónico anónimo, otra prueba contra el acusado
De acuerdo con los elementos de prueba presentados por el Ministerio Público en la audiencia, un policía municipal mediante un correo electrónico anónimo acusó a Germán Reyes Reyes de haber ordenado la muerte de Alejandro Arcos. Dijo que él lo escuchó dar la orden por teléfono.
Este correo electrónico llegó a la representación social dos horas después de que se anunció la detención de Reyes Reyes. El policía, de quien se desconoce detalles, explicó que no quería hablar antes porque temía por su seguridad, pero que una vez que el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública fue detenido, se animó a hacer esta denuncia.
Indicó en el correo electrónico que dos días antes del asesinato escuchó al encargado de despacho hablar por teléfono. En esa llamada ordenaba a alguien juntar a “El Michoacano y a otros cabrones” porque quería la cabeza de Alejandro Arcos, porque se negó a nombrar a un secretario de Obras Públicas que tenía el visto bueno de Los Ardillos.
Otras pruebas presentadas por la FGE en la audiencia fueron comentarios o señalamientos que hicieron usuarios en redes sociales. Los imprimieron y los presentaron como evidencias.
La detención y las circunstancias de la audiencia pública
A la 13:15 horas de este martes 11 de noviembre, dos elementos de la Fiscalía Especializada en Delitos Graves ingresaron a la Secretaría de Seguridad Pública Municipal para detener a Germán Reyes Reyes.
De forma breve, Reyes Reyes contó que cuando los elementos se presentaron y le dijeron a qué iban se puso a su disposición. Compartió que conocía a ambos elementos porque él fue fiscal especial de delitos graves. Contó que cuando salió de su despacho ya como detenido se percató que afuera de la Secretaría también había elementos de la Guardia Nacional.
En la audiencia, denunció que lo detuvieron a las 13:15 horas en una camioneta Suburban color blanca, sin placas y que antes de llevarlo al juzgado, lo que ocurrió alrededor de las cuatro de la tarde, lo trajeron dando vueltas por las calles de la ciudad.
Su abogada exigió que se declarara la nulidad de cualquier investigación llevada a cabo entre las 1:15 de la madrugada y al momento de iniciar la audiencia, porque negaron su detención.
Lo anterior porque el Registro Nacional de Detenciones reportó la aprehensión a la 1:15 de la madrugada.
La audiencia inicial de formulación de imputación contra el inculpado comenzó a las cinco y media de la tarde de ayer (martes 11) y se decretó un receso casi inmediatamente para dar lugar a que llegaran reporteras y reporteros, porque en uso de sus garantían el inculpado pidió presencia de los medios de comunicación.
Antes, el Ministerio Público y la jueza de la Sala 1 del Juzgado de Control y Enjuiciamiento ya se habían enfrascado en una discusión sobre la posibilidad de que la audiencia fuera pública o privada.
El Ministerio Público pidió que fuera privada por la gravedad de los hechos y la jueza argumentó que por lo mismo debía ser pública para que la sociedad estuviera enterada. “La sociedad tienen derecho a saber qué es lo que está pasando en Chilpancingo”, dijo.
Por esa circunstancia, la audiencia fue pública.
Durante la audiencia, la jueza manifestó su extrañeza porque la FGE mencionó los nombres de los testigos, si antes expuso que eran confidenciales.
Tal es el caso del nombre del principal testigo y las circunstancias bajo las cuales declaró voluntariamente. Persona que fue hallada muerta y la parte acusadora no mencionó que su testigo principal dejó de existir.
FGE acusa a Reyes de formar parte de la estructura de Los Ardillos
Como parte de los elementos de prueba, el Ministerio Público señaló que Germán Reyes Reyes forma parte del grupo del crimen organizado Los Ardillos. Señaló que el detenido ordenó la privación de la libertad de Alejandro Arcos y su asesinato, lo que ocurrió en un rancho de Quechultenango y que lo hizo porque el alcalde se negó a incluir a más personas de esta organización criminal en su gabinete.
Dijeron que quien hasta hace unas horas era el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal respondía a los intereses de ese grupo criminal.
El inculpado, dijeron, “tiene jerarquía dentro de ese grupo de personas”.
Pidieron la prisión preventiva, antes de vincularlo a proceso, porque Reyes era peligroso para los testigos y las personas que formularon la acusación.
Reiteraron: “goza de un nivel jerárquico dentro de ese grupo y de toma de decisiones”.
El único elemento que tiene la FGE para hacer la implicación entre el presunto culpable de asesinato de Arcos Catalán y Los Ardillos es el testimonio de un testigo muerto.
La jueza y la audiencia
Este martes, la jueza que atendió la audiencia inicial de formulación de imputación contra Germán Reyes Reyes tuvo una tarde azarosa. Atendió al mismo tiempo dos audiencias, en las que mandaba a receso continuamente para aprovechar el tiempo.
La audiencia sobre el caso del inculpado del crimen de Alejandro Arcos duró doce horas y media. Comenzó a las cinco y media de la tarde del martes y concluyó a las seis de la mañana del miércoles. La otra audiencia que atendió la jueza concluyó hasta las siete de la mañana.
Fue una jornada agotadora para los asistentes a la audiencia de Reyes Reyes. Aunque la jueza iba y venía entre dos salas, lo que le permitía estar en constante movimiento, al final, se advirtió que el cansancio y el sueño estaban por vencerla, como les ocurrió a varias de las personas presentes en esta audiencia.
Uno de los primero agotados, por cierto, fue el mismo imputado. Alrededor de las dos de la madrugada, la jueza notó que Germán Reyes cabeceaba y le era difícil mantener los ojos abiertos. Para dar oportunidad a que se despejara e hidratara, la jueza suspendió la audiencia. Dijo que el inculpado debía estar en sus cinco sentidos al escuchar las formulaciones en su contra, porque su libertad, era el tema que estaba en juego. Entonces se suspendió la audiencia y varias personas hicieron lo mismo que el inculpado, mojaron su cara y tomaron bebidas energizantes.
En cada suspensión, la jueza no descansaba. Iba a la otra sala a atender la segunda audiencia.
Unos 40 minutos después se reanudó la audiencia. En total, tuvo ocho recesos, uno de ellos, el segundo, fue de más de dos horas, para dar tiempo a que la defensa del inculpado se empapara del expediente.
En la parte inicial, la jueza determinó designarle un defensor de oficio a Reyes Reyes, porque se percató que su abogada particular, la que pidió a los reporteros omitir su nombre porque ha recibido amenazas, no tenía buena defensa, pues, desconocía el procedimiento.
La abogada había pedido anular las investigaciones de la FGE ocurridas entre la 1:15 de la madrugada y antes de la audiencia. “No es procedente la nulidad de los actos de investigación”, exclamó la jueza.
Reyes pidió mantener a su abogada, que asumía las consecuencias de tal decisión, pero la jueza le pidió que atendiera las determinaciones del Juzgado. Se nombró al defensor público y para dar tiempo a que este conociera el expediente se decretaron dos horas, lo que se prolongó casi tres. Cuando se reanudó la audiencia, la abogada antes cuestionada ya tenía otros dos abogados como parte del equipo, por lo que ya no fue necesario el defensor de oficio, a quien le dieron las gracias sin tener ninguna actuación.