Texto y foto: Jesús Guerrero
Jueves 11 de abril del 2024
Chilpancingo, Gro.
Hombres armados incendiaron dos camionetas de transporte público de pasajeros de la ruta Chilpancingo-Amojileca alrededor de las 9:30 de la mañana, este jueves, a escasas seis cuadras del centro de la ciudad.
De acuerdo con testigos del hecho, los delincuentes llegaron a la base de las camionetas Urvan, bajaron a los dos choferes y a los pasajeros de las unidades, y enseguida, con suma tranquilidad, rociaron de gasolina a las dos camionetas y les prendieron fuego.
Vecinos de la calle 13 de Septiembre, de la colonia Morelos, presenciaron el hecho violento a través de las ventanas de sus casas.
El fuego alcanzó el techo de madera y láminas de asbesto del sitio y en cuestión de minutos lo consumió.
Bomberos municipales apagaron el fuego.
Un pasajero que estaba al momento que llegó el grupo armado fue trasladado por una ambulancia a la Cruz Roja para ser atendido de una crisis nerviosa y una pequeña herida en el brazo derecho.
«Llegaron y bajaron a todos los pasajeros y luego le prendieron fuego a las dos camionetas», narró una vendedora ambulante.
Otro comerciante que tiene su puesto a unos 200 metros de la base de las camionetas, comentó que los delincuentes se retiraron, pero no precisó si en automóvil o motocicletas.
«Solo escuché el ruido de un motor, pero no identifiqué si era un automóvil o motocicletas», dijo.
La calle 13 de Septiembre, de la colonia Morelos, ubicada a seis cuadras del zócalo, es una zona constantemente vigilada por fuerzas de seguridad federal y estatal.
Después de este ataque al transporte público, se suspendió el servicio de la ruta Chilpancingo- Amojileca.
Amojileca, municipio de Chilpancingo, se localiza a siete kilómetros de la capital guerrerense.
Los primeros días de febrero de este año, los transportistas suspendieron el servicio una semana, tras una serie de ataques contra varias de sus unidades y asesinatos de cuatro choferes.
Por intermediación de los jerarcas de la iglesia católica, los dirigentes de las organizaciones criminales de Los Ardillos, Celso Ortega, y de Los Tlacos, Onésimo Marquina, se estableció una tregua de no agresión. Ese pacto se estableció vía telefónica entre los dos líderes criminales, según la iglesia.