Reactivarán en diciembre servicios turísticos en Acapulco, aun en medio de los daños

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Texto: Margena de la O

Fotografía: Oscar Guerrero

Acapulco

9 de noviembre del 2023

 

Acapulco salía este 2023 de un atolladero después de dos años de receso en el turismo por la pandemia de la Covid-19, sumado a la merma por la inseguridad que desde hace años pega en el puerto, pero el huracán Otis, con todos los daños, dejó a los empresarios, comerciantes y prestadores de servicio en un lugar nunca antes experimentado.

El huracán puso el piso parejo para todos. En la misma condición de pérdida –no en las mismas proporciones ni en el mismo contexto– están los empresarios de la costera Miguel Alemán que los prestadores de servicio de Caleta y Caletilla, las playas más populares del puerto que vive del turismo y alimenta en gran porcentaje al estado con los ingresos que genera.

La comparación puede seguir con los negocios más modestos.

La destrucción generada por el huracán Otis, ocurrido hace 16 días, desde los primeros minutos del 25 de octubre, se ve por todos lados en Acapulco. Hay zonas que antes fueron atracciones turísticas y que ahora es complicado hasta reconocer, como ocurre con el Parque Papagayo, una de los proyectos recreativos y turísticos más conocidos del puerto, donde no quedó juego infantil, pista, cancha y uno que otro árbol de pie. La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren) indicó que Otis derrumbó el 80 por ciento del arbolado.

Esto también ocurre, por ejemplo, en la costera Miguel Alemán, que congrega la zona dorada del puerto, donde las fachadas de los hoteles, los bares, tiendas departamentales, mercados, restaurantes, establecimientos de ropa y demás artículos y alimentos están destruidos.

Después del paso del huracán Otis por Acapulco, muchos prestadores de servicios perdieron su mobiliario, en la imagen sillas apiladas en la playa Caletilla.

En la zona conocida como la Condesa, llena de establecimientos de comida y bares, de la que son propietarios los Rodríguez Escalona, una de las familias del puerto más conocidas, casi todo está derribado, ni siquiera se distingue donde estaba el conocido Barba Roja, sólo porque mantienen un puesto de bebidas y comidas.

En ese mismo perímetro había otros empresarios que rentaban algunos espacios y supervisaban qué podían hacer o rescatar.

Estaban, por ejemplo, los nuevos administradores del bar Mangos, que ha tenido varias temporadas en los últimas dos décadas, quienes compartieron en una plática que seis meses antes lo habían remodelado y que en unas horas perdieron todo. Y sí. El techo está en el suelo. De hecho, de no ser porque uno de ellos dijo que ese espacio era el Mangos, sería complicado distinguirlo. Lo peor, comentó él mismo, que el apoyo que ofrece el gobierno federal no les alcanzaría ni para pagar la nómina.

Cecilia Rodríguez Escalona, quien estaba en la Condesa, también en la supervisión de daños, dijo que en todos los años que llevan al frente de los negocios –fundados por su padre en la zona–nunca vieron algo así, porque todos lo perdieron todo, desde los trabajadores, administradores, arrendatarios y, como ellos, dueños de los espacios.

“Nos dolido demasiado esto, porque, para empezar, es la primera vez en la vida que nos sucede algo así y, segundo, porque estamos en vísperas de diciembre y todos teníamos muchísimas esperanzas de estar mejor que nunca. Acapulco se estaba levantando y todos estaban invirtiéndole en sus negocios y, éste sí, es un golpe muy duro, porque perdimos todo”, dice en entrevista.

Ella, hace unos días, dijo en entrevista que veía complicado, por el nivel de destrucción, que volvieran a prestar servicios turísticos para la temporada de diciembre, pero ahora la postura que se difunde de la mayoría de los gremios que dependen del turismo es la reactivación inmediata.

Una familia observa el mar desde el malecón.

Desde hace días circulan en redes sociales ciertos movimientos en los que convocan a las personas dentro y fuera del país a que sus próximas vacaciones sean en Acapulco, como una manera de incentivar la ayuda al sector turístico.

El titular de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, Roberto Arroyo Matus, reportó después del huracán que hubo daños en las fachadas en un 80 y 85 por ciento de los hoteles. “Es un completo desastre”, comentó horas después de la manifestación natural.

Esto ya ha tenido repercusiones. El Hotel Dreams Acapulco Resorts & Spa, ubicado en la playa Icacos, informó a las agencias de viaje que se mantendrá cerrado por tres años, es decir, hasta diciembre de 2026, “debido a las afectaciones causadas por el paso del huracán Otis por las costas de Guerrero”.

El gobierno federal contabilizó la rehabilitación de 373 hoteles, de acuerdo con e comunicado oficial del plan de reconstrucción de Acapulco.

La Asociación de Bares, Discotecas y Restaurantes de Acapulco informó que de los 300 negocios agremiados, todos reportan pérdidas totales. Fue un “100 de pérdidas; en tres horas 40 minutos (tiempo que duró el huracán) la vida nocturna de Acapulco cambió”, comentó la presidenta de la asociación, Sofía del Ángel Mata Corona.

Aun así, informó, 11 ya prestan servicio, entre ellos La Patrona, restaurante Oleaje, Tarascos Condesa, una parte de Barba Roja (sólo en comida), porque su gremio tiene un plan de reactivación de la vida nocturna del puerto pronta y con recursos propios.

A los 10 días de Otis, en algunas playas del puerto había bañistas. La imagen corresponde a la playa Tlacopanocha.

Como parte del plan, expuso, para diciembre abrirán, como estén, al menos 50 establecimientos, porque confían en que recibirán turistas en Acapulco. Colaboradores de los establecimientos, dijo, trabajan todos los días durante las 24 horas para levantarlos y abrir en los próximos días; uno de estos casos es Terraza Palladium.

La reactivación económica de Acapulco urge a todos los que dependen del turismo. Rosa Bravo Muñoz, una vendedora de artesanías de la playa Papagayo, está en la misma postura de reactivar en diciembre. “Lo que queremos también es que los turistas vengan, aunque sea para medio levantar un poco Acapulco”, mencionó.

Pero tiene claro que la destrucción del puerto no es un asunto de pronta compostura. “Esto va para la largo. No vamos a tener blanca Navidad, pero lo que queremos es activarnos en diciembre”, agregó Rosa Bravo.

Con ella coinciden otros trabajadores de negocios de la playa, como Aquileo Nava Solís, quien es empleado del restaurante Los Anafres, ubicado en el tramo de Las Hamacas. “Esperemos que sí haya recuperación de la economía aquí en Acapulco, va a ser muy difícil, pero hay que tener esperanza”.

El comentario de Rosa Bravo sobre la Navidad puso en duda el pronóstico del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dijo que “no habrá amarga Navidad” para las familias acapulqueñas, al parecer en referencia a la ayuda institucional que planeó su gobierno.

Pero lo cierto es que el plan de recuperación y reconstrucción para Acapulco no satisfizo a todos los empresarios locales. El gobierno federal informó que invertirán para todo 61 mil 313 millones de pesos.

Unos de los 20 puntos anunciados de este plan es un apoyo de 45,000 pesos para locales comerciales afectados. A esta cantidad se refería el administrador de Mangos cuando dijo que no le alcanzaría ni para la nómina.

Hay otros puntos del plan que podría beneficiar a los empresarios y comerciantes, como los créditos a la palabra de Financiera para el Bienestar; la “exención” de impuestos (IVA e ISR) al SAT y del servicio de luz de octubre 2023 a febrero 2024”; el “apoyo por parte de la SHCP (Secretaría de Hacienda y Crédito Público) en el pago de la mitad de los intereses de créditos de la banca comercial a 373 hoteles de Acapulco”.

Algunos insistieron en que no hay apoyo real para el nivel de la devastación. “Se está burlando del puerto que más le dio”, comentó Mata Corona por teléfono, al exponer que López Obrador tiene en Acapulco la mayoría de las simpatías y que no correspondió a ellas.

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