La mayoría no abrió toda la semana por los riesgos que implicaban las aguas que corrían por el encauzamiento del río Huacapa y este lunes tampoco hay posibilidades de que retomen actividades porque varios puntos de la vialidad están cerrados
Texto: Marlén Castro
Chilpancingo
Lunes 30 de septiembre
Los propietarios del taller High Power, en el número 5 del Paseo Alejandro Cervantes Delgado, de la colonia Morelos, vigilan con preocupación el socavón que se abrió en el encauzamiento del río, justo frente a su negocio.
Más atrás, bajo el puente en el que se estacionan los autobuses que recorren el circuito Río Azul, cerca de la terminal de autobuses Estrella Blanca, el agua hizo un hoyo en la vialidad. La circulación fue cerrada a los automóviles y se supone que también es peligroso caminar por ahí, pero la gente atraviesa por esa parte. Pasan a un lado del agujero por el que corre agua con gran potencia.
“Sí me dio miedo, pero no había por donde darle”, compartió una mujer de unos 30 años que pasó por abajo del puente. Por arriba, sobre la carretera federal no hay puente peatonal.
En el taller mecánico, que queda un poco más adelante, no abrieron toda la semana por las lluvias.
“El martes pensamos que ya iba a dejar de llover, pero el miércoles comenzamos a sacar los carros del taller, porque el río seguía subiendo de nivel”, contó el propietario.
Los carros que tenía los fueron a guardar a otro lugar durante el jueves y cuando vieron que la lluvia no cedía también comenzaron a prepararse para irse a un refugio.
“Pensábamos irnos a las canchas de la Uagro. Aquí estamos cinco familias”.
A un lado del taller hay un edificio de tres pisos en el que viven varias familias con negocios en los márgenes del río Huacapa. En el 2013, durante los fenómenos Ingrid y Manuel, un poco adelante, en la dirección sur-norte, el agua de este mismo río derribó una casa de dos plantas. No volvieron a levantar aquí ninguna construcción. Ese espacio está rodeado de malla ciclónica y lámina galvanizada.
La familia propietaria del taller mecánico tiene este hecho como referencia de lo que podía pasarles, sobre todo, porque en esta crecida, el muro de contención se cayó justo enfrente de donde tienen su negocio y su casa.
El propietario del taller limpia su espacio del lodo que dejó la crecida. Aunque el agua ya bajó de nivel, sigue haciendo más grande el socavón porque el agua sigue corriendo con fuerza.
Este lunes, el propietario -quien no quiso compartir su nombre por seguridad- abrió el taller solo para hacer limpieza. Lleva varios días sin trabajar. Sus ojos son esquivos. Las líneas de expresión de su rostro se acentúan cuando comparte que no ha trabajado y que, con seguridad, los siguientes días “quién sabe hasta cuándo” tampoco podrá atender a algún cliente, porque este punto, en las dos direcciones de la vialidad, quedó cerrado con vallas metálicas.
“Yo necesito ayuda, no podré trabajar durante quién sabe cuánto tiempo, necesitamos dinero para alimentos”, compartió.
Trabajadores de un lavado de autos esperan que hoy lleguen clientes, pero la vialidad está cerrada
El lavado de autos Reynoso está a pocos metros del socavón que se abrió sobre la vialidad norte-sur del Paseo Alejandro Cervantes Delgado. Toda la semana, la crecida del río impidió que abrieran el centro de lavado. El viernes el agua traspasó los muros de contención y se metió al negocio. Este domingo, los 10 trabajadores fueron a limpiar para ver si a partir de este lunes ya pueden trabajar, pero la vialidad fue cerrada. Tiene cintas amarillas a la orilla de la carretera, justo en el punto en el que se desvía hacia la vialidad del río.
Samuel Inés Castro, uno de los 10 trabajadores, contó que toda la semana no trabajaron. Para este lunes ya están desesperados porque tienen que llevar recursos para alimentar a su familia.
Los 10 trabajadores del Centro de Lavado pidieron apoyo al gobierno municipal y estatal para subsistir mientras continúa esta situación.